LOS
CATECISMOS DE KNUM
LAS 10
HERRAMIENTAS SANTAS
José Miguel Jato
PRIMER CATECISMO
LA PLOMADA Y LOS
CIMIENTOS
VENERABLE MAESTRO
¡Segundo Vigilante! ¿Tenéis vuestras herramientas al
orden?
SEGUNDO VIGILANTE
Lo intento, Venerable Maestro.
VEN. M.
¿Qué significa que lo intentáis?
SEG. VIG.
Que en este grado el intento es el mayor esfuerzo que
nuestra naturaleza nos permite realizar.
VEN. M.
¿En qué consiste este mayor esfuerzo del grado, al que
llamáis intento?
SEG. VIG.
Significa que mil veces será empezado el esfuerzo, y
mil veces terminará en fracaso, pero aspiramos a que, por la Gracia del Gran
Arquitecto, la número mil una, esté intento será coronado por la realización.
VEN. M.
¿Y esta realización será debida a vuestra sabiduría?
SEG. VIG.
En absoluto, Venerable Maestro, será debida al regalo
caritativo de Aquel que está más allá del velo.
VEN. M.
Entonces, ¿en qué consiste vuestro esfuerzo?
SEG. VIG.
En empezar dicho esfuerzo esas mil y una veces, y
otras tantas si fuera necesario, hasta que algo sea recibido.
VEN. M.
¿Cuál es la herramienta que primero tenéis en cuenta?
SEG. VIG.
La Plomada, Venerable Maestro.
VEN. M.
¿Por qué la Plomada?
SEG. VIG.
Porque sin ella, toda pared que sea levantada, estará
condenada a desplomarse.
VEN. M.
¿Qué es una pared condenada a desplomarse?
SEG. VIG.
Aquella que se levanta sin dirección vertical, ya que
sin esta dirección vertical, no soportará nunca los pesos que se le coloquen en
su parte superior.
VEN. M.
¿En qué consiste tal herramienta?
SEG. VIG.
En un cordel y un plomo.
VEN. M.
¿Por qué un cordel?
SEG. VIG.
Porque un cordel permite, si tiene dos polos en
oposición generar una recta, y una recta permite tener una dirección.
VEN. M.
Pero el Universo entero está lleno de direcciones,
allí se pueden proyectar tantas rectas como estrellas pueblan el firmamento, e
incluso más.
SEG. VIG.
Bien cierto es, Venerable Maestro, pero una sola
dirección es la que se consigue gracias a la fuerza de la gravedad.
VEN. M.
¿Qué es la fuerza de la gravedad?
SEG. VIG.
La polaridad entre el cielo y la tierra. La fuerza que
las une y a la vez separa, permitiéndoles la armonía.
VEN. M.
¿Tiene alguna virtud más dicha fuerza de gravedad?
SEG. VIG.
Que no depende de la voluntad del hombre, sino que fue
implantada por el Gran Arquitecto, para que la obra humana fuera realizable.
VEN. M.
Mostrad la cuerda a los aprendices, mostrad las mil
direcciones y después mostrad el efecto de la fuerza de gravedad.
(El Segundo
Vigilante muestra la cuerda, la tensa y la pone en varias posiciones, y al
final la deja caer.)
VEN. M.
¿Qué lección sacáis de verla en esas mil direcciones?
SEG. VIG.
Que cuando es la voluntad humana la que se determina
los dos puntos de tensión, son infinitas sus formas en el espacio. Que
igualmente la voluntad del hombre por sí solo está condenada a perderse en lo
infinito de la materia. Que ninguna de esas posiciones llegará a ser nunca la
verdadera vertical, a pesar de poder aproximarse, ya que el hombre no tiene un
punto de referencia firme y real en su propia personalidad.
VEN. M.
¿Qué lección sacáis de la dirección que toma la
plomada si mientras la sujetáis por un extremo la dejáis caer?
SEG. VIG.
Que la vertical verdadera se da de manera natural, y
solo debe esperarse a que el peso abandone su amor al movimiento. Que el
aprendiz, al tirar de la cuerda hacia lo superior, sea este punto uno u otro
del espacio, si deja caer el peso, la vertical aparece de manera natural.
