Monday, April 4, 2022

La Alquimia Suprema Vol. 1 (Primera Parte) - Osho

 

LA ALQUIMIA

SUPREMA VOL. 1

(Primera Parte)

OSHO



 

NOVENO DISCURSO

23 FEBRERO DE 1972

¿QUÉ PUEDE OFRECER EL HOMBRE?

 

La mente constantemente apuntando

Hacia Eso

Es arghyam

La ofrenda.

La mente constantemente apuntando

Hacia Eso

Es arghyam,

La ofrenda.

 

 

¿Qué es lo que el hombre puede ofrecer? ¿Cuál puede ser su ofrenda? Podemos ofrecer sólo lo que nos pertenece. Lo que no nos pertenece no podemos ofrecerlo, y el hombre sierre ha ofrecido aquello que no le pertenece. El hombre ha sacrificado aquello que no es suyo.

La religión se convierte en un ritual si ofreces algo que no es tuyo. La religión se convierte en una experiencia auténtica si ofreces algo que verdaderamente te pertenece. Los rituales son en realidad métodos para escapar de la auténtica religiosidad. Puede que encuentres sustitutos, pero no estás engañando a nadie más que a ti mismo, porque ¿cómo vas a ofrecer algo que no es tuyo? Puedes sacrificar un caballo, puedes sacrificar una vaca, puedes ofrecer tierras, pero nada de ello te pertenece. Así que, realmente, esto es robar en nombre de la religión. ¿Cómo vas a ofrecer a lo Divino algo que no es tuyo?

Por eso lo primero es averiguar qué es lo que es tuyo, qué es lo que te pertenece. ¿Hay algo que te pertenezca? ¿Eres tú el amo de algo de forma que puedas decir, “Esto pertenece al hombre y yo se lo ofrezco a lo Divino”? Esta es una de las preguntas más difíciles: “¿Qué es lo que le pertenece al hombre?” Nada parece pertenecerle. Y cuando nada parece pertenecerte, únicamente puedes decir, “Puedo ofrecerme a mí mismo”. Pero incluso esto es incorrecto porque, ¿te perteneces tú a ti mismo? ¿Es tuyo tu ser? ¿Eres responsable de tu ser? ¿Eres responsable de tu existencia?

El hombre proviene de alguna parte, de algún origen desconocido. No es responsable de que esté aquí. Kierkegaard ha dicho, “Cuando miro al hombre, siento que ha sido arrojado aquí”. No es ni siquiera responsable de su propio ser; el ser está arraigado en lo Divino. Considéralo así: ¿Puede un árbol decir, “Me ofrezco a mí mismo a la tierra? ¿Qué significado tiene? Carece de sentido porque el árbol está enraizado en la tierra, el árbol sólo una parte de la tierra. El árbol es sólo tierra y nada más, de modo que cómo va a decir, “¿Me ofrezco a mí mismo a la tierra”? No tiene sentido. El árbol es una parte. No es distinto, por lo tanto el ofrecimiento no es posible Así que, primero, sólo puedes ofrecer aquello que te pertenece. Segundo sólo puedes ofrecer si hay una cierta distancia, una cierta separación.

El árbol no puede ofrecerse a sí mismo porque no es diferente de la tierra en sí. O considéralo así: un río no puede decir, “Me ofrezco a mí mismo al mar”. El río no se basa en el mar. Es algo aparte. Pero aun así no puede decir, “Me ofrezco al mar”. ¿Por qué? No puede decirlo no es una elección del propio río. El río ha de fluir hacia el mar. No hay posibilidad de elección. El río es impotente. Aunque el río deseara elegir no ofrecerse, no podría escoger, pues el ofrecimiento es inevitable. Cuando el ofrecimiento es inevitable, no tiene sentido.

El río no puede afirmar, “Me ofrezco a mí mismo al mar”, porque es algo que ha de llegar. Este llegar forma parte de la naturaleza. El río no llega al mar debido a que sea él el que lo haya elegido pues no hay posibilidad de elección de su parte. El río es impotente, no puede hacer nada más. Y una tercera cosa: sólo puedes ofrecer algo cuando tienes la posibilidad de hacer otra cosa. Si tienes la posibilidad de no ofrecer, sólo entonces te vuelves capacitado para ofrecer. Entonces ésta es tu elección.

El hombre está arraigado como un árbol. El hombre es un árbol, sólo que con raíces móviles, enraizado en el Ser, enraizado en la Existencia. Y el hombre no es algo separado: en lo profundo no hay separación. Un hombre no es responsable de su propio ser: tiene que regresar inevitablemente como un río precipitándose en el mar. Así que, ¿dónde está la elección? ¿Cómo vas a ofrecer? Tu muerte sería una disolución tanto si quieres como si no. ¿Quién eres? ¿En dónde estás y dónde es que el ofrecimiento se hace posible?

Este sutra es muy profundo. Este sutra dice,

 

La mente constantemente apuntando hacia Eso,

es la ofrenda.

 

No puedes ofrecerte a ti mismo, pero puedes ofrecer tu mente. Esto te pertenece y ésta es tu elección. Si no la ofreces, lo Divino no puede forzarla para que se ofrezca. No eres impotente. No es como un río precipitándose al mar. La mente tiene una elección. Puedes seguir negando lo Divino y lo Divino no puede obligarte. Tu ser se arraiga en lo Divino, pero no tu mente. No puedes negar lo Divino en lo concerniente a la Existencia. Tú eres parte suya.

Puedes negar lo Divino en lo que respecta a la consciencia. Puedes negarlo hasta tal grado que eres capaz de vivir en una consciencia en la cual no haya nada similar a lo Divino. Para decirlo de otra forma, “Dios es” o “Dios no es” puede ser tu elección. Incluso si no hay Dios eres capaz de fabricarte uno, puedes creer. Incluso aunque haya Dios, puedes negarlo, y nada puede hacerte variar. Por eso la única elección posible es la de la mente, la única libertad posible es la de la mente. Tu ser está arraigado, pero tu mente es libre.

