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Monday, July 25, 2016

Tres Llaves

Tres Llaves
Por Helena I. Roerich


Dedicado a:

Los antiguos, los presentes y los futuros discípulos.
¡Mis queridos jóvenes amigos!

Estas tres grandes llaves no están almacenadas en otros planetas ni en otros mundos estelares, sino en nosotros mismos, pero al tomar posesión de ellas, adquiriréis algo que es posible comparar sólo a los mundos. ¿Sería razonable el rehusar estas llaves? Ciertamente que no. Por lo tanto, sin perder tiempo vayamos por ellas.
En el nombre de mi amor por vosotros, os recordaré los senderos que conducen hacia la maestría de estas llaves. Sus nombres son: AMOR, BELLEZA Y CONOCIMIENTO.
Recordad estos senderos, tomadlos y señaladlos a los demás. En cada acto demostrad movilidad, amor y prudencia. Tratad de ser un sabio escultor en el trabajo con vosotros mismos y con los demás y tened cuidado de ser arcilla friable en las manos de una mala compañía.
Escoged buenos amigos y en el diálogo con ellos resaltad vuestras buenas cualidades; leed con ellos buenos libros, llegad a conclusiones y tratando de recordar todo lo mejor ponedlo en práctica en la vida.
Desarrollad en vosotros planes y métodos para la creación de una vida bella con voluntad y sensatez, llena de trabajo y armonía en las relaciones con el mundo exterior.
Estad conscientes que con cada mal pensamiento, palabra y acción estáis rompiendo los derechos sagrados con los cuales, al igual que cualquier otra creación, habéis sido generosamente premiados por la naturaleza.
Desarrollad en vosotros la firmeza y la perseverancia y no os entretengáis durante el trabajo. Si el trabajo es aburrido pero necesario, arreglaos para que con paciencia lo llevéis a su conclusión. Será más fácil de hacer si emprendéis cada tarea con alegría. No sois un muñeco o un juguete que mecánicamente realiza los movimientos, sino un hombre racional. Por lo tanto, estáis obligados a tratar cada trabajo con sabiduría, cuidado y con amor.
Tratad de purificad vuestro lenguaje de palabras vacías y sin sentido. Dejad que vuestro lenguaje sea claro, preciso y breve.
Abandonad el lugar lleno de habladurías vanas, de furor y odio, donde reina la pelea, el entretenimiento nocivo y la estupidez.
Si decidís descansar, aseguraos de dar a vuestra mente y cuerpo un entretenimiento agradable y libre cargas durante estos minutos de relajación.
No os apresuréis. Erradicad las mentiras. Sed honestos y afables. Desarrollad en vosotros un sentido de nobleza y en vuestra comunicación con la gente sed educada y sencilla. El sentimiento del temor también deberá ser ajeno a vosotros.
Mantened el equilibrio tanto en el placer como en el sufrimiento, en la alegría como en el dolor. Perdonad siempre y al odio responded con amor. Sólo así derrotareis la mala voluntad.
Vuestros pensamientos son vuestros hijos. A cada uno de ellos deberéis hacerlos bellos. Cada pensamiento deberá convertirse en una fuerza creadora dirigida hacia hacer el bien. Recordad siempre que el poder del pensamiento es muy grande. Preparaos para usarlo para beneficio del mundo.
Sed precisos en todo, veraces y certeros en vuestras acciones. De otra manera, no se os podrá confiar con un trabajo importante.
La vida deberá fluir a través de vosotros en todo su esplendor y fuerza completa. No permitáis que las cosas sin importancia debiliten vuestra perseverancia en el logro de vuestra meta.
La Vida y el Amor son una fuerza poderosa y la razón por la cual todo en el Universo existe. El Amor es la fuerza que rige al mundo: todo lo que se hace por él, tiene el poder de la ley universal. Sólo con el Amor a todo, podréis derrotar al mal. Traed el amor a donde quiera que vayáis. Pronto comprenderéis el cómo os ayudará en todos los caminos.
Sed puros y dejad que el amor emane de vosotros, como el aroma emana de la flor. Haced la firme e inquebrantable decisión de convertiros en la expresión del amor y la voluntad de ayudar en todas partes cuando podáis. Dejad que vuestra vida sea un rayo de alegría para otros. Encontrad diamantes en vuestra alma para que los podáis poner en el tesoro del bien común.
Si tenéis más conocimiento que algunos de vuestros amigos, no os ceguéis por el orgullo de ello, no demostréis vuestra superioridad, pero compartid vuestro conocimiento si es apropiado en ese momento.
Recordad que cada minuto de vuestra vida tiene un propósito. Sed capaces de comprenderlo. Si tenéis dificultad al escoger un trabajo o profesión, consultad a vuestros superiores.
Estad atentos a los minutos vacíos. La pereza puede agarraros por causa de ellos. Horas y días pueden hacerse de minutos vacíos y la tarea del verdadero hombre es grande. La vida es ciertamente multifacética e interesante. De los minutos empleados con sensatez podréis tejer la verdadera y bella tela de vuestra alma.
Por lo tanto, tratad de llenar cada minuto de vuestra vida con trabajo, conocimiento o pensamientos puros.
Dejad que el trabajo incesante os traiga placer y dejad que el fuego de la creatividad inextinguible ilumine vuestro sendero.
Tratad de mantener siempre vuestros pensamientos en la pureza absoluta y pensad mucho en lo que podréis hacer para el mejoramiento de la vida de la gente y para la mitigación de sus sufrimientos.
La naturaleza está rebosante de regalos puros y sagrados y está buscando receptáculos. Dejad que vuestra alma sea resplandeciente y limpia como el cristal, para la aceptación de estos regalos. Convertíos en un rayo de luz, dejad al mundo de los sueños vanos y aplicad vuestra energía a la ascensión incesante hacia lo alto.
Dejad que vuestra alma irradie siempre luz y bienaventuranza, calor y compasión, dinamismo y deseo para ayudar al que está cerca. Entonces sentiréis como las tareas pesadas pierden su peso y las vestiduras pesarosas del sufrimiento se convierten en los velos blancos como la nieve del fulgurante gozo puro.
Sed cautos y condescendientes en vuestro juicio sobre la gente, ya que sois, más bien imperfectos. Pero sed estrictos con vosotros mismos y trabajad infatigablemente en la corrección de vuestros propios defectos.
Enfrentaréis muchas pruebas en la vida. Sólo a través de ellas adquiriréis tesoros infinitos, pero estaréis preparados para superarlas con éxito, sólo si estáis armados con las amuniciones de la prudencia, la perseverancia y la fe en vosotros mismos.
Si el fracaso os sobreviniera, no perdáis el valor. El desaliento sólo debilitará vuestras fuerzas y disminuirá vuestro crecimiento interior. Es mejor movilizar vuestras fuerzas y pensar sobre cuál será la mejor estrategia que podréis hallar para continuar la acción. De esta manera mejorará vuestra tenacidad y se multiplicarán vuestros poderes.
Transformad cada fracaso y experiencia amarga en la más valiosa lección que os servirá como una guía en el futuro.
Cada obstáculo en vuestro camino os dirá lo que es necesario desarrollar para apertrecharos de amuniciones para continuar la lucha.
Pero en la batalla deberéis siempre recordar el bienestar de aquellos que están cerca. Tened cuidado de comprar vuestro propio bienestar a costa del sufrimiento de estos cercanos. Semejante bienestar es cruel e inestable.
Sed capaces de consumir vuestra energía cuidadosamente y con sensatez en cualquier trabajo. Arreglaos para tener un cuerpo fuerte, vigoroso y robusto. No lo carguéis con comida en cantidades más grandes de lo que es necesario para una nutrición normal, ni lo carguéis con nada que obviamente sea dañino para vuestra salud. Estudiad las leyes no sólo espirituales sino también las del crecimiento físico correcto. Vuestro cuerpo es una herramienta inmediata que trataréis sabiamente. A través de semejante manejo, vosotros portareis de manera más duradera, el más precioso receptáculo de fuerzas naturales y de salud, a través de las tormentas diarias y por los caminos de incasable trabajo.
Pero este receptáculo es dado a todo cuanto existe. Por lo tanto, sed igual de sensibles a la salud de las personas, animales, pájaros y aún de las plantas. Por ejemplo, las plantas recogen la luz y el calor del sol de la misma forma que vosotros lo hacéis. Las flores al igual que vosotros morirían si fuesen privadas de ellos. Significa que sois hermanos, pero vosotros sois mayores, más fuertes y más inteligentes. Por lo tanto, uno debe siempre rendir ayuda adecuada al más débil y poner más atención. Estáis dotados con mayor fuerza y sabiduría que muchos ubicados bajo vosotros, por lo tanto, deberíais siempre proteger a los indefensos y a los desamparados ya sean estos gentes, animales, plantas etc.
Un dicho dice así:" Mientras más obscura es la noche, más brillantes son las estrellas" y así, seréis los portadores de la luz, el amor y el conocimiento en la obscuridad humana y la lucha terrenal. Mientras más luz tengáis más obscuridad dispersaréis.
Desarrollad en vosotros la mayor sensibilidad y amor posible a la naturaleza que os rodea y escuchareis sus voces imparables cantando un himno loable al sol dador de vida. Amad el cielo estrellado y penetrad sus profundidades. En la calma de la noche tornad vuestros ojos hacia las estrellas rutilantes, a los mundos desconocidos donde también todo está vivo, donde todo está lleno de poderosa belleza y luz magnificente… Pero desde otros mundos nuestra Tierra también parece como un asterisco. Por lo tanto, ella también está llena de mucha belleza y grandeza. Dejad que vuestra alma sea una cuna espaciosa capaz de abarcar esta belleza y grandeza. Dejad que vuestra alma sea un espejo capaz de reflejar la generosidad y las muchas caras del genio creador de la naturaleza.
Abrid más ampliamente vuestra percepción de la belleza a través del arte. Amad la música y la pintura. Fijaos más profundamente en el juego de colores. Afinad vuestra percepción de los sonidos. Mostrad más interés por todo, encarnando el genio de los creadores de la belleza. Al escoger por vosotros mismos una profesión, no seáis unilaterales ni estrechos de mente. Cuando sea posible, tomad interés en todo lo que pueda enriquecer vuestra perspectiva.
Regocijaos ante todo lo que sea una expresión de la belleza. Regocijaos ante los últimos rayos de la puesta del sol. Regocijaos ante los primeros rayos del sol en el amanecer. Regocijaos - y la luz del sol será más brillante para vuestra alma, y los mundos distantes estarán más cercanos.
Sed como el sol, que generosamente se derrama a sí mismo en luz y dinamismo. Mirad cuantos caminos a los grandes manantiales esperan por sus viajeros. Pero para ir por ellos, es necesario ir siempre adelante y la vida misma es movimiento. Hacia adelante o hacia atrás. Os movéis con cada pensamiento, paso, acción. Si ellos son dirigidos hacia el Bien, iréis invariablemente hacia adelante., pero tened cuidado de no dar pasos hacia atrás.
Es necesario alcanzar la cima de la montaña, ¡pero qué difícil es la subida y que fácil es rodar hacia abajo!. ¿Es lo último razonable? Pensad en la felicidad infinita que es, el tomar posesión de la cima y la de mostrarles a otros el camino. ¡Qué mucho de lo desconocido veréis desde allí!, ¡que grandes e inmensos horizontes aparecerán ante vuestros asombrados ojos!.
¡Comprenderéis entonces todo el valor del camino recorrido! Recibiréis lo que persistentemente buscasteis por vosotros mismos, a pesar de las privaciones y las dificultades resultantes.
Y así siempre, con cada minuto de vuestra vida ascended más y más alto. Recordad que durante las ascensiones difíciles se os ofrecerá una mano en ayuda.
Y mientras más grande sea vuestra ayuda a la gente, más majestuosa y amplia será vuestra mente y vuestra alma y más fácil será para vosotros las ascensiones difíciles
Por lo tanto, erradicad de vosotros el sentimiento de egoísmo. No seáis un deudor de la naturaleza. Ella os ha premiado con grandes regalos. Ella ha plantado en vosotros grandes semillas. Ella está esperando - ¿Multiplicaréis sus tesoros? ¿Los compartiréis con los demás?
Tratad de escuchar las voces de todo cuanto existe. De esa manera comprenderéis sus aspectos específicos. Habiendo comprendido – enamoraos con un amor que abarque todo lo que existe. Adquirid un más y profundo conocimiento. Desarrollad en vosotros la apreciación de la armonía y la belleza cuanto os sea posible. Con amor, conocimiento y belleza id a la gente. Unidlos. Construid con ellos la vida, llena de luz, vigor, trabajo incansable y alegría. En esta gran intento creativo, adquiriréis nuevas fuentes inacabables de poder y conocimiento y al aspirar aprender los secretos escondidos de la naturaleza en nombre del Bien Común, estaréis así, pagando vuestra deuda.
Siguiendo este sendero, adquiriréis las tres grandes llaves de la BELLEZA, el AMOR y el CONOCIMIENTO. Con ellos abriréis las puertas que llevan a las fuentes luminosas de la verdad divina.

