Wednesday, September 27, 2017

¿QUIÉN ERA EL DIOS DE SPINOZA Y POR QUÉ EINSTEIN CREÍA TANTO EN ÉL?

¿QUIÉN ERA EL DIOS DE SPINOZA Y
POR QUÉ EINSTEIN CREÍA TANTO EN ÉL?


Albert Einstein


Spinoza, un filósofo holandés del siglo XVII, creía en que todo lo que rodea al hombre era Dios y que se manifestaba a través de la armonía de lo existente.

¿Por qué Einstein estaba tan vinculado a esta ideología religiosa?

Cuestiones que el hombre se ha preguntado desde que el hombre es hombre y que, aún al día de hoy, seguimos preguntándonos. Llevamos toda nuestra vida intentando encontrar las respuestas a todas estas preguntas, ya sea a través de la religión o la ciencia.

Por ello, lo que pensará una de las mentes más brillantes del s. XX y de la historia, el físico alemán Albert Einstein, siempre ha suscitado mucho interés entre aquellos que aún siguen buscando respuestas a estas preguntas. Pues bien, Einstein, según declaró en multitud de ocasiones, creía "en el Dios de Spinoza" pero, ¿quién fue Spinoza y a qué Dios se refería?



Baruch de Spinoza fue un filósofo holandés, considerado uno de los grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con Descartes y Pascal, entre otros. Sus reflexiones supusieron una profunda crítica a la visión clásica y ortodoxa de la religión, algo que derivó en su excomunión y destierro, así como la prohibición y censura de sus escritos por parte de su comunidad.

Su visión del mundo y de la fe se aproxima en gran medida al panteísmo, es decir, la idea de que lo sagrado es toda la naturaleza en sí misma. Esto básicamente quiere decir que Todo es Dios.

Aunque el holandés fue repudiado por su forma de pensar, sus obras perduraron. Y no solo eso, sino que fueron abrazadas por mentalidades tan ilustres como la de Albert Einstein. La postura y creencias religiosas del físico se aproximaban a la visión del Dios de Spinoza como algo que no nos dirige y castiga, sino que simplemente forma parte de todo y se manifiesta a través de este todo.

En algunas entrevistas a lo largo de su vida, Einstein manifestaría cierta dificultad para explicar sus creencias. De hecho, en una ocasión, cuando fue interrogado por el rabino Herbert S. Goldstein, sobre si creía en la existencia de Dios, este le contestó:

"Creo en el Dios de Spinoza, quien se revela así mismo en una armonía de lo existente, no en un Dios que se interesa por el destino y las acciones de los seres humanos".
Si bien no compartía la idea de un Dios personal, manifestó que consideraba que la mente humana no era capaz de comprender la totalidad del universo, ni cómo se organiza, a pesar de ser capaz de percibir la existencia de cierto orden y armonía.

En 1930, durante una entrevista publicada en el libro Glimpses of the Great de G. S. Viereck, el Premio Nobel se explayó aún más sobre este tema:

"Tu pregunta es la más difícil del mundo. No es algo que pueda responder con un simple sí o no. No soy ateo. No sé si puedo definirme como un panteísta. El problema en cuestión es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. ¿Puedo contestar con una parábola? La mente humana, no importa que tan entrenada esté, no puede abarcar el universo. Estamos en la posición del niño pequeño que entra a una inmensa biblioteca con cientos de libros de diferentes lenguas. El niño sabe que alguien debe de haber escrito esos libros. No sabe cómo o quién. No entiende los idiomas en los que esos libros fueron escritos. El niño percibe un plan definido en el arreglo de los libros, un orden misterioso, el cual no comprende, solo sospecha. Esa, me parece, es la actitud de la mente humana, incluso la más grande y culta, en torno a Dios. Vemos un universo maravillosamente arreglado que obedece ciertas leyes, pero apenas entendemos esas leyes".

"Nuestras mentes limitadas no pueden aprender la fuerza misteriosa que mueve a las constelaciones. Me fascina el panteísmo de Spinoza porque él es el primer filósofo que trata al alma y al cuerpo como si fueran uno mismo, no dos cosas separadas".

A pesar de ser una de las mentes científicas más brillantes, Einstein veía que ciencia y religión no se encuentran necesariamente enfrentadas, puesto que ambas persiguen el mismo fin: la búsqueda y entendimiento de la realidad.


EL DIOS O NATURALEZA DE SPINOZA HUBIERA DICHO,
EN PALABRAS DE ANAND DILVAR:

“Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito…

¡No me encontrarás en ningún libro!

Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas. Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro. Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.

No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han enseñado acerca de mí.

Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.

Anand Dilvar


Digitalizado por el Portal Martinista del Guajiro - Rolod 


Friday, September 1, 2017

Capítulo III La Iniciación - El Aprendiz y sus Misterios

El Aprendiz y sus Misterios

Por Dr. Jorge Adoum (Mago Jefa)

Capítulo III 

LA INICIACIÓN


32. En todas las escuelas herméticas hay una ceremonia con la cual se recibe al candidato, conocida como Ceremonia de Iniciación. Esta ceremonia, pese a no ser comprendida por la mayoría de los candidatos, es un acto sobremanera significativo, cuya verdadera importancia está oculta tras la verdadera apariencia del velo exterior.

33. La palabra Iniciación, que viene del latín initiare, de initium, inicio o comienzo, se deriva de dos: in, hacia adentro, e iré, ir, o sea ir hacia adentro o penetrar en el interior.

34. Pero ¿quién entra y cómo se puede entrar en el mundo interno? De la etimología de la palabra se desprende que el significado de la Iniciación es el ingreso en el mundo interno para comenzar una nueva vida. La Iniciación Masónica es una perla inestimable en la corona de la simbología. En la Logia hay un cuarto de reflexión, símbolo del interior del hombre. Todo ser humano, al cerrar sus sentidos al mundo externo, se encuentra en su ámbito de reflexión, aislado en la oscuridad que representa las sombras de la materia física que rodean al alma hasta la completa maduración. Ese interior oscuro es el estado de conciencia del profano que vive siempre fuera del Templo y en medio de las sombras. Desde el momento en que el practicante comienza a dirigir la luz del pensamiento concentrado hacia su mundo interior, la Iluminación comienza a invadir su Templo, poco a poco, y el dominio de su mente equivale al aceite que alimenta a la lámpara encendida.

35. Entonces, el Iniciado es el ser que dirige su pensamiento al mundo interno o mundo del espíritu, pensamiento que lo conduce al conocimiento de sí mismo y del Universo, del cuerpo y de los Dioses que en él habitan. El Espíritu único y Universal se diversifica en todos los seres que se hallan en el Cosmos. Estos dioses del Universo tienen sus representantes en el cuerpo humano y esos representantes se llaman átomos. Por eso dice Hermes, y con razón: “Lo que está arriba es como lo que está abajo”. Y por eso dice Jesús: “El Reino de Dios está en vosotros”. La Puerta de la Iniciación.

36. La Puerta de la Iniciación verdadera, que conduce al Reino de Dios, en el mundo interno, es el CORAZÓN. La Iglesia Católica ha dedicado gran parte de su culto al Corazón de Jesús y al Corazón de María, objetivando, tal vez, esa práctica para que el hombre, con el tiempo, tenga la felicidad de subjetivarla.

37. Hay una ley, corroborada científicamente, que muchos ignoran y es la siguiente: Cuando uno dirige su pensamiento hacia un punto al interior de su cuerpo, hacia allá afluye la mayor cantidad de sangre.

38. Desde que el hombre, hijo pródigo del Padre Celestial, deambula por el desierto de la materia, alimentándose de los placeres que debilitan el alma y el cuerpo, ha habido, dentro de su corazón, una voz silenciosa que lo ha llamado con insistencia para que volviera a su lar; sin embargo, el hombre, embebido en sus placeres materiales, no la escucha. El aspirante la oye y responde a su llamada cuando vuelve a su corazón. En su búsqueda interna encuentra a ocho guías, en diferentes etapas del camino, cuya misión es conducir al Iniciado, si los sigue hasta el fin, ante el Padre, a la Unión con el Infinito.

39. El Hombre, en esta naturaleza migratoria, asciende en su centro-corazón a la estrella de Belén del Cristo nacido: entonces los tres Reyes Magos (cuerpo vital, cuerpo de deseos y cuerpo mental) deben seguir la estrella de Cristo en dirección del corazón hasta llegar al Padre.

40. El Tabernáculo en el desierto es el cuerpo humano en el mundo, es el hombre peregrino hasta la Eternidad. Este Microcosmos se mueve cíclicamente en un círculo alrededor del Dios Íntimo que reside en su interior y que es origen y meta de todo. En el interior del Tabernáculo-cuerpo está diseñada la representación de cosas celestiales y espirituales. Es preciso venerar todas las partes del cuerpo humano.

Fuente: 

Portal Martinista del Guajiro

Hermano, ya llegaste a la Puerta del Templo