MARTINISMO Y MASONERÍA
El martinismo, en
ciertas circunstancias históricas y culturales, se ha organizado como una
orden. Esta estructuración, en algunos casos, ha generado una confusión
considerable. Por simple analogía, se le ha atribuido propiedades
y características de otras escuelas que le son completamente
ajenas, e incluso hasta contrarias a su esencia. Uno de los más frecuentes e
impropios trasvases es con la masonería. Conviene dejar en claro que la vía que
legó Saint Martin, nació como una sociedad de iniciados, cuya trasmisión es
eficaz sólo por el vínculo entre el maestro y el discípulo. Por lo tanto, la
configuración de orden para el martinismo no es esencial, sino meramente
coyuntural. La vía íntima existe independientemente de que sea organizada como
una orden. En cambio, no es posible hacer masonería sin el sostén de una orden.
Hay muchos
martinistas que son buscadores solitarios y que han recibido su iniciación en
una trasmisión de maestro a discípulo, sin jamás pertenecer a una orden. Lo que
resulta impracticable para un masón, ya que para ser iniciado se necesitan de
al menos tres maestros. Por lo tanto, es imposible hacer masonería sin una
obediencia. La masonería descansa en la orden misma, la jerarquía, los estatutos
y los grados. En el martinismo pueden extinguirse todas las ordenes actuales,
pero no implicaría que ya no haya martinistas, ni mucho menos la extinción del
martinismo como corriente espiritual. Ya que continuaría viva la llama de la
transmisión de maestro a discípulo.
Muchos autores masónicos que escriben sobre martinismo, se preocupan por
demostrar el linaje de tal o cual orden, de tal o cual vertiente Martinista.
Esto no tiene el mismo impacto que en la masonería. Al no existir una
continuidad histórica de la estructura de orden, ni ser necesaria para
propiciar la iniciación, tales investigaciones no prueban ni desaprueban la
validez de una transmisión. Los certificados, las cartas patentes y demás
documentos administrativos, son más bien accesorios en el martinismo. Algunos
se preguntarán ¿Cómo hace un Martinista para constatar que ha recibido una
iniciación verdadera más allá de los certificados? Lo hace tal como lo han
hecho todos los iniciados a lo largo de la historia en Oriente y en Occidente.
Porque la certificación, es sólo una cuestión moderna, conveniente para las
instancias administrativas de una orden. Sin embargo, existen otros mecanismos
que permiten constatar tales asuntos. Y estos son mucho más antiguos que el
martinismo y que la masonería. Aunque en el pasado, tales dispositivos se han
mantenido bajo el velo de los misterios, hoy podemos indicar que la prueba de
que la transmisión es válida sólo puede revelarla la eficacia de la
operatividad. Los papeles y los sellos pueden ser falsificados, la operatividad
de la vía no.
Muy por el contrario,
un masón puede practicar durante años un rito, sin enterarse jamás si los
sellos, los certificados y las patentes son apócrifos. Esto significa que la
masonería moderna no tiene forma de constatar operativamente la validez de la
cadena iniciática. Porque carece de una práctica explícita y directa. Se trata
sólo de una adaptación que ha perdido su impronta operativa original. Como tal,
se mantiene en lo meramente especulativo. Semejante sesgo, le ha llevado a
contentarse con recurrir a certificados, sellos y registros para reconocer sus
linajes y a sus iniciados. Pero el martinismo, siendo esencialmente operativo,
no depende de estos elementos externos y burocráticos.
Entre masones y
martinistas existe el debido respeto de los iniciados. La masonería
especulativa es una de las grandes instituciones iniciáticas de Occidente. Por
lo que el Martinista reconoce en los masones su calidad de artesanos
iniciados. El hecho de ser constructores especulativos, no altera su
esencia de iniciados occidentales, aunque hayan perdido su operatividad
explícita. Sin embargo, existe un prejuicio, una
visión distorsionada de algunos minoritarios grupos masónicos
sobre el martinismo que, por desconocimiento, los induce a aplicar conceptos
masónicos a una tradición muy diferente.
Uno de estas nociones, por ejemplo, es el de landmarks martinistas. Trasladar esta idea al martinismo es algo inapropiado. Los landmarks se refieren a los deberes, usos y costumbres que se trasmiten masónicamente. Un landmark, es un principio constitutivo del Orden masónico. Es mucho más que algo que se reitera, en los distintos Ritos. Esto carece de sentido en el martinismo, porque la esencia no reside en los deberes, los usos y las costumbres, sino en la operatividad. Quien crea que la máscara, el manto y el cordón, constituyen landmarks martinistas, no han comprendido la operatividad de estos elementos. Ni ellos, ni otros elementos que se utilizan, definen el Orden institucional, sino que son recursos para el trabajo que cada Martinista realiza. Además, si en la propia masonería los landmarks son discutidos y cuestionados, en el martinismo estos asuntos son absolutamente irrelevantes, ya que lo central es la praxis.
