Monday, April 27, 2015

CAPÍTULO 1 EL GRAN DÍA DE SAINT MARTIN - Arthur Edward Waite

El Misticismo Francés y La Historia del Martinismo



CAPÍTULO 1
EL GRAN DÍA DE SAINT MARTIN



Durante la segunda mitad del siglo dieciocho puede decirse sin exageración que el centro intelectual, histórico y político de todas las cosas estaba en el reino de Francia. La afirmación es valedera no sólo por el gran levantamiento de la revolución que iba a cerrar la época, sino también por las actividades que la propiciaron. No sé qué brechas nos separan del esquema y el orden de cosas significadas por el nombre de Voltaire, Diderot, y los enciclopedistas en total, o cuáles son los puntos de contacto entre el entendimiento humano de esos días y lo que fue concebido por Condorcet en su memorable tratado. Pero acerca de la importancia y consecuencia de su tiempo y lugar, supongo que nadie lo puede cuestionar. La misma tierra y el mismo período fueron también el centro de actividades e intereses ocultistas, los cuales menciono de inmediato porque pertenecen a mi tema, por lo menos en el lado externo, puesto que sucede bastante a menudo que donde hay ocultismo en la superficie, hay misticismo en algún lugar detrás. Podemos recordar en esta relación que una influencia mística cristiana se había desarrollado en Francia desde los últimos años del siglo XVII a través de ciertas décadas que siguieron: era la de Port Royal, Fenelon y madame Guyon, debido a veces –casi inopinadamente- a la Escuela Española del Quietismo, como está a su vez se reflejaba, sin estar consciente de este hecho, de fuentes pre-reforma.
En lo que respecta a actividades ocultistas, si digo que sus semillas se sembraron antes de 1750, se entenderá que estoy hablando de desarrollos que fueron característicos de una manera particular en los años que siguieron. El ocultismo está constantemente presente en el mundo y entre los franceses especialmente, siempre ha habido una disposición a ser atraídos en esta dirección. En el siglo XVIII, sin embargo, la mayor parte de las fuentes no se van a encontrar en Francia. Las iluminaciones persuasivas de Swedemborg, la profunda búsqueda en Dios, el hombre y el universo de Jacob Bohme, la combinación de teosofía y magia representada por el kabalismo temprano y tardío y un extraño nuevo sentido de los misterios saliendo de un sueño de siglos con el advenimiento de la Francmasonería simbólica. Estos y algunos otros con una raíz parecida, fueron extraños con respecto a sus orígenes, pero encontraron sus hogares en Francia. Así también hubo ciertos espléndidos aventureros históricos que incursionaron en las ciencias ocultas, como otros comerciantes viajan sobre las mercancías del mundo comercial normal. Me refiero por supuesto a Saint Germain y Cagliostro, pero ellos son señales ejemplos o tipos, pues no permanecieron solos. Había hombres con nuevos evangelios y revelaciones de todas clases, había alquimistas y magos en caminos rurales, en los caminos principales y en los palacios de los reyes. Tal vez por encima de todo había aquellos que viajaban en ritos, con el significado de los ritos masónicos, llevando extrañas licencias y haciendo declaraciones que nunca antes habían sido oídas en la larga edad de las crónicas de las cosas ocultas.
Cuando uno viene a reflexionar sobre esto, la gran aventura masónica de muchas aristas puede decirse que se establece para la totalidad, para expresar esto en el mundo de los signos, como venía el día actual e históricamente antes de la revolución francesa, cuando parecía absorberlo todo. Todas las ciencias ocultas, todos los evangelios hechos a la medida, todas las filosofías, los nuevos nacimientos tan trabajados en tiempo cesaron de ser esquemas en el papel y llegaron a ser incorporados en grados.
Así también el pasado, aunque puede pensarse haber enterrado a sus muertos, empezó a traerlos de vuelta a los Ritos, no como las figuras fantasmales, sino como cosas renacidas verdaderamente, afirmando su vida, negando su propia muerte y sacándoles del sueño. En tales estaba la Rosa Cruz.