Desde luego, tu mente nace de tu ser, pero todavía así es libre, libre en el sentido en que un árbol está enraizado en la tierra; el árbol está arraigado, las ramas, las raíces, cada flor está arraigada, pero la fragancia de la flor puede liberarse y puede desplazarse sin estar arraigada. Por eso eres como un árbol, pero tu mente es una fragancia. Puede ser ofrecida, puede no serlo. Depende de ti.

La libertad del hombre es la mente del hombre. Los animales no son libres únicamente porque no tienen elección: son lo que son. ¡No tienen elección! No pueden ir en contra de la naturaleza. La mente del hombre es la libertad del hombre. Así que lo que debe entenderse fundamentalmente es que debido a que la mente es una opción libre puede volverse una ofrenda. Puedes ofrecer tu mente, pero también puedes resistirte, puedes ir en contra, e incluso ni Dios podrá obligarte. Esta es la gloria, ésta es la belleza de la existencia humana. Por eso el hombre es el único animal que es, en cierto modo, libre. De esta libertad puedes hacer uso o abuso.

 

La mente constantemente apuntando a Eso,

es la ofrenda.

 

Si tu mente puede ser constantemente direccionada, continuamente dirigida hacia Eso, te has ofrecido a ti mismo. Pero debido a que la mente posee libertad es muy difícil atarla a algo. Su auténtica naturaleza es ser libre, por eso cuando intentas someterla, se rebela, se vuelve rebelde.

Puede que te siga si no lo intentas, pero si lo intentas se va a rebelar porque la naturaleza misma de la mente es la libertad, y en el instante en que tratas de fijarla en algo, se rebela. Es natural. Puedes ofrecer la mente, pero no es fácil. Ofrecer la mente es la cosa más difícil. Y cuando digo, “La mente significa libertad”, se vuelve más difícil aún. Estás intentando que la mente vaya en contra de su naturaleza.

La concentración va en contra de la mente porque estás tratando de limitarla sobre algo, exclusivamente a algo. Pero la mente es libertad, movimiento, un constante movimiento. Vive sólo cuando se mueve. Existe sólo cuando se mueve. Es una fuerza dinámica, por eso en el momento en que tratas de fijarla estás tratando de lograr algo imposible. ¿Qué hacer pues? El hombre religioso ha intentado siempre fijar la mente hacia lo Divino, y cuanto más intenta fijarla, más se va hacia el diablo.

Jesús se encuentra al diablo. El diablo no está en ningún lugar más que en el esfuerzo de Jesús por estar constantemente apuntando hacia lo Divino. El diablo no existe. Ocurre tan sólo que cuando obligas a la mente a atarse a algo, crea el opuesto para poder moverse. Debes comprender la ley del efecto contrario. Con la mente, esta ley es fundamental. Intentes lo que intentes, lo contrario será el resultado. Lo contrario, lo totalmente opuesto, será el resultado. Intenta pues dirigir tu mente hacia Dios y te encararás con el demonio. Lo contrario será el resultado. Intenta dirigir tu mente y tu mente se volverá anárquica, te encontrará agitado.

Cuanto más se busca la quietud, más inquieta se vuelve la mente. Cuanto más tratas de silenciarla, más ruido crea. Cuanto más intentas volverla buena, más pecados la tientan. Esta es la ley básica de la mente. Es tan básica como lo es la ley de Newton para la Física: la ley del efecto contrario.

Trates lo que trates de alcanzar, nunca lo lograrás. Lograrás lo contrario, y entonces se crea un círculo vicioso. Cuando logras lo contrario, empiezas a pensar que “lo contrario” es tan poderoso que “He de luchar con más ahínco”. Cuantas más luchas, más poderoso será el opuesto, lo contrario. Lo opuesto no existe. Tú lo creas únicamente porque tratas de someter a tu mente. Es un subproducto, un subproducto que aparece porque desconoces la ley. ¿Qué hacer pues para ofrecer la mente a lo Divino? Si eliges lo Divino en contra de algo nunca vas a ser capaz de ofrecer.

Sólo hay un método: elige a lo Divino como el Todo; toma a lo Divino como la Totalidad; toma a lo Divino en todo y por todo. Incluso si el demonio se te aparece, vive lo Divino en él. De este modo habrás hecho el ofrecimiento, y posteriormente el ofrecimiento puede continuarse, sin interrupciones, sin pausas, porque ahora ninguna pausa es posible. Por eso es por lo que los Upanishads no emplean la palabra “Dios”. Utilizan Eso, pues en el instante en que pronuncias “Dios”, se crea el demonio. En realidad no emplean palabra alguna: usan un dedo. Dicen Eso, y con este Eso lo incluyen todo. Todo y por todo. Si eres pues capaz de concebir lo Divino como el Todo, entonces eres capaz de ofrecer. En caso contrario se creará el opuesto: ofrecerás a Dios y la ofrenda irá a parar al diablo.

Todas las religiones han encarado el problema, la dicotomía. El cristianismo, el judaísmo o el islamismo. Todas las religiones surgidas de la India han aceptado la dicotomía. Han aceptado la dicotomía de Dios-y-el-diablo. Por eso si analizas la historia de esas religiones te darás cuenta de un fenómeno muy extraño. Jesús representa a Dios, pero el diablo también sigue tentándole. Y sea lo que sea lo que Jesús representa, su Iglesia representa lo opuesto, lo diametralmente opuesto. Por eso al cristianismo le preocupa poco Cristo. Más bien, el cristianismo es su enemigo, porque cualquier cosa que haya hecho la Iglesia no puede decirse que haya sido obra de Dios. Puede considerarse la obra del diablo. Pero esto se debe a la ley del efecto contrario.

