Thursday, March 26, 2020

Alessandro Cagliostro


CAGLIOSTRO

Alessandro Cagliostro


Cagliostro Giuseppe Bálsamo, conocido como conde Alessandro di Cagliostro, nació en Palermo (isla de Sicilia, Italia) el 2 de junio de 1743 y falleció en prisión en el castillo de san Leo (cerca de Pesaro, Italia) el 26 de agosto de 1795.
O, al menos, esto es lo que dice la historia oficial, porque la anterior información es la más certera (y con ciertas reservas) que se conoce acerca de este personaje del cual, si bien es innegable su existencia histórica, su biografía es tan controvertida que es difícil decir cuál es la realidad y cuál la ficción en los hechos que se le atribuyen; todo depende de quien lo cuente. Porque incluso los autores que han tratado de enfocar los hechos del modo más objetivo han tenido que basarse en testimonios de la época que, o están más o menos viciados por la opinión subjetiva tanto de admiradores como de enemigos acérrimos de nuestro hombre, o son demasiado difusos como para establecer una personalidad y trayectoria vital coherente.
No hay ninguna duda de que Cagliostro fue un personaje que dio bastante que hablar (por motivos dispares) en su época, que se codeó con la nobleza y hasta con la realeza de algunos países europeos, y que por razones no muy claras se convirtió en el blanco de poderosos enemigos. Y esta fama hizo que algunos personajes ilustres como Goethe o Alejandro Dumas se interesaran por sus andanzas, aportando algunos datos que han contribuido a enriquecer (y a complicar también) la biografía de este enigmático personaje. Y, seguramente para su desdicha, llamó también poderosamente la atención del mismísimo papado de Roma, el cual le puso en el punto de mira de la Inquisición. Estos retazos de vivencias, las declaraciones de contemporáneos más o menos interesadas y el contenido de algunos documentos es todo lo que se conoce públicamente acerca de este hombre; truhán y embaucador para unos y un iniciado con extraordinarios poderes para otros.
La primera duda que se presenta está en la identificación del conde de Cagliostro con la persona de Giuseppe Bálsamo; los testimonios favorables a esta hipótesis son aparentemente bastante sólidos, y de hecho se acepta oficialmente como válida esta teoría sobre el origen del conde; aunque si damos esto por cierto nos vemos impulsados a dilucidar el motivo por el cual el humilde Bálsamo decidió adoptar el nombre y modo de vida del conde de Cagliostro; sus detractores insisten en que lo hizo para llevar más lejos sus embustes y tretas de busca fortunas, de no ser así habría que admitir que experimentó un cambio de personalidad realmente extraordinario. La otra opción sería, como otros sostienen, concluir que se asoció a Cagliostro la personalidad de Bálsamo para denostarle y denigrarle.
Charles Théveneau de Morande fue un periodista sensacionalista, chantajista y espía francés que vivió en Londres hacia finales del siglo XVIII. Fue en esa ciudad donde se cruzó con Cagliostro, hacia 1776; por aquel tiempo se dice que fue precisamente cuando Giuseppe Bálsamo asumió oficiosamente el nombre de conde de Cagliostro, y se dedicaba junto con su esposa a alternar por la capital inglesa con aspecto y maneras de un auténtico noble italiano. Fue entonces cuando Morande decidió airear públicamente la, según él, verdadera personalidad del conde desvelando que su verdadero nombre era Giuseppe Bálsamo y su origen, extremadamente humilde. Este es el primer testimonio del supuesto desenmascaramiento, y además llevado a cabo por un contemporáneo que probablemente trató personalmente con Cagliostro, pero aunque se suele dar por válido cabe la duda de si fue una acusación interesada y falseada (Morande era un monárquico declarado). Cagliostro replicó a estas acusaciones con su escrito “Carta abierta al pueblo inglés”, donde instó a Theveneau de Morande a retractarse de sus afirmaciones.
Alejandro Dumas, el ilustre autor francés del siglo XIX, escribió entre 1846 y 1848 el libro “Memorias de un médico: José Bálsamo”, como parte de una serie de cinco novelas ambientadas en la Francia del período comprendido entre Luis XV y la Revolución Francesa. Se trata de una obra de ficción escrita en el tono propio de Dumas, donde narra algunas aventuras que tienen como protagonista a Bálsamo (al cual identifica algo vagamente con Cagliostro) , y al que describe como un personaje misterioso, una especie de mago o taumaturgo con ciertos poderes, además de activista revolucionario. En la novela menciona también, entre otros personajes en parte históricos y en parte ficticios, a la esposa de Bálsamo como Lorenza Feliciani, y a un tal Althotas, alquimista y supuesto maestro de Bálsamo. Aunque no se puede tomar esta obra como referencia biográfica de Cagliostro, no cabe duda de que indica que el autor había oído hablar largamente de él (el cual ya había desparecido, por cierto, bastantes años antes de la redacción de la novela) y había quedado evidentemente impresionado, recreando al personaje a la medida de la obra.
Bastante más serio parece el testimonio de Goethe, el famoso escritor alemán, el cual se tomó la molestia de investigar personalmente el origen de Cagliostro. Contemporáneo suyo, el mismo Goethe reconocía su renombre en las cortes europeas, y aunque no llegó a conocerle personalmente, indagó en sus orígenes para tratar de discernir las verdaderas intenciones del misterioso conde. Esto nos da una idea al menos de que la fama de Cagliostro ya en vida traspasaba fronteras, y que los relatos de sus actividades llamaban la atención. En un pasaje de su novela autobiográfica “Viaje a Italia”, (escrita a modo de diario de viaje), Goethe explica sus observaciones e impresiones acerca de Cagliostro además del resultado de sus pesquisas cuando se encontraba en Palermo en abril de 1787, lugar de nacimiento de Giuseppe Bálsamo (probablemente ya público desde las declaraciones de Theveneau). Goethe comienza señalando las discusiones de los ciudadanos de Palermo acerca de Bálsamo, un conciudadano que se había ganado mala reputación, saliendo prácticamente desterrado de allí. Las opiniones estaban divididas, respecto de si se trataba del conde de Cagliostro o no, pero lo cierto es que los que habían tratado a Bálsamo le identificaban como el mismo rostro que aparecía en un grabado que circulaba de Cagliostro.
Goethe cuenta cómo descubrió a un jurisconsulto de Palermo, al cual el gobierno francés había encargado investigar oficialmente la procedencia de Cagliostro (esto a raíz de un proceso que se había levantado en Francia contra el conde, posiblemente el del fraude del collar de perlas del que luego hablaré), a partir de lo cual este jurisconsulto había establecido el árbol genealógico de Bálsamo relacionándolo efectivamente con el conde de Cagliostro. Goethe tuvo acceso a esta información, quedando convencido de la relación Bálsamo-Cagliostro, al cual decididamente tacha de embaucador y sinvergüenza.
Según esta genealogía, Giuseppe Bálsamo nació en el seno de una muy humilde familia oriunda de Palermo desde generaciones; el apellido Cagliostro procedía efectivamente de un tío de Giuseppe, y este último había dejado en Palermo a su madre viuda y a una hermana en condiciones bastante precarias, lo cual critica con amargura Goethe. El estudio también menciona que de pequeño había estado en un seminario, demostrando gran inteligencia y dotes para la medicina, pero a causa de su mala conducta fue despedido, convirtiéndose en “mago y buscador de tesoros en Palermo”.
Tuvo que huir de Palermo por estafar a un joyero local (escapó de una condena de prisión preventiva), de donde partió a Roma, donde comenzaría su periplo aventurero. Todo esto narra Goethe, el cual visitó en persona a la familia de Giuseppe Bálsamo quedando convencido de lo anteriormente dicho y de la falsedad de Cagliostro. A propósito de este asunto con el joyero, Goethe añade una anécdota que recogió de las mismas fuentes y da por cierta y digna de mención: algún tiempo después de su huida y ya casado, Cagliostro decidió volver a Palermo con su mujer bajo el nombre falso de marqués de Pellegrini. Un enemigo suyo antiguo, Marano, (el mismo joyero al que había timado), le reconoció y le denunció con lo que fue a parar a la cárcel. Sin embargo, la mujer de Cagliostro se había ganado el favor de un príncipe napolitano, de alto linaje e influencia. Este había declarado en público que era el protector de la pareja, así que se indignó cuando vio que encerraban a Cagliostro. Ensayó varios medios para libertarlo pero no dieron resultado, por lo que se presentó en la antecámara de la Audiencia y amenazó al abogado de Marano con darle una gran paliza si no abandonaba el juicio y hacía que pusieran en libertad inmediatamente al reo. El letrado se negó, y el príncipe le cogió por la casaca y empezó a golpearle violentamente, hasta que llegó el presidente y los separó. El abogado y Marano se retractaron, Cagliostro fue liberado y no se guardó ningún registro de lo sucedido ni del porqué de la liberación.
En base a estos hechos, comprobados personalmente por Goethe durante su estancia en Palermo, éste elabora su juicio contra Cagliostro y a partir de esa opinión expresa también su acuerdo con la información que, en esa línea difamatoria, se divulgaría posteriormente desde Roma a toda Europa por parte de la Inquisición.
