Wednesday, June 1, 2016

El Rito Masónico Templario



EL RITO MASÓNICO TEMPLARIO

El Rito Masónico Templario es probablemente el rito más enigmático de toda la Francmasonería, puesto que a diferencia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito de York y toda la gama de ritos masónicos existentes, el Rito Masónico Templario alude a su herencia templaría desde los grados azules.

Está considerado como el máximo legado de la Orden del Temple a la Francmasonería universal, y algunos historiadores afirman que éste pudo ser el primero de todos los ritos masónicos, el cual se fue degenerando hasta conformar el R.·.E.·.A.·. y A.·., el Rito de York, el Rito Francés, etc.


ORIGEN DEL RITO MASÓNICO TEMPLARIO

La fundación del Rito Masónico Templario es desconocida tanto para francmasones como para distintos expertos en historia y sociedades secretas, y es que su precisión tan exacta con respecto a la relación entre Templarios y el gremio de Artesanos de la edad media ha dejado a muchos teóricos estupefactos, al grado de revivir desde hace muchos años la teoría que postula que la Masonería desciende de la mítica Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, mejor conocida como los Caballeros Templarios. Si a esto se añade el hecho de que la práctica del Rito Masónico Templario no es común en las logias de todo el mundo, y que fue mencionado en los panfletos que circularon en Francia durante la década de los sesentas, que demostraban históricamente lo dicho por los Dossier Secrets, entonces muchos especialistas han afirmado que el Rito Masónico Templario fue la primer pantalla que elaboro el Priorato de Sión para su encubrimiento después de la masacre templaría suscitada entre 1307 y 1314, de igual manera, como una manera de que su antiguo brazo guerrero (la Orden del Temple) perseverara.

El primer vestigio del Rito Masónico Templario apareció en Escocia en el siglo XIV, dos siglos antes de que fuese mencionada por primera vez la existencia de la Francmasonería y tres siglos previos a la edificación de la Gran Logia de Londres en el año 1717. Dicho rastro era un texto en prosa titulado “La Mère” (la madre), y narraba como una joven mujer hija de un maestro artesano de Paris es infiltrada por su padre como mucama a la prisión en donde yacía el Gran Maestre Jacques de Molay, con el fin de que el gremio de Artesanos de Paris pudiese ayudar de alguna manera a la Orden del temple en medio de la persecución.

El texto desapareció inexplicablemente en el siglo XVIII, pero su historia se mantiene vigente en rituales efectuados por Francmasones del Rito Masónico Templario, especialmente en el segundo grado y el grado trece, cuando según este Rito se revela el origen de la Francmasonería.

Especialistas en Templarios y Masones han confirmado que la leyenda de “Marie Ange y de Molay” (única del Rito Masónico Templario) pudo ser cierta, y más tomando en cuenta que muchos rituales francmasónicos de otros ritos, incluyendo el R.·.E.·.A.·. y A.·. y el de York, poseen símbolos de ella sin percatarlo.

El planteamiento de la historia o leyenda de “Marie Ange y de Molay” radica en una fusión entre sobrevivientes de la Orden del Temple con parte del Gremio de Artesanos de la Edad Media. La unión entre Orden y Gremio se dio en Escocia bajo el reinado del rey Roberto I Bruce, quien se convirtió por voluntad del propio Jacques de Molay en el nuevo Gran Maestre de los Templarios. La hipótesis sostenida en la tradición de la joven y el viejo Gran Maestre es más sólida en carácter histórico que la teoría postulada por el escritor John J. Robinsón en su libro “Nacidos en Sangre”, quien también se muestra convencido de la relación entre Templarios y Masones. Pese a ello, no puede considerarse como un hecho dicha leyenda.

Los investigadores Michel Baigent, Henry Lincoln y Richard Leigh, escritores del Best Sellers “El Enigma Sagrado” y los especialistas españoles en Templarios Juan G. Atienza y Xavier Musquera argumentan que El Rito Masónico Templario demuestra mediante hechos que la “Carta de Larmenius” no es más que un fraude de asociaciones que se hacen llamar Neotemplarias.

ESTRUCTURA DEL RITO MASÓNICO TEMPLARIO
El Rito Masónico Templario siempre ha sido irregular o salvaje según los criterios establecidos por la Masonería, ya que carece de un mecanismo de estructuración jurídica como lo es un Gran Oriente o un Gran Priorato. Lo que en términos masónicos se conoce como bajo el cobijo de la bóveda celestial. Este hecho ha sido el causante de que incluso muchos militantes de la Masonería desconozcan la existencia del Rito Masónico Templario.

Las logias del Rito Masónico Templario son muy escasas y se encuentran principalmente en Europa, aunque militantes de este tipo de 3 Francmasonería han confesado tener presencia también en el continente americano. Pero como ya se dijo con anterioridad todas las logias masónico-templarías son irregulares y difícilmente podrán ser reconocidas por Grandes Orientes, lo que hace más difícil su expansión.