Una vez aceptas la dicotomía, el opuesto será el resultado. Cristo predica el amor y la Iglesia representa el odio. Cristo dice, “No te resistas ni al mal”, y toda la historia de la Iglesia no es más que una larga guerra. Por eso Nietzsche está en lo cierto cuando afirma, “El primer y el último cristiano murieron en la cruz”. ¡También el último! Después de Jesús no ha habido otro cristiano. No obstante, San Pablo y otros cristianos no son tan responsables de esto como aparentan serlo. La verdadera responsabilidad recae en la ignorancia de la ley del efecto contrario.

Si eliges una parte como Divino y una parte como anti-Divino, la mente se irá cambiando de bando. Y la mente tiene sus propios trucos para poderse cambiar de bando. Es capaz de justificar el mal en defensa del bien; puede justificar la guerra para la paz; es capaz de matar y asesinar en nombre del amor. Así que la mente es muy astuta y sagaz desplazándose al opuesto. Y cuando se desplaza te proporciona todas las razones necesarias para que creas que “No estoy cambiando”. Por eso si escoges a Dios como algo aparte del mundo o en contra del mundo, nunca serás capaz de ofrecer la mente. Y una ofrenda parcial no es una ofrenda. Esto también debes recordarlo.

Una ofrenda parcial está matemáticamente equivocada. Es como una circunferencia incompleta; no es una circunferencia. Una circunferencia es sólo una circunferencia cuando está completa, cerrada. No puedes llamar a una circunferencia incompleta, circunferencia. ¡No lo es! O bien la ofrenda es total o no lo es. ¿Cómo vas a ofrecer algo en parte? Es intrínsecamente imposible. ¿Cómo vas a amar parcialmente? O amas o no amas. No hay compromiso posible. No hay posibilidad de grados en el amor. O lo hay o no lo hay. Todo lo demás es puro engaño.

El ofrendar es algo completo en sí mismo. Puedes renunciar, puedes entregarte, pero no puedes decir, “Me entrego en parte”. ¿Qué quieres decir? Una entrega parcial significa que tú eres todavía el amo y que puedes reconsiderarlo. La parte que has salvaguardado puede rectificar, mañana puede decir no. De modo que una entrega total es aquella en la que nada es salvaguardado, nada es retenido, de tal manera que no puedes retroceder. No hay retroceso posible porque no hay nadie que permanezca al margen y pueda retroceder. Así el ofrecimiento es total.

Pero si divides al mundo, si divides la Existencia en extremos opuestos, te hallarás en una profunda dicotomía y tu mente se desplazará al opuesto. Y cuanto más te resistas, más atrayente se volverá. Lo negativo es muy atrayente. Cuando insistes demasiado en el “no hacer”, la atracción se vuelve insoportable. Un no es una invitación altamente encantadora. Siempre que intentes forzar tu mente hacia algo, lo otro, aquello hacia lo que no estás tratando de ir, se volverá atrayente. Y antes o después te aburrirás de la parte que has escogido, y la mente se cambiará. Siempre se cambia.

La filosofía china dice que el “Yin” está continuamente desplazándose hacia el “Yang” y que el “Yang” continuamente se desplaza hacia el “Yin”, y forma un círculo. Están en perpetuo movimiento el uno hacia el otro. El hombre está continuamente yendo hacia la mujer y la mujer se mueve continuamente hacia el hombre, y forman un círculo. Y la luz se mueve hacia la oscuridad y la oscuridad se mueve en pos de la luz, y hacen un círculo. Y cuando te aburres de la luz, eres atraído por la oscuridad; y cuando estás aburrido de oscuridad eres atraído por la luz.

Continuamente vas de un opuesto al otro. De modo que si tu Dios forma parte del mundo de opuestos, parte de la lógica de los opuestos. Te irás hacia el otro extremo. Por eso es por lo que el Upanishad dice Eso. En este Eso, todo está implícito, nada es negado. Los Upanishads tienen un concepto muy a favor de la vida, una filosofía muy a favor de la vida.

En realidad, esto es bastante raro. Albert Schweitzer ha dicho que la filosofía hindú niega la vida, pero en realidad no ha entendido nada. En su mente, cuando dice “filosofía hindú”, debe de haberse estado refiriendo a Buda y a Mahavira. Pero ellos no son la verdadera corriente, ellos son los chicos rebeldes. La filosofía hindú no niega la vida. Muy al contrario. Albert Schweitzer es un cristiano; es profundamente cristiano y la filosofía cristiana niega la vida. La filosofía hindú es una de las que más afirman la vida.

Por eso es bueno el que nos adentremos en esta afirmación de la vida; sólo entonces serás capaz de comprender el significado de Eso, porque esta es una de las palabras más afirmativas, que no niega nada. El “negar la vida” significa que tu Dios está en cierto modo en contra de la vida. Los jainos niegan la vida. Afirman que este mundo es pecado. ¡Debes abandonarlo, renunciar a él! A menos que renuncies a él totalmente no podrás alcanzar lo Divino. Así que lo Divino se vuelve algo que puedes alcanzar sólo si pones ciertas condiciones: si renuncias al mundo.

Este es un requisito fundamental. Para los budistas también éste es un requisito fundamental: “Debes renunciar a todo: debes elegir la muerte. ¡La muerte, no la vida, ha de ser la meta! ¡Debes esforzarte para no hacer de nuevo! La vida no tiene valor alguno, carece de valor.  Existe en función de nuestros pecados. Es un castigo y, de alguna forma, has de escaparte, no has de nacer de nuevo”. Pero éste no es el concepto hindú. A los Upanishads no les preocupa para nada este tema.

La misma actitud de negación de la vida es cristiana: “La vida es pecado y el hombre nace en pecado”. La historia comienza con pecado. Adán fue expulsado del cielo porque pecó. Desobedeció y por tanto nosotros nacemos del pecado. Por eso es que los cristianos insisten tanto en que Jesús no nació por un acto sexual, en que nació de una madre virgen: porque si naces de un acto sexual, naces del pecado, y al menos Jesús no debe haber nacido del pecado. Así que todos nacemos en pecado; la Humanidad vive en pecado. Se requiere pues una absoluta renunciación para alcanzar lo Divino.

