Thursday, April 30, 2015

El Proceso de Regeneración o la Alquimia Interior según Saint-Martin - Jean-Louis Ricard

EL PROCESO DE REGENERACIÓN O LA ALQUIMIA INTERIOR SEGÚN SAINT-MARTIN

Por Jean-Louis Ricard


LOS TRES TIEMPOS DE LA GRAN OBRA


Antes de apartarse de la teúrgia operativa de su Maestro Martínez  de Pasqually, Saint-Martin la practicó insistentemente hasta obtener resultados convincentes.  

Robert Amadou no fue injusto al afirmar que Saint-Martin había conservado la teúrgia interiorizándola, “internalizándola”. 
  • “Yo predico y ensalzo una teúrgia intra-cardiaca, no ceremonial”. 
El Filósofo Desconocido sin duda trascendió el Martinezismo abriendo una vía que Papus llamó posteriormente Martinismo.

El proceso de regeneración del hombre puede ser incluido en las cuatro obras que son objeto de nuestro estudio, y este proceso es el mismo del Hermetismo que Saint-Martin rechazaba explícitamente. 

El Filósofo Desconocido renunciaba a toda “operación” externa así como a toda práctica alquímica de laboratorio, desplazadas por el oratorio interno.  

Esta vía de la interioridad se apoya sin embargo sobre los mismos principios de las cuatro vías del Hermetismo, o de la Alquimia llamada “externa”:
  • “Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra está en estos cuatro tiempos. 
  • Purificaos (Ecce Homo).
  • Pedid (El Hombre de Deseo). 
  • Recibid (El Hombre Nuevo). 
  • Y Obrad (El Ministerio del Hombre-Espíritu). 
Ciertamente, esta progresión en cuatro tiempos nos prueba por sí misma que Saint-Martin se servía de una vía alquímica, y cuando nos fijamos en el estudio de estas cuatro obras, los elementos se tornan claros.  

De esta forma, la primera etapa de la Alquimia es llamada Obra al Negro. 

LA OBRA AL NEGRO


Corresponde al “primer color que aparece en el Solve alquímico”. 

Esta primera etapa recibe varios nombres en la Ciencia Hermética:
  • “Calcinación”,
  • “Negro”,
  • “Muerte”, 
  • “Putrefacción”,
  • “Noche”. 
Saint-Martin consagró “Ecce Homo” a la expiación de la falta original, y este estado de espíritu engendra un proceso de mortificación y de putrefacción simbólicos. Ciertamente, esta expiación se encuentra en las tres Obras principales, pero en esta la encontramos más claramente definida. 

El sentimiento de culpa primitivo debe prevalecer en toda la rehabilitación ulterior, como en todas las operaciones de los Elus-Cohens donde las prácticas son abiertas por las “oraciones de arrepentimiento y expiación”.

De hecho, el Cohen reconoce el crimen del primer hombre, Adán, y de su posteridad.

Saint-Martin también, y lo anuncia muy claramente: “tus padecimientos interiores... están en la Obra, están en el primer escalón de la Obra”.

La expiación por los “padecimientos interiores”, la mortificación, los llantos llamados “lágrimas de miseria”, continuación de la “degradación” debida al crimen primordial, “estado de enfermedad apático y tenebroso”, el horror en el cual el hombre caído está situado; cuántas veces hemos observado en estas obras la palabra “crimen”: “tú pagas, infeliz hombre, las noches del crimen con intereses”. 

Saint-Martin revive este crimen cósmico con tal intensidad que, al interiorizarlo, tiene la conciencia de experimentar la propia agonía de Dios:

“Así que no deberíamos esquivar la agonía interna, pues son las palabras de agonía, las que siembran y las que engendran, porque ellas son la expresión de la vida y del amor”.

Esta “santa herida”, que se debe extender, ¿no supone una agonía romántica? 

Pero la mortificación en Saint-Martin solamente es un estado pasajero, es una etapa necesaria, porque el hombre, desde que se vuelve culpable, también se vuelve capaz, y su renacimiento debe ser precedido por su muerte, según la ilustración de la divisa alquímica del Fénix: Perit ut vivat.

Si el deseo ha sido esencial para el renacimiento, también ha sido esencial para la muerte porque la “liberación comenzó desde el instante de la caída” y este deseo mortífero de aspiración por la muerte es antes de todo el autor de un deseo de renacimiento.

De esta forma, la Obra que simboliza más precisamente la Segunda Etapa de la Obra alquímica no es El Hombre de Deseo, sino el Hombre Nuevo.


LA OBRA AL BLANCO,

O

LAS BODAS ALQUÍMICAS


El Diccionario Alquímico proporciona pocos elementos concernientes a la Obra al Blanco, “segundo color de la Obra, que corresponde al segundo grado de fuego”. 