Otra confusión notable, surge que Saint Martin fue iniciado en cierto rito, y en base a este hecho, una minoría de dicha obediencia reclama para sí la herencia del Filósofo Desconocido. Debemos advertir al respecto que no existe masonería alguna que contenga las enseñanzas de Saint Martin. Es cierto que fue iniciado masón y que conoció de primera mano la organización. Pero, rápidamente se apartó de los métodos y de los fines masónicos. Porque, como lo expresó en varios escritos, veía en la masonería más un impedimento, que un auxilio para la realización espiritual. Y, para que no quedaran dudas respecto de que rechazaba a la masonería como vía, renunció por escrito e hizo borrar su nombre de los libros de la orden. Por lo tanto, de acuerdo a los propios usos masónicos, tal filiación fue dejada sin efecto para la posteridad. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que Saint Martin no dejó legado alguno en la masonería.
Algunos sacan de
contexto lo que Saint Martin escribió en una correspondencia privada acerca de
que, si no había mejores opciones disponibles, la masonería podía tener alguna
utilidad para introducirse más tarde en la Vía Íntima. Es evidente, que tal
afirmación no alcanza para sostener que el martinismo se encuentra en la
masonería. Además, debemos advertir que Saint Martin no se equivocó, muchos han
descubierto el martinismo gracias a que incursionaron primero en la
masonería.
Tanto en la masonería
como en el martinismo existen símbolos, y algunos son comunes a las dos
tradiciones. Sin embargo, cuando se avanza en la interpretación, encontraremos
notables diferencias. Esto sucede porque si bien el símbolo es el mismo, su
significación se elabora sobre una base metafísica diferente. Mientras que la
masonería da un valor artesanal, el martinismo le atribuye un significado
teosófico.
La liturgia colectiva
es, quizás, la mayor fuente de mal entendidos. Debemos decir que los rituales
colectivos son una construcción moderna en el martinismo. Fueron introducidos
por Papus y luego Téder les terminó de dar forma. Esto sucedió porque el martinismo
original era un soporte sólo de maestro a discípulo. La decisión de Papus y de
Chaboseau de crear una orden, derivó en la necesidad de rituales colectivos.
Estos rituales, elaborados por quienes se encontraban en contacto con la
masonería, incorporaron algunos formatos masónicos. Por ejemplo, es común
encontrar fórmulas que agregan al nombre sagrado IESCHOUAH la expresión G.A.D.U.
(Gran Arquitecto del Universo) o la de S.A.D.L.M. (Supremo Artífice de los
Mundos), ambas utilizadas por la masonería especulativa. Sin embargo, las
concepciones detrás de estas convenciones son bien distintas cuando se utilizan
en la masonería y en el martinismo.
Como vemos, entre
martinismo y masonería existen grandes diferencias. Las relaciones, en general,
han sido y serán siempre respetuosas como corresponde entre iniciados. Pero el
martinismo no es sólo una orden, una escala de grados superiores o una escuela
interna. Se trata de dos caminos bien distintos y completamente independientes.
El trabajo masónico
es especulativo y dialéctico, y la realización se basa en la obediencia a la
orden. Dentro de esta estructura jerárquica, los distintos Ritos, poseen
objetivos y enseñanzas muy diferentes, e incluso opuestos entre sí. Así,
encontramos diversos fines, según la inclinación de la obediencia masónica que
observemos. Ellos pueden ser tan dispares como sociales, laicistas,
filantrópicos, culturales, políticos, filosóficos, humanistas, científicos,
etc. Casi cualquier manifestación del pensamiento humano puede ser contenido en
una estructura masónica.
El martinismo, por el
contrario, plantea siempre un objetivo exclusivamente espiritual. Su carácter
es cristiano. Su ámbito es el esotérico. Su estructura puede asumir la forma de
orden o la de iniciación libre. Su esencia es operativa. Su método consiste en
el trabajo íntimo y cardíaco en el oratorio del iniciado, siempre sobre sí
mismo y en busca de la Regeneración.
Constancio
That is really nice to hear. thank you for the update and good luck.
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