VEN. M.
Y ¿qué significa tirar de la cuerda hacia lo superior,
en la obra interior?
SEG. VIG.
Que nuestro pensamiento salte por encima de las
palabras, busque el silencio por encima de su cabeza, y se agarre con
vehemencia, sin soltar, buscando el punto central y emanante de lo superior.
VEN. M.
¿Qué pasa si suelta ese punto central?
SEG. VIG.
Que la herramienta caerá al suelo, como un cuerpo
muerto se esparcirá en la tierra, confundiéndose con la materia más inerte.
VEN. M.
¿Qué es la materia más inerte?
SEG. VIG.
Es la materia que solo es tierra, que pesa sobre los
sentidos y los domina, pero no la que es dejada a su libre albedrío sin
dirección alguna.
VEN. M.
¿Hay alguna materia que no sea inerte?
SEG. VIG.
La materia que usándose en la construcción, recibe la
forma del plan de obra. Esa materia adquiere la vida, y llega a ser tan
generosa y amorosa, que forma hogares, templos y palacios.
VEN. M.
¿Queréis decir que si la materia se usa en la
dirección que se encuentra gracias a la plomada, y las otras herramientas del
Masón esta adquiere la vida?
SEG. VIG.
Eso digo sin duda alguna.
VEN. M.
Y ¿qué tienen en común los hogares, los templos y los
palacios?
SEG. VIG.
Que sirven para albergar a los hombres, para que estos
cumplan su verdadera función en este mundo en íntima unión con el Gran
Arquitecto.
SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, que es necesario que el cuerpo
se aquiete, así como nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, para que la
vertical pueda ser realizada, ya que en ese momento, la fuerza de la gravedad
actúa en toda su potencia.
VEN. M.
Mostrad esto a los Aprendices Masones.
(El Segundo
Vigilante lo muestra, y la plomada pasa de estar en movimiento a la quietud, y
con un gesto muestra que en la quietud «pesa más».)
VEN. M.
¿Cómo empezáis la construcción de un muro y cómo usáis
esta preciosa herramienta?
SEG. VIG.
Primero es necesario realizar un buen cimiento.
VEN. M.
¿Qué aprendéis de ello?
SEG. VIG.
Que no debemos descuidar nuestra materia corpórea. Que
debemos ser vigilantes con nuestra salud, y mantener nuestro cuerpo en
condiciones de soportar el peso que se le viene encima. Que en el cuerpo
quedará inscrito el signo del mínimo peso que le coloquemos encima y que por lo
tanto deberá estar protegido de corrientes de agua o lodos que lo maladen, ya
que, aunque no sea visible ya en el futuro, siempre será el sostén de la
construcción, no dejando nunca de cumplir su función, si siquiera durante el
tiempo que dura una respiración.
VEN. M.
¿Por qué los cimientos son más anchos que los muros que
se levantan sobre ellos y se hunden en la tierra?
SEG. VIG.
Nos indican que el primer trabajo se realiza con un
primer esfuerzo de nuestra atención mental hacia abajo, hacia dentro del
cuerpo, sintiendo y ampliando nuestra sensación física. Y nos reitera que
mientras más profundas y amplias sean estas labores, mayor altura podrán
alcanzar las paredes que sostienen.
VEN. M.
¿Qué es la parte metálica y pesada que cuelga de la
plomada?
SEG. VIG.
Es el plomo, Venerable Maestro. Es su parte material
más grosera, no siendo esto un desprecio. Es lo más pesado, lo que es atraído
por la tierra de manera fulminante, y al actuar de esta manera proporciona el
segundo polo a la plomada, adquiriendo ésta el segundo punto que le permite
mantener su orden de rectitud.
VEN. M.
¿Por qué le llamáis Plomo?
SEG. VIG.
Porque las Plomadas, pudiendo ser de cualquier
material metálico y pesado, se definen con el nombre de un mineral y de un
planeta, que unidos por una íntima concordancia tienen ciertas características.
VEN. M.
¿Cuáles son estas características?
SEG. VIG.
