EL RITO
MASÓNICO TEMPLARIO
El Rito
Masónico Templario es probablemente el rito más enigmático de toda la
Francmasonería, puesto que a diferencia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el
Rito de York y toda la gama de ritos masónicos existentes, el Rito Masónico
Templario alude a su herencia templaría desde los grados azules.
Está considerado como
el máximo legado de la Orden del Temple a la Francmasonería universal, y
algunos historiadores afirman que éste pudo ser el primero de todos los ritos masónicos, el cual se fue
degenerando hasta conformar el R.·.E.·.A.·. y A.·., el Rito de York, el Rito
Francés, etc.
ORIGEN
DEL RITO MASÓNICO TEMPLARIO
La fundación del Rito
Masónico Templario es desconocida tanto para francmasones como
para distintos expertos en historia y sociedades secretas, y es que
su precisión tan exacta con respecto a la relación entre Templarios y el gremio de Artesanos de la edad media ha dejado a
muchos teóricos estupefactos, al grado de revivir desde hace muchos años la
teoría que postula que la Masonería desciende de la mítica Orden de
los Pobres Caballeros de Cristo, mejor conocida como los Caballeros Templarios.
Si a esto se añade el hecho de que la práctica del Rito Masónico Templario no
es común en las logias de todo el mundo, y que fue
mencionado en los panfletos que circularon en Francia durante la década de los
sesentas, que demostraban históricamente lo dicho por los Dossier Secrets,
entonces muchos especialistas han afirmado que el Rito Masónico Templario fue la primer pantalla que
elaboro el Priorato de Sión para su encubrimiento después de la masacre
templaría suscitada entre 1307 y 1314, de igual manera, como una manera de que
su antiguo brazo guerrero (la Orden del Temple) perseverara.
El primer vestigio
del Rito Masónico Templario apareció en Escocia en el siglo XIV, dos siglos
antes de que fuese mencionada por primera vez la existencia de la
Francmasonería y tres siglos previos a la edificación de la Gran Logia de Londres en el año 1717. Dicho rastro era un texto
en prosa titulado “La Mère” (la madre), y narraba como una joven mujer hija de
un maestro artesano de Paris es infiltrada por su padre como mucama a la
prisión en donde yacía el Gran Maestre Jacques de Molay, con el fin de que el
gremio de Artesanos de Paris pudiese ayudar de alguna manera a la Orden del
temple en medio de la persecución.
El texto desapareció
inexplicablemente en el siglo XVIII, pero su historia se mantiene vigente en
rituales efectuados por Francmasones del Rito Masónico Templario, especialmente
en el segundo grado y el grado trece, cuando según este Rito se revela el
origen de la Francmasonería.
Especialistas en
Templarios y Masones han confirmado que la leyenda de “Marie Ange y de Molay”
(única del Rito Masónico Templario) pudo ser cierta, y más tomando en cuenta
que muchos rituales francmasónicos de otros ritos, incluyendo el R.·.E.·.A.·. y
A.·. y el de York, poseen símbolos de ella sin percatarlo.
El planteamiento de
la historia o leyenda de “Marie Ange y de Molay” radica en una fusión entre
sobrevivientes de la Orden del Temple con parte del Gremio de Artesanos de la
Edad Media. La unión entre Orden y Gremio se dio en Escocia bajo el reinado del
rey Roberto I Bruce, quien se convirtió por voluntad del propio Jacques de
Molay en el nuevo Gran Maestre de los Templarios. La hipótesis sostenida en la
tradición de la joven y el viejo Gran Maestre es más sólida en carácter
histórico que la teoría postulada por el escritor John J. Robinsón en su libro
“Nacidos en Sangre”, quien también se muestra convencido de la relación entre
Templarios y Masones. Pese a ello, no puede considerarse como un hecho dicha
leyenda.
Los investigadores
Michel Baigent, Henry Lincoln y Richard Leigh, escritores del Best Sellers “El
Enigma Sagrado” y los especialistas españoles en Templarios Juan G. Atienza y
Xavier Musquera argumentan que El Rito Masónico Templario demuestra mediante
hechos que la “Carta de Larmenius” no es más que un fraude de asociaciones que
se hacen llamar Neotemplarias.