El cristianismo también se orienta hacia la muerte. Por eso la cruz ha adquirido tanta importancia. Si no fuera así, la cruz no contendría tanto significado. Es el símbolo de la muerte. Los hindúes no pueden concebir como la cruz pudo volverse un símbolo, hasta el punto de que Jesús es significativo en tanto que fue crucificado. Si Jesús no hubiera sido crucificado y hubiera sido simplemente un hombre común, el cristianismo no hubiera nacido.

Así pues, los que están orientados hacia la muerte son atraídos por Cristo debido a que fue crucificado. La muerte de Jesús se convirtió en el hecho histórico más importante. De modo que, en realidad, el cristianismo nació porque los judíos, de forma estúpida, crucificaron a Jesús. Si no hubiese sido crucificado, no hubiera cristianismo. Por tanto Nietzsche está en lo cierto otra vez. El sostiene que el cristianismo no es realmente cristianismo sino “cruz-tianismo”, orientado hacia la cruz.

Schweitzer dice que los hindúes niegan la vida. Se equivoca porque él está pensando en Buda. Él tenía tanto de hindú como Jesús de judío. Del mismo modo que Jesús nació judío, él nació hindú. Pero los hindúes tienen su esencia en los Upanishads, los cuales preceden a Buda, y Buda no dijo nada que no figurara ya en los Upanishads. Estos afirman la vida, la afirman totalmente. Y ¿qué quiero decir cuando digo que afirman plenamente? No te puedes imaginar a Jesús bailando, no te lo puedes imaginar cantando, no te puedes imaginar a Buda bailando o cantando o amando, no te puedes imaginar a Mahavira luchando. ¡No puedes! Sólo Krishna puede ser imaginado riendo, bailando, amando, incluso luchando, sin negar nada. ¡Sin negar nada!

Toda la vida es Divina, así que escoger a Dios no es renunciar al mundo. Elegir a Dios significa escoger a Dios utilizando al mundo, no en contra del mundo. Este es el significado de Eso. Y cuando eliges a Dios estando a favor del mundo, no en oposición al mundo, no hay oposición. Sólo entonces puedes escapar de la ley del efecto contrario. Cuando eliges Eso a través de esto, entonces no hay oposición, no hay polaridad. Y cuando no hay polaridad, la mente carece de un lugar al que ir. No es que esté atada, no es que sea esclava, no es que la hayas forzado a permanecer ahí. Ahora no tiene dónde moverse. El opuesto no existe.

Entiéndelo claramente: cuando el opuesto no existe, la mente es libre para moverse, aunque no se mueve, porque ¿adónde puede irse? Si se puede mover, se moverá pues el moverse es su naturaleza. Y si creas la dicotomía, se desplazará al opuesto, rebelará contra ti. Si no hay dualidad, si el opuesto no existe y has incluido al opuesto en lo Divino, entonces ¿adónde va a ir la mente? Se mueva donde se mueva, sólo puede ir a Eso. Por eso, si Krishna baila con una chica, baila con lo Divino, porque la chica no está excluida, lo Divino no está en contra de la chica. Si lo Divino estuviera en contra de la chica, la chica se convertiría en el diablo. Entonces la chica sería una tentación y surgirían dificultades.

Cristo es incapaz de reír: vive en constante tensión, Krishna es capaz de reír pues no hay tensión alguna en él. Cuando todo es Divino y cuando todo se transforma en una ofrenda, ¿dónde está la tensión? No tiene por qué haberla y Krishna puede estar a gusto en cualquier parte. Incluso en el infierno puede encontrarse a gusto porque el infierno es Eso.

Te estaba diciendo que los jainos han colocado a Krishna en el infierno porque él fue el responsable del Mahabharata, la gran guerra hindú. Lo han condenado al séptimo infierno; el más profundo; adecuado para los peores pecadores. Pero en cuanto cierro mis ojos y empiezo a imaginármelo en el infierno, no puedo verlo si no es bailando. Debe de estar bailando allí. Aunque esté allí, debe de estar bailando, porque incluso el infierno es Eso. Y no tendrá prisa alguna ni rezará para poder salir del infierno. No se esforzará en ello, porque Eso está presente en todas partes. No necesitas ir a ninguna parte y no necesitas pensar en ciertas premisas, pensar en que sólo en ciertas condiciones Él es posible.

Él es posible en toda condición. Él está incondicionalmente presente.  Cuando seas capaz de concebir a lo Divino como incondicionalmente presente, entonces se convertirá en el Eso de los Upanishads. Entonces, incluso en el veneno, Eso es; incluso en la muerte Eso es; incluso en el sufrimiento Eso es. Y no puedes irte a sitio alguno. O vayas donde te vayas, te vas a Eso. Por lo tanto, Eso debe ser concebido mediante el esto, pues si no es así la ley del efecto contrario comenzará a funcionar. Y toda persona religiosa tiene que caer bajo la ley del efecto contrario.

A menos que lo comprendas totalmente, a menos que comiences a percibir que esta ley está en funcionamiento en todas partes, nunca crees extremos opuestos en la mente porque entonces serás víctima de tu propia estupidez. En el momento en que escoges uno como opuesto a otro, has cavado la zanja en la que vas a caer. Vas a ser hipnotizado por el opuesto.

Todos estamos hipnotizados por el opuesto. Una sociedad se vuelve sexual si afirmas que el sexo es pecado. Entonces el sexo se torna romántico, comienza a adquirir un halo de misterio a su alrededor. Un hecho vital tan simple, tan sólo por llamarlo pecado, se convierte en la zanja. ¡Y sólo porque que le llama pecado! Llama a lo que sea pecado y habrás creado un algo mediante el cual vas a ser hipnotizado. La autohipnosis es ahora posible. Niega algo y ya has caído en la trampa.

Lao Tse dice, “Una distinción de un centímetro entre el cielo y la tierra, y todo queda separado. Una distinción de un centímetro entre lo bueno y lo malo, y todo es separado”.