Otra versión más benévola acerca del origen de Cagliostro afirma que fue hijo de un Gran Maestre de la Orden de Malta (o haber nacido en una insigne familia cristiana que lo abandonó misteriosamente en Malta), tuvo por mentor a un insigne rosacruz llamado Althotas, el cual le inició y le introdujo en los Grandes Misterios y viajó desde temprana edad por Oriente, principalmente Egipto (donde alcanzó la iluminación en un ritual en las Grandes Pirámides), volviendo posteriormente a Europa como Gran Maestro. Evidentemente esta versión niega toda relación del Cagliostro mago e iniciado con el truhán Bálsamo, pero no da suficientes detalles sobre la vida del iniciado para que se pueda elaborar su trayectoria, por lo que continuaré el relato donde lo deja Goethe: con Giuseppe Bálsamo saliendo de Palermo en dirección a Roma.
Lo que acontecería al joven Bálsamo en los siguientes años no está nada claro, aunque parece que hay cierta unanimidad en reconocer que viajó por el Mediterráneo llegando a Egipto y Oriente Medio. No parece razonable pensar que fuera a esos lugares a probar suerte; él mismo sostenía que durante ese viaje iniciático obtuvo la base de conocimiento que le capacitaba para hacer las cosas extraordinarias que se le achacan, sobre todo en el terreno de la alquimia y la medicina; además trajo consigo lo que denominó “Rito Egipcio”, un ceremonial esotérico que impulsó en Europa en el entorno de la francmasonería con la que tuvo estrechos lazos. De aquí provendría también el apelativo o título de “Gran Copto” que Cagliostro se autoimpuso.
Sea como fuere, se ubica a Bálsamo de vuelta en Roma hacia el año 1766; durante este período se le adjudican diversos oficios, todos innobles: desde la falsificación de cuadros o documentos hasta la venta de elixires fraudulentos que él mismo elabora, pasando por casi todo tipo de engañifas que le pudieran reportar beneficio. Y es entonces cuando conoce a la joven de origen humilde Lorenza Feliciani y se casa con ella ya en 1768. Su flamante esposa le acompañaría en adelante en sus viajes, desempeñando un importante papel. Lorenza es conocida principalmente por haberse convertido rápidamente en cómplice perfecto de las estafas de su marido. Y generalmente se admite que su tarea era atraer a ricos ingenuos para lograr su protección o beneficiarse a su costa; es decir, que se la trata más o menos de meretriz voluntariosa en connivencia con Bálsamo.
La pareja decide emprender viaje por la costa mediterránea en busca de mejor suerte en un azaroso peregrinaje, cambiando de identidades según la situación lo requería. Se sabe que llegaron por la costa francesa hasta España, ya que existe el testimonio de alguien que circunstancialmente se encontró con ellos en Aix-en Provence (cerca de Marsella, Francia) en 1770. Este testigo es el famoso aventurero Giacomo Casanova, que, en principio atraído por la fama que estaban creando en el pueblo Bálsamo y Lorenza (ahora se hacía llamar Serafina) debido a sus generosos regalos y limosnas, trató personalmente con ellos, que según decían venían como peregrinos desde Milán a Barcelona. Pero, al parecer, ya entonces disponían de tal riqueza que sus acciones se comentaban en todo el pueblo.
Así cuenta Casanova en su biografía el encuentro, que fue inicialmente (cómo no) con Lorenza:
“Encontré a la peregrina sentada en una silla con aspecto de hallarse exhausta, e interesante por su juventud y belleza singularmente realzadas por un toque de melancolía y un crucifijo de metal amarillo de seis pulgadas de largo que tenía en su mano. Su compañero, que estaba arreglando unas conchas de caracol en su casaca de bayeta negra, no hizo ningún movimiento. Parecía darse cuenta, por las miradas que dirigí a su esposa, de que sólo me interesaba por ella.
-¿Hacia dónde os encamináis, mi hermosa doncella?- le preguntó Casanova.
Y ella le respondió:
-Marchamos por los caminos viviendo de la caridad, el mejor de los medios para obtener la misericordia de Dios, el Dios a quien tan a menudo hemos ofendido. Aunque sólo pido un céntimo por caridad, la gente me da siempre piezas de plata y oro. Y así, al llegar a un pueblo, para no cometer el pecado de perder la confianza en la divina Providencia, nos vemos forzados a distribuir a los pobres todo lo que nos sobra, después de haber subvenido a nuestras sencillas necesidades.”
Casanova también menciona, casi con cierta admiración, las dotes de falsificador de Bálsamo. Si fue estafado por la pareja no llega a confirmarlo, pero sí aclara que volvió a encontrarse con ellos años después en Venecia, esta vez pomposamente disfrazados de aristócratas.
Bálsamo y su esposa continuaron su viaje hacia España, donde recorrieron en breve tiempo varias capitales ejerciendo, siempre según la biografía oficial, sus artes ilegales que tan buenos frutos les iban proporcionando; probablemente pasaron de aquí a Portugal, y desde Lisboa embarcan hacia Inglaterra, llegando a Londres donde se establecerían durante un cierto espacio de tiempo. De esta estancia en la capital inglesa hay información más detallada: aunque no hay opinión unánime, parece ser que por aquel entonces el matrimonio ya se presentaba como conde y condesa de Cagliostro, contando con una considerable riqueza que les procuró una cómoda vida y también les atraería algunos problemas debido a sus alardes de generosidad. En los siguientes años se les sitúa en París, Bruselas, y de nuevo en Londres ya hacia 1776; este período está salpicado de información diversa de fuentes no muy claras (por ejemplo sus vivencias en Londres, documentadas sobre todo por el dudoso Theveneau de Morande) y que en general tratan de fuertes altibajos en la situación económica de los Cagliostro, algún que otro devaneo amoroso con resultados desastrosos (se cuenta un episodio en el que la pareja casi rompe por una clara infidelidad de Lorenza que lleva a su marido a denunciarla, lo que la lleva brevemente a una cárcel parisina), casos judiciales en que se ven temporalmente envueltos (a veces, curiosamente, como víctimas) además de, por otra parte, investigaciones alquímicas de Cagliostro de importancia, contactos con la francmasonería tanto inglesa como continental… en fin, una cada vez más marcada e interesante actividad esotérica del conde de Cagliostro. También se dice que fue en esta época donde éste trató con el conde de Saint Germain, otro misterioso personaje que se menciona difusamente ora como maestro, ora como colaborador de nuestro hombre.
A partir de aquí, se tienen noticias del conde de Cagliostro en diferentes lugares de Europa, unas veces como experimentado alquimista, fabricando oro, joyas y elixires, otras veces como espiritista invocando almas de fallecidos ilustres, en ocasiones como milagroso sanador…cabe señalar que hasta los más tenaces críticos de Cagliostro coinciden en describir buena cantidad de hechos extraordinarios que por entonces se le atribuían, a veces en presencia de muchos testigos o incluso arrastrando verdaderas multitudes en los lugares por donde pasaba. Atendía y curaba gratuitamente a pobres y humildes y a la vez se codeaba con la más alta aristocracia. También, más o menos veladamente, alternaba con logias masónicas de toda Europa. En este sentido, sus seguidores afirman que Cagliostro, como iniciado de primera magnitud, fue reconocido por todas las Ordenes Iniciáticas de su época, que le dispensaron honores sólo reservados a los más elevados. Fue iniciado en el Rito de Emanuel Swedenborg (ilustre erudito y místico sueco), fue amigo de Martínez de Pasqually quien le introdujo en su Orden de los Caballeros Elegidos Cohen, colaboró con Jean-Baptiste Willermoz, y con Louis Claude de Saint Martin (notables estudiosos esoteristas del mismo círculo), fue Gran Maestro del Rito Escocés, y Gran Maestro del Rito de los Filaletes (conocidos ritos masónicos), además de difundir su particular Rito Egipcio en calidad de Gran Copto.
Hacia 1779 se sabe que Cagliostro estuvo en Rusia, aunque la zarina Catalina II decide expulsarle parece que, a su juicio, por la perniciosa influencia que el conde ejercía sobre la aristocracia del país.
Cagliostro decidió volver a Francia, instalándose en la ciudad de Estrasburgo. Allí, casi todos sus biógrafos coinciden en admitir que las demostraciones que hacía de los fenómenos ocultos asombraban a la gente que los presenciaba. Su capacidad llegaba a manifestar objetos que ordinariamente no eran visibles a los espectadores, así como a hacerse visible simultáneamente en dos lugares, según se dice. De hecho, se cuentan cosas tan extraordinarias que los más reacios sólo aciertan a explicar alegando que Cagliostro era un gran hipnotista, utilizando ese poder con la gente. Pero tales demostraciones de poder no sólo tenían lugar ante las masas crédulas e ignorantes. Muchas personas ilustradas y versadas en ciencias también se hallaban presentes en esas ocasiones. Sanó (muchas veces de forma descrita como milagrosa) y alimentó gratuitamente a muchos pobres, acrecentando su fama; también aceptaba a adinerados pacientes, lo que le atrajo poderosas amistades. Fue así como coincidió con el cardenal Luis Eduardo de Rohan, obispo de Estrasburgo, político y hombre muy rico e influyente en Francia. Cagliostro disfrutó durante varios años de la confianza de Rohan, pero esta relación le reportó a la postre bastante infortunio debido al “asunto del collar”, que prácticamente sería el principio del fin del conde.