ESTRUCTURA
DEL RITO MASÓNICO TEMPLARIO
El Rito Masónico
Templario siempre ha sido irregular o salvaje según los criterios establecidos
por la Masonería, ya que carece de un mecanismo de estructuración jurídica como
lo es un Gran Oriente o un Gran Priorato. Lo que en términos masónicos se
conoce como bajo el cobijo de la bóveda celestial. Este hecho ha sido el
causante de que incluso muchos militantes de la Masonería desconozcan la existencia
del Rito Masónico Templario.
Las logias del Rito
Masónico Templario son muy escasas y se encuentran principalmente en Europa, aunque militantes de este tipo
de 3 Francmasonería han confesado tener presencia también en el continente
americano. Pero como ya se dijo con anterioridad todas las logias
masónico-templarías son irregulares y difícilmente podrán ser reconocidas por
Grandes Orientes, lo que hace más difícil su expansión.
El Rito Masónico
Templario consta de 13 grados, tres azules y diez filosóficos:
- 1. Aprendiz de Masón
- 2. Compañero Masón
- 3. Maestro Masón
- 4. Sublime Maestro e Íntimo Asistente Real
- 5. Director de Templos y Justiciero Hebreo
- 6. Gran Maestro Arquitecto
- 7. Arco Real
- 8. Soberano Príncipe Rosa-Cruz
- 9. Noaquita
- 10. Príncipe del Tabernáculo
- 11. Caballero de la Serpiente de Bronce y Soberano Gran Comendador de Templo
- 12. Caballero Kadosh
- 13. Caballero Templario
Se sabe que los
Francmasones que alcanzan el máximo grado del Rito Masónico Templario pueden
llegar a adquieren un nuevo estatus, por así decirlo, ya que son candidatos
para conformar una Orden de caballería completamente jerárquica y secreta, la
cual es conocida como la Orden de los Caballeros Templarios (considerada como
la misma que fundo Hugues de Payen e intento destruir Felipe IV de Francia).
Cabe destacar que es muy difícil poder aspirar a ser miembro de la Orden del
Temple, aun cuando se posea el máximo grado del Rito Masónico Templario, puesto
que se considera como el nec plus ultra de la Francmasonería mundial.
Investigadores de las
sociedades secretas postulan que la Orden del Temple encubre su subsistencia
mediante la presencia de todos los Ritos Francmasónicos existentes,
principalmente el Rito Masónico Templario, y toda la serie de teorías que se
han formulado sobre el cuidado de un enigma que podría derrumbar las bases de
la sociedad moderna.
Existe en el Rito Masónico Templario la figura del Gran Maestre y es considerado como el sucesor en línea directa de todos los Grandes Maestres de la Orden del Temple. El Gran Maestre es el líder de la Masonería azul y filosófica del Rito Masónico Templario, y a su vez, funge como principal cabeza de la Orden de los Caballeros Templarios. No se sabe con certeza quienes han ocupado este puesto, lo que hace aún más secretas a este tipo de prácticas masónicas. Teóricos de conspiraciones han manifestado abiertamente muchos nombres de distintos ámbitos, entre los que destacan el político y el artístico, de esta manera se ha comentado que el actual Gran Maestre del Temple es el ex presidente francés Jacques Chirac; recientemente, también corrió el rumor en panfletos parisinos que el actual Gran Maestre es el Presidente Electo de Norteamérica, el demócrata Barack Obama. En el medio artístico y literario se han escuchado nombres como los de Francis Bacon y Alejandro Dumas.
Existe en el Rito Masónico Templario la figura del Gran Maestre y es considerado como el sucesor en línea directa de todos los Grandes Maestres de la Orden del Temple. El Gran Maestre es el líder de la Masonería azul y filosófica del Rito Masónico Templario, y a su vez, funge como principal cabeza de la Orden de los Caballeros Templarios. No se sabe con certeza quienes han ocupado este puesto, lo que hace aún más secretas a este tipo de prácticas masónicas. Teóricos de conspiraciones han manifestado abiertamente muchos nombres de distintos ámbitos, entre los que destacan el político y el artístico, de esta manera se ha comentado que el actual Gran Maestre del Temple es el ex presidente francés Jacques Chirac; recientemente, también corrió el rumor en panfletos parisinos que el actual Gran Maestre es el Presidente Electo de Norteamérica, el demócrata Barack Obama. En el medio artístico y literario se han escuchado nombres como los de Francis Bacon y Alejandro Dumas.