El Rito Masónico Templario consta de 13 grados, tres azules y diez filosóficos:

  • 1.     Aprendiz de Masón
  • 2.     Compañero Masón
  • 3.     Maestro Masón
  • 4.     Sublime Maestro e Íntimo Asistente Real
  • 5.     Director de Templos y Justiciero Hebreo
  • 6.     Gran Maestro Arquitecto
  • 7.     Arco Real
  • 8.     Soberano Príncipe Rosa-Cruz
  • 9.     Noaquita
  • 10.  Príncipe del Tabernáculo
  • 11.  Caballero de la Serpiente de Bronce y Soberano Gran Comendador de Templo
  • 12.  Caballero Kadosh
  • 13.  Caballero Templario



Se sabe que los Francmasones que alcanzan el máximo grado del Rito Masónico Templario pueden llegar a adquieren un nuevo estatus, por así decirlo, ya que son candidatos para conformar una Orden de caballería completamente jerárquica y secreta, la cual es conocida como la Orden de los Caballeros Templarios (considerada como la misma que fundo Hugues de Payen e intento destruir Felipe IV de Francia). Cabe destacar que es muy difícil poder aspirar a ser miembro de la Orden del Temple, aun cuando se posea el máximo grado del Rito Masónico Templario, puesto que se considera como el nec plus ultra de la Francmasonería mundial.

Investigadores de las sociedades secretas postulan que la Orden del Temple encubre su subsistencia mediante la presencia de todos los Ritos Francmasónicos existentes, principalmente el Rito Masónico Templario, y toda la serie de teorías que se han formulado sobre el cuidado de un enigma que podría derrumbar las bases de la sociedad moderna.

Existe en el Rito Masónico Templario la figura del Gran Maestre y es considerado como el sucesor en línea directa de todos los Grandes Maestres de la Orden del Temple. El Gran Maestre es el líder de la Masonería azul y filosófica del Rito Masónico Templario, y a su vez, funge como principal cabeza de la Orden de los Caballeros Templarios. No se sabe con certeza quienes han ocupado este puesto, lo que hace aún más secretas a este tipo de prácticas masónicas. Teóricos de conspiraciones han manifestado abiertamente muchos nombres de distintos ámbitos, entre los que destacan el político y el artístico, de esta manera se ha comentado que el actual Gran Maestre del Temple es el ex presidente francés Jacques Chirac; recientemente, también corrió el rumor en panfletos parisinos que el actual Gran Maestre es el Presidente Electo de Norteamérica, el demócrata Barack Obama. En el medio artístico y literario se han escuchado nombres como los de Francis Bacon y Alejandro Dumas.

Algunas publicaciones europeas de dudosa procedencia afirman que el último Gran Maestre del Rito Masónico Templario fue el estudioso francés de los mares Jacques Yves Cousteau y que desde su muerte no ha surgido un candidato apto para ocupar el puesto. Otros defensores de esta hipótesis sostienen que el Gran Maestre se dará a conocer en público en el año 2010, trayendo consigo la edificación del Primer Gran Oriente del Rito Masónico Templario a nivel mundial, y por lo tanto el resurgimiento de los Templarios en todo el planeta.


EL RITO MASÓNICO TEMPLARIO Y EL PRIORATO DE SIÓN

Conviene poner de relieve que no existe ninguna lista oficial o definitiva de los Grandes Maestres de la Orden del Temple. Ninguna relación de esta clase ha llegado hasta nuestros días. Los archivos del propio Temple fueron destruidos o desaparecidos y la recopilación de Grandes Maestres más antigua que se conoce hoy en día data de 1342, es decir, treinta años después de la supresión de la Orden y 225 años después de su fundación. A causa de ello, los historiadores, al preparar listas de los Grandes Maestres se han basado en los cronistas contemporáneos.

Previo a que el mundo conociese la existencia del supuesto Priorato de Sión en los textos encontrados en la Biblioteca Nacional de Francia titulados los Dossiers Secrets, el Rito Masónico Templario argumentaba y sigue refutando que la Orden del Temple no tuvo 23 Grandes Maestres, sino que fueron 21. Según la mayoría de las listas de los Grandes Maestres del Temple, André de Montbard (tío de San Bernardo) no sólo fue cofundador de la Orden sino también su Gran Maestre entre los años de 1153 y 1156, aunque otras versiones lo sitúan desde 1154. No obstante, según el Rito Masónico Templario y los Dossier Secrets, André de Montbard jamás fue Gran Maestre, sino que, al parecer, siguió actuando entre bastidores hasta su muerte.