Merece la pena detenerse un poco en el caso del collar de diamantes, muy destacable porque involucró directamente a la reina de Francia, María Antonieta de Austria. Para calibrar la importancia política que tuvo este escabroso asunto, baste decir que posiblemente fue uno de los detonantes de la Revolución Francesa (el mismo Napoleón Bonaparte así lo afirmaba posteriormente), ya que sin duda encendió vivamente las iras del pueblo francés contra la reina y la propia monarquía. En realidad, nadie ha podido demostrar jamás que Cagliostro estuviera implicado en el caso, pero por alguna razón (tal vez su cercanía en esos momentos a Rohan) se le imputó cierta responsabilidad en los hechos.
En agosto de 1784, unos joyeros denunciaron que Rohan había utilizado el nombre de la reina María Antonieta para adquirir –sin pagarlo– un valiosísimo collar de diamantes. La verdad era que Rohan, que había perdido el favor de la reina María Antonieta, creyó poder reconquistarlo consiguiéndole un collar de diamantes que deseaba la soberana, muy amiga de estos lujos. La joya, sin embargo, desapareció. Parece ser que fue volatilizada por la auténtica culpable de la trama, la condesa Jeanne de Valois, la cual había urdido el engaño para conseguir mucho dinero a costa sobre todo del crédulo cardenal Rohan, el cual puso toda su confianza en ella (que le había prometido adquirir el collar directamente de los joyeros y ofrecérselo a la reina en su nombre). La justicia fue directamente a por Rohan y, de paso, Cagliostro (a éste se le acusó de apoyar el engaño convenciendo a Rohan), los cuales fueron encerrados en la Bastilla y juzgados por el Parlamento de París. Durante el largo y mediático juicio se descubrió que Rohan había adquirido el collar pensando que lo hacía por amor y para la reina: tenía en su poder un montón de cartas de María Antonieta, evidentemente falsas; estaba convencido de que vivía un secreto romance con la reina y de que ésta disfrutaba del collar desde hacía tiempo. El timo de la condesa de Valois fue casi perfecto; incluso debió de tener tiempo de empeñar la joya por partes (según se dice, entre París y Londres) y disfrutar de un impresionante tren de vida antes de ser descubierta. Nunca más se supo (oficialmente) de los diamantes; el Parlamento francés (por otro lado resuelto a desprestigiar a la Corona) tras el juicio, que tuvo gran repercusión tanto dentro como fuera de Francia, acabó absolviendo a Rohan y Cagliostro y condenando a la condesa de Valois a cadena perpetua (escaparía de prisión con una oportuna ayuda huyendo a Londres, donde murió al caer por una ventana, se dice que perseguida por agentes franceses). Un increíble caso de intriga palaciega al que, por ejemplo, el escritor Stephan Zweig dedica un interesante capítulo en su obra biográfica “María Antonieta” narrando al detalle el suceso y mencionando a Cagliostro (al que tacha directamente de estafador) como cómplice en el engaño.
Pero lo cierto es que el asunto del collar le había supuesto a Cagliostro una estancia de nueve meses en la prisión de la Bastilla, una mancha en su reputación (cuando estaba en el cenit de su carrera) que le acompañaría ya por siempre y el destierro, ya que al ser liberado las autoridades francesas le invitaron a irse del país por orden expresa del rey Luis XVI.
Así que, en junio de 1786, Cagliostro partió hacia Inglaterra, donde fue recibido como un mártir de la tiranía. Allí aprovechó para exigir una indemnización desorbitada a la monarquía francesa y publicar su “Carta al pueblo francés”, en la que describía el trato vejatorio que había sufrido en la Bastilla, profetizaba que volvería cuando ésta se hubiera convertido en un paseo público y exhortaba el Parlamento «a convocar los Estados generales y trabajar por la Revolución.
Esta declaración de intenciones incrementó su popularidad, sobre todo entre la masonería europea, aunque también puso en guardia a las monarquías francesa e inglesa, que elaboraron una campaña de desprestigio contra él, sacando a la luz pública toda la información (sobre todo la más difamatoria posible) acerca de sus andanzas a lo largo y ancho de Europa. Cagliostro, atacado y deshonrado, se exilió temporalmente a Suiza (en Basilea aún se conserva el sótano que supuestamente utilizó como laboratorio alquímico para fabricar oro, mantenido en toda regla por el mismísimo Museo Farmacéutico de la ciudad) y más tarde, en mayo de 1789, se establecería definitivamente en Roma. Los hechos no tardarían en darle la razón, ya que en el verano de ese mismo año se convocaron los Estados Generales en Francia, con la posterior toma por el pueblo de la Bastilla, lo que precipitó la Revolución Francesa.
La Iglesia católica seguía desde hacía tiempo los pasos de Cagliostro con gran preocupación, alertada por la fama que iba ganando en todos los estamentos de la sociedad. Pero lo que la impulsó a actuar fue la actitud del conde en Roma. Este, en parte a instancias de sus discípulos y admiradores, decidió instaurar una logia masónica en la ciudad, cosa que estaba penada de muerte por edicto papal para los católicos. Fue arrestado el 27 de septiembre de 1789 por orden del Santo Oficio de la Iglesia de Roma.
El proceso que tuvo lugar a continuación es bastante contradictorio; la Iglesia afirma que se procuró a Cagliostro una defensa justa y que le instaron a declarar sus faltas con la promesa de suavizar su condena, aunque otras fuentes hablan de coacciones y hasta tortura para hacer admitir a Cagliostro las acusaciones. Lo que sí parece cierto es que la Inquisición se valió del testimonio de la condesa Serafina, la esposa de Cagliostro, la cual no dudó en denunciar a su marido, según describe el Santo Oficio, espontáneamente y para “descargar su conciencia”. Este postrero y trágico episodio de la vida de Cagliostro está documentado por parte del tribunal del Santo Oficio en unos manuscritos que, aunque no forman parte estrictamente del juicio (no son las propias actas), sí son una compilación históricamente válida, recogida hacia 1870 para uso del propio tribunal (es conveniente señalar que el Vaticano muy probablemente dispone de manuscritos al respecto de todo esto que serían extraordinariamente reveladores, entre otras cosas toda la literatura, apuntes, etc… que se incautó a Cagliostro cuando fue apresado y que no fue destruida). En base a ello, tenemos que Serafina, aparte de denunciar a su marido “para procurar la salvación de las almas de ambos”, proporcionó al tribunal información detallada de primera mano de las actividades de Cagliostro en diversas épocas y lugares de Europa, como la constitución de logias, reuniones secretas, ceremonias mágicas, rituales espiritistas y otros hechos que se escapaban al entendimiento de la esposa y que vinieron muy bien al Santo Oficio para argumentar la acusación. Algunos investigadores van más allá afirmando que Serafina ya venía delatando a su esposo desde su encierro en la Bastilla, y que fue a instancias de ella por lo que ambos terminaron en Roma, en las mismas fauces de la Inquisición. La cuestión es que, tras el juicio, Serafina acabó recluida en un convento, y Cagliostro condenado por hereje, con pena de muerte que el papa le conmutaría por cadena perpetua. Esto ocurría en abril de 1791; en consecuencia, fue trasladado a una celda del apartado castillo-fortaleza de san Leo donde se le pretendía enterrar en vida.
Allí permanecería por espacio de cuatro años, hasta su muerte el 26 de agosto de 1795, hecho que tampoco está del todo claro ya que existen diferentes teorías en torno a ello: oficialmente, el motivo de la muerte fue una apoplejía, hay quien dice que fue asesinado en su misma celda, tal vez por temor a que escapara; también corrió el rumor de que escapó después de estrangular a un sacerdote que fue a atenderle. Y por último, según H.P. Blavatsky, Cagliostro habría escapado misteriosamente y, gracias a sus milagrosos elixires, habría burlado a la muerte por muchos años más. La verdad es que su cadáver jamás fue encontrado, pese a que cuando los soldados revolucionarios franceses llegaron a San Leo en la campaña contra Italia dirigida por Napoleón no encontraron a Cagliostro en el lugar, certificando su muerte en base al testimonio de sus carceleros.
Aparte de las operaciones delictivas y fraudulentas consabidas, se atribuyen al conde de Cagliostro muchos hechos extraordinarios y sobrenaturales, tales como curaciones de todo tipo, la fabricación de oro y joyas, tintes, elixires y todo tipo de elaboraciones alquímicas, invocación de fantasmas y personas fallecidas, adivinación y don de la profecía, materialización de objetos, telepatía, bilocación…algunos de estos hechos fueron corroborados por testigos objetivos que no pudieron darles explicación. Mientras que nunca renegó de su cristianismo, está constatado que fundó logias en varios países para el desarrollo de su Rito Egipcio; fue muy admirado por la francmasonería europea y las sociedades rosacruces existentes, así como muchos esoteristas posteriores a él, le consideran un maestro rosacruz de primer orden.