Sed capaces de tomar posesión de estas llaves.

Monday, June 20, 2016

Capítulo II - Definición de Iniciación - Iniciación HUmana y Solar - Alice A. Bailey

INICIACIÓN HUMANA Y SOLAR

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul
(Alice A. Bailey)


CAPITULO II

DEFINICIÓN DE LA INICIACIÓN


El tema de la iniciación se está generalizando cada vez más entre el público. No pasarán muchos siglos sin que se restauren los antiguos misterios y la iglesia posea un grupo interno; en la iglesia del futuro, cuyo núcleo interno se está formando, la primera iniciación será exotérica, vale decir, que la primera iniciación constituirá antes de mucho tiempo, la ceremonia más sagrada de la iglesia y será celebrada en forma exotérica, por ser uno de los misterios revelados en determinados períodos, y a ella asistirán quienes estén implicados. También ocupará un lugar similar en el ritual de los masones. En esta ceremonia, quienes estén preparados para la primera iniciación, serán admitidos públicamente en la Logia por uno de sus miembros, autorizado para ello por el gran Hierofante Mismo.


Definición de cuatro palabras.
Al hablar de la iniciación, la sabiduría, el conocimiento o el sendero de probación, ¿qué queremos significar? Empleamos las palabras con mucha ligereza sin considerar el significado involucrado. Tomemos, por ejemplo, la primera de las palabras mencionadas. Muchas son las definiciones y explicaciones respecto a su alcance, a los pasos preliminares al trabajo que debe realizarse entre iniciaciones y a sus resultados y efectos. Una cosa es evidente para el estudiante más superficial, y es que la magnitud del tema es tal que, a fin de dilucidarlo adecuadamente, habría que escribir desde el punto de vista de un iniciado. En caso contrario, todo cuanto se diga podrá ser razonable, lógico, interesante, sugestivo, pero no concluyente.
La palabra iniciación, deriva de dos palabras latinas: In en, Ire ir; por lo tanto, es la iniciación de un comienzo o la entrada en algo. En el caso que estamos estudiando significa, en su más amplio sentido, la entrada en la vida espiritual o en una nueva etapa de esa vida. Es el primer paso y los subsiguientes en el sendero de santidad. Por lo tanto, quien recibió la primera iniciación dio literalmente el primer paso en el reino espiritual, saliendo      del reino puramente humano, para entrar en el superhumano. Así como salió del reino animal y entró en el humano, en la individualización, así entra en la vida del espíritu y, por primera vez, tiene el derecho de llamarse "hombre espiritual", en el significado técnico de la palabra. Entra en la quinta etapa, la última, de nuestra actual quíntuple evolución. Después de haber palpado su camino a través del Aula de la Ignorancia, durante muchas épocas, e ingresado en la escuela en el Aula del Aprendizaje, ingresa en la Universidad o Aula de la Sabiduría. Cuando egrese de ella se graduará con el grado de Maestro de Compasión.
Podría ser de beneficio estudiar primero la diferencia o conexión entre Conocimiento, Comprensión y Sabiduría. Aunque en el lenguaje común estos términos parecen sinónimos, son técnicamente diferentes.
Conocimiento es el resultado del Aula del Aprendizaje. Podría decirse que constituye la totalidad de los descubrimientos y experiencias humanos y lo que puede ser reconocido por los cinco sentidos y correlacionado, diagnosticado y definido por el intelecto humano. Es aquello de lo que estamos mentalmente seguros o podemos corroborar por el experimento. Es un compendio de las artes y las ciencias. Concierne a todo lo que trata de la construcción y el desarrollo del aspecto forma de las cosas y, por lo tanto, del aspecto material de la evolución, la materia de los sistemas solares en el planeta, en los tres mundos de la evolución humana y en los cuerpos humanos.
Sabiduría es el resultado del Aula de la Sabiduría. Concierne al desarrollo de la vida dentro de la forma, al progreso del espíritu a través de los vehículos, siempre mutables, y a las expansiones de conciencia que se suceden una vida tras otra. Trata del aspecto vida de la evolución. Debido a que se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es la captación intuitiva de la verdad, independiente de la facultad razonadora; la innata percepción, capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal. Es algo más que eso, constituye la creciente capacidad del Pensador para penetrar cada vez más dentro de la mente del Logos, comprender la verdadera interiorización del gran espectáculo del universo, ver el objetivo y armonizarse progresivamente con la medida superior. Puede ser descrito para nuestro propósito (que consiste en estudiar el Sendero de Santidad y sus diversas etapas), como el conocimiento del "Reino del Dios interno" y la captación del "Reino del Dios externo" en el sistema solar. Quizás podría decirse que es la gradual fusión de los senderos del místico y del ocultista la construcción del templo de la sabiduría sobre los cimientos del conocimiento.
La sabiduría es la ciencia del espíritu, así como el conocimiento es la ciencia de la materia. El conocimiento es separatista y objetivo, mientras que la sabiduría es sintética y subjetiva. El conocimiento separa, la sabiduría une. El conocimiento hace diferencias, mientras que la sabiduría fusiona. Entonces, ¿qué significa comprensión?
Comprensión puede definirse como la facultad del Pensador, en el tiempo, para apropiarse del conocimiento como base de la sabiduría, aquello que permite adaptar las cosas de la forma a la vida del espíritu, recibir destellos de inspiración, provenientes del Aula de la Sabiduría, y vincularlos a los hechos del Aula del Aprendizaje. Quizás la idea podría ser mejor expresada si se dijera que:
La sabiduría concierne a1 yo y el conocimiento al no yo, mientras que la comprensión es el punto de vista del ego o pensador, o la relación entre el yo y el no yo.
En el Aula de la Ignorancia controla la forma y predomina el aspecto material de las cosas. El hombre se centraliza así en la personalidad o yo inferior. En el Aula del Aprendizaje el yo superior o ego lucha por dominar esa forma, hasta que gradualmente alcanza un punto de equilibrio, donde ninguno de los dos controla totalmente al hombre. Luego, el ego controla cada vez más, hasta que en el Aula de la Sabiduría domina en los tres mundos inferiores y, acrecentadamente, la divinidad inherente asume el control.


