Wednesday, May 6, 2015

Jakob Böhme

JAKOB BÖHME




El Hombre: Su Naturaleza y Ministerio Verdaderos

Louis Claude de Saint-Martin


Más allá de ser un autor alemán, de quién los dos primeros libros que he traducido, “El Amanecer naciente”, y “Los Tres Principios de la Esencia Divina”, viene a proveer todas mis deficiencias. Jakob Böhme, que vivió hace dos siglos, y que lo consideraban en la avanzada de su tiempo, como el príncipe de los filósofos divinos, dejó numerosos escritos, que consisten en alrededor de treinta diversos tratados, la mayoría teniendo un origen extraordinario y sorprendente, en nuestra naturaleza primitiva que es la fuente del mal, la esencia y leyes del universo, el origen de la opresión, o lo que él llama los siete mecanismos o poderes de la naturaleza; es el origen del agua (confirmado por la química, que dice que es una masa caliente), el origen del crimen de los ángeles de las sombras, el origen del hombre, del método adoptado por el Amor Eterno, para la restitución de la humanidad en sus derechos; etc.

Creo que presto un servicio al lector, aconsejándole familiarizarse con este autor; recomendando, sobre todo, armarse de paciencia y valor, de modo que no sea rechazado por la forma poco común de sus obras, por la naturaleza extremadamente abstracta de los temas tratados y por la dificultad que el autor (como él mismo confiesa) tiene en expresar sus ideas, por el hecho de que la mayoría de los temas en cuestión, no tienen denominaciones análogas en nuestro idiomas comunes.

El lector irá descubriendo, en estas obras, que la naturaleza física elemental es solamente un residuo, una corrupción (alteración) de una naturaleza anterior, llamada por el autor la Naturaleza Eterna; esta naturaleza actual está constituida formalmente, en toda su circunscripción, por el trono y dominio de uno de los príncipes angélicos, llamado Lucifer; este príncipe, deseando solamente reinar por el poder del fuego y de la ira, puso el reino (regne) de la Luz y del Amor divino a un lado, en vez de ser, dirigido exclusivamente por él, inflamando así toda el circunscripción de su imperio; el lector descubrirá que la Sabiduría Divina opone a esta conflagración un poder ameno y refrescante, que contiene ese otro poder sin extinguirlo, haciendo una mezcla del bien y del mal que es visible ahora en la naturaleza; el Hombre, formado al mismo tiempo, del principio del Fuego, del principio de la Luz y del principio Quintaesencial de la Naturaleza elemental física, fue colocado en este mundo para contener al rey culpable y destronado; este Hombre, a pesar de contener en sí el principio Quintaesencial de la Naturaleza elemental , debería mantenerla como era ella, absorbida en el elemento puro que entonces constituía su forma corporal; pero por dejarse atraer más por el principio temporal de la Naturaleza que por los otros dos principios, el hombre fue dominado por ella, al punto de caer adormecido, así como expresó Moisés; tan pronto se encontró subyugado por la región material de este mundo, dejó que su elemento puro fuera tragado y absorbido en la forma densa que nos envuelve actualmente; así, se convirtió en sujeto y víctima de su enemigo; el Amor Divino que se contempla perpetuamente en el Espejo de su Sabiduría, la que Jakob Böhme llama SOPHIA, concebida en este espejo, donde todas las formas están contenidas, el modelo y la forma espiritual del hombre; Dios se revistió con esta forma espiritual y posteriormente, hasta con una forma elemental, pues así podría presentar al hombre la imagen de eso que él tenía que haberse tornado, y el modelo de eso que debería haber sido; el actual objetivo del hombre en la tierra es recuperar, física y moralmente, la semejanza con su primer modelo; el mayor obstáculo que se depara aquí, es el poder elemental astral que engendra y constituye el mundo, elemento del cual el Hombre no fue hecho; la actual procreación del hombre es una testificación verbal de esta verdad, por los dolores que una mujer grávida experimenta en todos sus miembros, una vez que su fruto es formado en ella y atrae aquellas densas sustancias astrales, las dos tinturas, ígnea y acuosa, que deben estar unidas en el Hombre, identificándolo con la Sabiduría o SOPHIA, (pero actualmente están divididas), se buscan una en otra, ardientemente, esperando encontrarse una en otra, en aquella SOPHIA que tanto necesitan, pero ellas sólo se han de encontrar con el astral, que las oprime e impide, somos libres para restituir, a través de nuestros esfuerzos, nuestro ser espiritual, aquélla primera imagen divina, así como hemos permitido que tome las imágenes inferiores, desordenadamente, estas diversas imágenes irán constituyendo nuestro modelo de ser, nuestra gloria o nuestra vergüenza, en un estado futuro. 

Todo esto, y mucho más, se encuentra en las obras de Jakob Böhme.

No comments:

Post a Comment