Sunday, March 15, 2020

¿QUÉ ES EL MASÓN?


¿QUÉ ES EL MASÓN?


El Tema que enseguida vamos a desarrollar, se nos presenta algo complicado, por motivo a que contiene infinidad de criterios, que se han sustentado en relación con el Origen, la Etimología, la Interpretación y el Significado Científico; como vamos a demostrarlo, por lo que se refiere a la expresión de que trata, para mejor comprensión de mis Hermanos Aprendices.
De esta manera hemos sabido, que el Origen tradicional e histórico de la palabra MASÓN, desde que se tiene idea del Génesis Moral, Material y Filosófico y como voz aplicada a determinados miembros de asociaciones secretas; principalmente por lo que se refiere a la Masonería Regular, se cree que dicho término es una alteración del vocablo "MARCIO" cuya ascendencia primitiva la hacen derivar de la palabra Sánscrita "MACH", posteriormente conocida como "MAC" o "MACK", que significan Golpear, Batir, Acumular, Condensar o Pulverizar.
En el idioma Francés aparecen, como sinónimos de los términos anteriores, las palabras "MACON" y "MACONE", como vocablos que también significan MASÓN o FRANCMASON, puesto que se refieren a los miembros que pertenecen a la Institución Masónica.
Sin embargo, en la lengua Griega, igualmente encontramos expresiones: "MASSO", "MARSHIO" y "MARKO", mismas que se hacen derivar de "MARCUS", y que literalmente quieren decir " MARTILLO" o "MAZO", razón por la que en igual forma se les da como originarias del "MARCHIO" latino, voz que en idénticas condiciones, también interpreta como MACHACAR, DISGREGAR, PARTIR, TRITURAR, DISOLVER y APARTAR.
Aunque del mismo modo, a la palabra MASÓN se le hace originaria genuinamente, de la expresión Alemana "METZ", que en lo general se interpreta como Cortador de Piedras, Pica Pedrero o Cantero.
Pero todavía tenemos otras expresiones, que se refieren al Origen Histórico, expresado por algunos Autores Masónicos en la materia, puesto que dan otras versiones más, sobre la Etimología y la Raíz de la palabra MASÓN, la que hacen aparecer como nacida desde la época de los Druidas y que para el efecto se basan en que celebraban un DÍA DE MAYO, con un gran festival dedicado al HOMBRE, siendo éste el término que se aplicaba al MASÓN, como HOMBRE DE MAYO, pero al mismo tiempo vemos que su génesis en lo general, revela que dicha voz proviene de otra variación de la Lengua Griega, que se da a conocer por medio de los vocablos "MAO", que castizamente significa BUSCO, y "SOON", que quiere decir SALVACIÓN, las que Unidas nos dan la expresión de "MAO-SOON", que se interpreta como BUSCO MI SALVACIÓN.
Aunque también existe la versión de que el término "MYSTES", se traduce como iniciado o místico, para ser aplicado al MASÓN en lo personal, y por lo que respecta a la MASONERÍA, se ha llegado a establecer que viene siendo una especie de degeneración de la palabra "MESOURANEO", por lo tanto, se traduce como ESTOY ENTRE LOS CIELOS, o bien se le aplica el nombre de "MAZOUROUTH", como se le denomina a una antigua Constelación Celeste; y por último, también se ha tomado en cuenta al vocablo "MYSTERION", que literalmente significa "MISTERIOSO"
Por otra parte, en el idioma Anglo-Sajón, a la expresión "MASA", se interpreta como MESA; consecuentemente resulta que la palabra MASONERÍA, vendría siendo algo así como la SOCIEDAD DE LA MESA, de donde los Latinos de la Edad Media dieron en llamar: "MASSONYA" o "MASONIA" a la Agrupación de la MESA REDONDA.
Otros Escritores del Siglo Pasado, están de acuerdo en que la palabra MASÓN, igualmente deriva del vocablo "LITHOTOMOS", que traducido castizamente quiere decir CANTERO o PULIDOR DE PIEDRAS, y es la razón por medio de la cual, se ha creído de una manera más o menos fundada, que la referida expresión, etimológicamente viene de la voz "LITHOTOMOS".
Otra de las versiones originales aplicadas a la palabra MASÓN, se refiere a que la hacen originaria del Sistema Jeroglífico Egipcio; y precisamente de la combinación de dos signos fonéticos "MAI", que traducido significa AMOR, y de "SON" que se interpreta como HERMANO, por lo mismo de este modo, se pretende comprobar que al proceder a la fusión de dichas voces, resulta el referido vocablo conocido como "MAISON" o CASA en Castellano, misma que en sonido probablemente tienda a expresar a la palabra MASÓN, como un término en que se hace significar literalmente a la expresión de HERMANO ADORABLE.
Ahora bien, refiriéndonos a la Lengua Española, sabemos también que la palabra "MASA", significa MEZCLA, de cuya interpretación parece que se hace venir el vocablo MASÓN, como el que trabaja a base de MEZCLA, ya que su raíz es originaria del término" MASS", que efectivamente, es la que se tiene como Génesis de la anterior expresión Española; por lo consiguiente, si nos proponemos a analizar las voces de "MAISON", que significa CASA o MANSIÓN; pero que en este caso es aplicada a la persona que construye, nos da la idea del ALBAÑIL o del ARQUITECTO.
En igualdad de circunstancia, tenemos a la palabra Francesa "MAISSONER" que se refiere al que fabrica casa; y a la expresión de "MASSONER", al que construye con Piedras, lo que finalmente nos da a entender que el MASÓN, es el ALBAÑIL o ARQUITECTO que levanta sus obras a base de Piedra o del Cal y Canto.
Otro de los significados en el sentido Moral y Filosófico, en relación con la interpretación Material aplicada a la palabra MASÓN, se refiere al que cultiva y propaga la ÉTICA SOCIAL, de conformidad con la Ley Natural dentro de las costumbres humanas, en todas sus acepciones; al que de manera sistemática, combate todas las MISERIAS HUMANAS que hunden a los Pueblos en la más ignominiosa Ignorancia y Opresión, y en las mismas condiciones se refiere al Constructor de Obras Materiales de Arquitectura, ejecutadas de conformidad con la ESTÉTICA y el ARTE.
En consecuencia, con las explicaciones anteriores, llegamos a comprender en forma EVIDENTE, que no existe otra RAÍZ de donde proviene la palabra MASON, que la de origen Latino de la Edad Media, en sus voces de "MACONNER", que significa CONSTRUIR; o la de "MACONNETUS", que se interpreta como ARQUITECTO.
De esta manera, podemos también indicar el Origen de nuestra GRAN SOCIEDAD, compuesta simbólicamente por Arquitectos, Artesanos, Operarios y Hombres de Ciencia a que se refieren los Dogmas, en el sentido que lo establecen la Filosofía Moral y el Simbolismo Material.
Aun cuando algunas de las versiones expuestas hasta estos momentos, discrepan unas de otras, respecto al Origen y la Etimología de la palabra MASÓN, notamos claramente que cuando menos, están de acuerdo en lo que respecta a interpretación y significado, lo que indudablemente viene a definir y a orientar nuestro criterio, respecto a la etimología y el origen del Génesis Histórico atribuido a las más antiguas Razas y Agrupaciones sociales, desde el tiempo de los Druidas, los Judíos, los Hebreos, los Egipcios, los Griegos y los Romanos, pues resulta que en definitiva llegamos al convencimiento de que para nosotros los Iniciados, la palabra MASÓN, en su interpretación material, es el Constructor o Albañil que trabaja a base de Cal y Canto; que en lo Moral es el que se dedica a practicar la perfección de las Columnas Humanas; y que en lo Intelectual, es el que lucha por conseguir la ilustración, combatiendo a la IGNORANCIA, al fanatismo y a la SUPERSTICIÓN que agobian a los pueblos.
De todas maneras, hemos llegado al convencimiento de que si un MASÓN, en el sentido de la palabra es un Constructor Libre de su propio destino, con muchas más razón podremos asegurarlo, estableciendo después de haber aceptado los sagrados deberes que corresponden desarrollar a los Cuerpos Masónicos, implantados por nuestra Orden desde el año 1717, en que la COSTITUCIÓN GENERAL adoptada por la GRAN LOGIA DE INGLATERRA en varios de sus Artículos, claramente se expresa que todos los MASONES, vienen siendo los ARQUITECTOS de las más SANAS COSTUMBRES impuestas a la Humanidad; así como los CONSTRUCTORES del Gran Edificio SOCIAL y MORAL, que tiende a propagar el PERFECCIONAMIENTO HUMANO, sobre la mente y la conciencia de todos los Seres Racionales; es decir, que la verdadera misión de la MASONERÍA y sus INICIADOS, esa la de formar Hombres Libres de la tentaciones, de los Vicios y de las Pasiones Vulgares, a que se encuentra esclavizada la materia, cuando le falta la CULTURA, que les permita renacer a la VIRTUD, cuando la albergan las conciencias SANAS y los ESPÍRITUS progresistas, con lo que indiscutiblemente se logra la emancipación de los EGOÍSMOS INSANOS, en beneficio propio, de la Sociedad, de la Patria y de la Humanidad.
Por eso debemos comprender de una manera consciente, que desde los tiempos más remotos, el MASÓN viene actuando con su carácter de REDENTOR SOCIAL, y por lo mismo es un firme DEFENSOR de la Libertad de Conciencia y del Pensamiento, con lo que siempre ha logrado proclamar la justa INDEPENDENCIA de los Pueblos Oprimidos bajo la planta DESPÓTICA de sus explotadores y tiranos, pero toda esta labor de esa humanidad, debe llevarse a la práctica mediante el mayor esfuerzo Físico, Moral e Intelectual; actuando con toda la serenidad, la abnegación y el sacrificio que le es posible anteponer; pero que siempre que sea dentro del Orden y de una Disciplina razonable, consciente y ENÉRGICA que le permitan llevar hasta la REALIDAD estos propósitos.
Sin embargo, sabemos perfectamente que por razones del TERROR y del PODERÍO que ejercen algunos Mandatarios sobre las Masas Populares para esclavizarlas, desde tiempo inmemorial vienen persiguiendo sin tregua ni descanso a la Institución Masónica, Asociación que al final de cuentas, tuvo que ESCUDAR sus actividades, por medio de la creación de CUERPOS o de AGRUPACIONES, de Obreros y operarios, prácticos y científicos, mismos que se encargaron de llevar adelante, la GRAN OBRA UNIVERSAL.
Por ese motivo la construcción de los Edificios, Templos, Palacios y Monumentos, entre otras obras de Arte, ejecutadas por los antiguos Judíos, los Hebreos, los Egipcios, etc., se encontraban reguladas y dirigidas, bajo determinados Rituales, puestos en vigor en forma rigurosamente SECRETA, y a cargo de hombre de reconocida Ilustración y Experiencia, en toda clase de enseñanzas Dogmática y de Ciencias Naturales y Oculta, mismas que se impartían a abrigo de aquellas maravillosas Obras del Arte hasta entonces conocido, y a cuyos actos únicamente se admitía a quienes en forma efectiva dan prueba de cumplir sus deberes y de asumir las RESPONSABILIDADES contraídas, ante los demás iniciados.
De esa manera, fueron creadas infinidad de Asociaciones por todas partes del Mundo de aquella época; por sus miembros siempre se disfrazaron, bajo la apariencia de Agremiados como Obreros, Operarios, Albañiles, Constructores, Carpinteros, Fundidores, Arquitectos, Forjadores y toda clase de hombres de ciencia; que siempre estuvieron dispuestos a COMBATIR y a SACRIFICARSE, como ya se dijo, en bien de la CIVILIZACIÓN, para destruir por cuantos medios estuvieran a su alcance, al Oscurantismo, a la IGNORANCIA y al Fanatismo, así como a todas las lacras Sociales, inclusive a la NEFASTA LABOR DE LOS MALOS GOBERNANTES.
Una vez que llegamos a investigar en forma detallada, la etimología y el origen de la palabra MASÓN, en relación con los DEBERES y DERECHOS del Iniciado, nos damos perfecta cuenta del por qué, cuando el PODER FEUDAL floreció en Europa, y quedó definitivamente constituido en beneficio de los PODEROSOS, la profesión del MASÓN, que comprendía precisamente a todas las Organizaciones y Cuerpos confederados, entre Obreros e Intelectuales, tuvieron la necesidad de recurrir al Lenguaje Simbólico, para poder trabajar en forma discreta pero efectiva, inculcando las ideas de LIBERTAD de Pensamiento y de Conciencia a que anteriormente nos referimos, en oposición a la TIRANÍA y al DESPOTISMO, predominante en aquellos tiempos.