Apareció de esta forma nuestra Institución Emblemática, la que nació, por así decirlo, en una Taberna El Manzano, y dio sus primeros pasos en el "Rummer and Grapes" (licor y uvas) o el "Gosse and Gridiron" (Ganso y horno spiedo) y puede decirse que ha pasado a través de su segundo nacimiento en Francia. Pasó de esta manera por una gran transformación, se vistió con vestimentas coloridas y se la decoró con magníficos títulos. Contrató de igual manera el ornato de innumerables uniones espirituales, que fueron fructíferos en progenie espiritual. He pronunciado its encomillm en otra parte y la de los Ritos y Grados, las memorables Órdenes y Caballerías que hicieron su aparición.
Más numerosas todavía fueron las hijas e hijos adoptivos, siendo cosas relacionadas con la Masonería pero no perteneciendo a ella, incluso en el sentido más amplio de su Arte Emblemático. De niños ilegítimos por puntuación, cosas de imposturas de rankings o gruesos errores, no necesito hablar. Es suficiente decir que las Santas Casas de la masonería estaban en todas partes de la tierra de Francia y en todas partes también estaban sus estándares reales desenvueltos.
No hay interrogante, desde un punto de vista, que todos pertenecían a un mundo nuevo, de la historia del viejo mundo, ellos sacaban solamente sus fábulas, desde la ciencia antigua sus mitos, que las dignidades confiriesen procedimientos fueron entregadas en un vaso de faerie, y que el engalanado programador de alta intención y propósito estuvieron aptos para desvanecerse de forma extraña y parecen escritos con tinta invisible debajo de la fría luz de los hechos. Pero la realidad detrás de los sueños debe buscarse en el espíritu de los soñadores, para quienes algo había sucedido que abría todas las puertas y desplegaba visiones asombrosas de posibilidades a cada lado a su alrededor.
El hombre que tenía las claves por cierto las había forjado no era otro que Voltaire, quien en esta conexión permanece por supuesto como un movimiento intelectual en su extensión, cuyo movimiento significaba emancipación desde los engranajes de pensamiento y acción. Para resumir la situación en una oración, aparte de la Iglesia y su dogma, todas las cosas parecían posibles por un momento. El peculiar "sistema masónico de moralidad, velado con alegorías e ilustrado con símbolos" podría guiar a la humanidad ya sea de regreso a la perfección que había perdido o avanzar a lo que deseaba. Los nuevos profetas y sus pomposas revelaciones podrían tener a Dios detrás de sus evangelios, y la oscuridad de las ciencias ocultas podría velar los maestros desconocidos más que a los emisarios de la perdición. Las prácticas condenadas, las artes prohibidas guían a través nubes de misterio a la luz del conocimiento, y a esta luz la historia podría ser escrita de nuevo. Sabemos hoy que las leyendas masónicas son asuntos de cariño a invención, pero algunas de ellas son de raíz antigua y podemos entender en el siglo XVIII como vinieron a pasar como hecho, más especialmente puesto que la raíz de algunas eran una tradición secreta en Israel. Cuando apareció, bajo circunstancias que no pueden decirse aquí, la atención masónica fue llevada hacia la antigua Orden de los Caballeros Templarios, que habían sido conducidos a la tortura y a la sodomía como poseedores de un extraño conocimiento traído desde el Oriente, un rito o una colección de ritos que aducían que la Orden nunca había a ser como una fortuna a quienes la habían heredado.
Es desde este punto nuevo que debemos examinar el asombroso crecimiento de la masonería en toda su multitud de formas. Concluiremos que procedió con celo, con los corazones volcados hacia la verdad, y como uno que cree que no puede estar sólo, no estoy sin preparación para pensar que algunas de las historias tradicionales, para nosotros crecimientos monstruosos, representaban para sus hacedores sus visiones sobre la probabilidad de las cosas presentadas en ropaje de mito. Se guardaban, de esta manera para ellos, del cargo común de fraude. Este es mi juicio del tiempo y no hay una cosa más en el aspecto maravilloso de este tema, las expectativas y las visiones de frente. A medida que el tiempo arrastra a Voltaire a ser llamado ausente y cuando los altos jefes de los Altos Grados de la Masonería connotaban una reacción de lo mucho que está tipificado por su nombre, se alzó otra personalidad, sosteniendo una clave solamente, pero parecía como clavis abeconditorum a constitutione mundi.