La “Piedra de los Filósofos”, después de haber pasado por el primer estadio de la “putrefacción”, emblanquece y pierde sus olores nauseabundos.

Esta segunda etapa, llamada “régimen de la Luna” debido a su blancura, está simbólicamente dedicada a “Isis”, diosa lunar, y a la Plata.

Mas esta segunda fase es sin duda una de las más complejas, porque el lado femenino y lunar prevalece en la primera parte de esta etapa, llamada régimen al blanco, y la segunda parte es llamada “hermafrodita”, porque “el azufre y el mercurio de los filósofos”, llamados “Rey” y “Reina” se equilibran y se unen. Esta fase tan importante es la del reencuentro, la de la unión mística o “nupcias alquímicas”. 

“La Unión Indisoluble” que pregona Saint-Martin, toma su sentido verdadero en esta etapa de la regeneración. 

Ciertamente, la descripción del proceso está expresada por variantes debido a técnicas diferentes, figuradas por la vía externa o la vía interna.

De hecho, esta Segunda fase en Saint-Martin corresponde a la comunicación con el Santo-Ángel-Guardián, que el autor denomina “Reconciliación”.

De esta forma la “Reconciliación” es el segundo acto del proceso de regeneración cuya finalidad solamente puede ser la “reintegración de los seres”; “la meta final, y el destino del Hombre Nuevo, ¿no debería prevalecer sobre los pasos oscuros y sufrientes de su reconciliación?”. 

Estas nupcias íntimas del corazón en Saint-Martin no es más que una etapa de la Obra y no su conclusión, “la meta final” está aún por venir. 

Pero “la estrella de los Magos”, que los alquimistas simbolizan por el planeta Venus y que se manifiesta en esta fase, sobre la “Piedra al Blanco”, anuncia que la operación está por el buen camino. 

“La Estrella de los Magos” es también llamada la Estrella de la Esperanza.

Esta esperanza Saint-Martin la deja presentir porque, después de “los pasos oscuros y sufrientes de la reconciliación”, oiremos “santificaos (dice Josué a su pueblo), porque el Señor hará amanecer entre vosotros cosas maravillosas”.

Estas “cosas maravillosas” son anunciadas por el Ángel Guardián.
 
El Ángel Guardián es llamado “el amigo” o “el amigo fiel” por el autor a lo largo de su obra; “es éste amigo fiel que nos acompaña aquí abajo en nuestra miseria, como si estuviese aprisionado con nosotros en la región elemental”. 

Y solamente por el “corazón del Hombre” el Ángel podrá entrar en contacto con su protegido.

“El Ángel es la sabiduría” de Dios, “el corazón del Hombre es el amor”; “ellos solamente pueden ser unidos en el nombre del Señor que es, al mismo tiempo, el amor y la sabiduría que los liga en su unidad. Ninguna unión es comparable a esta, y ningún adulterio es comparable a lo que altera una unión semejante”. 

Semejante a aquella estrella que guía al peregrino con la cual “el artista seliga”, la aparición del “Ángel terrestre” unido a su corazón debe “preservar, dirigir y vigilar, ser el guardián y el mentor” del artista, del hombre de deseo.

Esta presencia instalada en el hombre de deseo debe por tanto guiar, por esta alianza o unión sagrada, al elegido en la dirección del “Hombre Nuevo”, que toma así el camino de la regeneración.

Es necesario resaltar, que esta comunicación con el “Santo-Ángel-Guardián”, existía en el sexto grado de la Orden Masónica de los Elus-Cohens de vocación teúrgia de Martínez de Pasqually: “nosotros te invocamos, oh Santo Ángel, para ser el Guardián de (sobrenombre o nombre del solicitante)..., y responder siempre a su llamada”. 

Esta alianza es sellada por oraciones evocatorias, y una unción sobre la cabeza del solicitante en conmemoración de la “primitiva alianza del hombre con el eterno”, y sobre todo por el carácter sacerdotal de esta unión. 

Esta segunda fase de la obra interior o alquímica se concluye en la etapa de la unión del “Rey” y de la “Reina”, y del Ángel que es espíritu divino con el corazón del hombre de deseo, y la tercera fase puede a partir de entonces ocurrir.

Y es aún en la obra del Hombre Nuevo donde será descrita toda la progresión y desenvolvimiento de la Obra al Rojo. 


LA OBRA AL ROJO, 

O

EL NACIMIENTO DEL NIÑO-REY 


“Al final del Magisterio, la Piedra es roja y fija y, como es perfecta, es llamada Piedra Filosofal”.

Poseerá el don de transmutar ciertos metales en Oro, y servirá igualmente de medicamento para el cuerpo y el alma. 

Este estado equivale también para los alquimistas al “Nacimiento Del Niño-Rey”.

En la Franc-Masonería, la piedra cúbica expuesta en el centro de la Logia se encuentra al lado del Sol, y es llamada la piedra perfecta, del mismo modo que la Piedra Filosofal.