Algunas publicaciones
europeas de dudosa procedencia afirman que el último Gran Maestre del Rito
Masónico Templario fue el estudioso francés de los mares Jacques Yves Cousteau
y que desde su muerte no ha surgido un candidato apto para ocupar el puesto.
Otros defensores de esta hipótesis sostienen
que el Gran Maestre se dará a conocer en público en el año 2010, trayendo
consigo la edificación del Primer Gran Oriente del Rito Masónico Templario a
nivel mundial, y por lo tanto el resurgimiento de los Templarios en todo el
planeta.
EL
RITO MASÓNICO TEMPLARIO Y EL PRIORATO DE SIÓN
Conviene poner de
relieve que no existe ninguna lista oficial o definitiva de los Grandes
Maestres de la Orden del Temple. Ninguna relación de esta clase ha llegado
hasta nuestros días. Los archivos del propio Temple fueron destruidos o
desaparecidos y la recopilación de Grandes Maestres más antigua que se conoce
hoy en día data de 1342, es decir, treinta años después de la supresión de la
Orden y 225 años después de su fundación. A causa de ello, los historiadores,
al preparar listas de los Grandes Maestres se han basado en los cronistas
contemporáneos.
Previo a que el mundo
conociese la existencia del supuesto Priorato de Sión en los textos encontrados
en la Biblioteca Nacional de Francia titulados los Dossiers Secrets, el Rito
Masónico Templario argumentaba y sigue refutando que la Orden del Temple no
tuvo 23 Grandes Maestres, sino que fueron 21. Según la mayoría de las listas de
los Grandes Maestres del Temple, André de Montbard (tío de San Bernardo) no
sólo fue cofundador de la Orden sino también su Gran Maestre entre los años de
1153 y 1156, aunque otras versiones lo sitúan desde 1154. No obstante, según el
Rito Masónico Templario y los Dossier Secrets, André de Montbard jamás fue Gran
Maestre, sino que, al parecer, siguió actuando entre bastidores hasta su
muerte.
En la mayoría de las
listas Bertrand de Blanchefort aparece como el sexto Gran Maestre del Temple,
asumiendo el cargo después de André de Montbard. Según el Rito Masónico
Templario, Blanchefort no fue el sexto Gran Maestre sino el cuarto, asumiendo
tal privilegio en el año de 1153. Años después, los Dossier Secrets concluyeron
lo mismo.
Algunas listas de
Grandes Maestres colocan a Everard des Barres como el tercer Gran Maestre, pero
se sabe que la figura del Gran Maestre, de acuerdo con las constituciones del
propio Temple, debía ser elegido mediante un capitulo general en Jerusalén y
tenía que residir en dicha ciudad. Las investigaciones revelaron que Everard
des Barres era un maestre regional, elegido en Paris, que no piso Tierra Santa
hasta muchos años después. Previo al resultado que arrojo esta investigación
histórica, el Rito Masónico Templario y los Dossiers Secrets ya lo habían
expresado, siendo primero el Rito Masónico Templario en hablar.
Los investigadores
Michel Baigent, Henry Lincoln y Richard Leigh se dedicaron a examinar durante
años todas las listas existentes sobre los Grandes Maestres de la Orden del
Temple, llegando a la conclusión de que la lista expuesta por un libro de
ceremoniales del Rito Masónico Templario que databa de 1778 era la correcta.
Para su mayor sorpresa esa lista coincidía con la publicada en los Dossiers
Secrets Henry Lincoln expreso para la BBC de Londres las siguientes palabras
“la lista es correcta, tan correcta, de hecho, que parece ser fruto de
información confidencial que ha perdurado en la penumbra durante casi
setecientos años”.