Aspectos de la Iniciación
La iniciación o el proceso de experimentar la expansión de conciencia es parte del proceso normal del desarrollo evolutivo, considerado en amplia escala y no desde el punto de vista del individuo. Observado desde el ángulo individual, llega a reducirse hasta el instante en que el ente evolucionante comprende que (por su propio esfuerzo y ayudado por el consejo y sugerencia de los Instructores observadores de la raza) ha llegado a una etapa donde adquiere cierto grado de conocimiento subjetivo, desde el punto de vista del plano físico. La experiencia es similar a la del alumno en la escuela, cuando se da cuenta repentinamente que domina la lección y que el tema y el método del proceso le pertenecen a fin de aplicarlos inteligentemente. Estos instantes de captación inteligente siguen a la mónada evolucionante en su largo peregrinaje. Lo que ha sido parcialmente mal interpretado en esta etapa de comprensión, es el hecho de que en los distintos períodos se acentúa la importancia de los variados grados de expansión y la Jerarquía se esfuerza en llevar a la raza a la etapa en que sus entes tengan alguna idea del próximo paso a dar. Cada, iniciación indica el paso del estudiante por el Aula de la Sabiduría hacia un grado superior y además el claro resplandor del fuego interno y la transición de un punto de polarización a otro; implica la comprensión de la creciente unidad con todo lo que vive y la esencial unicidad del yo con todos los yoes; da por resultado un horizonte que se ensancha continuamente hasta incluir la esfera de la creación, o la creciente capacidad de ver y oír en todos los planos. Es poseer una acrecentada conciencia de los planes de Dios para el mundo y la capacidad de desarrollar dichos planes. Es el esfuerzo de la mente abstracta para aprobar un examen. Es figurar en el cuadro de honor de la escuela del Maestro, dentro de la realización de esas almas cuyo karma lo permite y su esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta.
La iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la visión del Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro, existen como uno; la visión de la historia de las razas con el hilo de oro de su genealogía, seguida a través de numerosos tipos; la visión de la dorada esfera que mantiene al unísono las múltiples evoluciones de nuestro sistema: dévica, humana, animal, vegetal, mineral y elemental, a través de las cuales puede verse claramente que la vida palpitante late con ritmo regular; la visión de la forma mental del Logos en el plano arquetípico, visión que se acrecienta de una iniciación a otra hasta abarcar todo el sistema solar.
La iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en ella, arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor del Mundo, a los pies de su Padre en los Cielos, a los pies del triple Logos. La iniciación conduce a la caverna en cuyos muros limitadores se conocen los pares de opuestos y se revela el secreto del bien y del mal. Conduce a la Cruz y al total sacrificio que debe consumarse antes de lograr la perfecta liberación, donde el iniciado se libera de todas las cadenas terrenales y nada lo retiene en los tres mundos. Lleva a través del Aula de la Sabiduría y pone en las manos del hombre, en forma gradual, la clave de toda información cósmica y del sistema. Revela el misterio oculto subyacente en el corazón del sistema solar. Conduce de un estado de conciencia a otro. A medida que entra en cada estado, el horizonte se ensancha, la vista se extiende y la comprensión es más incluyente, hasta que la expansión alcanza el punto en que el yo abarca todos los yoes, incluso todo lo móvil e inmóvil, según una antigua escritura.
La iniciación implica ceremonia. Este aspecto es el que más se ha hecho resaltar en la mente de los hombres, omitiendo algo de su verdadera significación. Primordialmente implica la capacidad de ver, oír y comprender, de sintetizar y correlacionar el conocimiento, aunque no necesariamente el desarrollo de las facultades síquicas, pero entraña la comprensión interna que ve el valor subyacente en la forma y reconoce el propósito de las circunstancias prevalecientes. Es la capacidad de presentir la lección que se ha de aprender en cualquier acontecimiento dado, y esta comprensión y reconocimiento da por resultado, cada hora, cada semana y cada año, un progreso y expansión. Este proceso de gradual expansión resultado del esfuerzo definido y de una ardua vida y correcto pensar del aspirante, y no de algún instructor esotérico que celebra un rito oculto conduce a lo que podría llamarse una crisis.
En esta crisis, donde es necesaria la ayuda de un Maestro, se efectúa un definido acto de iniciación, que (actuando sobre un centro particular) produce resultados en alguno de los cuerpos, e incita a los átomos a alcanzar cierta vibración y permite obtener un nuevo ritmo.
La ceremonia de la iniciación señala un punto de realización, pero no la realización que a menudo se cree sino simplemente la que los Instructores que vigilan a la raza, reconocen como una etapa definida en la evolución alcanzada por el discípulo, la cual proporciona dos cosas:
  1. Una expansión de conciencia, que permite a la personalidad penetrar en la sabiduría lograda por el Ego, y en las iniciaciones superiores, en la conciencia de la Mónada.
  2. Un breve período de iluminación, donde el iniciado ve la parte del sendero que debe hollar y también participa conscientemente en el gran plan evolutivo.
Después de la iniciación, el trabajo que se debe realizar consiste mayormente en convertir esa expansión de conciencia en parte del equipo de la personalidad para ser utilizado en forma práctica, y en dominar esa parte del sendero que aún debe recorrerse.


Lugar y efecto de la Iniciación.
La ceremonia de la iniciación tiene lugar en los tres súplanos superiores del plano mental y en los tres planos superiores, de acuerdo a la iniciación. Durante las iniciaciones en el plano mental brilla sobre la cabeza del iniciado la estrella de cinco puntas. Esto corresponde a las primeras iniciaciones que se reciben en el vehículo causal. Se ha dicho que las dos primeras iniciaciones se efectúan en el plano astral, pero esta afirmación es inexacta y ha dado origen a una mala interpretación. Ambas se hacen sentir profundamente en los cuerpos físico, astral y mental inferior, afectando su control. Debido a que el efecto principal se siente en estos cuerpos, el iniciado puede interpretar que han tenido lugar en los planos implicados, pues el vívido efecto y el estímulo de las dos primeras iniciaciones se producen principalmente en el cuerpo astral. Pero debe tenerse en cuenta que las iniciaciones mayores tienen lugar en el cuerpo causal o fuera de éste en el plano búdico o en el átmico. En las dos iniciaciones finales que liberan al hombre de los tres mundos, se le permite actuar en el cuerpo vital del Logos y manejar esa fuerza, entonces el iniciado se trasforma en la estrella de cinco puntas, la cual desciende sobre él, se fusiona en él y a él se lo ve en el centro mismo de la estrella. El descenso se realiza por acción del Iniciador que empuña el Cetro de Poder y pone al hombre en contacto, en forma consciente, con el centro en el cuerpo del Logos planetario, del cual es parte. Las dos iniciaciones llamadas sexta y séptima, tienen lugar en los planos búdico y átmico. La estrella de cinco puntas "fulgura desde adentro de sí misma", según dice una frase esotérica, y se trasforma en "la estrella de siete puntas", descendiendo sobre el hombre, y éste penetra en la llama.
Además, las cuatro iniciaciones anteriores a la de adepto, señalan, respectivamente, la adquisición de determinadas proporciones de materia atómica en los cuerpos, por ejemplo, en la primera iniciación, una cuarta parte de materia atómica; en la segunda, una mitad; en la tercera, tres cuartas partes, y así hasta completar. Puesto que el principio búdico es el unificador (o el fusionador de todo), en la quinta iniciación el adepto se desprende de los vehículos inferiores y se afirma en el búdico, desde donde crea su cuerpo de manifestación.
Cada iniciación otorga mayor control sobre los rayos, si esto puede expresarse así, aunque no da la idea exacta. Las palabras a menudo confunden. En la quinta iniciación, cuando el adepto es un Maestro en los tres mundos, controla más o menos (de acuerdo a su línea de desarrollo) los cinco rayos que se manifiestan especialmente en el momento en que recibe la iniciación. En la sexta, si pasa al grado superior, adquiere poder en otro rayo y, en la séptima, ejerce poder en todos los rayos. La sexta iniciación señala el punto de realización del Cristo y pone al rayo sintético del sistema bajo Su control. Debemos tener presente que la iniciación da al iniciado poder en los rayos y no poder sobre los rayos, una diferencia bien marcada. Cada iniciado lógicamente posee uno de los tres rayos mayores como rayo primario o espiritual, y en el rayo de su mónada es donde finalmente adquiere poder. El rayo de amor o rayo sintético del sistema, es el último que se adquiere.
Quienes desencarnan después de la quinta iniciación, o quienes no llegan a ser Maestros en encarnación física, reciben sus siguientes iniciaciones en otra parte del sistema. Todos están, en la Conciencia del Logos. Se ha de tener en cuenta una gran realidad, que las iniciaciones del planeta o las del sistema solar, sólo son preparatorias para ser admitido en la Gran Logia de Sirio. Este simbolismo ha sido bien conservado en la masonería y combinando el método masónico con lo dicho respecto a los pasos en el Sendero de Santidad, obtendremos un cuadro aproximado. Ampliemos su significado:
Las primeras cuatro iniciaciones del sistema solar corresponden a las cuatro "Iniciaciones en el Umbral", previamente a la primera iniciación cósmica. La quinta iniciación corresponde a la primera iniciación cósmica, la de "aprendiz aceptado" en la masonería, que hace de un Maestro, un "aprendiz aceptado" en la Logia de Sirio. La sexta iniciación es análoga al grado segundo de la masonería, mientras que la séptima hace del adepto un Maestro Masón de la Hermandad de Sirio.
Maestro, por lo tanto, es quien ha recibido la séptima iniciación planetaria, la quinta iniciación solar y la primera iniciación cósmica o de Sirio.