Saint-Martin hará uso igualmente del léxico masónico para mostrar un cierto estado de conciencia o de iluminación interior: “esta piedra fundamental es realmente la raíz de estas siete fuentes sacramentales que el Hombre Nuevo descubre en él, cuando pasa por las pruebas indispensables, como es también ese lugar donde descubre este divino instructor del cual hablamos precedentemente” 

Las nupcias de la etapa precedente, entre el Espíritu de Dios y  el alma del Hombre, sembrará aquello que será el Hombre Nuevo; así “ha anunciado hacerse en nosotros, y no tardaremos en percibir que la concepción santa se hace de esta manera”, “debemos observar con atención todos los movimientos que ocurran en nosotros..., para no dañar el crecimiento de nuestro hijo”. 

El hermafrodita de la etapa precedente engendra su propio hijo, este es el nacimiento del “Niño-Rey”, según la tradición alquímica que resguardó la tradición cristiana en el Cristo-Rey. 

“El nacimiento” constituye la etapa suprema de la Obra al Rojo, “(por) este hijo querido que acaba de recibir el día”.

El nacimiento del Hombre Nuevo es un nacimiento espiritual porque es engendrado por el espíritu, pues en el Tratado de la Reintegración de los Seres, Martínez de Pasqually subraya bien la diferencia entre la posteridad de Caín y la de Abel.

De hecho, según el Tratado, Caín habría nacido de un coito carnal entre Adán y Eva, y su posteridad cargaría con las características de esta ignominia recordando el pecado original.

Abel, su hermano, sería igualmente el hijo de Adán, pero nacido y concebido por el espíritu y no por la carne. 

El Hombre Nuevo será por tanto la generación espiritual de Abel, bendecido por Dios, venido a redimir y oponerse a la posteridad de Caín, nacido del pecado y concebido por la carne y “el entusiasmo animal”.

Es por esto que Saint-Martin precisa que “este Hombre Nuevo, no corresponde que nazca del dolor, de la justicia y de la condenación, sino que nace de la consolidación del amor, de la misericordia y de la gracia, recibida de su padre”.

Nos competirá a nosotros en el transcurso de nuestra tesis, profundizar en estos elementos relativos al Tratado de Martínez. 

El punto esencial que resalta Saint-Martin reside en que la obra al rojo no está concluida con el nacimiento del niño-rey, porque este debe ahora crecer y vencer las etapas que le conducirán a su madurez y a su libertad en Dios. 

Lo mismo ocurre en la Alquimia, el “Niño-Rey” es alimentado de la leche de su “Madre Proveedora”, que es un compuesto al negro y al verde. Es este “compuesto” el que fortifica y desarrolla al “Niño-Rey” hasta la “granulación”. 

Solamente más tarde el “Niño-Rey” podrá ser alimentado de “sangre” de la propia Piedra al rojo.

Este crecimiento del niño nacido, en la edad adulta, conllevará tres tiempos. 

Los tiempos de crecimiento donde Saint-Martin prodiga toda la atención a “este hijo querido que es (él) mismo”, “este hijo nuevo que (será) el objeto de los cuidados más asiduos”; pero a su vez el Filósofo Desconocido tratará de ser “el hijo, el padre y la madre”, tanto como dure la etapa de la infancia, etapa de descubrimiento y de fragilidad. Así, “desconfía por tanto, hombre, de estas luces precoces que te llegan desde la naturaleza del ser que acaba de gobernar sobre tu ignorancia”

La segunda etapa se caracteriza por la “aproximación del segundo año”, y Saint-Martin lo compara al episodio en que Jesús dejando su país se distancia en la fiesta de Jerusalén, para “asombrar” a los doctores del Templo que “lo escucharon en silencio, y estos doctores serian las dudas que los elementos y las tinieblas de los falsos educadores tenían exaltadas en su seno”. 

El Hombre Nuevo se afirma por tanto en su segunda edad como un instructor, pero no “abrió la entrada del reino divino, porque (él) está todavía creciendo, y no ha alcanzado la edad de su virilidad”.

En el tercer tiempo, la edad de su madurez, el “Hombre Nuevo” recibe el “Bautismo Corporal” de la “mano de su guía”, esto es, de su Ángel Guardián.

Por última vez, el Hombre Nuevo se somete a su “Ángel” para recibir “este bautismo corporal regenerador”, que le permite acceder a la “plenitud de la divinidad”.

La última vez, porque el Hombre Nuevo restablecido y regenerado en sus derechos primitivos, será superior a los Ángeles por haber salido directamente del cuaternario que es Dios del cual él es “su imagen y semejanza”. 

“Esta entrada de Dios en nosotros”, se manifiesta “físicamente” a partir del momento en que el Hombre Nuevo puede “sentir que la divinidad circula continuamente a su alrededor, para encontrar un sentido allá por donde pasa e introducirse también en su corazón”. 