En la mayoría de las listas Bertrand de Blanchefort aparece como el sexto Gran Maestre del Temple, asumiendo el cargo después de André de Montbard. Según el Rito Masónico Templario, Blanchefort no fue el sexto Gran Maestre sino el cuarto, asumiendo tal privilegio en el año de 1153. Años después, los Dossier Secrets concluyeron lo mismo.

Algunas listas de Grandes Maestres colocan a Everard des Barres como el tercer Gran Maestre, pero se sabe que la figura del Gran Maestre, de acuerdo con las constituciones del propio Temple, debía ser elegido mediante un capitulo general en Jerusalén y tenía que residir en dicha ciudad. Las investigaciones revelaron que Everard des Barres era un maestre regional, elegido en Paris, que no piso Tierra Santa hasta muchos años después. Previo al resultado que arrojo esta investigación histórica, el Rito Masónico Templario y los Dossiers Secrets ya lo habían expresado, siendo primero el Rito Masónico Templario en hablar.

Los investigadores Michel Baigent, Henry Lincoln y Richard Leigh se dedicaron a examinar durante años todas las listas existentes sobre los Grandes Maestres de la Orden del Temple, llegando a la conclusión de que la lista expuesta por un libro de ceremoniales del Rito Masónico Templario que databa de 1778 era la correcta. Para su mayor sorpresa esa lista coincidía con la publicada en los Dossiers Secrets Henry Lincoln expreso para la BBC de Londres las siguientes palabras “la lista es correcta, tan correcta, de hecho, que parece ser fruto de información confidencial que ha perdurado en la penumbra durante casi setecientos años”.



Un ceremonial del Rito Masónico Templario es alusivo a las logias de la amistad (el reconocimiento mutuo entre ellas). Ceremonias de este tipo se practican en todos los ritos masónicos, pero ninguna es tan misteriosa como la que ejecutan logias del Rito Masónico Templario. Esta ceremonia recibe el nombre de “las raíces del olmo”, y consiste en plantar un olmo entre dos logias masónico-templarías como símbolo de su alianza.

Según los Dossiers Secrets, hallados muchos años después de que se supiese la existencia de esta ceremonia, hasta el año de 1188 la Orden de Sión y el Temple compartieron el mismo Gran Maestre. Así, Hugues de Payen y Bertrand de Blanchefort, por ejemplo, presidían simultáneamente ambas instituciones. Sin embargo, de 1188 en adelante, después de la “tala del olmo”, parece ser que la Orden de Sión seleccionaría su propio Gran Maestre, el cual no tenía ninguna relación con el Temple. Las fuentes establecen que el primero de ellos fue Jean de Gisors. También se dice que la Orden de Sión en ese año adopto un nuevo nombre que, al parecer, ha perdurado hasta estos días: la Prieuré de Sión.

Las crónicas son oscuras y están mutiladas, pero tanto la historia como la tradición confirman que en 1188 ocurrió en Gisors algo extrañamente raro que llevó aparejada la tala de un olmo. En los terrenos contiguos a la fortaleza había un prado llamado el Champ Sacré (el Campo Sagrado).

Según los cronistas medievales, el lugar era considerado como sagrado desde antes del cristianismo y durante los siglos XII había sido escenario de numerosos encuentros entre reyes de Inglaterra y Francia. En medio del Campo Sagrado se alzaba un viejo olmo. Y en 1188, durante una reunión entre Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia,. Este olmo, por algún motivo que se desconoce, se convirtió en objeto de discusión seria, incluso sangrienta.


EL RITO MASÓNICO TEMPLARIO Y LA ORDEN DEL TEMPLE

La primera información histórica sobre los Templarios la proporciona un historiador franco llamado Guillermo de Tiro, que escribió entre 1175 y 1185. Guillermo de Tiro escribía sobre acontecimientos anteriores a su tiempo, acontecimientos que él no había presenciado o experimentado personalmente, sino que conocía de segunda o incluso de tercera mano. Sir Steven Runciman catalogo las fechas que da Guillermo de Tiro como confusas y rotundamente erróneas.

Según Guillermo de Tiro, la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón se fundó en 1118. se dice que su fundador fue un tal Hugues de Payen, un noble de Champagne, vasallo del conde de la misma. Un día, sin ser requerido a ello, Hugues y ocho de sus camaradas se presentaron en el palacio de Balduino I, rey de Jerusalén, cuyo hermano mayor, Godofredo de Bouillon, había conquistado la Ciudad Santa diecinueve años antes. Al parecer, Balduino los recibió con mayor cordialidad, y lo mismo hizo el patriarca de Jerusalén, líder religioso del nuevo reino y emisario especial del Papa.