No se debería hacer distinción alguna. Por eso es por lo que religión no es moralidad. La religión está más allá porque la moralidad no puede existir sin distinciones, y la religión no puede existir con distinciones. La moralidad no puede existir sin crear el otro. Depende de la división en opuestos: el bien y el mal, y así sucesivamente. Así que Dios y el demonio no son parte de la religión sino de la moralidad. El concepto de Dios como opuesto al mal, al diablo, a Satán no es en realidad un concepto religioso. Es un concepto moral.

Cuando por primera vez fueron traducidos los Upanishads a las lenguas occidentales, los eruditos se hallaron desconcertados porque no aparecía nada similar a los Diez Mandamientos, que dicen, “¡Haz esto, y no hagas esto otro!”. No había nada como los Diez Mandamientos, y sin los Diez Mandamientos ¿cómo puede existir una religión? ¿Cómo?  Occidente no podía imaginárselo.  Por eso esos libros no fueron considerados realmente religiosos, porque no había discusión acerca de lo que es bueno y de lo que es malo y sobre lo que se debería y sobre lo que no se debería hacer.

Y en cierto modo esto era correcto. Si nuestro concepto de religión es como moralidad, entonces los Upanishads no son religiosos, entonces nada es religioso, porque la moralidad es sólo una conveniencia, y la moralidad puede cambiar según la nación, según la raza, según la geografía, según la historia. Cambiará, porque cada raza, cada nación crea sus propios sistemas. La religión no es una conveniencia y no puede cambiar de una raza a otra. No depende de la geografía y no depende de la historia. En realidad no depende la forma de pensar del hombre. Depende de la verdadera naturaleza de la Realidad. Por eso, la religión es, en cierto modo, eterna.

Las moralidades son siempre temporales. Pertenecen a cierta época, a cierto tiempo y a cierto espacio. Luego cambia.  Cuando pasa el tiempo, cambian.  Pero la religión es eterna porque es la misma naturaleza de la Realidad. No depende de tu forma de pensar. Esta religión pertenece a la Realidad sin opuestos. Pero a la Realidad se la escinde en opuestos. Según la vemos, la vemos dividida, porque el mismo hecho de ver la divide, del mismo modo que un rayo de luz, un rayo de sol, se descompone al pasar a través de un prisma.

Cuando la mente observa las cosas, éstas son divididas en polaridades. En el instante en que observamos, dividimos. No somos capaces de permanecer en la Realidad indivisa ni un solo instante. Te veo y ya te he dividido: hermoso-feo, bueno-malo, blanco-negro, mío-no mío. En el instante en que te observo, la división se hace presente. La mente trabaja como un prisma, y el prisma divide la Realidad. Y si continúa escogiendo, serás una víctima de tu mente. Lo bueno y lo malo son caracterizados como tales por la mente.

No elijas lo bueno como opuesto a lo malo, pues si lo haces, al final, caerás en lo malo oponiéndose a lo bueno. Escoge el bien a través del mal; conoce el mal a través del bien. Son uno: siente esta indivisible unidad. Contempla la vida a través de la muerte; contempla la muerte a través de la vida; no como opuestos, sino como uno, como los dos extremos de una misma cosa. Esto es lo que se quiere decir con Eso. Y el sutra dice,

 

La mente constantemente apuntando

a Eso, es la ofrenda.

 

La mente debe estar fluyendo hacia Eso constantemente, constantemente, sin pausa. ¿Cómo va a fluir la mente si haces de Dios algo separado del mundo? Tendrás que comer y te olvidarás, te olvidarás de tu Dios.  Tendrás que dormir y te olvidarás, te olvidarás de tu Dios.  Tendrás que hacer tantas y tantas cosas, que Dios será siempre un constante conflicto. Por eso una religión que viva con Dios en oposición al mundo crea mucha angustia, y las mal llamadas personas religiosas no es que estén constantemente esforzándose hacia Dios, sino que simplemente están esforzándose, en tensión. Viven en angustia. Todo se vuelve en contra de Dios, de modo que la angustia hace su aparición. ¿Cómo van a ser capaces de reír? ¿Cómo van a poder cantar? Todo se queda en un querer y no poder.  Dondequiera se dirijan para descubrir a Dios, algo aparece como un obstáculo.

El mundo entero se vuelve un enemigo. Los amigos no son amigos.  Se quedan a medias,  se vuelven enemigos. El amor se convierte en veneno, porque se queda a medias.  Todo se convierte en un obstáculo. Eres obstaculizado desde todas partes. ¿Cómo vas a poder vivir en paz? No puedes. Incluso un simple hombre, un hombre del mundo es capaz de vivir más en paz que tú.  Si tu Dios está en oposición al mundo, no puedes vivir en paz. Te hallarás en constante tortura.

Desde luego, cuando la tortura es auto-impuesta, el ego se siente halagado y reforzado y por este motivo disfrutas con ello. Y cuando alguien comienza a disfrutar con sus auto-impuestas torturas, es que está loco, ido. No está en sus cabales. Te puedes convertir pues en un mártir de tu propia estupidez y puede que incluso otros te veneren porque hay gente que se siente muy feliz cuando alguien se tortura a sí mismo. Disfrutan. Son sádicos y tú te vuelves un masoquista. Te torturas a ti mismo. Eres capaz de torturarte a ti mismo sin descanso y te torturarás a ti mismo cuando todo el mundo esté en contra de Dios. Entonces la vía será una constante tortura. Todo es pecado, y todo creará culpa y miedo y ansiedad, y te verás envuelto constantemente en el caos.

Te torturarás a ti mismo y te volverás un masoquista. Y siempre que hay un masoquista los sádicos hacen su aparición y lo veneran. Hay gente que se siente bien cuando alguien está sufriendo. Les gustaría hacerte sufrir, pero tú les has ahorrado el problema: te estás torturando a ti mismo. Ellos se sienten bien. De modo que de cada cien, noventa y nueve santos están simplemente enfermos, existencialmente enfermos: son masoquistas. Puedes venerarlos, pero te llevarán al infierno. Y en esto no consiste la religión.  La religión consiste esencialmente en crear una vida extática, una vida que sea una bendición, un gozo absoluto. ¿Cómo se relaciona pues esta ansiedad con el gozo? Son extremos opuestos.