La Unificación, resultado de la Iniciación.
Debe comprenderse que cada iniciación sucesiva produce la unificación más completa de la personalidad con el ego y, en niveles más elevados, con la mónada. La evolución del espíritu humano es una unificación progresiva. En la unificación del alma con la personalidad yace oculto el misterio de la doctrina cristiana de la Expiación, unificación que tiene lugar en el momento de la individualización, cuando el hombre se trasforma en una entidad consciente y racional, distinta de la de los animales. A medida que prosigue la evolución, ocurren sucesivas unificaciones.
La unificación en todos los niveles   emocional, intuicional, espiritual y divino   consiste en un continuo y consciente funcionamiento. En todos los casos está precedida por la combustión a través del fuego interno y la destrucción, por medio del sacrificio, de todo aquello que separa. El acercamiento a la unidad se produce mediante la destrucción de lo inferior y de todo lo que obstaculiza. Tomemos, por ejemplo, la trama que separa los cuerpos etérico y emocional. Cuando el fuego interno quema esta trama, se produce una continua comunicación entre los cuerpos de la personalidad, y los tres vehículos actúan como uno. Algo semejante ocurre en los niveles superiores, aunque el paralelismo no puede ser detallado. La intuición corresponde a lo emocional y los cuatro niveles superiores del plano mental a lo etérico. En la destrucción del cuerpo causal, al recibir la cuarta iniciación (llama-da, simbólicamente, “la Crucifixión”), tenemos un proceso análogo al de la combustión de la trama, que conduce a la unificación de los cuerpos de la personalidad. La desintegración, que es parte de la iniciación del arhat, conduce a la unidad entre el ego y la mónada, expresándose en la Tríada. Ésta es la perfecta unificación.
Por lo tanto, el propósito del proceso consiste en que el hombre sea conscientemente uno:
Ø Primero: Consigo mismo y con quienes han encarnado con él.
Ø Segundo: Con su Yo superior y con todos los yoes.
Ø Tercero: Con su Espíritu o "Padre en los Cielos", y así con todas las Mónadas.
Ø Cuarto: Con el Logos, los Tres en Uno y el Uno en Tres.
El hombre se convierte en un ser humano consciente por mediación del perpetuo sacrificio de los Señores de la Llama.
El hombre llega a ser un ego consciente, poseyendo la conciencia del yo superior, en la tercera iniciación, por mediación de los Maestros y del Cristo y por Su sacrificio, al encarnar físicamente para ayudar al mundo.
En la quinta iniciación el hombre se une con la mónada por mediación del Señor del Mundo, el Observador Solitario, el Gran Sacrificio.

El hombre se unifica con el Logos, por medio de Aquel de Quien nada puede decirse.


Monday, May 18, 2015

El Sendero Oculto - Dion Fortune

EL SENDERO OCULTO

Dion Fortune

Dion Fortune (1891-1946). Seudónimo utilizado por la sicoanalista freudiana Violet Forth. Fue miembro de la Orden del Alba Dorada (Golden Dawn), de la cual fue separada y funda la Fraternidad de la Luz Interna (Inner Light), institución que aún existe en nuestros tiempos.



La Vía Mística, que conduce a la unión con Dios, es tan conocida que con frecuencia se olvida que existe otro Sendero, que sigue aparentemente una ruta del todo distinta, pero que, al final, lleva al mismo objetivo. Estamos tan acostumbrados a oír que la renuncia al mundo y la abdicación de uno mismo constituyen el único camino verdadero para el alma que busca al Supremo, que apenas nos atrevemos a susurrar que puede haber otra vía, el Sendero del dominio sobre la existencia manifiesta y de la apoteosis de uno mismo.


Existen dos formas de adorar a Dios: podemos adorarle en su Esencia no manifiesta, o en su forma manifiesta. Ambas son legítimas, siempre que, al adorar la forma manifiesta, no nos olvidemos de la Esencia, y que al adorar la Esencia, no la confundamos con la forma manifiesta, pues incurriríamos en el pecado de idolatría, que, en último extremo, no consiste sino en un énfasis mal puesto.

El místico intenta adorar a Dios en su Esencia; pero al no ser manifiesta, la esencia o raíz de Dios se escapa a la consciencia humana. Por tanto, para poder concebir el objeto de su adoración, el místico tiene que superar o trascender la consciencia humana normal. No es posible conocer la naturaleza más íntima de un estado de existencia a menos que seamos capaces de entrar en él y compartir, al menos en alguna medida, sus experiencias. En consecuencia, la tarea del místico radica sobre todo en liberar su consciencia de su habitual sometimiento o esclavitud a la forma. A ello se encamina la disciplina ascética, eliminando lo inferior, con el fin de que lo superior pueda unirse a Dios y, de esa manera, llegar a conocerle. El Sendero del Misticismo es una vía de renunciación, hasta que quien lo practica consigue superar todas las limitaciones de su naturaleza inferior y alcanzar la liberación; entonces no quedará ya nada que le impida llegar a Dios, y su alma se elevará hasta entrar en el Reino de la Luz para no regresar nunca de él.

Pero el otro Sendero no es una Vía de Renunciación, sino de Plenitud; no consiste en apartarse de la senda del destino humano, sino en la concentración y sublimación de dicho destino. Un alma que emprenda dicho Sendero vivirá sus propias experiencias en todas sus fases y aspectos de la existencia manifiesta, y las equilibrará, las espiritualizará y las absorberá en su esencia.

El objetivo de quienes siguen este Sendero es lograr un dominio completo de todos y cada uno de los aspectos de la vida creada. Pero cuando decimos dominio no nos referimos a una relación como la que existe entre el propietario de esclavos y éstos, sino más bien al dominio del virtuoso sobre su instrumento, un dominio que se apoya en su capacidad de adaptación a su naturaleza y espíritu, con el fin de extraer de él el máximo partido. El adepto que ha logrado el dominio sobre la Esfera de la Luna interpreta el mensaje de ésta para el Mundo y muestra sus poderes en perfecto equilibrio. El reino sobre el que gobierna el Maestro del Templo no es una monarquía absoluta, ya que no consigue su poder para levantar tronos, dominios o potestades a su servicio, sino para hacerles llegar el mensaje de salvación de Dios y convocarles a su rica herencia. Es un siervo de la evolución, y su tarea consiste en extraer el orden del caos, la armonía de la discordia y reducir a equilibrio las fuerzas desequilibradas.

Las enseñanzas de los Vedas de la Tradición Oriental distinguen claramente entre la devoción al Dios No Manifiesto, la esencia espiritual de la creación, y los aspectos manifiestos, o deidades. “Identifica el propio ser con los aspectos parciales, que son los Yoginis, y alcanzarás los diversos poderes (Siddhis). Identifica el propio ser con la Maha-yogini, y te liberarás, pues no serás ya tú mismo, sino Ella... Aquello con lo que un ser humano debe identificarse dependerá de lo que desee. Pero, sea lo que sea, conseguirá el Poder si tiene voluntad y trabaja para ello.” (World as Power, Power as Reality, de Woodroffe).