La actitud rebelde de dichas Organizaciones, dio lugar a las constantes persecuciones y a la hostilidad, de que fueron objeto los MASONES, por cuya razón casi en masa, tuvieron que adoptar una VIDA NÓMADA, pero con una ventaja de permanecer en contacto directo, mediante los vínculos de una ESTRECHA UNIÓN; lo que permitió que en definitiva se viniera a resolver la fundación de la Primera LOGIA en Estrasburgo, Alemania, hasta el año de 1401 de la Era Cristiana, según los más acertados datos que hasta ahora se han logrado recopilar; en ese recinto se congregaban periódicamente los Iniciados, para el fin de tratar, de formular de discutir y de aprobar los asuntos y problemas, relacionados con las IDEAS LIBERTARIAS, entre las que tampoco faltaron los Temas del Arte y de las Ciencias, para poder continuar trabajando, en forma completamente DISCRETA.
Mientras tanto, a todos aquellos dictámenes y disposiciones emanadas de las Antiguas Grandes Asociaciones de hombres LIBRES e INDEPENDIENTES, se les denominaba "HUTTER", "BIEF", expresiones que se interpretan como DECRETO BREVE, a cuyos fallos se les consideraba como inapelables, al ser puestos en vigor, para mejor orientación, enseñanzas y disciplina de los Agremiados.
De esas Corporaciones, también salieron los Grandes Sabios en Filosofía, en Astronomía, en Náutica y en Ciencias Naturales y Ocultas; de ahí surgieron del mismo modo, los Teólogos, los Ortodoxos y los teósofos, quienes reconocieron siempre como ÚNICO DIOS, al GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.
Pero debido a las constantes dificultades, problemas y obstáculos por los que posteriormente tropezaron los MASONES, para continuar desarrollando su labor ALFABETIZANTE, MORALIZADORA y DESFANATIZANTE entre las Masas Populares, no hubo más remedio que desde aquella época, nuestros hermanos tuvieron que implantar el Sistema del LENGUAJE SIMBÓLICO, mediante la adaptación de Palabras, Signos, Toque, Alegorías, Figuras, Imágenes, Parábolas, Metáforas, Jeroglíficos y hasta sus Instrumentos de Trabajo, con en el fin de intensificar sus enseñanzas dentro de la Filosofía Moral; para fomentar el estudio de las Ciencias y las Artes y para darse a reconocer en la forma más discreta posible, por lo mismo, a todos esos Símbolos y Utensilios los consideraron como atributos SAGRADOS de la Orden, estableciendo de esa manera el LENGUAJE MUDO, atendiendo a las diferentes interpretaciones que se les atribuye; como por ejemplo: los que indican la Regla, el Martillo, la Escuadra, el Compás, el Cincel, la Cuchara del Albañil, la Plomada, etc., como implementos que se den la idea de la PERFECCIÓN, de la ESTABILIDAD, del EQUILIBRIO y de la ARMONÍA que palpamos en lo Material, en lo Moral y en lo Intelectual, en beneficio de la Civilización, de la Paz y del Progreso Humanos.
En consecuencia, si tomamos en consideración todos los antecedentes, demostraciones y razonamientos Científicos y Filosóficos que definen a la Moral en concordancia con el papel que debe desempeñar y desarrollar el verdadero MASÓN, llegamos a comprender que, agregado a su indiscutible personalidad, debe reunir los requisitos y condiciones que se exigen, para que llegue a obtener el honroso Título de HERMANO, puesto que todas esas formalidades son indispensables, para que el MASÓN demuestre de un manera serena y consciente, que es digno de ser admitido como Miembro de la Fraternidad Universal.
Poco también debemos tomar en cuenta, que la interminable cadena de LOGIAS y de MASONES, diseminados por todos los ámbitos de la Tierra, en número ilimitado ligados por los indestructibles vínculos de la Solidaridad individual y colectiva, como eslabones que afianzan cada vez más a la UNIÓN FRATERNAL, que existe entre todos los INICIADOS, lo que ha dado lugar a que de una manera Leal y Sincera, se les considere entre sí como Miembros Afiliados a nuestra Augusta Institución, y como consecuencia merecedores de la ALTA ESTIMACIÓN SOCIAL a que tienen derecho.
Por lo mismo, se entiende que todos los componentes de nuestra Orden, durante los trabajos ejecutados dentro de los Talleres Masónicos, sin distinción de Razas, Nacionalidades, Credos Políticos ni de Fe Religiosa, mientras se encuentran vinculados por idénticos IDEALES y los Mismos Principios, durante su actuación deben desarrollar una limpia y mutua labor de PROTECCIÓN y de APOYO Material, Moral y Económico, que les facilita la AYUDA necesaria para lograr el triunfo de sus MÁXIMAS, aun cuando de manera solapada se vean amenazados, perseguidos o que se encuentren en peligro inminente de llegar hasta el SACRIFICIO de su propia VIDA.
Estos son otros de los argumentos o motivos por medio de los cuales el MASÓN no debe reconocer posibles fronteras MORALES ni ESPIRITUALES, para desarrollar su labor Social, dentro de todas las ramas de las Ciencias y de las Artes, ni mucho menos distingue ambiente Masónico, a ningunas de las bases, bajo cuyos sistemas de Gobierno se rigen los Pueblos, a menos que no estén en concordancia con los IDEALES que proclaman sus preceptos de LIBERTAD, de IGUALDAD y de INDEPENDENCIA; y aún es más, el MASÓN se confunde con todos los hermanos de las distintas nacionalidades que pueblan el Mundo, confundiéndose entre ellos bajo el ambiente de una FRATERNIDAD incorruptible, para vivir y trabajar adaptando los diferentes sistemas de COSTUMBRES, procurando por todos los conceptos, adquirir y propagar el PERFECCIONAMIENTO individual y colectivo a sus semejantes, pues sólo de esa manera se consigue corregir los defectos humanos, y por esa razón podemos también afirmar que el ORIGEN IDEALISTA de todos los MASONES, y la CUNA DE SUS PRINCIPIOS, los constituyen el Globo Terrestre, por cuya circunstancia puede considerárselas aun políticamente como un CIUDADANO DEL UNIVERSO.
Consiguientemente, de la misma manera el Ritual de nuestra Orden, define al MASÓN dentro de sus más nobles cualidades, como un HOMBRE DISCRETO, INTEGRO y PROBO; que es igualmente AMIGO y DEFENSOR del DÉBIL que del FUERTE; del HUMILDE que del PODEROSO, y que es un fiel apoyo tanto del POBRE como del RICO, con tal de que todos ellos demuestren ser VIRTUOSOS, y partidarios de la RAZÓN, de la EQUIDAD y de la JUSTICIA.
Pero tampoco debemos olvidar jamás, que las miradas de nuestros enemigos están constantemente en acecho y por lo mismo hay que tomar en consideración que debemos demostrar que la DECENCIA, la HONRADEZ, la PERFECCIÓN, la VIRTUD, etc., deben ser otras tantas cualidades que caractericen y distingan al MASÓN de los demás hombres que viven dentro de la Sociedad Profana; por lo tanto, no podrán ser los SIGNOS, las SEÑALES, los TOQUES ni las palabras de RECONOCIMIENTO, lo que en realidad le den FAMA y el BUEN NOMBRE a los Iniciados; ni mucho menos los Grados Elevados, pueden ser el prestigio o motivo de enaltecimiento para los MASONES, si no se dedican a propagar la LABOR SOCIAL que han jurado desarrollar entre sus semejantes; en consecuencia, siempre serán las CUALIDADES, las VIRTUDES y la PERFECCIÓN de sus actos, lo que de manera efectiva venga a constituir la PERSONALIDAD MORAL e INTELECTUAL del INICIADO.
Debido a esas consideraciones, queda demostrado que desde el instante en que un Profano es admitido como Candidato a INICIACIÓN, y por primera vez logra cruzar las Puertas de nuestros TEMPLOS, con ese solo hecho deja de ser el Hombre Vulgar que se encontraba PERDIDO bajo el peso de las preocupaciones, de las incertidumbres y agobiado por la FRAGILIDAD HUMANA, que produce toda clase de PASIONES y de VICIOS hasta llegar a la PERVERSIÓN de los INSTINTOS , y que indiscutiblemente conducen al Individuo a través de los más graves ERRORES que pueden cometerse dentro del Seno de la Sociedad Profana, en cuyo ambiente se les considera como CALAMIDADES o LACRAS SOCIALES, que constantemente alimentan las DEBILIDADES FÍSICAS y MORALES del hombre; fomentado la corrupción de las masas populares, haciendo caer a la humanidad en los más profundos ANTROS DE LA PERVERSIDAD y de la DEGENERACIÓN.
Por esa razón el INICIADO, una vez que se encuentra dentro del Régimen que le brinda nuestra Institución, se convierte en el "HIJO DE LA LUZ", y en celoso adepto de la RAZÓN y de la JUSTICIA, proclamando por todos los ámbitos, la "VERDAD"; lo que viene a confirmar, que el MASÓN es un CABALLERO consagrado a la DEFENSA DE LA INTEGRIDAD, de la LIBERTAD y de la INDEPENDENCIA de los PUEBLOS, para conquistar los DERECHOS del HOMBRE.
Todos los antecedentes Filosóficos y Científicos expresados hasta aquí en materia de IDEALISMO, deben ser del completo dominio del INICIADO, para el fin DE QUE PROCUREN conocer la clase de CALAMIDADES y de ENEMIGOS, contra las que se tendrá que enfrentar para COMBATIRLOS con energía y eficacia; llevando en su mente la convicción y la seguridad, de que jamás les faltará, la SERENIDAD ni la DISCRECIÓN necesarias, para hacer valer sus propósitos, y salir VICTORIOSOS en tan DIFÍCIL EMPRESA.
En el sentido general de los preceptos que proclaman, debemos considerar al MASÓN, como un ABNEGADO PALADÍN de la humanidad, dispuesto siempre a distinguirse por su irreprochable CONDUCTA, por su LABORIOSIDAD, por su iniciación y afición a las BUENAS OBRAS y por su apego al TRABAJO material, Moral e intelectual; como actividades que siempre procurarán desarrollar entre sus semejantes, durante su labor ALTRUISTA y desinteresada, con lo que indiscutiblemente demostrará, que sabe ser un Hombre VIRTUOSO; que necesariamente llegará al SACRIFICIO, para hacerse merecedor del Aprecio, de la Estimación y de las Consideraciones de parte de la Sociedad Masónica y Profana.
Por último, podemos asegurar que la difícil tarea ejecutada por los MASONES, de acuerdo con el sumo grado de RESPONSABILIDAD que ha contraído ante sus demás hermanos en Logia, les obliga estrictamente, en cualquier momento y en todas las circunstancia de su existencia, a dar palpables ejemplos de MORALIDAD, de intelectualidad y de DISCIPLINA, para el fin de servir fielmente a sus semejantes, guiándolos por senderos seguros, apartarlos de las INCERTIDUMBRES y de las dudas, y aconsejándolos de acuerdo con su más vasta EXPERIENCIA; pero que de manera convincente, se compenetre de todas aquellas materias o asuntos que se les consulte; consecuentemente, siempre darán su opinión o parecer, sin demostrar FALTA de PREPARACIÓN o IGNORANCIA en sus atribuciones; por lo mismo, la norma de las acciones de todo buen MASÓN, será sin lugar a duda, la de su estricta dedicación al ESTUDIO, a la INVESTIGACIÓN y a una adecuada preparación FÍSICA, MORAL e INTELECTUAL, tomando en cuenta que tiene la ineludible obligación de ENSEÑAR, al que no SABE y de DIRIGIR, ORIENTAR y CORREGIR a quienes voluntariamente o involuntariamente hayan caído en el ERROR; señalándoles o encaminándolos por el sendero del SABER, del PROGRESO y de la VIRTUD.
Ahora bien, analizando los razonamientos expuestos hasta estos momentos, llegamos al convencimiento de que los MASONES, cualquiera que sea el Grado que ostenten, disponen de un amplísimo Campo de acción, para desarrollar su LABOR SOCIAL; demostrando con ello, que HAN SIDO, QUE SON y QUE SERÁN siempre, el más FIRME BALUARTE de sus convicciones, como Hombres de Principios, conocedores de sus DEBERES y de las RESPONSABILIDADES contraídas ante el Altar y en presencia de sus hermanos, en BENEFICIO de la HUMANIDAD ENTERA.