Los Upanishads dicen, “Ofrece tu mente a Eso mediante esto, a través de cualquier medio”. No crees obstáculo alguno, no crees el opuesto. Sea lo que sea que es, es Eso. Y, en verdad, un milagro sucede. Cuando contemplo el bien a través del mal, el mal desaparece. Cuando digo que contemplo Eso a través de esto, esto desaparece. Se vuelve transparente y sólo Eso permanece. El mundo deja de estar allí, pero somos aún incapaces de ver. Eso que allí permanece.

El mundo desparece. Por eso es por lo que Shankara afirmaba que es una ilusión. El decir ilusión o maya no significa que el mundo no exista. Sólo significa esto: que el mundo no es una realidad, sino una imagen. Si eres capaz de observarlo en profundidad, Brahma se revela y el mundo desparece.

Si no eres capaz de ver Eso, el mundo se vuelve mucho más real. Esta realidad emerge porque eres incapaz de halar lo Real. En el instante en que encuentras lo Real, el mundo desaparece. No significa que dejen de existir las casas, las naciones, que no vaya a haber carreteras; no, esto no es lo que significa. Cuando Shankara dice que el mundo es una ilusión y que desparece cuando Eso es revelado, no significa que desaparezca como un sueño,  ¡no! Desaparecerá en un sentido diferente.

Desparecerá cuando lo oculto sea revelado, cuando la Totalidad sea revelada. La gestalt cambia. Bajo un nuevo modelo empiezas a ver diferente. El mismo árbol es, para un leñador, una cosa, y el modelo, la gestalt para un pintor es otra cosa distinta. Para un leñador puede que el verdor no exista porque sólo se fija en la madera, en la textura de la madera, en si puede ser empleada en ebanistería o no. Esta mente tiene una gestalt, según este modelo, puede que el árbol no sea verde. Puede que él no haya contemplado su verdor.

Un pintor se halla en sus proximidades. Para él el árbol es verde, y me pregunto si sabes que cuando un pintor mira a un árbol, no ve sólo verde, porque existen miles de tonalidades distintas del verde. Cuando los ves, por lo general, todos los árboles son verdes, pero no hay dos verdes que se parezcan entre sí.  Dos verdes son dos colores.  Cada verde tiene su verdor propio.  De modo que, para un pintor, no existe sólo un verde. Hay un verde A, un verde B, un verde C. Muchas tonalidades, muchas individualidades.

Un amante que está triste, que ha perdido a su amada, puede que no se percate del árbol. El verde puede parecerle muy triste y se le presentará con diferentes colores y tonalidades. No será capaz de percibir su textura, o puede incluso que eso le recuerde el cuerpo de su amada, no la textura del árbol. Y un niño jugando allí y un viejo muriéndose allí, ¿contemplarán una misma realidad? Su gestalt serán distintas. Surgirá un árbol distinto, habrá allí un árbol distinto.

¿No es posible que un Shankara no vea al árbol sino sólo a Eso? ¿Ni la textura del árbol, ni su verdor, ni la tristeza del amante, ni la alegría del niño, ni la pesadumbre del moribundo, nada?

¿No es posible que un Shankara vea sólo Eso y no el árbol? Entonces el árbol se vuelve transparente. En una nueva gestalt el árbol desparece y Brahma es revelado. Esto es lo que quiero decir cuando digo observa, descubre, indaga por todas partes en busca de Eso. Y cuando comiences a percibir a Eso por todo, tu mente no podrá moverse: el opuesto no existirá.

Entonces surge la ofrenda.  ¡Sólo entonces!  Entonces has sido, entonces has dado.  No eres capaz de darte a ti mismo. Solamente puedes entregar tu mente porque tú puedes desprenderte de tu mente.  Tú estás en Eso, pero no tu mente.  ¡No puede estarlo!  Y   tú eres libre: la elección es tuya. Así que tú serás el responsable, nadie más. La responsabilidad es tuya, por lo tanto ser o no ser religioso es tu decisión. No te pierdas en lo innecesario; en si Dios existe o no existe.  ¡Es tu decisión!  No tiene sentido el discutir si hay o no hay Dios: es tu decisión.  Puedes decir que no existe, pero diciendo esto niegas una Realidad mayor y el camino a ella. Puedes afirmar que existe, y diciéndolo, te estás abriendo a una más grande Realidad.

Esto no puede ser probado: si El existe o no existe. No puede ser probado como hecho científico, porque si fuera probado no existiría la libertad. Entonces la ofrenda sería imposible. Si se convierte en un hecho tan vulgar como cualquier otro, si se convierte en un hecho como lo es la Tierra o el Sol o la Luna, si se convierte en un hecho ordinario, objetivo, entonces no serás libre de elegir. Por eso Dios no se convertirá nunca en un hecho científico, y no podrá probarse si existe o no. Sólo se puede decir esto: si eliges, te volverás diferente; si no lo eliges, también serás diferente. Si no lo eliges crearás un infierno para ti; si lo eliges, te crearás una existencia extática.

Él es irrelevante. Es tu elección la que cuenta. Tanto si Dios es como si no es, no tiene importancia. No vale la pena ni discutirlo. Lo básico, lo importante es que si eliges te vuelves diferente, y si no eliges también te vuelves diferente. ¡Todo depende de ti! Depende de ti el que desees una existencia que sea puro miedo y temblor, pura angustia y muerte, un largo sufrir o bien desees un gozo, una apertura momento a momento hacia un gozo cada vez mayor. De modo que la pregunta no consiste en si Dios existe o no. La pregunta consiste en si tú deseas o no deseas ser transformado y transportado a otra Existencia. Y eso siempre será tu elección.