Esta sensación de la presencia de Dios es semejante a la circulación del fuego, que “el bautismo corporal del Ángel” tenía atizado. 

Este fuego interior reanimará los “siete canales espirituales que aguardan en toda ordenación sacramental, para reconducir los órganos de la fuente suprema”.

“Los siete canales”, mencionados por Saint-Martin, representan los siete “centros espirituales” que los Elus-Cohens deben volver a despertar en el transcurso de sus ceremonias teúrgicas, exactamente como estipulan las instrucciones Cohen: “los trabajos que realizamos, no poseen otro objetivo; en las siete clases, o en los siete grados deben ser abiertos cada uno de los siete sellos, o puertas de la inteligencia”.

Precisamos que, en el sistema Cohen de Martínez, la última clase correspondía al título supremo de Réau-Croix.  

Este último grado, que Martínez no confirió más que a un pequeño número, significa que el Electo estaba preparado para ser reintegrado a sus derechos divinos primitivos.  

Ahora, el Hombre Nuevo u Hombre regenerado de Saint-Martin, se corresponde estrechamente con el Rosa-Cruz de Martínez de Pasqually. 

Ciertamente, la misión del Hombre Nuevo no ha finalizado, porque deberá todavía pasar por las mismas pruebas que el propio Cristo pasó, para poder preparar su ministerio que es el de Hombre-Espíritu.


EL CUARTO TIEMPO

O

EL MINISTERIO DEL HOMBRE-ESPÍRITU,

O

LA REALIZACIÓN DE LA OBRA 


Si la manifestación de Dios es “trina”, según la expresión de Martínez, su espíritu despierta del “cuaternario”. 

Así, las tres primeras etapas de la Gran Obra Alquímica simbolizan la manifestación de Dios, pero la cuarta revela el ministerio del Hombre Espíritu por encima de todas sus formas y apariencias. 

Lo mismo ocurre para el alquimista, “el verdadero viaje comienza cuando el Adepto alcanza la Obra al Rojo”, la Piedra Filosofal. 

Así la filosofía alquímica debe utilizar la Piedra para curar las enfermedades de la humanidad, porque “ella cura todas las dolencias como la hidropesía, parálisis, apoplejía, la lepra, mejora todas (las dolencias) en general”. 

El Hombre Nuevo recibe por tanto un ministerio divino y se convierte en una especie de funcionario de la “administración de la cosa divina”. 

De hecho el Hombre Nuevo se convierte en un maestro de la naturaleza, maestro en ciencia y sabiduría para sus semejantes, y a la vez maestro y servidor de la palabra.

Servidor, porque fue regenerado por esta palabra divina que continua recibiendo y maestro porque en su tiempo puede pronunciar el verbo de la propia divinidad.  

La regeneración del Hombre Nuevo es otorgada por la palabra: “Si, Señor, es pronunciando tu nombre sobre el Hombre de Deseo como tu renuevas todo su ser, es pronunciando tu nombre sobre él que nos volvemos de nuevo vuestra imagen, vuestra semejanza”.

El “Hombre Nuevo” solamente podrá cumplir su ministerio en la edad de la madurez, porque la “infancia” es aquella en que no se habla. 

La infancia para Saint-Martin “solamente es afectada del principio por los sentidos más groseros”, y el uso de la palabra solamente le es atribuida al final.

La comparación con la Franc-Masonería es evidente, porque el Aprendiz que tiene la edad simbólica de “tres años” no tiene el derecho de la palabra. 

Por el contrario, la clase secreta de la Franc-Masonería del Régimen Escocés Rectificado, se divide en dos grandes finales: 
  • Profeso y 
  • Gran Profeso.
Así pues, el Profeso como todo profesor es el que anuncia por la voz.

El Gran Profeso puede igualmente, en la perspectiva Martinista, ser un Hombre Nuevo, un Hombre regenerado por la palabra, y que puede a partir de entonces cumplir su ministerio.

El juramento masónico es parte integrante de este aprendizaje del fenómeno sagrado que representa la palabra. Todo lo que puede ser dicho en Logia debe ser anunciado “fuertemente y francamente”. 

Por el contrario, todo masón promovido al grado de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa, estaría “exento de sus juramentos masónicos”. 

Concluimos que todo C.·.B.·.C.·.S.·. cooptado para la clase secreta debería estar exento de todo juramento, así como del obstáculo de la palabra, porque es la palabra misma la que debe regenerar al Profeso, y es también la palabra la que debe ser el instrumento de su ministerio. 

El ministerio del Hombre Espíritu es el de “instruir” a sus semejantes y a sus hermanos, a los “Hombres De Deseo”.

El Hombre Nuevo “aunque salga del mundo en espíritu, se ocupa de los suyos que todavía están en el mundo, hasta que la obra esté enteramente cumplida por ellos”.