Saturday, March 7, 2020

Apéndice V - Notas sobre el Éxtasis - En el Umbral del Misterio - Stanislas de Guaita


APÉNDICE V
NOTAS SOBRE EL ÉXTASIS
  En el Umbral del Misterio


La meditación de las obras de lo Oculto absorbe exclusivamente a la mayoría de los investigadores a los que preocupa el problema místico; nos referimos a los más serios (ya que los más fútiles, verdaderos mirones de feria, se arrastran voluntariamente de un barracón a otro, a la busca de fenómenos). ¡Como si la tarea de iniciarse se limitase a los esfuerzos de asimilación doctrinal! La obra escrita de los maestros no es impunemente despreciable, ¿quién lo duda?, y poco caso hacemos del presuntuoso innovador que se encarga de suplir, mediante la exuberancia de su imaginación, el estudio profundo de los clásicos del Esoterismo.
Pero ese estudio no sería suficiente. Es necesario exponerse a todo y aventurarse resueltamente a la conquista de la Verdad a través de las tinieblas de un mundo desconocido. Es por eso que, distinguiéndose del simple erudito que sólo se ocupa de intervenir en las luchas de opinión, el ocultista tiende a penetrar la esencia de las cosas y a descifrar la gran estela de la Naturaleza escrita tanto dentro como fuera.
Imaginad una hoja de pergamino, cubierta de jeroglíficos en sus dos caras, pero adherida a una tabla por una de ellas. Los caracteres del anverso, se sepan interpretar o no, aparecerán visibles a los ojos de la carne; mientras que los signos trazados en el reverso sólo serán perceptibles al órgano visual del alma, lo que significa que solamente una persona muy lúcida podrá distinguirlos.
Esto es sólo una metáfora, y el neófito se equivocaría si llegase a la conclusión de que la lucidez magnética es la facultad suprema que ha de desarrollar, la suprema prerrogativa del adepto. Hay varios grados de videncia, como hay diversas zonas de visión.
¡Cuántos ilustres videntes no han tenido la menor lucidez en el plano físico!
Así, además, se puede ser un maravilloso lúcido, en el sentido demótico y aprobado, en tanto que no se es más que un perfecto imbécil, pues esas dos cualidades no se excluyen entre sí, cosa que muchas veces ha demostrado la experiencia.
¿Qué importa, en fin, para no callar nada, que alguien desee perfeccionar su iniciación? Lo que importa es reintegrarse desde aquí abajo a la Unidad divina (tanto como lo soporten las barreras hílicas), a fin de ser copartícipe con todos los Iniciados y Elegidos del mundo en los misterios de lo Absoluto.