Si todo el mundo afirma que Dios existe y yo lo niego, puedo seguir negándolo y nadie podrá obligarme a cambiar. Por eso es por lo que es una ofrenda. ¡Es un ofrecimiento! Puedes ofrecer, o puedes retener.  Tú ya te has ofrecido, así que este no es el tema. Pero tu mente no ha sido ofrecida, y este es el enigma: que vives en Eso, pero sufres.  Tú estás en Eso, pero sufres.  ¿Por qué? Porque tu mente no está en Eso.  Y, en realidad, es tu mente la que sufre, no tú.  Tú nunca has sufrido, nunca podrás sufrir. Nunca has muerto, no puedes morir.  Pero tu mente sufre, tu mente muere y nace, y muere y sufre y sigue sufriendo al punto en el que siempre has estado. Realizarás eso que es tu naturaleza.

Buda fue interrogado, “¿Qué es lo que has realizado?”. Cuando hubo alcanzado el Nirvana, cuando alcanzó la Iluminación se le preguntó, “¿Qué es lo que has alcanzado?”. Buda dijo, “No he alcanzado nada, sólo aquello que ha estado en mí siempre. Más bien, al contrario, me he desprendido de algo. No he alcanzado nada. He perdido la mente que estaba en mí y he alcanzado Eso que estuvo siempre conmigo, pero que debido a esa mente no podía penetrar, no podía verlo”.

Es tu elección. La pantalla de la Realidad es nuestra elección. El ocultar la Realidad es la mente. Esta vida de miseria lo es por decisión nuestra y de nadie más es responsable. Y tú puedes continuar durante vidas junto a ella. Has seguido así y puedes seguir junto a ella durante vidas enteras. Y nadie podrá separarte y nadie podrá tirar de ti, porque ésta es tu libertad. Sólo tú puedes salirte de ella y puedes saltar en el momento en el que decidas. Así que no pienses más en términos tales como “Al haber estado viviendo durante tantas vidas en esta ignorancia ¿cómo voy a salirme de ella en un instante? Puesto que he vivido tantas y tantas vidas en ignorancia, ¿cómo lo voy hacer?”. Eres capaz de salirte en cualquier instante, porque todas esas vidas fueron tu elección. Cambia la elección y todo cambiará.

Es algo así: si en esta habitación ha habido oscuridad durante muchos años, dirás, “¿Cómo voy a poder encender una vela en este mismo instante? ¡Ha estado tan oscuro durante tanto tiempo! Durante años ha estado oscuro, ¿cómo va a dispersar la oscuridad en un instante una vela encendida? Tendremos que esforzarnos durante años y años y la vela tendrá que luchar también durante años y años. Sólo entonces podrá ser dispersada la oscuridad, porque la oscuridad tiene un pasado, tiene una historia. Tiene un gran, un profundo arraigue”.

Pero enciende la luz y la llama desaparecerá. La oscuridad no tiene tiempo: tiene sólo duración. Por duración quiero decir que no se va apilando, así que no puede adquirir espesor. Un instante de oscuridad tiene el mismo espesor que un año o un siglo de oscuridad. No puede engrosarse más. No puede acumularse y no se acumula a cada instante que pasa. No puede volverse tan gruesa y tan densa que una luz de una vela no pueda penetrarla. Permanece la misma. Sólo tiene duración, una simple duración sin que vaya adquiriendo grosor.

La ignorancia es simplemente como la oscuridad: sólo tiene duración. Puedes permanecer en ella por siglos, por milenios, y simplemente en una decisión instantánea deja de estar ahí. Es como la luz. En el instante en que la luz se hace presente, la oscuridad deja de estar allí. Y la oscuridad no puede decir, “Esto no es como debería ser. He estado aquí durante muchos, muchos siglos, y esto no es lo correcto. He permanecido aquí y he tomado posesión de este lugar. Se ha vuelto mío”.

No puede decir nada. Cuando la luz aparece, la oscuridad simplemente desaparece. De este modo llega la Iluminación, llega el ofrecimiento. Eres capaz de ofrecer en cada momento: tú decides. Pero la ofrenda debe ser total y sólo puede ser total si no divides la Realidad.  Afirma la vida como Divina, afirma ambos extremos opuestos como Eso. Entonces, te muevas o no te muevas, no puedes ir a ninguna parte. O, dondequiera que vayas, te encontrarás Eso. Esto es una mente apuntando continuamente, y esto, dice el Upanishads, es la única ofrenda. Todo lo demás son falsos sustitutos.



¿Quién es Osho?

Nunca nació – Nunca murió – Sólo visitó este planeta Tierra entre el 11 de diciembre de 1931 y el 19 de enero de 1990.

Con estas palabras literalmente inmortales, Osho al mismo tiempo, dicta su epitafio y prescinde de su biografía. Tras haber eliminado su nombre del todo, finalmente está de acuerdo en aceptar “Osho”, explicando que la palabra se deriva de William James  “oceánico”. Inicialmente dijo: “Este no es mi nombre, es un sonido curativo”.

Más tarde, también dio a “Osho” un significado, añadiendo: “Oceánico describe la experiencia, pero  ¿qué pasa con quien experimenta?” Para eso usamos la palabra “Osho”.

Sus miles de horas de charlas improvisadas, dirigidas a personas de todo el mundo en un período de veinte años, están todas grabadas, a menudo en vídeos que se pueden escuchar en cualquier lugar por cualquier persona, en cuanto Osho dice “ese mismo silencio estará allí”.


 

La Caballeria Espiritual

Carmelo Rios











¡Caballería! He aquí una palabra misteriosa que en el transcurso de los siglos ha unido en un mismo ideal a los hombres de Oriente y de Occidente, peregrinos en la más sagrada de las gestas: la santa búsqueda de Aquello que Está Perdido, el Grial.
Las leyendas del ciclo artúrico están regidas por las leyes sagradas de la Iniciación. El Rey Arturo, Merlín, Ginebra, Morgana, Lanzarote, Perceval o Galahad son arquetipos universales que pertenecen al acervo cultural de toda la Humanidad. Detrás de sus hazañas se encierra el simbolismo de la eterna búsqueda del hombre en pos de la Verdad, representada por el Santo Grial.