Un ceremonial del
Rito Masónico Templario es alusivo a las logias de la amistad (el
reconocimiento mutuo entre ellas). Ceremonias de este tipo se practican en
todos los ritos masónicos, pero ninguna es tan misteriosa como la que ejecutan
logias del Rito Masónico Templario. Esta ceremonia recibe el nombre de “las
raíces del olmo”, y consiste en plantar un olmo entre dos logias
masónico-templarías como símbolo de su alianza.
Según los Dossiers
Secrets, hallados muchos años después de que se supiese la existencia de esta
ceremonia, hasta el año de 1188 la Orden de Sión y el Temple compartieron el
mismo Gran Maestre. Así, Hugues de Payen y Bertrand de Blanchefort, por
ejemplo, presidían simultáneamente ambas instituciones. Sin embargo, de 1188 en
adelante, después de la “tala del olmo”, parece ser que la Orden de Sión
seleccionaría su propio Gran Maestre, el cual no tenía ninguna relación con el
Temple. Las fuentes establecen que el primero de ellos fue Jean de Gisors.
También se dice que la Orden de Sión en ese año adopto un nuevo nombre que, al
parecer, ha perdurado hasta estos días: la Prieuré de Sión.
Las crónicas son
oscuras y están mutiladas, pero tanto la historia como la tradición confirman
que en 1188 ocurrió en Gisors algo extrañamente raro que llevó aparejada la
tala de un olmo. En los terrenos contiguos a la fortaleza había un prado
llamado el Champ Sacré (el Campo Sagrado).
Según los cronistas
medievales, el lugar era considerado como sagrado desde antes del cristianismo
y durante los siglos XII había sido escenario de numerosos encuentros entre
reyes de Inglaterra y Francia. En medio del Campo Sagrado se alzaba un viejo
olmo. Y en 1188, durante una reunión entre Enrique II de Inglaterra y Felipe II
de Francia,. Este olmo, por algún motivo que se desconoce, se convirtió en
objeto de discusión seria, incluso sangrienta.
EL
RITO MASÓNICO TEMPLARIO Y LA ORDEN DEL TEMPLE
La primera
información histórica sobre los Templarios la proporciona un historiador franco
llamado Guillermo de Tiro, que escribió entre 1175 y 1185. Guillermo de Tiro
escribía sobre acontecimientos anteriores a su tiempo, acontecimientos que él
no había presenciado o experimentado personalmente, sino que conocía de segunda
o incluso de tercera mano. Sir Steven Runciman catalogo las fechas que da
Guillermo de Tiro como confusas y rotundamente erróneas.
Según Guillermo de
Tiro, la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón se fundó en 1118. se dice que su
fundador fue un tal Hugues de Payen, un noble de Champagne, vasallo del conde
de la misma. Un día, sin ser requerido a ello, Hugues y ocho de sus camaradas
se presentaron en el palacio de Balduino I, rey de Jerusalén, cuyo hermano
mayor, Godofredo de Bouillon, había conquistado la Ciudad Santa diecinueve años
antes. Al parecer, Balduino los recibió con mayor cordialidad, y lo mismo hizo
el patriarca de Jerusalén, líder religioso del nuevo reino y emisario especial
del Papa.
Guillermo de Tiro
añade que el objetivo manifiesto de los Templarios era “en la medida en que sus
fuerzas se lo permitiese, velar por la seguridad de los caminos y carreteras…
cuidando de modo especial de la protección de los peregrinos”. Al parecer, este
objetivo era tan meritorio que el rey puso toda un ala de su palacio a
disposición de los nueve caballeros. Y a pesar de su juramento de pobreza,
éstos se instalaron en tan lujoso alojamiento. Dice la tradición que sus
aposentos estaban edificados sobre cimientos del antiguo Templo de Salomón y
que de ello sacó su nombre la nueva Orden.
Durante nueve años,
nos cuenta Guillermo de Tiro, los nueve caballeros no permitieron que nadie más
entrase en la Orden. Se suponía que seguían viviendo en la pobreza, una pobreza
tan grande que en los sellos oficiales aparecen dos caballeros a lomos de un
solo caballo, lo que da a entender, no sólo fraternidad, sino también una penuria que
les impedía tener monturas para todos.