* * *

El hombre de genio no es, en un último análisis, más que un adepto intuitivo y espontáneo, magníficamente incompleto, pero rico en esos dones tan raros, que muy a menudo les faltan a los más sublimes místicos: las facultades de transposición a los más sublimes místicos: las facultades de transposición estética de lo inteligible a los sentidos y la convertibilidad del Verbo divino al Verbo humano.
Semejantes facultades de expresión no se adquieren, sino que consagrarán siempre al hombre de genio, de derecho divino y gracia anterior, mientras que el adepto es de derecho humano y conquista ulterior, habiéndole elaborado así los esfuerzos de su libre albedrío. Una vez establecida esta distinción fundamental, la analogía puede y debe proseguir.
El genio consiste en la facultad de reintegración espontánea (más o menos consciente y sujeta a intermitencias) del submúltiplo humano en la patria celeste de la unidad, Adamah.
También los poetas, pintores, músicos, escultores y, en general, todos los artistas que se creen, con razón o sin ella, genios, emplean la misma locución que los místicos para caracterizar los períodos de facilidad en producir. Tienen, o no, la inspiración. Esto es notable...
La obra capital de la Iniciación se resume, pues, si así se quiere, en el arte de llegar a ser artificialmente un genio; con la diferencia, no obstante, de que el genio natural tiene la inspiración más o menos a menudo, a ciertas horas, cuando quiere descender sobre él el Espíritu, en tanto que el genio adquirido es, en su más elevada condición, la facultad de forzar la inspiración y comunicar con el Gran Desconocido todas y cuantas veces lo desee.
Es, con esta diferencia, una razón bastante sencilla: que el Dios desciende hacia el hombre de genio, mientras que el Mago sube hacia Dios.
El hombre de genio es una especie de animal, atractivo e intermitente. El adepto es una potencia convertible, un lazo consciente de la tierra al cielo: un ser que puede, a voluntad, quedarse en la tierra, gozar de sus ventajas y recoger sus frutos... o subir al Cielo, identificarse con la naturaleza divina y beber a largos sorbos la ambrosia celeste.
El Genio, fuerza natural de atracción, establece por momentos con la Unidad una correlación más o menos efímera. El Adepto, pasaporte ilimitado para el Infinito, implica un derecho de reintegración ad libitum. Así, el adepto perfecto toma en la India el nombre de yogui: unido a Dios.

* * *

Reintegración del submúltiplo humano a la Unidad divina: esta es la mejor obra del adepto. ¿En qué consiste esa reintegración?
Conocemos dos: la Pasiva y la Activa. Una y otra tienen varios grados.
Se llega a la primera por la Santidad o la austera depuración de su esencia anímica, unida por amor al Espíritu puro de los cielos; a la segunda, por la libre voluntad consciente o la realización del pentagrama místico.
La primera (reintegración en forma pasiva) necesita una abdicación del Yo, que se funda, sin reservas ni esperanzas de retorno, en el Yo divino. Ya no se trata de obrar por sí mismo, pues es Dios quien obra por ti. Lo cual hizo decir al Apóstol: “...yo ya no soy quien vive, es Cristo quien vive en mí”.
La segunda (reintegración en forma activa) equivale a una conquista positiva del Cielo, a una violación del elemento celeste y de su Espíritu colectivo: Rouach Haschamaim.
Las dos, en su grado más elevado, dan al alma el estado primordial de Edén, la potencia del Aor ain-soph. Pero la Pasiva implica una renunciación de las voluntades individuales y el desprecio de todas ciencia profana: “Felices, dijo Cristo, los pobres de espíritu porque de ellos será el Reino de los Cielos”.
La Activa, por el contrario, permite, en ciertos casos aquí abajo incluso, el ejercicio de un poder absoluto relativo, como delegación del poder de Dios. Ella pone en la mano el Æesch, la espada flamígera de Iahoah Ælohim. Es la toma de posesión, por derecho de conquista, del Cielo místico, del que Cristo dijo que los Espíritus violentos lo toman por la fuerza: “violenti rapiunt illud”.
La inefable caridad de N. S. Jesucristo lo ha inducido a no reivindicar más que la Reintegración pasiva, y murió en la Cruz, dudando de Sí mismo y del Padre: ¡Eli, Eli, Iamma sabachtani! (Con toda seguridad no fue más que el grito de la carne desfalleciente durante la prueba suprema, pero la evocación de ese grito de duda siempre nos ha asustado).
La audacia de Moisés le hizo preferir los privilegios de la reintegración pasiva; así, tras haber ejercido en la tierra la omnipotencia celeste, manejando con mano firme la espada ígnea del Kerub, Moisés ascendió hacia Dios (como después lo haría Elías), virgen del beso de la muerte, dejando a su pueblo el nombre de Pueblo del Señor y la entrada libre a la tierra de Canaán, del que los judíos sólo han salido aparentemente, y donde reinan más que nunca[1].
La reintegración pasiva tal vez sea más divina, más absolutamente meritoria; es la de los Santos y los Mesías. La reintegración activa es más beneficiosa, más rica en prerrogativas; es la de los Magos y los Titanes.
Es la única a la que deben pretender los hombres que, no habiéndose despedido definitivamente de la vida y los goces del mundo, sienten aún el afán de obtener lo que puede haber de bueno en sus ilusiones y espejismos.
¡La vida eterna es tan larga! Aún decididos a ascender siempre, sin desviarse del camino que conduce al Padre, ¿no nos sería permitido hacer paradas? Dios, tan bondadoso, ¿no ha creado (o mejor dejado crear) más que para esto, en esta naturaleza de la decadencia y sobre esta tierra de pruebas, la hierba blanca y la sombra propicia de las Ilusiones?...
El placer bien comprendido y aceptado es la expansión normal de un corazón honesto, ¿acaso no es otra cosa que el moldeamiento y la adaptación al ambiente terrenal y transitorio del goce eterno de los Elegidos? Ya que hemos descendido a este mundo inferior, ¿no es natural y conforme a toda lógica que nuestros consuelos, nuestras satisfacciones y alegrías temporales, realmente proporcionadas a nuestra naturaleza decadente (o sea menos perfecta) sean menos perfectos y menos angélicos? “Homo sum (dijo Catón, uno de los santos del paganismo estoico) et humani nil a me alienum puto”[2].

* * *

No puede expresarse mejor, y Pascal apareció comentar las hermosas palabras de Catón cuando escribió en sus Pensamientos que el hombre no es ni ángel ni bestia... y lo demás. Es probable que Catón y Pascal, de haber sido iniciados y su destino hubiese sido el de elegir entre la Reintegración pasiva de los Santos y la Reintegración activa de los Titanes, habrían preferido esta última.
Por otra parte, ni siquiera hay elección, cuando se aspira a la realeza cabalística del G.·. A.·., o sólo a la penetración de los misterios del Más Allá, sin desear abandonar el mundo para encerrarse en un claustro, físico o moral. La Reintegración en forma de actividad es la única que sufre lo relativo.
Ahí radica la razón profunda del peligro de los claustros para ciertas almas que no están dispuestas al sacrificio integral, sin restricciones ni límites, por sí mismas y por su voluntad. Se entregan en forma pasiva: ¿intentan desviarse? ¿efectúan algún esfuerzo para rectificar? El Esposo las suelta (ya que, de modo pasivo, se dejan poseer, pero no poseen), y caen en poder del Adversario. La perdición está en el término de su vocación reticente.
Por eso no hay que vacilar nunca, so pretexto de respetar el libre arbitrio, en pasar por las pruebas mundanas de las jóvenes que creen ser llamadas a la vida contemplativa. Si es verdadera su Vocación, se revelará infrangible y la novia del Cielo saldrá victoriosa de dichas pruebas, indemne de todas las acechanzas; toda dificultad suscitada sólo logrará una nueva confirmación de su gran deseo.
¿Se trata, por ejemplo, de las hijas del mundo? Creemos criminal para sus padres que les dejen tomar el velo sin haberlas conducido con autoridad por el mundo, y no solamente por las noches a un baile. Si la llamada de esas almas se deja oír después de esa diversión, si su afán por la vida religiosa resiste a ese disolvente, es porque están forjadas con un metal incorruptible a los ácidos temporales, y ningún otro Alkahest - ya fuese el de Paracelso y el de Van Helmont -, ningún otro disolvente, por corrosivo que fuera, logrará nada. Si, por el contrario, cualquier levadura terrestre, cualquier fermento mundano está latente en lo más profundo de su Yo inconsciente, serán atrapadas, y no hay duda de que el pícaro Eros les clavará su flecha, virtual y posiblemente, en mitad del corazón.
Volvamos al mundo de la Reintegración.