El ministerio del Hombre-Espíritu es un ministerio de “caridad espiritual”, porque el hombre regenerado debe tender a ejercer su sacerdocio, para el bien de otro por lo que concierne a la obra caritativa, y por la instrucción de la palabra por lo que concierne al espíritu. 

Así, para ejercer y defender este ministerio, el Hombre Nuevo se debe incluir en el mundo para profesar.
  • Purificaos,
  • Pedid,
  • Recibid, y
  • Obrad, 
  • Toda la obra está en estos cuatro tiempos. 
La Gran Obra predicada por Saint-Martin, descrita en la introducción a la Tabla Natural (Cuadro Natural), no es más que la Gran Obra Hermética. Y, aunque el Filósofo Desconocido se preservó de establecer relaciones con la Ciencia de los Alquimistas que juzga “muy material”, todos los principios fundamentales de esta Ciencia se encuentran en sus obras.

Dicho esto, su gran originalidad consiste en el establecimiento de un verdadero paralelismo entre la Ciencia Teúrgica de Martínez, y la Ciencia Alquímica llamada Hermética.

La segunda parte de esta originalidad se erige sobre la interioridad en la cual estas dos ciencias se hacen una y única Ciencia, operando.

Robert Amadou habla de la “internalización” de la Teúrgia Martinezista por Saint-Martin y podemos fácilmente añadir que el Filósofo Desconocido internaliza las diferentes etapas del proceso alquímico que conduce a la Gran Obra. 

Teúrgia y Alquimia no son ya ciencias distintas, sino una sólo y única Ciencia de la que el genio del autor supo romper los secretos, encontrando nuestro Arcano-Arcanorum. 