El Plomo tiene pesadez, así como Saturno tiene
lentitud. Ambas peculiaridades permiten a la materia, ser el mundo de la
acción, que los Cabalistas llaman mundo de Assiah, y que es el mundo en su
última manifestación. Por eso, está compuesto de cada pensamiento, cada palabra
y cada acción que los hombres realizan, y ese conglomerado, es soporte tanto
del pasado, como del presente como del futuro, quedando allí retenido todo,
absolutamente todo aquello que es manifestado.
VEN. M.
Pero el Plomo de vuestra plomada, cuando es retenida
por la cuerda hacia su parte superior, tarda en permanecer quieta. ¿Qué
significa esto?
SEG. VIG.
Así es Venerable Maestro. Hay que dejar que dicho
movimiento finalice, y se mantenga en una absoluta quietud, para así poder ser
de utilidad.
VEN. M.
Y ¿sacáis alguna lección de esto?
VEN. M.
Pero aquí no usáis la plomada...
SEG. VIG.
No, Venerable Maestro, ya que en el primer trabajo es
solo materia y sentido del tacto lo que se involucra. Nuestra sensación física
son las piedras, y la atención forma su cemento, uniéndose en la profundidad y
en la negrura del suelo, y amasándose, realizan un solo cuerpo. A pesar de todo
hay un uso grosero de la herramienta que llamamos Plomada. Interiormente
sabemos que el mundo de abajo se observa desde sí mismo, en esta fase de la
construcción. Sabemos que no hace falta un gran conocimiento para realizarlo,
ya que el Gran Arquitecto dejó, como primera acción, una obra simple y sencilla
para el entendimiento humano y así procurar que este no se perdiese desde el
inicio.
VEN. M.
¿Queréis ser incluso más claro con vuestra enseñanza,
para que a los Aprendices no les quede duda alguna?
SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, que el aprendiz se siente en
una silla, que quede inmóvil todo el tiempo que pueda, que se sienta a sí
mismo, y prolongue esta operación, que olvide sus preocupaciones y sus
aspiraciones divinas, que olvide a su familia, aquello que le preocupa, o
aquello que más ama o aquello que más teme. Que quede solo y en silencio
hundiéndose en sí mismo.
VEN. M.
¿Cómo llamamos a esto en la Obra Masónica?
SEG. VIG.
Dejar los metales fuera del umbral del templo.
VEN. M.
¿Cómo sabe el aprendiz masón que ha dejado los metales
fuera del templo?
SEG. VIG.
Cuando, sentado en la posición que nos es tradicional,
y sobre la cual volveremos en otras lecciones, que conocemos como Posición del
Faraón, mantiene su atención y la respiración y la sensación física, así como
en la vigilancia de dicha postura. Esta acción permite que el Aprendiz Masón
aglutine suficiente piedra y argamasa, que aunque no tenga forma, sirva de buen
cimiento de la obra. Las piedras y morralla son la sensación física, la
argamasa son las pequeñas atenciones que aparecen emanadas de la propia materia
y que permiten que el conjunto adquiera consistencia.
VEN. M.
Explica en qué consiste levantar el muro.
SEG. VIG.
Una vez que el cimiento está sólidamente asentado, y
que ninguna preocupación mental o física invade al Aprendiz Masón la primera
piedra del muro puede ser colocada, buscando instintivamente el centro del
cimiento, lo cual significa que las pequeñas atenciones de la materia van solo
hacia la sensación física, la respiración y la postura, y que toda preocupación
profana, sea esta física, sentimental o psíquica ha desaparecido.
VEN. M.
Explica cómo se usa la plomada para levantar el muro…
SEG. VIG.
Una vez que la primera piedra ha sido colocada con las
indicaciones anteriores, la segunda y el resto, serán ubicadas con el uso de la
plomada y ello en sí consiste, en no dejar de sentir el cimiento, pero a la vez
levantar el cordel, su atención mental, tan alto como puedan, y continuar en
esa actitud, mientras el muro casi se va haciendo por sí solo.
VEN. M.
Segundo Vigilante, ¿queréis mostrar alguna práctica o
ejercicio que los Aprendices Masones puedan realizar a partir de ahora para
entender todo lo dicho hasta el momento?
SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, en primer lugar, os ruego que
pidáis al Hermano Experto, que vigile que ninguna otra luz esté encendida en el
Templo, quedando solamente aquellas que se indican en nuestro ritual y que son
dictadas por la Tradición.
VEN. M.
¿Por qué me pedís esto?
SEG. VIG.
Porque, a partir de ahora, solo las luces y las ideas
de la Tradición son las que deben iluminar nuestro pensamiento, debiendo
rechazar el Aprendiz Masón todo aquello que sepa de sí mismo y que haya sido
aprendido en el mundo profano.
VEN. M.
Explicad por qué esto debe ser así.
SEG. VIG.
Porque, si bien esos conocimientos le sirven fuera del
templo, para su vida profana, no son de utilidad aquí, en la Obra que va a
comenzar.
VEN. M.
¿Cómo llamamos a esto en nuestra Tradición?
SEG. VIG.
Por segunda vez lo digo: despojarse de los metales, y
que queden fuera del Templo.
VEN. M.
Hermano Experto, extinguid toda luz profana.
(El Hermano
Experto extingue cualquier luz que se haya mantenido para la consecución del
ritual, quedando solo las luminarias rituales.)
HERMANO EXPERTO
Venerable Maestro, todas las luces profanas han sido
extinguidas. Solo las Luces de la Tradición nos iluminan.
VEN. M.
Proceded con vuestro ejercicio, Segundo Vigilante.
SEG. VIG.
Que los Aprendices Masones coloquen su cuerpo en la
silla, tal como eran retratados las personas sagradas en el antiguo Egipto, y
que conocemos en nuestra Tradición como Postura del Faraón.
(Todos se
recolocan en sus sillas, dándose un tiempo de 10 ciclos de respiración.)
Que los
Aprendices Masones cierren sus ojos, y respiren con su abdomen, en el ritmo
conocido como cuaternario, número de la materia escuadrada, y que consiste en
inspirar durante cuatro tiempos, retener durante un número similar, exhalar con
el mismo ritmo y, por fin retener de la misma manera.
(Se hacen 10
ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones durante su inspiración y
primera retención, estén atentos a las tensiones y pensamientos que aparecen, y
que los expulsen durante su expiración, no dejándolos entrar durante su segunda
retención. Y así formen un círculo, y de esta manera realicen su primer intento
de espiritualización de su materia, ya que el círculo es signo de lo
espiritual, así como el cuadrado lo era de lo material.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones acerquen su respiración
natural a la respiración de cuatro tiempos.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones desechen de su mente todo
aquello que no sea su respiración y su sensación física.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones aprendan de una vez para
siempre esta verdad: que la mente es el lugar donde esta se encuentra. Y que en
este momento solo debe estar en su sensación física, su respiración y la
vigilancia de su postura.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones permitan que la sensación
física tal como aparece, vaya formando los cimientos de su obra, sin que otra
cosa les importe. Esto es el Plomo.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que los Aprendices Masones eleven hacia arriba su
sensación del Sí Mismo. Esto es el Cordel.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
Que mantengan esta actitud.
(Se hace durante
10 ciclos de respiración.)
VEN. M.
Segundo Vigilante, os anuncio que los Aprendices
Masones están usando por primera vez su plomada eficazmente.
SEG. VIG.
Os ruego que pidáis al Hermano Experto que vigile que
los Aprendices Masones del Templo están «A Plomo», para que la primera piedra
de la muro, pueda ser colocada.
(El Hermano
Experto pasa por cada uno de los Aprendices Masones, se detiene durante unos
instantes detrás de cada uno, les ayuda a poner bien su posición si fuera
necesario, y por último, colocándose entre columnas en silencio mira al
Venerable Maestro.)
Batería:
3 golpes del Venerable Maestro:
3 del Primer
Vigilante:
3 del Segundo
Vigilante:
HER. EXP.
Venerable Maestro, los Aprendices Masones se
encuentran a Plomo en el Templo.
VEN. M.
Ya que los Aprendices Masones
están a Plomo, damos por terminada está primera lección, pudiendo proseguir con
nuestros trabajos.