Ese era Antón Mesmer, prominente en los círculos parisinos, un masón como el resto de ellos y destinado a detentar más de un grado resguardando su descubrimiento y designado para desplegar sus principios. Confiriendo el hecho de su no visto pero vital fluido, había una raíz de verdad en por lo menos el largo pasado de la magia, en los trances de la vestal y de la pitonisa, sobre todo en la medicina oculta. Así se abrieron algunas otras puertas, y cuando Puysegur descubrió la clarividencia de nuevo como podría ser por el momento – el misterio de todo lo oculto mirado en el punto de lo develado. Pero las puertas se cerraron repentinamente, los sueños y la época se cerraron con la carnicería de la Revolución Francesa, y más tarde rosa la maligna lámpara de Córcega. Me he detenido sobre la Masonería francesa porque es imposible pasarla por alto al presentar una visión del período, pero más especialmente porque la vida del místico Saint Martin está ligada a ella por un cierto número de años. Entre los
Ritos que importaban en ese momento se relaciona con dos, siendo la gloria de la Estricta Observancia y la problemática Orden de los Sacerdotes Elegidos. A la cabeza del primero está el misterio de los Superiores Desconocidos, pero esto cuando se reduce a su equivalente en simple hecho, significa las circunstancias y las personas bajo las cuales su materia raíz fue comunicada en Francia al barón von Hund, quien regresó con ella a su tierra alemana allí se formó un Rito, cuyo comienzo marcó una época decisiva en la Masonería. Pero respecto a lo segundo está detrás la reclamación del apostolado de Pasqually en lo que permaneció y desde donde vino., de algún lugar, él derivó y tuvo su parte propia, por ejemplo, la Rosa Cruz. No puede trazar aquí la historia de la estricta Observancia: ella dice ser representada a perpetuidad en el secreto de los Caballeros Templarios y ser regida por una jefatura oculta perteneciente a esta fuente. Se puede casi decir que se tomó la Alemania Masónica por asalto y plantó sus banderas triunfalmente en toda Europa, a excepción única de Islas Británicas donde el Arte y el Trabajo de la Libre-masonería emblemática surgió en 1717entre las tabernas de Londres. Se desmembró porque no había una mejor posición para probar su reclamo sino a través del Trabajo que por sí solo justificaba sus recurrentes apelaciones de su vetusto pasado. Pero el punto que preocupa es que antes que su karma le alcanzara el Rito tenía domicilio en Francia y sus sedes principales en Lyons bajo el gobierno de un Gran Prior Provincial de Auvergne.
Se transformó bajo estos auspicios de una casa del templo en una Casa Espiritual de Dios, en guardar una sagrada caballería asegurando la obra de Su Gloria y la promoción de la paz en la tierra entre todos los hombres de buena voluntad. Es el ápice de la Masonería o la diadema de esta Hija de los Misterios.
En lo que concierne a Martinez de Pasquelly y sus Rito des Elus Cohens u Orden de Sacerdocio Elegido, él pareciera haber sido de ascendencia española, aunque nació en Grenoble y se dice que fue un constructor de carruajes por oficio - una pieza de información que viene, sin embargo, de una fuente hostil. Puede permanecer así y en ningún caso no significa, pues debe admitirse, creo, que era de un origen comparativamente modesto, y las cartas extendidas por él estaban llenas de errores ortográficos, todas con dones intelectuales y con dedicación espiritual. Todo lo que se ha dicho por el contrario, es bastante cierto, hasta ahora hay evidencias de que emergió a la luz de su carrera masónica por primera vez en 1760 y que el lugar era Toulouse, donde se presentó en cierta Logia, portando una licencia con caracteres jeroglíficos llamando poderes ocultos. Un año después él apareció nuevamente en Burdeos donde parece haber sido reconocido en sus propias condiciones por otra Logia, la que él había satisfecho con respecto a sus demandas. En 1766 prosiguió a París, y allí echó las bases de un Tribunal Soberano, que incluía varios prominentes masones. Él estuvo de nuevo de Burdeos en 1767, y tres años después se dice que hay Logias de su Rito no sólo en la ciudad sino también en Montpellier, Aviñón, La Rochelle y Metz, así como en París y Versalles. El Templo de Lyon fue fundado un poco después.

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