Monday, April 27, 2015

CAPÍTULO 1 EL GRAN DÍA DE SAINT MARTIN - Arthur Edward Waite

El Misticismo Francés y La Historia del Martinismo



CAPÍTULO 1
EL GRAN DÍA DE SAINT MARTIN



Durante la segunda mitad del siglo dieciocho puede decirse sin exageración que el centro intelectual, histórico y político de todas las cosas estaba en el reino de Francia. La afirmación es valedera no sólo por el gran levantamiento de la revolución que iba a cerrar la época, sino también por las actividades que la propiciaron. No sé qué brechas nos separan del esquema y el orden de cosas significadas por el nombre de Voltaire, Diderot, y los enciclopedistas en total, o cuáles son los puntos de contacto entre el entendimiento humano de esos días y lo que fue concebido por Condorcet en su memorable tratado. Pero acerca de la importancia y consecuencia de su tiempo y lugar, supongo que nadie lo puede cuestionar. La misma tierra y el mismo período fueron también el centro de actividades e intereses ocultistas, los cuales menciono de inmediato porque pertenecen a mi tema, por lo menos en el lado externo, puesto que sucede bastante a menudo que donde hay ocultismo en la superficie, hay misticismo en algún lugar detrás. Podemos recordar en esta relación que una influencia mística cristiana se había desarrollado en Francia desde los últimos años del siglo XVII a través de ciertas décadas que siguieron: era la de Port Royal, Fenelon y madame Guyon, debido a veces –casi inopinadamente- a la Escuela Española del Quietismo, como está a su vez se reflejaba, sin estar consciente de este hecho, de fuentes pre-reforma.
En lo que respecta a actividades ocultistas, si digo que sus semillas se sembraron antes de 1750, se entenderá que estoy hablando de desarrollos que fueron característicos de una manera particular en los años que siguieron. El ocultismo está constantemente presente en el mundo y entre los franceses especialmente, siempre ha habido una disposición a ser atraídos en esta dirección. En el siglo XVIII, sin embargo, la mayor parte de las fuentes no se van a encontrar en Francia. Las iluminaciones persuasivas de Swedemborg, la profunda búsqueda en Dios, el hombre y el universo de Jacob Bohme, la combinación de teosofía y magia representada por el kabalismo temprano y tardío y un extraño nuevo sentido de los misterios saliendo de un sueño de siglos con el advenimiento de la Francmasonería simbólica. Estos y algunos otros con una raíz parecida, fueron extraños con respecto a sus orígenes, pero encontraron sus hogares en Francia. Así también hubo ciertos espléndidos aventureros históricos que incursionaron en las ciencias ocultas, como otros comerciantes viajan sobre las mercancías del mundo comercial normal. Me refiero por supuesto a Saint Germain y Cagliostro, pero ellos son señales ejemplos o tipos, pues no permanecieron solos. Había hombres con nuevos evangelios y revelaciones de todas clases, había alquimistas y magos en caminos rurales, en los caminos principales y en los palacios de los reyes. Tal vez por encima de todo había aquellos que viajaban en ritos, con el significado de los ritos masónicos, llevando extrañas licencias y haciendo declaraciones que nunca antes habían sido oídas en la larga edad de las crónicas de las cosas ocultas.
Cuando uno viene a reflexionar sobre esto, la gran aventura masónica de muchas aristas puede decirse que se establece para la totalidad, para expresar esto en el mundo de los signos, como venía el día actual e históricamente antes de la revolución francesa, cuando parecía absorberlo todo. Todas las ciencias ocultas, todos los evangelios hechos a la medida, todas las filosofías, los nuevos nacimientos tan trabajados en tiempo cesaron de ser esquemas en el papel y llegaron a ser incorporados en grados.
Así también el pasado, aunque puede pensarse haber enterrado a sus muertos, empezó a traerlos de vuelta a los Ritos, no como las figuras fantasmales, sino como cosas renacidas verdaderamente, afirmando su vida, negando su propia muerte y sacándoles del sueño. En tales estaba la Rosa Cruz.
Apareció de esta forma nuestra Institución Emblemática, la que nació, por así decirlo, en una Taberna El Manzano, y dio sus primeros pasos en el "Rummer and Grapes" (licor y uvas) o el "Gosse and Gridiron" (Ganso y horno spiedo) y puede decirse que ha pasado a través de su segundo nacimiento en Francia. Pasó de esta manera por una gran transformación, se vistió con vestimentas coloridas y se la decoró con magníficos títulos. Contrató de igual manera el ornato de innumerables uniones espirituales, que fueron fructíferos en progenie espiritual. He pronunciado its encomillm en otra parte y la de los Ritos y Grados, las memorables Órdenes y Caballerías que hicieron su aparición.
Más numerosas todavía fueron las hijas e hijos adoptivos, siendo cosas relacionadas con la Masonería pero no perteneciendo a ella, incluso en el sentido más amplio de su Arte Emblemático. De niños ilegítimos por puntuación, cosas de imposturas de rankings o gruesos errores, no necesito hablar. Es suficiente decir que las Santas Casas de la masonería estaban en todas partes de la tierra de Francia y en todas partes también estaban sus estándares reales desenvueltos.
No hay interrogante, desde un punto de vista, que todos pertenecían a un mundo nuevo, de la historia del viejo mundo, ellos sacaban solamente sus fábulas, desde la ciencia antigua sus mitos, que las dignidades confiriesen procedimientos fueron entregadas en un vaso de faerie, y que el engalanado programador de alta intención y propósito estuvieron aptos para desvanecerse de forma extraña y parecen escritos con tinta invisible debajo de la fría luz de los hechos. Pero la realidad detrás de los sueños debe buscarse en el espíritu de los soñadores, para quienes algo había sucedido que abría todas las puertas y desplegaba visiones asombrosas de posibilidades a cada lado a su alrededor.