¿Qué debería desear un ser humano? Esa es la siguiente pregunta que debemos plantearnos. La respuesta a la misma dependerá totalmente de la fase o etapa de evolución a que hayamos llegado. El alma tiene que completar su experiencia humana antes de estar lista para la Unión Divina. Debe pasar el nadir del descenso a la materia antes de llegar al Camino del Retorno. No estaremos listos para la Vía Mística antes de habernos aproximado al momento de nuestra liberación de la Rueda del Nacimiento y la Muerte; pero intentar escapar prematuramente de dicha rueda equivale a esquivar nuestro entrenamiento o preparación. Nos veremos descalificados, al igual que el yate que participa en una carrera y no consigue darle la vuelta a la boya que marca el límite más externo del recorrido; no habremos cumplido las condiciones necesarias para nuestra liberación, que exigen que no esquivemos nada, y que sólo dejemos atrás aquello que hayamos logrado dominar, equilibrar y superar.

Serán falsas las enseñanzas que nos pidan erradicar de nuestras naturalezas cualquier cosa que Dios haya implantado en ellas, tan falsas y estúpidas como lisiar a un potro lleno de fuerza y de vida simplemente porque es salvaje y está sin domar. El amor a la belleza, el impulso vital de los instintos limpios, sanos y normales, la alegría de la lucha y la victoria, son todos elementos sin los que, de hecho, quedaríamos empobrecidos. Dios nos los entregó, y debemos suponer que sabía lo que hacía cuando actuaba así. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar su labor y condenar lo que El consideró bueno?

Lo que prohíbe la Ley de Dios es abusar de esas cosas, no utilizarlas para los fines rectos a que están destinadas. El Camino del Fuego del Lar ofrece una disciplina mucho más sensata y eficaz que el de los ermitaños de Tebas, con sus torturas ascéticas y sus automutilaciones, que violentan la Naturaleza y ultrajan la obra de Dios.

Asustado por las Fuerzas Elementales cuando se tropieza con ellas impurificado e impreparado, el asceta huye de lo que cree ser la tentación. Pero resulta mucho más prudente equilibrar las fuerzas enfrentadas en nuestra propia naturaleza hasta que seamos capaces de manejar nuestros instintos desordenados y consigamos que tiren del carro del alma con el poder de sus incansables impulsos.

Llegará el día en que todos nosotros nos veamos liberados de la Rueda del Nacimiento y la Muerte y entremos en el Reino de la Luz para no regresar nunca de él; si intentamos dejar a un lado los Elementales y sus problemas antes de que amanezca ese día, estaremos dando un giro de timón antes de haberle dado la vuelta a la boya que marca nuestra ruta; seremos como el hombre que ocultó su talento bajo tierra porque tenía miedo de él. Nuestro Señor no nos agradecerá nuestra devoción equivocada a un ideal inmaduro, sino que nos descalificará como sirvientes poco eficaces.

Como en otros muchos casos, la clave para la resolución del problema radica en la doctrina de la reencarnación. Si creemos que todos los logros humanos deben efectuarse en una sola vida y que, al final de la misma, seremos juzgados, lo más probable será que nos veamos empujados a un idealismo que nuestro proceso de crecimiento o evolución natural no nos ha permitido alcanzar aún. La liberación de la Rueda del Nacimiento y la Muerte, el abandono de la materia, la Unión Divina, son todas cosas que nos llegarán con el tiempo, pues el objetivo de la evolución es llevarnos hasta ellas; pero es posible que aún no haya llegado ese momento, y seríamos muy estúpidos si permitiésemos que otro, por avanzado que estuviese, juzgara por nosotros dónde nos encontramos en la escala evolutiva y decidiese cuál habría de ser nuestro paso o escalón siguiente. Seamos fieles a nuestras convicciones y dejémonos guiar por nuestros impulsos más profundos. Si sentimos el deseo de adorar a Dios en su manifestación gloriosa, hagámoslo de todo corazón, pues ése será nuestro medio de llegar a Él. Pero eso no significa que tengamos que dar rienda suelta a nuestros impulsos; la Danza de la Naturaleza es un movimiento rítmico y ordenado, y no debemos alejarnos del lugar que nos corresponde en nuestra pauta evolutiva, o lo estropearemos todo. Si deseamos que la Naturaleza sea nuestra Madre, debemos trabajar unidos a ella... y para conseguir sus fines. Y ésa es una disciplina más que suficiente para cualquier alma.

Si, por el contrario, nos sentimos impulsados a retirarnos del mundo y emprender el Sendero del Misticismo, preguntémonos honestamente si estamos siguiendo dicha vía debido a la intensidad de la llamada de Dios en nuestro corazón, o porque pensamos que la vida resulta demasiado difícil y complicada y queremos alejarnos para siempre de sus problemas y tribulaciones.

La Preparación para la Iniciación - Dion Fortune

LA PREPARACIÓN PARA LA INICIACIÓN



Por Dion Fortune

Dion Fortune (1891-1946). Seudónimo utilizado por la sicoanalista freudiana Violet Forth. Fue miembro de la Orden del Alba Dorada (Golden Dawn), de la cual fue separada y funda la Fraternidad de la Luz Interna (Inner Light), institución que aún existe en nuestros tiempos.


El objeto de la Iniciación es producir la Iluminación del  alma por medio de la Luz Interna. Por lo tanto, antes de entrar a considerar los mejores medios de preparación para esa empresa, es necesario explicar exactamente lo que se entiende por Iniciación, porque hay muchos conceptos distintos acerca de la misma.

La palabra Iniciado, empleada en estas páginas, significa aquél en quien el YO superior, la Individualidad, se ha entre fundido con  la personalidad, y ha encarnado realmente en el cuerpo físico. Un Iniciado es, por consiguiente, aquel cuyo Yo Superior nos mira a través de sus ojos. La personalidad queda  reducida a un juego de hábitos y costumbres, un complejo de vida, que deja al Yo Superior libre para llevar a cabo su obra con el mínimo de exigencias con respecto a su atención en el Plano Físico.

Esta Gran Iniciación se recibe siempre he invariablemente fuera del cuerpo. No hay ritual que pueda  conferirla, aunque el ritual se suela emplear en el Hemisferio Occidental para adiestrar y coordinar la consciencia, como indispensable preparación para esta experiencia trascendental. También se pasa por ella con plena consciencia, conservando la memoria de la misma. Muy a menudo se nos pregunta si es posible estar iniciado sin saberlo. A esta cuestión tenemos que contestar con  un no rotundo. Además, sería absurdo pensar en que pudiéramos recibir inconscientemente una extensión permanente de la consciencia

Sin embargo, suele ocurrir que un Maestro haya aceptado como  discípulo a alguna persona, sin que ésta se dé cuenta de ello, debido al escaso desenvolvimiento de sus facultades psíquicas, y entonces esta persona sólo  se llega a dar cuenta de este hecho cuando ha progresado hasta cierto punto.

En estos casos un psíquico podría informarle a dicha persona que ha sido aceptada como discípulo de la Gran Fraternidad Blanca y que ya se encuentra por lo tanto en el Sendero que lleva a la Iniciación, pero sería un error decirle que ya estuviese iniciada. El sello del Maestro queda estampado en el aura del discípulo, cuando éste es aceptado, y resplandece ante la visión clarividente como un disco de unas seis pulgadas de diámetro, inmediatamente encima de la cabeza, siendo el disco del color del Rayo sobre el cual esté trabajando el Maestro. Cuando el discípulo recibe algún trabajo que debe realizar para su Maestro en el Mundo Material, la  banda  correspondiente  de  color  en  el aura se enciende, mostrando así que el poder del Maestro está operando a través del discípulo. Pero hasta que toda el aura no queda iluminada completamente, no puede decirse que un ser humano sea un Iniciado. Esto se produce cuando brilla con su propia luz y no con la luz prestada de su Maestro. Por lo tanto, la Iniciación puede definirse como la aurora de la Luz Interna, o el advenimiento a manifestación en el Mundo Físico del Augoides o Cuerpo de Luz.

Puede considerarse que la Luna representa la personalidad, creciendo y decreciendo a través de innumerables fases encarnatorias reflejando la Luz Solar o la Sombra Terrestre. El Yo Superior, o sea el espíritu inmortal del ser humano, está bien simbolizado por el Sol que perpetuamente brilla en los Cielos, veámoslo o no. Estos símbolos recompensarán muy bien a quien medite sobre ellos.

El Yo Superior comienza a manifestarse en el cuerpo físico cuando tiene lugar la Iniciación No tenemos más que considerar la gran diferencia que existe entre la Individualidad y la personalidad, en el ser humano corriente, para darnos cuenta de la intensa preparación que debe tener lugar antes de que esa manifestación sea posible. Además, no podemos dejar de ver que si se intentara semejante manifestación antes de que la necesaria preparación hubiera tenido lugar, el Yo Superior descendente encontraría una disparidad tan grande entre él mismo y su vestidura mal ajustada, que no tardaría en desgarrarse y quedar destruida. Esta ocurrencia se puede observar de vez en cuando entre los Ocultistas y constituye uno de los problemas con que tienen que luchar las distintas fraternidades.