No obstante, parece
ser que en el plazo de un decenio la fama de los Templarios se extendió por
toda Europa, las autoridades
eclesiásticas les dedicaron grandes elogios y ensalzaron sus cristianas
empresas. En 1128 o poco después un opúsculo alabando sus virtudes y cualidades
fue publicado nada menos que por San Bernardo, abad de Clairvaux y principal
portavoz de la cristiandad en aquel tiempo.
La mayoría de los
nueve caballeros regresaron a Europa, donde se les tributó una bienvenida
triunfal, orquestada en gran parte por San Bernardo. En enero de 1128 se
convocó un concilio eclesiástico en Troyes, en el que San Bernardo volvió a ser
el espíritu guía. En dicho concilio los Templarios fueron reconocidos
oficialmente y constituidos en orden religiosa-militar.
Hugues de Payen
recibió el título de Gran Maestre. Él y sus subordinados serian
monjes-guerreros, soldados-místicos, en los que la austera disciplina del
claustro se unía a un celo marcial.
En 1139 el papa Inocencio
II promulgo una bula según la cual los Templarios no debían lealtad a
ningún poder secular o eclesiástico salvo al Papa.
Durante los dos
decenios que siguieron al concilio de Troyes la Orden se expandió con una
rapidez y a una extraordinaria escala. Cuando Hugues de Payen visitó Inglaterra
a finales de 1128 fue recibido con gran adoración por el rey Enrique I. En toda
Europa los hijos menores de las familias nobles se apresuraban a enrolarse en
la Orden, y de todos los rincones de la cristiandad llegaban inmensos donativos
en dinero, bienes y tierra.
Todo esto es lo que
narra Guillermo de Tiro sobre los Templarios. Sin embargo, existía por
aquellos tiempos un historiador oficial al servicio del rey. Se llamaba Fulk
de Chartres, y escribía, no cincuenta años después de la fundación de la
Orden, sino durante los años en que se llevó a cabo la 8 misma. Lo curiosos es
que Fulk de Chartres no menciona a Hugues de Payen, a sus compañeros y a nada
relacionado.
Según Guillermo de
Tiro, la Orden del Temple fue fundada en 1118, tenía al principio nueve
caballeros y no admitió nuevos reclutas hasta 1127. Consta claramente en los
anales, sin embargo, que el conde de Anjou (padre de Geoffrey
Plantagenet) ingresó en la Orden en 1120, sólo dos años después de su supuesta
fundación. Y en 1124 el conde de la Champagne, uno de los señores más ricos de
Europa, hizo lo mismo. Si Guillermo de Tiro no se equivoca, no deberían
ingresar nuevos miembros hasta 1127; pero, de hecho, en 1126 los Templarios
habían admitido en sus filas a cuatro nuevos miembros. Si el conde de Anjou se
hizo Templario en 1120, y si la Orden no admitió nuevos miembros durante los
nueve años que siguieron a su fundación, ésta no dataría de 1118, sino de 1111
o de 1112.
Los últimos grados
del Rito de York cuentan cómo año primero el de la fundación de la Orden
de los Templarios según Guillermo de Tiro, que fue el 1118 de la era vulgar
conforme a las expresiones masónicos del tiempo, y escriben como año la
diferencia entre la era vulgar o año en curso y 1118.
Ejemplo, 2009 menos
1118 da como resultado 891, siendo este el año vigente para la comandancia de
Caballeros Templarios del Rito de York El Rito Escocés Rectificado toma como
año primero el de la destrucción de la Orden de los Templarios, que fue el de
1314, y escriben la diferencia entre la era vulgar y 1314, o sea 2009 menos
1314 dan como resultado 695, siendo este el año en curso para el Rito Escocés Rectificado.
A diferencia del Rito
de York y el Rito Escocés Rectificado, el Rito Masónico Templario cuanta como
primer año el de 1112, el cual coincide a la perfección con las evidencias
históricas que datan sobre el verdadero origen del los Templarios. Estas
evidencias son recientes, ya que fueron descubiertas durante el transcurso de
la segunda mitad del siglo pasado, y desde el año de 1778 se conoce la manera
de fechar por parte de los francmasones del Rito Masónico Templario.
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