El hombre que tenía las claves por cierto las había forjado no era otro que Voltaire, quien en esta conexión permanece por supuesto como un movimiento intelectual en su extensión, cuyo movimiento significaba emancipación desde los engranajes de pensamiento y acción. Para resumir la situación en una oración, aparte de la Iglesia y su dogma, todas las cosas parecían posibles por un momento. El peculiar "sistema masónico de moralidad, velado con alegorías e ilustrado con símbolos" podría guiar a la humanidad ya sea de regreso a la perfección que había perdido o avanzar a lo que deseaba. Los nuevos profetas y sus pomposas revelaciones podrían tener a Dios detrás de sus evangelios, y la oscuridad de las ciencias ocultas podría velar los maestros desconocidos más que a los emisarios de la perdición. Las prácticas condenadas, las artes prohibidas guían a través nubes de misterio a la luz del conocimiento, y a esta luz la historia podría ser escrita de nuevo. Sabemos hoy que las leyendas masónicas son asuntos de cariño a invención, pero algunas de ellas son de raíz antigua y podemos entender en el siglo XVIII como vinieron a pasar como hecho, más especialmente puesto que la raíz de algunas eran una tradición secreta en Israel. Cuando apareció, bajo circunstancias que no pueden decirse aquí, la atención masónica fue llevada hacia la antigua Orden de los Caballeros Templarios, que habían sido conducidos a la tortura y a la sodomía como poseedores de un extraño conocimiento traído desde el Oriente, un rito o una colección de ritos que aducían que la Orden nunca había a ser como una fortuna a quienes la habían heredado.
Es desde este punto nuevo que debemos examinar el asombroso crecimiento de la masonería en toda su multitud de formas. Concluiremos que procedió con celo, con los corazones volcados hacia la verdad, y como uno que cree que no puede estar sólo, no estoy sin preparación para pensar que algunas de las historias tradicionales, para nosotros crecimientos monstruosos, representaban para sus hacedores sus visiones sobre la probabilidad de las cosas presentadas en ropaje de mito. Se guardaban, de esta manera para ellos, del cargo común de fraude. Este es mi juicio del tiempo y no hay una cosa más en el aspecto maravilloso de este tema, las expectativas y las visiones de frente. A medida que el tiempo arrastra a Voltaire a ser llamado ausente y cuando los altos jefes de los Altos Grados de la Masonería connotaban una reacción de lo mucho que está tipificado por su nombre, se alzó otra personalidad, sosteniendo una clave solamente, pero parecía como clavis abeconditorum a constitutione mundi.
Ese era Antón Mesmer, prominente en los círculos parisinos, un masón como el resto de ellos y destinado a detentar más de un grado resguardando su descubrimiento y designado para desplegar sus principios. Confiriendo el hecho de su no visto pero vital fluido, había una raíz de verdad en por lo menos el largo pasado de la magia, en los trances de la vestal y de la pitonisa, sobre todo en la medicina oculta. Así se abrieron algunas otras puertas, y cuando Puysegur descubrió la clarividencia de nuevo como podría ser por el momento – el misterio de todo lo oculto mirado en el punto de lo develado. Pero las puertas se cerraron repentinamente, los sueños y la época se cerraron con la carnicería de la Revolución Francesa, y más tarde rosa la maligna lámpara de Córcega. Me he detenido sobre la Masonería francesa porque es imposible pasarla por alto al presentar una visión del período, pero más especialmente porque la vida del místico Saint Martin está ligada a ella por un cierto número de años. Entre los
Ritos que importaban en ese momento se relaciona con dos, siendo la gloria de la Estricta Observancia y la problemática Orden de los Sacerdotes Elegidos. A la cabeza del primero está el misterio de los Superiores Desconocidos, pero esto cuando se reduce a su equivalente en simple hecho, significa las circunstancias y las personas bajo las cuales su materia raíz fue comunicada en Francia al barón von Hund, quien regresó con ella a su tierra alemana allí se formó un Rito, cuyo comienzo marcó una época decisiva en la Masonería. Pero respecto a lo segundo está detrás la reclamación del apostolado de Pasqually en lo que permaneció y desde donde vino., de algún lugar, él derivó y tuvo su parte propia, por ejemplo, la Rosa Cruz. No puede trazar aquí la historia de la estricta Observancia: ella dice ser representada a perpetuidad en el secreto de los Caballeros Templarios y ser regida por una jefatura oculta perteneciente a esta fuente. Se puede casi decir que se tomó la Alemania Masónica por asalto y plantó sus banderas triunfalmente en toda Europa, a excepción única de Islas Británicas donde el Arte y el Trabajo de la Libre-masonería emblemática surgió en 1717entre las tabernas de Londres. Se desmembró porque no había una mejor posición para probar su reclamo sino a través del Trabajo que por sí solo justificaba sus recurrentes apelaciones de su vetusto pasado. Pero el punto que preocupa es que antes que su karma le alcanzara el Rito tenía domicilio en Francia y sus sedes principales en Lyons bajo el gobierno de un Gran Prior Provincial de Auvergne.
Se transformó bajo estos auspicios de una casa del templo en una Casa Espiritual de Dios, en guardar una sagrada caballería asegurando la obra de Su Gloria y la promoción de la paz en la tierra entre todos los hombres de buena voluntad. Es el ápice de la Masonería o la diadema de esta Hija de los Misterios.
En lo que concierne a Martinez de Pasquelly y sus Rito des Elus Cohens u Orden de Sacerdocio Elegido, él pareciera haber sido de ascendencia española, aunque nació en Grenoble y se dice que fue un constructor de carruajes por oficio - una pieza de información que viene, sin embargo, de una fuente hostil. Puede permanecer así y en ningún caso no significa, pues debe admitirse, creo, que era de un origen comparativamente modesto, y las cartas extendidas por él estaban llenas de errores ortográficos, todas con dones intelectuales y con dedicación espiritual. Todo lo que se ha dicho por el contrario, es bastante cierto, hasta ahora hay evidencias de que emergió a la luz de su carrera masónica por primera vez en 1760 y que el lugar era Toulouse, donde se presentó en cierta Logia, portando una licencia con caracteres jeroglíficos llamando poderes ocultos. Un año después él apareció nuevamente en Burdeos donde parece haber sido reconocido en sus propias condiciones por otra Logia, la que él había satisfecho con respecto a sus demandas. En 1766 prosiguió a París, y allí echó las bases de un Tribunal Soberano, que incluía varios prominentes masones. Él estuvo de nuevo de Burdeos en 1767, y tres años después se dice que hay Logias de su Rito no sólo en la ciudad sino también en Montpellier, Aviñón, La Rochelle y Metz, así como en París y Versalles. El Templo de Lyon fue fundado un poco después.