Antes de que sea posible para el Yo Superior comenzar a manifestarse en la consciencia cerebral, la personalidad tiene que sintonizarse con la Individualidad. La Individualidad lleva su existencia en las esferas espirituales en la misma forma que la personalidad la pasa en la esfera mundana. Las acciones de la Individualidad se inspiran en el deseo de mantener su armonía con la Vida Divina del Cosmos, de donde recibe su ser, mientras que las acciones de la personalidad se ven determinadas por su deseo de mantener su armonía con el Mundo de la Materia, de dónde saca el cuerpo su propio ser. Por consiguiente, es evidente que la personalidad tendrá que reorientar completamente su posición  antes de poder alinearse con su Yo Superior. Tenemos que prepararnos para cambiar la base de todos nuestros motivos si queremos recibir la Iniciación. Esto requiere una unidad de propósito que no retroceda ante sacrificio alguno: "Vende todo lo que tengas y sígueme, dijo  el  Maestro. Y  también: "Dejad  que los muertos  entierren a sus muertos. Seguidme". Estos dichos parecen un poco duros, pero la experiencia  demuestra que son verdaderos. 

No hay razón alguna para que alguien se ofrezca como candidato para la Iniciación, porque todos pueden lograr la meta de la Unión Divina, por el sendero espiritual  de la Evolución; pero, por otra parte, no deben declarar que los antiguos secretos se hayan perdido, porque no queriendo pagar su precio, no han recibido la Gran  Perla de valor inestimable.

Tanto la personalidad como las cosas de los sentidos tienen que ser sacrificadas  para que  el Yo Superior pueda manifestarse: no puede haber cuestión alguna sobre este punto. Todos los iniciados así lo declaran. Ante semejantes manifestaciones nos sentimos inclinados a creer que, habiendo sacrificado la personalidad, nos encontraremos despojados de todo. 

Esta creencia se debe a que la mentalidad Occidental se adhiere a la idea de que la muerte del cuerpo significa el fin de la existencia. Y de la misma manera creemos subconscientemente que la muerte de la personalidad termina con el pleno goce y plenitud de la vida. Olvidamos al pensar semejante cosa que el comerciante que vendió todo lo que tenía lo hizo para comprar así la Gran Perla. Es verdad que vendió todo lo que tenía, pero fue para invertirlo en algo de muchísimo más valor. El relato evangélico implica que se llevó la Perla triunfante. Y así sucede con nosotros si hacemos el sacrificio de las cosas de los sentidos que permitan la encarnación del Yo Superior en el cuerpo físico. Hay un período de lucha conforme van rompiéndose los hilos que nos unían a los deseos de los sentidos, pero tan pronto como se van limpiando las cosas apreciablemente, comienza a despuntar la Luz Superior. No permanecemos mucho tiempo sin consuelo. "¿.No serán nuestras tinieblas, después de todo, la Sombra de Su Mano que se extiende para acariciarnos?".

Mientras la consciencia se enfoca en la personalidad, no podemos ponernos en contacto directo con las realidades, y sólo podemos ver sus reflejos en el Mundo de la Forma. La llamada del Yo Superior sirve para levantarnos y desviar nuestra mirada del espejismo de la consciencia de la forma, dirigiéndola directamente a la Realidad que es vida y no forma. Esta vuelta en redondo es lo que constituye la tarea del alma cuando busca la Iniciación.

Conforme la personalidad va sometiéndose gradualmente al Yo Superior, la Luz Interna comienza a resplandecer. Los casos en que la Iluminación se produce súbitamente son muy raros y casi siempre ciegan e incapacitan a la persona, como le pasó a San Pablo en el camino a Damasco. Por lo tanto sólo se permite en los casos de almas muy avanzadas, que han sido preparadas y adiestradas hasta un grado muy elevado en vidas anteriores y que han reencarnado con ese propósito, constituyendo sus personalidades acordemente. Para el resto de los aspirantes a la Iniciación, la Luz Interna comienza a despuntar muy suave y gradualmente, con muchos intervalos de tinieblas que la obscurecen de vez en cuando, cuando los deseos sensoriales surgen nuevamente, aun después de considerarlos completamente vencidos.

Habiendo alcanzado esta libertad de la esclavitud de los sentidos, se abren ante el Iniciado dos caminos: puede seguir el Sendero Místico, que lleva directamente a la liberación, o puede seguir el Sendero Oculto y retornar al mundo de los hombres equipado con los poderes de la Mente Superior.

Es digno de notarse que generalmente el Místico no habla ni enseña la doctrina de la Reencarnación, mientras que el Ocultismo si lo hace. La razón es que el Místico trata de escapar de la esclavitud de la carne y no volver nunca más a ella, mientras que el Ocultista quiere volver a la materia, trayendo consigo el fruto de sus  labores. Ambos ideales son legítimos y justificables. El místico que sigue su  marcha hasta alcanzar la liberación, no deja de seguir siendo una influencia en el mundo, pues con su realización liquida una porción del Karma Mundial. Por este motivo los místicos se dedican a muchas austeridades y mortificaciones, mucho después de haberse liberado de los deseos de la carne; están liquidando el Karma Mundial.

El Ocultista, por su lado, sólo se sujeta a las mortificaciones más indispensables para someter a la carne y hacerla obedecer su voluntad soberana sin murmurar. Su plan es formarse tal personalidad que su Yo Superior pueda funcionar en ella sin obstáculos. Tiene que ser a semejanza de un caballo brioso y fuerte, que obedece instantáneamente sin necesidad de riendas ni espuelas. Sus sentidos no podrán ni engañarlo y sus pasiones tampoco podrán cegarlo. Usa su cuerpo como una ventana transparente para su alma, de manera que nunca deforme lo que vea. Con ese único fin es que disciplina su cuerpo, pero nunca trata de reproducir la Crucifixión.

El Místico torna su personalidad negativa, para convertirse así en un conducto o canal de las Fuerzas Cósmicas. Su actitud con respecto a todos los problemas que puedan presentársele es la de: "Aquiétate y sabe que Yo Soy Dios". Se mantiene sereno y quieto en el plano mundano, dejando que los poderes espirituales encuentren en él un conducto por el cual puedan llegar a la mente colectiva durante sus meditaciones. El Ocultista, por su parte, se ocupa de las formas y utiliza su mente concreta para convertir a esas formas en canales para las Fuerzas Cósmicas. El Místico trabaja con el Yo Superior exclusivamente; el Ocultista lleva al Yo a manifestarse Superior en el plano de la forma.

El Místico, una vez que se ha liberado de la esclavitud de sus sentidos, se contenta con las experiencias de su conciencia interna: no trata de traerlas a manifestación en el plano terrestre. El Ocultista, por su lado, habiendo alcanzado la misma realización que el Místico, trata de traer al plano de la forma el estado de conciencia que ha conquistado. Y hace esto si es un Hermano del Sendero de la Derecha, porque es necesario para cumplir el Gran Plan que ciertos ideales sean expresados y elaborados en el Mundo de la Forma, pero jamás lo haría para gratificar sus propias sensaciones. Esa fue la prueba con que fue tentado el SEÑOR en el Desierto: "Haz que estas piedras se conviertan en pan". Él era el Místico-Ocultista Ideal, como lo demostró al convertir el agua en vino y al pasar a través de las puertas cerradas, pero El jamás utilizó Sus poderes más que en el cumplimiento de Su misión, y es digno de notarse que conforme EL avanzaba hacia su final, los empleó cada vez menos.

La gran mayoría de las almas liberadas eligen el Sendero Místico, yéndose así más allá de nuestra Esfera Terrestre y son sólo unos pocos de los que han ganado su libertad los que eligen sacrificarse y volver nuevamente al Mundo de las Formas, puesto que no tienen deseo alguno que pueda arrastrarlos a una nueva encarnación, lo que para ellos es vivir en una cárcel. Su motivo único lo constituye el deseo de aliviar la carga de la confusión del mundo. Por otra parte, no debe pensarse que el Místico deserta del mundo cuando lo abandona, porque siempre rogará por él, y este gran cuerpo de almas en oración es el que aligera el tremendo Karma del Mundo en los Planos Internos.

El Místico sirve de una manera y el Ocultista de otra. Ambos son necesarios para la gran obra cósmica de la regeneración y de la Evolución. Ninguna función puede existir sino por medio de la dualidad: la interacción de los aspectos positivo y  negativo de la misma fuerza. El  Místico  constituye  un  polo  de la Energía Crística, y el Ocultista es el otro. De acuerdo con la bien conocida ley oculta de la polaridad alternativa en los distintos planos, el Místico es negativo en los planos de la forma y positivo en los planos de la energía, mientras que el Ocultista es positivo en los planos de la forma y negativo en los planos de la energía. De ahí que el Ocultista tenga siempre necesidad de invocar fuerzas que lo ayuden en su obra, empleando con ese objeto la magia ritual en sus diversos tipos, desde la simple invocación hecha con un signo, hasta las más complicadas figuras y  movimientos que se realizan en las logias.