Guillermo de Tiro añade que el objetivo manifiesto de los Templarios era “en la medida en que sus fuerzas se lo permitiese, velar por la seguridad de los caminos y carreteras… cuidando de modo especial de la protección de los peregrinos”. Al parecer, este objetivo era tan meritorio que el rey puso toda un ala de su palacio a disposición de los nueve caballeros. Y a pesar de su juramento de pobreza, éstos se instalaron en tan lujoso alojamiento. Dice la tradición que sus aposentos estaban edificados sobre cimientos del antiguo Templo de Salomón y que de ello sacó su nombre la nueva Orden.




Durante nueve años, nos cuenta Guillermo de Tiro, los nueve caballeros no permitieron que nadie más entrase en la Orden. Se suponía que seguían viviendo en la pobreza, una pobreza tan grande que en los sellos oficiales aparecen dos caballeros a lomos de un solo caballo, lo que da a entender, no sólo fraternidad, sino también una penuria que les impedía tener monturas para todos.

No obstante, parece ser que en el plazo de un decenio la fama de los Templarios se extendió por toda Europa,  las autoridades eclesiásticas les dedicaron grandes elogios y ensalzaron sus cristianas empresas. En 1128 o poco después un opúsculo alabando sus virtudes y cualidades fue publicado nada menos que por San Bernardo, abad de Clairvaux y principal portavoz de la cristiandad en aquel tiempo.

La mayoría de los nueve caballeros regresaron a Europa, donde se les tributó una bienvenida triunfal, orquestada en gran parte por San Bernardo. En enero de 1128 se convocó un concilio eclesiástico en Troyes, en el que San Bernardo volvió a ser el espíritu guía. En dicho concilio los Templarios fueron reconocidos oficialmente y constituidos en orden religiosa-militar.

Hugues de Payen recibió el título de Gran Maestre. Él y sus subordinados serian monjes-guerreros, soldados-místicos, en los que la austera disciplina del claustro se unía a un celo marcial.

En 1139 el papa Inocencio II promulgo una bula según la cual los Templarios no debían lealtad a ningún poder secular o eclesiástico salvo al Papa.

Durante los dos decenios que siguieron al concilio de Troyes la Orden se expandió con una rapidez y a una extraordinaria escala. Cuando Hugues de Payen visitó Inglaterra a finales de 1128 fue recibido con gran adoración por el rey Enrique I. En toda Europa los hijos menores de las familias nobles se apresuraban a enrolarse en la Orden, y de todos los rincones de la cristiandad llegaban inmensos donativos en dinero, bienes y tierra.

Todo esto es lo que narra Guillermo de Tiro sobre los Templarios. Sin embargo, existía por aquellos tiempos un historiador oficial al servicio del rey. Se llamaba Fulk de Chartres, y escribía, no cincuenta años después de la fundación de la Orden, sino durante los años en que se llevó a cabo la 8 misma. Lo curiosos es que Fulk de Chartres no menciona a Hugues de Payen, a sus compañeros y a nada relacionado.

Según Guillermo de Tiro, la Orden del Temple fue fundada en 1118, tenía al principio nueve caballeros y no admitió nuevos reclutas hasta 1127. Consta claramente en los anales, sin embargo, que el conde de Anjou (padre de Geoffrey Plantagenet) ingresó en la Orden en 1120, sólo dos años después de su supuesta fundación. Y en 1124 el conde de la Champagne, uno de los señores más ricos de Europa, hizo lo mismo. Si Guillermo de Tiro no se equivoca, no deberían ingresar nuevos miembros hasta 1127; pero, de hecho, en 1126 los Templarios habían admitido en sus filas a cuatro nuevos miembros. Si el conde de Anjou se hizo Templario en 1120, y si la Orden no admitió nuevos miembros durante los nueve años que siguieron a su fundación, ésta no dataría de 1118, sino de 1111 o de 1112.

Los últimos grados del Rito de York cuentan cómo año primero el de la fundación de la Orden de los Templarios según Guillermo de Tiro, que fue el 1118 de la era vulgar conforme a las expresiones masónicos del tiempo, y escriben como año la diferencia entre la era vulgar o año en curso y 1118.

Ejemplo, 2009 menos 1118 da como resultado 891, siendo este el año vigente para la comandancia de Caballeros Templarios del Rito de York El Rito Escocés Rectificado toma como año primero el de la destrucción de la Orden de los Templarios, que fue el de 1314, y escriben la diferencia entre la era vulgar y 1314, o sea 2009 menos 1314 dan como resultado 695, siendo este el año en curso para el Rito Escocés Rectificado.

A diferencia del Rito de York y el Rito Escocés Rectificado, el Rito Masónico Templario cuanta como primer año el de 1112, el cual coincide a la perfección con las evidencias históricas que datan sobre el verdadero origen del los Templarios. Estas evidencias son recientes, ya que fueron descubiertas durante el transcurso de la segunda mitad del siglo pasado, y desde el año de 1778 se conoce la manera de fechar por parte de los francmasones del Rito Masónico Templario.

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