Sunday, April 26, 2015

Nociones Preliminares - Tratado Elemental de Ciencias Ocultas - Papus



TRATADO ELEMENTAL DE
CIENCIA OCULTA
Papus (Doctor Gérard Encausse)

NOCIONES PRELIMINARES
La Triunidad - Correlaciones y analogías - El Astral

La Historia consigna el hecho de que los más grandes pensadores de la antigüedad que vio nacer nuestro Occidente, fueron a perfeccionar su instrucción en los misterios egipcios.
La ciencia enseñada por los detentadores de dichos misterios, es conocida por distintos nombres tales como Ciencia oculta, Hermetismo, Magia, Ocultismo, Esoterismo, etcétera.
Siempre idéntico en sus principios, este Código del saber constituye la Ciencia tradicional de los Magos, que ordinaria-mente designamos con la denominación de Ocultismo.
La aludida Ciencia abarca la parte teórica y la práctica de un gran número de fenómenos.
Una pequeña porción de ellos solamente, forma en la actualidad el campo del magnetismo y de las evocaciones llamadas espiritualistas.
Tales prácticas, comprendidas en el estudio de la Psicurgia, no eran ni representaban más que una pequeña sección, entiéndase bien, de la Ciencia oculta, que abarca tres grandes divisiones: Teúrgia, Magia y Alquimia.
El estudio del Ocultismo resulta tener una importancia capital desde dos diferentes puntos de vista.
Ilumina el pasado presentándolo bajo un aspecto novísimo y permite al historiador que contemple a la antigüedad en forma hasta hoy poco conocida.
Por otra parte, este estudio ofrece al investigador contemporáneo un sistema sintético de afirmaciones, que ha de comprobar la ciencia, y de ideas respecto de energías casi ignoradas, energías pertenecientes a la naturaleza y al hombre, cuyo reconocimiento corresponde a la observación.
El uso de la analogía, método característico del Ocultismo, y su aplicación a las ciencias de nuestra actualidad y a nuestras modernas concepciones del arte y la sociología, consienten la proyección de impensadas claridades sobre los problemas más insolubles en apariencia.
No obstante, el Ocultismo no abriga la pretensión de dar la única respuesta posible a las cuestiones que aborda.
Sólo pretende ser admitido como un instrumento de trabajo, un medio de los estudios.
Únicamente la más indisculpable vanidad podría hacer creer a los adeptos de las verdades esotéricas, que son los poseedores de la verdad absoluta, en la que quiera que fuese.
El Ocultismo es un sistema filosófico que contiene la solución de aquellas cuestiones que más frecuentemente preocupan a la humana inteligencia.
Pero ¿será esta solución la respuesta única de la verdad? La observación y los experimentos son los encargados de decirnos la última palabra.
Para eludir toda oportunidad de falsas interpretaciones, el Ocultismo debe dividirse en dos partes principales: 

1.     Una que es permanente y constituye la base de la tradición. Se puede hallar en todas las obras de los hermetistas, cualquiera que fuere su época y origen.
2.     Otra de carácter personal y propio del autor, formada por sus comentarios y especiales aplicaciones.

Confundiendo deliberadamente una con otra, es como los detractores del Ocultismo buscan apoyo para sus argumentos.

La parte inmutable puede subdividirse en otras tres: 

1.     Existencia de la triunidad como ley fundamental de acción en todos los planos del Universo. El hombre no puede concebir la Unidad hasta después de haber analizado los tres planos de manifestación de dicha Unidad. En esto se apoya la idea de la Trinidad celeste de casi todas las cosmogonías, y la de trinidad humana (espíritu - alma - cuerpo) del Hermetismo, trinidades todas que se sintetizan en la concepción unitaria de Dios y el hombre.
2.     Existencia de las correlaciones que íntimamente unen todas las partes del universo visible e invisible. Esto permite que por el empleo de la Analogía el razonamiento pueda elevarse de los fenómenos a sus leyes, y de las leyes a los principios. La doctrina de las correlaciones es inseparable de la de analogía y de la necesidad de su aplicación.
3.     Existencia de un mundo invisible, duplicado exacto del visible y perpetuo factor de éste.

Desde el expresado punto de vista se entra en el dominio de las enseñanzas esotéricas respecto del mundo astral, de las fuerzas ocultas de la naturaleza y el hombre, y de los seres invisibles que pueblan los espacios.
La posibilidad dada a cada inteligencia de manifestar sus potencialidades en las aplicaciones de detalle, es la causa eficiente del progreso de los estudios, el origen de las distintas escuelas, y la prueba de la posibilidad que tiene todo autor de conservar íntegra su personalidad, cualquiera que fuese el campo a donde encamine el esfuerzo de su atención e investigaciones. 

ORDEN MARTINISTA DEL PERÚ

Filial de la Orden Martinista de Francia 
Colegio de Lima Grupo "Lucían Chamuel" N° 37

Circulo Acanto Nº 19

5 de febrero de 1964

LIMA – PERÚ