El mejor desenvolvimiento, el que se busca mediante la disciplina y adiestramiento de la Comunidad de la Luz Interna, se obtiene mediante un balance justo de las fuerzas positivas y negativas del alma, sostenidas en equilibrio por la voluntad, de manera tal que el propio juicio puede hacer descender la balanza en cualquier dirección. Al alma que tiene una inclinación natural hacia el Ocultismo se le hace trabajar según las reglas místicas. Hasta que no llega a los Misterios Mayores no se le permite al individuo seguir su vocación natural, pero entonces se le da una enseñanza y educación especialmente adaptada a su capacidad.

La razón de esta aparente violencia contra su naturaleza se comprenderá enseguida. Si el alma naturalmente inclinada al misticismo se desenvolviera sólo de acuerdo con esa tendencia, adquiriría una penosa falta de equilibrio, como puede notarse entre aquellos que moran demasiado en lo Invisible. Su asidero en los planos de la forma no guarda relación con su contacto con los planos de la Fuerza y, por consiguiente, las fuerzas rompen los límites de la forma y se difunden en un pantano de espiritualidad emocional, perdiéndose y malgastándose, como las aguas del río que saliéndose de su margen convierten en un pantano cenagoso al valle otrora feraz y florido. Es posible que este pantano produzca una vegetación acuática y jugosa, pero no será ni tierra ni agua, y sería completamente inútil para todo propósito práctico en el servicio de la humanidad.

Al Ocultista, por su parte, si se le permite desde el principio de su  preparación, entregarse a su amor por la forma y la intelectualidad, acabará por encontrarse amurallado dentro de sus formas y perderá los contactos vivientes que sólo pueden dar vida a los símbolos ocultos. Sin embargo, si adopta la disciplina de ponerse en contacto con las diferentes fuerzas mediante sistemas puramente intuitivos y de meditación, adquirirá el poder de efectuar esos contactos independientemente del uso de fórmulas y rituales mágicos. Entonces, cuando llegue a una etapa más avanzada de su desenvolvimiento, se le enseñarán los métodos tradicionales de las artes, y será capaz de tener acceso a una suma infinitamente mayor de poder que lo que podría conseguir el Iniciado que no ha seguido ese método.

Es absolutamente vital para la educación oculta del estudiante, que éste comprenda perfectamente los principios del Ocultismo y que jamás emplee sus fórmulas ciega y supersticiosamente. Y recordemos siempre que una cadena no es más fuerte que su eslabón más débil. Ni el Místico ni el Ocultista podrán expresar en el plano de la manifestación más de lo que sean capaces de polarizar dentro de sus propias naturalezas. 

Wednesday, October 1, 2014

Sobre la Oración - Annie Besant

SOBRE LA ORACIÓN


Annie Besant

Tomado de “Sophia” de Mayo 1898


Constantemente se hace la siguiente pregunta: ¿Vosotros los teósofos creéis en la oración?". Y puede ser útil para algunos el estudio del asunto de la oración a la luz del conocimiento oculto, poniendo de prefacio a este estudio la observación de que la creencia de los teósofos varía de acuerdo sus conocimientos, y que ningún teósofo, excepto la que esto escribe, se halla obligado a las declaraciones que siguen.

El público no se ha hecho todavía cargo de que al teósofo no se da, al entrar en la Sociedad, una serie de creencias ya hechas y arregladas para él, sino que solo se le proporcionan los materiales de entre los cuales puede escoger los que más le convengan, teniendo luego que arreglarse él mismo su vestimenta. La opinión que se presenta en este escrito, se expone simplemente como el modo de ver particular de un estudiante y como materia para el estudio. Lo primero que es necesario hacer, al considerar la utilidad de la oración, es analizar la oración misma, porque la palabra se emplea abarcando diversas actividades de la conciencia, y no puede tratarse como formando un todo homogéneo. Vemos oraciones que son peticiones de beneficios mundanos definidos para cubrir necesidades físicas -oraciones por alimento, por vestidos, dinero, empleos, éxito en los negocios, para recuperar la salud, etc. Éstas las agruparemos bajo la clase A. Luego hay oraciones para la ayuda en las dificultades intelectuales; y morales o para el desarrollo espiritual, para el dominio de las tentaciones, para la fuerza moral, para vista interna, para iluminación. Estas pueden agruparse como clase B. Por último, hay oraciones en que no se pide nada, que consisten en la contemplación y adoración de la Perfección Divina, en la aspiración intensa de unión con Dios, la enajenación elevada del Santo. A estas las llamaremos clase C.

Lo segundo que hay que tener bien en cuenta, es la gran escala de seres vivos desde el elemental su plano hasta el LOGOS mismo, escala en la que no falta peldaño alguno. Este lado oculto de la naturaleza, es un hecho, no un sueño. El mundo todo está lleno de seres vivos, invisibles a los ojos carnales. El mundo astral compenetra al físico, y multitudes de seres conscientes e inteligentes nos rodean a cada paso. Algunos son inferiores al hombre en inteligencia, y otros se elevan a grandes alturas sobre él. Algunos se dejan influir fácilmente por su voluntad, y otros son asequibles a sus ruegos. Además de estas entidades independientes, la esencia elemental de los tres reinos responde a sus emociones y pensamientos, é instantáneamente toma formas cuya vida misma es llevar a efecto el sentimiento o el pensamiento que les sirve de alma, y de este modo puede crear a voluntad un ejército de servidores obedientes que obrarán en el mundo astral a1 gusto suyo. Hay además protectores humanos de gran eficacia, aunque invisibles, cuyo oído atento puede acoger un grito de socorro, y que gustosos sirven de verdaderos “ángeles protectores” para las almas que los necesitan.

Y coronando todo está la vida siempre presente y siempre consciente del LOGOS mismo, poderosa, y que responde en todas partes de Su reino, de Aquel sin cuyo conocimiento no cae al suelo una paja, ni ninguna criatura muda se estremece de alegría o de dolor, ni niño alguno ríe o llora - esa Vida y Amor que todo lo penetran, abarcan y sostienen, en la cual todo vive y se mueve. Así como nada que produzca placer o dolor puede tocar al cuerpo humano sin que los nervios sensorios lleven el mensaje del choque a los centros cerebrales, y así como desde estos centros vibra la contestación por medio de los nervios motores, acogiendo o repeliendo, del mismo modo cada vibración en el universo, que es Su cuerpo, llega a Su conciencia y produce una acción que responde. Las células nerviosas, los hilos nerviosos y fibras musculares, pueden ser los agentes del sentimiento y del movimiento, pero el hombre es el que siente y actúa; así también muchas mi riadas de inteligencias pueden ser los agentes, pero el LOGOS es quien conoce y responde. No puede haber nada por pequeño que sea que no afecte esa delicada y omnipresente conciencia, ni nada tan vasto que trascienda a ella.

Somos tan limitados, que la sola idea de semejante conciencia que abarca todo, nos anonada y confunde; sin embargo, quizás, el mosquito se vería en el mismo apuro si tratara de medir la conciencia de Pitágoras. Es imposible negar el hecho de que las oraciones son contestadas, y que muchos pueden manifestar casos de propia experiencia, claros y decisivos, de “oraciones contestadas”.

Además, muchas de éstas no se refieren a las que se llaman experiencias subjetivas, sino a hechos patentes del llamado mundo objetivo. Un hombre ha orado por dinero, y el correo le ha traído la cantidad requerida; una mujer ha orado por alimento, y el alimento ha llegado a su puerta. En relación con empresas caritativas hay muchos testimonios de oraciones pidiendo socorros y de contestaciones rápidas y liberales. Por otra parte, hay también gran número de testimonios de oraciones que han quedado sin respuesta, de hambrientos moribundos, de hijos arrebatados por la muerte de los brazos de madres amantes, a pesar de los ruegos más apasionados a Dios. Toda opinión razonable acerca de la oración, tiene que tener en cuenta estos hechos contradictorios: no debe negarse a admitir la respuesta, ni evadir el reconocimiento de los fracasos.

Todos los hechos deben ser colocados en su lugar en toda verdadera teoría sobre la oración. Vamos a considerar separadamente nuestras tres clases de oraciones, y veremos que las vidas ocultas de la naturaleza son los agentes que producen la respuesta a las oraciones, y que para cada clase de ellas actúan agentes particulares apropiados a las mismas. Cuando un hombre pronuncia una oración de 1a clase A, puede obtener una respuesta por medio de uno o varios agentes.