* * *

Llamamos reintegrado (yogui de la escuela mística ortodoxa) al que puede, siempre que lo desee, dominar enteramente su Yo sensible exterior para abstraerse espiritualmente y sumirse, por el orificio del Yo inteligible interno, en el océano del Sí colectivo divino, donde toma conciencia de los arcanos complementarios de la Naturaleza Eterna y la Divinidad.
Llamamos dos veces nacido (dwidja, de la Escuela mística, en la India) al que puede abandonar su efigie terrenal, en cuerpo astral o etéreo, para buscar en el océano astral la solución de los misterios que encubre.
La reintegración espiritual interna puede tomar el nombre de Éxtasis activo. Se ha convenido en dar a la proyección de la forma sideral, el de Salida en cuerpo fluídico (o astral)...
El éxtasis activo tiene dos grados. En el primero, el Adepto penetra la esencia de la Naturaleza eterna que le comunica de modo directo, sin símbolos, la Verdad-luz. En el segundo grado, puede comunicarse con el Espíritu puro, que lo conduce al Cielo inefable de los arquetipos divinos; en ese caso, hay transfusión del pensamiento divino que se torna humanidad pensante en su inteligencia, por el efecto de una alquimia íntima, de una transmutación formidable e inexplicable.
La Salida en cuerpo astral difiere del Éxtasis activo, ya que el cuerpo físico parece estar en catalepsia, accionado solamente por una vitalidad en cierto modo vegetativa; mientras que el cuerpo astral o mediador plástico (envoltura ambulatoria del alma espiritual) flota en la inmensidad del éter sideral o luz universal y se dirige adonde quiere, unido al cuerpo material por una especie de umbilicación fluídica.
De este modo, la personalidad consciente boga en forma astral o eso le parece, y va a tomar conocimiento de las realidades lejanas que pueden interesarle. Pero entonces, si lo que desea adquirir son nociones de orden inteligible, esas nociones sólo se le transmiten simbólicamente, por intermedio de la luz astral, que ante todo es configurativa, y sólo habla ofreciendo a la sagacidad del Espíritu una serie de imágenes, que deben traducirse al momento, como jeroglíficos de lo Invisible. El modo concreto y emblemático es, pues, el único que puede usar la Verdad para expresarse por intermedio de lo Astral.

* * *

En modo pasivo, el alto éxtasis tiene también dos grados:
1º: Comunicación con la Natura-esencia en la luz de gloria;
2º: Con el Espíritu puro.
Respecto al éxtasis pasivo astral o inferior, no es más que el estado de lucidez, sea natural, sea magnética. La mayoría de las visiones beatíficas le son expresamente atribuidas.

* * *

...Lo que ante todo importa al adepto es ponerse en comunicación espiritual con la Unidad divina; es cultivar uno de los grados del Éxtasis activo y aprender a hacer hablar en su interior, vil átomo, la Voz reveladora de lo Universal, de lo Absoluto.
¿Es posible a lo Relativo comprender lo Absoluto? Sin duda no, pero sí de afirmar -sí-, uniéndose a Él. ¿Acaso no refleja todo el Cielo un fragmento de espejo convexo? Toda la gran voz del Océano, ¿no canta a la concha del más humilde molusco, que ha tenido la fortuna (dice la leyenda) de sentir, aunque sólo sea por una hora, su inmenso y sonoro beso?.
Así, el éxtasis deja al alma extasiada (aunque sólo por una hora) en la impregnación de lo Infinito, la noción vivida de lo Absoluto, el murmullo inagotable del Sí revelador, que contiene todos los Yo, sin estar contenido en ninguno. ¡Qué regocijo! Fortalecer su vida individual en el océano colectivo de la vida incondicional o aspirar la savia espiritual en el
Espíritu puro... ¡y alimentarse con ella! Es una iniciación decisiva: una ventana abierta a la inmensidad de la Luz inteligible y el Amor divino, de la Verdad celeste y la Belleza típica.
¡Reencontrar el camino del primitivo Edén! Muchos pasan junto a la puerta que conduce al sendero, sin siquiera ver dicha puerta; o, si la ven, no quieren llamar a ella. Tal vez llama algún curioso, que no sabe hacer que resuenen en su umbral los tres golpes místicos: llama como profano y la puerta no se le abrirá.
Cristo dijo: “Petite et accepietis, pulsate et aperietur vobis”.
Mas también dijo: “Multi vocati, pauci vero electi”.
¿Cómo conciliar esos dos textos? Ah, eso es porque muchos que llaman a la puerta todavía no han sido llamados; a menudo, los que serán llamados no llaman a ella, o tal vez llaman mal...

* * *

Si aspiras a ser un Adepto, evoca al Revelador que habla dentro de tu ser; impón al
Yo el silencio más religioso, para que se pueda oír el Sí, y entonces, hundiéndote en lo más profundo de tu inteligencia, oye hablar a lo Universal, a lo Impersonal, a lo que los gnósticos llaman el Abismo...
Pero hay que estar preparado, y éste es el papel del Iniciador humano: vigilar esta preparación, a defecto de lo cual el Abismo sólo tiene una voz para el que lo evoca torpemente, voz terrible que se llama Vértigo.

* * *

Como resumen, se trata de un grande y sublime Arcano que dice así: Nada puede perfeccionar su iniciación, a no ser por la revelación directa del Espíritu universal, colectivo, que es la Voz que habla al interior.
Es el Maestro único, el inevitable gurú de las iniciaciones supremas. Nosotros conocemos las diversas maneras de entrar en relación con El, de ir a buscarle, de hacerle venir, de dejarle venir, de darse a Él, o de tomar parte en su soberanía[3].

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Se sabe de qué forma ambigua ciertas obras de alta ciencia disfrazan los misterios, hasta el punto de que tales obras, a menudo profundas, parecen, en una primera lectura, simples libelos de vergonzosa superstición. ¿Bajo qué velo sus autores han enseñado ese gran arcano, del que hemos entrevisto aquí el tabernáculo místico?
¿Bajo qué velo? He aquí algo tremendamente curioso, pues es precisamente por haber confundido “la letra que mata” con el “espíritu que vivifica”, que tantos estudiantes de ocultismo caen ahora en el espiritismo puro y simple.
Con pluma casi unánime, los jeroglíficos notifican que es preciso evocar a las Inteligencias celestiales, como las únicas capaces de enseñarla al teósofo los misterios últimos. Moisés en el Sinaí, Nuestro Señor Jesucristo en el huerto de los olivos, visitados por ángeles; Sócrates y Plotino consultando su genio; Paracelso y su espíritu encerrado en el pomo de una espada; Zanoni interrogando a Adonaí, etc. Todas estas leyendas, según su significado más elevado, simbolizan lo que ya nos es conocido ahora.
No es que neguemos la posibilidad de ponernos en relación con las Inteligencias de lo Alto, con las almas glorificadas; mas todo esto no es sino Magia secundaria, iniciación de segundo grado...
En el tercer grado, los espíritus desaparecen... el Espíritu se queda solo, radiante, impersonal, agitándose a través de las eternas profundidades de un Infinito que no es el Espacio; desbordante de Amor divino, de Vida, de Luz, de Esperanza y de Belleza divinas; llevando el alma con una inefable omnisciencia que embriaga, sin que llegue jamás a emborracharse.
La personalidad egoísta se funde, desaparece, se extingue en el horizonte de lo Finito que el alma ha abandonado. En Dios, como en la Naturaleza-esencia (la eterna Naturaleza de Boheme), todo es bello, dulce, evidente, sublime y formidable como un beso del que se siente morir, ahogado en la vida...
Observad cómo Abraham el judío describió, bajo el emblema que hemos denunciado como capcioso, el cumplimiento de ese misterio.
“Verás entonces que has empleado bien los meses pasados, pues si has buscado la verdadera Sabiduría del Señor, tu ángel custodio, el Elegido del Señor, aparecerá en ti y te hablará unas palabras tan dulces y amistosas, que ninguna lengua humana sabrá jamás describir su dulzura...”
La Sabiduría divina de Abraham el Judío, dedicada a su hijo Lamech, manuscrito del siglo XVIII, traducido del alemán (1432),
2 vol., tomo II, pág. 76.



[1] Canaán, en el sentido material, significa hombre de especulación y negocio; la tierra de Canaán de los modernos judíos es la Usura, el Agio, el Alza y la Baja.
[2] El verso es de Terencio, pero la idea de Catón.
[3] Desde otro punto de vista, los rosacruces han clasificado los diversos modos del Éxtasis en cuatro categorías, según el carácter que afecte y los resultados que produzca: 1) el Éxtasis musical, 2) Éxtasis místico, 3) Éxtasis sibilino y 4) Éxtasis amoroso. (Véase Apéndice VI: Notas al Prefacio de Zanoni, nota 11, 89-91).



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