Las Raíces del R.·.E.·.A.·.A.·.
Las raíces del R.·.E.·.A.·.A.·. (Forma abreviada de escribir Rito Escocés Antiguo y Aceptado), entroncan directamente con la Gran Logia Real de Kilwinning, la Orden de San Andrés del Cardo, la de los Maestros Escoceses de San Andrés, el Rito de Perfección o de Heredom y las Logias de la Masonería Jacobita o Masonería Estuardista, aparecen de una forma definida en 1756, pero el Rito, tal y como lo conocemos y practicamos hoy, no se estructura hasta el 31 de mayo de 1801, al constituirse en Charleston, Carolina del Sur, el Primer Supremo Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores Generales del XXXIII y Último Grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. De este primer Supremo Consejo nacen todos los demás legítimos Supremos Consejo.
El Supremo Consejo del Grado 33° para la República del Perú fue fundado del 2 de Noviembre del año 1830, en este Or.·., así como en una gran parte de países de todo el mundo, el R.·.E.·.A.·.A.·. ha causado siempre gran entusiasmo y admiración por ser este un Rito donde se combinan los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente expresiva que permite desarrollar junto a un profundo sentido de fraternidad, una agudo sentido del análisis racional que invita a enfocar la vida con criterios donde lo espiritual y lo racional se complementan extraordinariamente.
Se estructura el Rito Escocés Antiguo y Aceptado en 33º grados, de los que los tres primeros, que constituyen la llamada Masonería Simbólica, dependen de las Grandes Logias; haciéndolo los 29 restantes, es decir, del 4º al 33º, ambos inclusive, de los Supremos Consejos, uno por cada país.
Es sentido y misión del R.·.E.·.A.·.A.·. en primer lugar, hacer cada día mejores masones, es decir, aumentar su cualificación intelectual, moral y sobre todo masónica a través de un trabajo riguroso, progresivo, profundo y esencialmente iniciático; y en segundo lugar, que esos hombres más formados y más masones, es decir, más hombres, impongan con la fuerza de sus ideas y el ejemplo de su conducta, los principios del Rito y de la Masonería en la sociedad profana.
Se trata, pues, de un Rito, el más difundido en el mundo, en el que se combinan los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente expresiva, que permite desarrollar junto a un profundo sentido de fraternidad, un agudo sentido del análisis racional que invita a enfocar la vida con criterios donde lo espiritual y lo racional se complementan extraordinariamente.
En los Templos de las Logias que trabajan en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado se representan simbólicamente las Leyes que rigen el universo, y sus trabajos se realizan fundamentalmente en dos líneas que se complementan como los brazos de un mismo cuerpo.
En primer lugar tenemos el Trabajo Ritualístico o Práctica del Ritual que permitirá, en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, a través de una serie de dramatizaciones ritualísticas de antiquísima simbología, tener una mayor consciencia de las Leyes que rigen el universo.
En este sentido el Ritual está estructurado y codificado de tal manera que conforma un hilo conductor, el cual no sólo puede transmitir un claro y sencillo mensaje general, sino que puede activar mecanismos subconscientes e inconscientes que generan un elevado sentido de la trascendencia y de Dios o Gran Arquitecto del Universo.
Así, pues, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es importante no sólo la Práctica del Ritual sino también a su asimilación espiritual, psicológica y conceptual.
En segundo lugar, dentro de los trabajos de la Logia, se pone igualmente énfasis en los Trabajos masónicos de tipo intelectual. Los Trabajos son presentados por escrito y, una vez leídos en la Tenida, son tratados de forma oral y coloquial por los HH.·. De esta forma se consigue, a través de las diferentes apreciaciones u opiniones aportadas, una percepción profunda del tema tratado, con el consiguiente enriquecimiento y formación masónica que invariablemente dará sus frutos en cualquier ámbito o situación.
Siguiendo con el espíritu eminentemente dinámico de las Logias del Rito Escocés antiguo y aceptado, habitualmente forma parte importante del Trabajo masónico los correspondientes ágapes fraternales o cenas realizada fuera de las Logias, donde se interrelacionan sus miembros y se desarrolla, si cabe en mayor medida, el profundo sentido de la Fraternidad que existe entre todos los Hermanos.