Su pensamiento concentrado y su voluntad deseosa afectan a la esencia elemental del plano astral, y crean un elemental artificial poderoso, cuya sola idea es producir lo que su creador anhela. Este elemental, cuando la oración es por dinero, alimento, vestido, empleo u otra cosa cualquiera que un hombre puede dar a otro, puede buscar una persona a propósito, e imprimir en su cerebro la imagen de su creador y de su necesidad especial, y esta impresión origina el pensamiento de enviar al hombre un socorro.
“Pensé en Jorge Miller y en sus huérfanos esta mañana”-dirá un hombre rico- “Voy a mandarles un cheque”.

La oración de Jorge Miller es en este caso el poder motor; el elemental artificial es el agente que se ocupa en producir el resultado deseado, y el cheque, que no se ha pedido al hombre en el plano físico, viene como la “respuesta a la oración”. El resultado pudo haberse obtenido de igual modo por medio de un esfuerzo deliberado de la voluntad, sin oración alguna, por una persona que entendiese el mecanismo necesario para ello y el modo de ponerlo en acción. Pero en el caso de la mayor parte de la gente que ignora las fuerzas del mundo invisible, y que no están acostumbrados a ejercitar su voluntad, la concentración de la mente y el firme deseo necesario para el éxito se adquieren mucho más fácilmente por medio de la oración, que por ningún esfuerzo deliberado para manifestar su fuerza.

Dudarían de su propio poder, aun cuando comprendiesen la teoría, y la duda es fata1 en todo ejercicio de la voluntad. Que la persona que ora no sepa nada del mecanismo que pone en movimiento, no afecta en modo alguno el resultado; el niño que extiende el brazo y coge un objeto, no necesita sabor nada del funcionamiento de los músculos, ni de los cambios químicos y eléctricos que despierta su movimiento en los músculos y nervios, ni tampoco calcula estudiadamente la distancia a que se halla el objeto, midiendo el ángulo formado por los ejes ópticos; manifiesta su voluntad de coger 1a cosa que necesita, y las varias partes de su cuerpo obedecen a su voluntad, aun cuando él no conoce ni siquiera su existencia.

Lo mismo sucede con el hombre que ora, el cual desconoce la fuerza creadora de su pensamiento y la conducta de la criatura que ha enviado a ejecutar sus deseos; actúa tan inconscientemente como el niño, y como el niño, coge lo que quiere. Una oración de la clase A, puede también ser contestada de otros modos que por la acción de un elemental artificial. Un discípulo que pasa u otro protector en acción en el plano astral, puede oír su ruego y producir el resultado deseado. Especialmente puede suceder así, cuando el que ora es un filántropo que necesita ayuda para ejecutar alguna obra benéfica. El protector lanzará el pensamiento de enviarle la ayuda que necesita, en el fértil suelo de un cerebro caritativo, y el resultado será el mismo de antes.

Algunas veces, pero a mi entender mucho más raras, la voluntad de la persona que ora, afecta a un espíritu de 1a naturaleza o elemental característico, el cual se esfuerza en producir el efecto deseado; algunas personas ejercen un poder especial sobre los espíritus de la naturaleza de varias clases, y esta gentecilla hace cuánto puede a fin de suplir las necesidades de sus favoritos. El fracaso de las oraciones que revisten gran deseo y fuerza de voluntad, parece que es debido al hecho de que se estrellan contra alguna causa kármica demasiado fuerte para que puedan desviarla o modificarla de un modo apreciable. Un hombre condenado por sus propias acciones en el pasado a morir de hambre, lanzará en vano todas sus oraciones contra este destino.

El elemental artificial que ha creado con tales oraciones, encontrará inútiles todos sus esfuerzos; ningún protector vendrá a ayudarle a producir el efecto deseado; ningún espíritu de la naturaleza se cuidará de sus gritos. Cuando las relaciones que existieron en el pasado entre las almas de los padres y 1a de un niño moribundo, requieren en la vida presente la rotura del 1azo de unión en una época particular, la corriente de fuerza puesta en movimiento por la oración, no servirá para prolongar el hilo de la tierna existencia. En esto, como en todo, vivimos en el reino de la ley, y las fuerzas pueden ser modificadas o completamente frustradas por la acción de otras fuerzas contra las que chocan. Dos fuerzas exactamente iguales pueden aplicarse para poner en movimiento dos bolas también perfectamente iguales; de éstas, una no recibe ningún nuevo impulso, y marcha al fin que se ha marcado, mientras que la otra recibe un segundo choque y cambia por completo de dirección.

Esto mismo puede suceder con dos oraciones semejantes: una puede seguir su curso sin encontrar obstáculo kármico, y hasta puede ser ayudada en su objeto por una fuerza kármica, mientras que la segunda puede ser desviada por una fuerza kármica mucho más enérgica que el impulso original. Una de las oraciones fue contestada, la otra se desvanece aparentemente desapercibida, y en ambos casos el resultado sigue a la ley. Consideremos ahora la clase B. Las oraciones para socorro en las dificultades morales e intelectuales son eficaces, tanto en la acción como en la reacción. Llaman la atención de aquellos servidores de la humanidad que están siempre tratando de socorrer al alma que se siente extraviada; y los consejos, el consuelo y la iluminación se transmiten a la conciencia cerebral, dando así, del modo más directo, la respuesta a la oración.

Muchas veces se sugieren ideas que aclaran una dificultad intelectual, o arrojan luz en un oscuro problema, y en el corazón angustiado se derrama el más dulce consuelo, suavizando sus perturbaciones y calmando sus ansiedades. Esto puede llamarse la respuesta objetiva a tales oraciones, en las que se concede realmente, en contestación al grito de socorro, la ayuda de almas más fuertes y avanzadas: la de un discípulo, la de un ángel o la de un Maestro. Pero hay también una respuesta subjetiva que no se reconoce tan fácilmente, por regla general, por los que oran, y que puede considerarse como reacción de la misma oración sobre el que ora. La oración coloca su mente y su corazón en aptitud receptiva que facilita el darle ayuda objetiva, pero que también abre el canal de comunicación entre su naturaleza inferior y la superior, permitiendo a la fuerza y al poder iluminador de la superior llegar a la conciencia cerebral.

Las corrientes de energía que normalmente fluyen hacia abajo o hacia afuera desde el Hombre Interno, son, por regla general, dirigidas a los mundos externos y utilizados por la conciencia cerebral en los negocios ordinarios de la vida para llevar a efecto sus actividades diarias. Pero cuando esta conciencia cerebral se aparta del mundo externo, y cerrando las puertas exteriores, dirige su vista a dentro; cuando deliberadamente se abre a lo interno y se cierra a lo externo, entonces se convierte en un recipiente que puede recibir y contener, en lugar de ser un mero tubo conductor entre el mundo interno y el externo. En el silencio obtenido por la cesación de los ruidos de las actividades externas, la tranquila voz del alma puede dejarse oír, y la atención concentrada de la mente expectante le permite percibir el suave murmullo del Yo Interno.

Más marcado aún es el caso cuando la oración es por luz espiritual, por desarrollo espiritual. No sólo buscan ansiosamente todos los protectores el impulsar el progreso espiritual, aprovechando todas las oportunidades que presenta el corazón que aspira a lo alto, sino que el deseo de semejante desarrollo pone en libertad una energía de orden superior, porque el deseo espiritual atrae una respuesta del reino espiritual. También aquí se confirma la ley de las vibraciones simpáticas, y la nota de aspiración elevada es contestada por una nota de su propio orden, por una liberación de energía de su misma clase, por una vibración sincrónica con ella misma. La vida divina siempre está haciendo presión contra los límites que la circunscriben, y cuando la fuerza que se eleva choca contra esos límites, el muro divisorio se rompe y la vida inunda el alma. De un modo casi imperceptible pasamos de las aspiraciones espirituales a la oración que es adoración pura, en la cual no existe petición alguna, y que tan sólo trata de manifestarse en simple amor de lo Perfecto, confusamente sentido.

Tales oraciones, agrupadas como clase C. son los medios de unión entre el hombre y Dios, atrayendo al adorador dentro del Ser que adora. En estas oraciones la conciencia, limitada por el cerebro, contempla en mudo éxtasis la Imagen que crea de aquel que sabe que verdaderamente se halla fuera de toda imaginación, y a menudo arrebatada por la intensidad de su amor más allá de los límites concretos impuestos por la inteligencia, vuela a las regiones donde no existen límites, y siente y conoce mucho más que lo que a su vuelta puede decir en palabras o revestir de forma intelectual. Entonces en la oración el místico contempla la Visión Beatífica; entonces el sabio reposa en la calma infinita de la sabiduría que está más allá del conocimiento; entonces el santo es penetrado de la radiante pureza en la cual se ve a Dios.


Semejante oración forma una aureola al que adora, y desde la cúspide de tan alta comunión, descendiendo a los planos de la tierra, la misma cara de carne brilla con gloria suprema trasluciendo la llama que arde al interior. Dichosos aquellos que conocen la realidad que ninguna palabra puede comunicar a los que la ignoran; aquellos cuyos ojos han visto el Rey en Su hermosura, se acordarán y comprenderán. 



Fuente: Portal Martinista del Guajiro