Reflexionar sobre el sentido y misión del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es tanto como analizar su ontología y la aplicabilidad y proyección de su esencia en la Sociedad. Es difícil encontrar un Rito en el que se armonice tan equilibradamente el Espiritualismo, el Humanismo y la Libertad, que son las tres columnas que sostienen al Escocismo.
Porque el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un Rito tradicional e iniciático basado en esos tres elementos y asentado sobre la profunda fraternidad masónica. El Rito permite, y este sería su primer sentido, que una alianza de hombres libres trabaje para el progreso espiritual, moral, intelectual y material de la Humanidad. En consecuencia la vocación espiritual del R.·.E.·.A.·.A.·. lleva a un humanismo filantrópico.
Espiritualismo, Humanismo, Fraternidad, Filantropía, no son para los Masones Escocistas conceptos vacíos de contenido. Nuestra espiritualidad no nos viene dada como si fuese una gracia, el humanismo no consta en nosotros como una virtud innata, la fraternidad no es espontánea.
A esas virtudes masónicas se llega a través del esfuerzo individual y colectivo, utilizando una tradición iniciática y progresiva (el Rito es un método) que posibilita una espiritualidad abierta a la libertad, al humanismo, a la igualdad y a una auténtica fraternidad universal entre los hombres.
Cabe decir que el R.·.E.·.A.·.A.·. es tan tradicional como liberal. Un Rito que rompiera con la tradición iniciática o que no proclamase la libertad, y fuese por tanto dogmático, dejaría en ambos casos de ser masónico.
La misión del R.·.E.·.A.·.A.·. es siempre construir. Construir el edificio supremo de un orden iniciático, construir al hombre y construir su fraternidad, en resumen hacer mejores masones.
El Rito Escocés implica en su ideal una perfecta síntesis entre el humanismo espiritualista de la filosofía tradicional y el humanismo antropológico moderno.
Aunque el mundo profano se esfuerza en enfrentar conceptos como universalidad y diferencia, los Masones Escocistas podemos proclamar que sin respeto a las diferencias el universalismo puede degenerar en totalitarismo, y que, sin exigencia de valores universales (es decir sin un horizonte de universalismo) el derecho a la diferencia podría desembocar en un enfrentamiento bélico.
Por eso conviene mantener pujante siempre la vocación universal de la Masonería.
La filosofía Escocista (que como hemos señalado es perfecta síntesis entre espiritualismo y humanismo) pretende hacer notar su mensaje universalista de libertad y tolerancia frente a todo fanatismo, frente al integrismo religioso y frente al racismo xenófobo.
Porque los principios del R.·.E.·.A.·.A.·. no quedan reducidos a la pura abstracción teórica, sino que tienen a proyectarse en el mundo profano través del trabajo y ejemplo individual que los Masones Escocistas ejercen en el entorno social, laboral, etcétera, al que cada uno de ellos pertenece.
En la esfera intelectual se rinde culto a la inteligencia y a la ciencia, utilizando la razón como vía de acceso a la verdad e introduciendo al hombre en una visión relativista frente a todo fanatismo dogmático.
En cuanto a las creencias, nuestro Rito, que es respetuoso con todas las religiones, defiende la libertad religiosa y de culto y la independencia del poder político respecto al religioso.
Como podemos ver hay un bagaje concreto en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Porque éste es un método, un medio un vehículo para el aprendizaje perfectivo del masón y para la transmisión de contenidos intelectuales.
El R.·.E.·.A.·.A.·. es no solo forma sino también fondo, ambos deben ser justamente equilibrados.
Un Rito que redujese los elementos formales no sería perfecto, pero creer que la forma es todo, es decir, vaciar de contenido material el Rito, reduciéndolo a una ceremonia formal supondría una alteración ontológica del mismo.
La forma no debe nunca sustituir, y menos excluir al fondo, al pensamiento, al contenido profundo y esencial del Rito.
En términos generales, estas son las líneas esenciales que definen de manera particular el Rito Escocés Antiguo y Aceptado dando, por supuesto, un extraordinario énfasis a la aplicación práctica en la vida diaria y cotidiana de los frutos personales obtenidos mediante el "Trabajo" de tan antiguo Rito".
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