EL MAGO MERLÍN

Cuentan las leyendas que el nacimiento de Merlín (o Mirdwin) fue fruto de una unión ilegítima entre un demonio (o un íncubo "no nacido de la raza humana") y de una virgen con la que yació durante el sueño. Merlín, druida y sacerdote de la más antigua religión de la humanidad, era el heredero de una ciencia secreta que le permitía el dominio sobre la Naturaleza así como conocer el pasado y el futuro de los hombres. El origen oscuro y luminoso de Merlín nos revela la propia naturaleza del mago, quien conoce los secretos de los mundos y dimensiones inferiores y, a la vez, como hijo de una virgen, de los superiores. Merlín, cuyo nombre corresponde a un ave de presa, es heredero de una estirpe de sabios druidas, capaz de convertirse en un animal y asumir sus poderes naturales.
Por medio de su magia ayudó al rey Uther Pendragon a acceder al trono del reino de Logres, derrotando al usurpador Vortigern. El mago, por medio de su sabiduría, ayudó al rey a vencer a sus enemigos y erigió con su magia el círculo megalítico de Stonehenge.
Por tres veces la torre del castillo se derrumbó y Merlín reveló al rey que dos dragones dormían en sus cimientos. Al excavar, los hombres del rey descubrieron un dragón rojo y otro blanco que, una vez despiertos, combatieron entre ellos. El blanco logró dar muerte al rojo, sucumbiendo luego a causa de las heridas recibidas en la lucha. Merlín interpretó los hechos como un presagio para el reino de Uther. El derrumbamiento por tres veces del torreón no es sino la representación de una unidad aún no realizada, de un mundo todavía sumido en el dualismo o el espejismo que maya otorga al ser humano, representado por el rey Uther. Los dragones, símbolo favorito de alquimistas y sabios, representan las polaridades del Universo. A escala microcósmica, ambas fuerzas han de unirse para edificar el propio templo del hombre y esa unidad, condición básica para acceder a las más elevadas etapas de la iniciación, está representada por la muerte de los dos dragones. El simbolismo de la unidad reencontrada aparece a menudo en los relatos griálicos, ya sea en forma de espada rota o de unión mística del caballero con la dama. El hecho de que la humanidad cuente también con la ayuda del poder teúrgico o mágico es representado por la elevación del círculo de Stonehenge.
Durante un banquete, Uther Pendragon conoce a Igraín, esposa del duque de Tintagel, y siente por ella un violento deseo, y como veremos, no están exentos de un secreto designio. Merlín cede a los imperiosos requerimientos del rey y consiente en cambiarle su apariencia física, otorgándole el aspecto del duque. Así, Uther seduce a Igraín y de esta unión prohibida nacerá Arturo, que será confiado por Merlín a sir Héctor, quien lo instruirá en los deberes de la caballería. Diecisiete años después, el rey Uther muere sin haber dado al reino un heredero y los caballeros piden a Merlín ayuda para encontrar un digno sucesor. Es entonces cuando se produce la aparición, en la Noche de Navidad, de la misteriosa espada hendida en la piedra. Arturo es el único capaz de sacar a la espada Excalibur de la piedra y es proclamado legítimo rey, tras haberse enfrentado con los barones que dudaban de la legitimidad de su linaje. Con la ayuda del mago, Arturo logra reunir a todos los condados en un solo reino y, durante una de sus campañas, conoce a la mujer que va a asumir un relevante papel en el desenlace del relato: Ginebra.
El reino sin reyes es la representación del mundo sumido en las tinieblas a causa de la ausencia de un soberano que libre a los hombres de las luchas fratricidas, propias de una humanidad sumida en el dualismo. Pero es también la expresión de la propia guerra interior del hombre, gobernado a menudo por fuerzas desatadas, pasiones y deseos del ego inferior, que precisan de un guía para llegar a su verdadero destino.

EL REINO DE CAMELOT

Aunque los orígenes históricos del Rey Arturo están envueltos en la oscuridad de los siglos, del simbolismo y de la mitología, parece que fue realmente un monarca del siglo V o VI, que reagrupó y gobernó varios reinos tras la desaparición de los últimos restos de la dominación romana.
Según la leyenda, Arturo, ayudado por Merlín, creó el reino de Camelot, una sociedad ideal en la que convivían pacíficamente los sabios, los poetas, los magos, los astrónomos, los astrólogos, los alquimistas y los filósofos. Pero ese reino ideal, regido por los hombres, está todavía sumido en el dualismo y, por tanto, es aún vulnerable.

LAS BODAS ALQUÍMICAS

Ginebra es para Arturo la causa de su apogeo, espejo de una realidad interior, pero es también la causa de su caída. Aun siendo un espíritu puro, Arturo cometió una terrible falta en su juventud, cuyas trágicas consecuencias son fundamentales en la trama metafísica del relato. Antes de conocer a Ginebra, Arturo yació con Morgana le Fay, el hada Morgana, que era hermanastra suya, hija de Igraín y de su primer esposo. El fruto de esta incestuosa unión fue Mordred, aquél que nunca debería haber nacido.
Pero la función de Mordred es vital en la realización del misterio artúrico, ya que sin su intervención el Grial jamás llegaría a ser encontrado. Mordred representa la oscuridad aún existente en el reino de Arturo; sus continuas tentativas por usurpar el trono obligan al propio rey a lanzarse con sus caballeros a la búsqueda de Aquello que está perdido.
Arturo es también el detentador del poder real. Con este mítico rey la Humanidad conoce su máximo esplendor en las artes y las ciencias, y Camelot viene a ser la cristalización de ese estado. Ginebra, la esposa de Arturo, es el símbolo de la Madre Natura, de la fecundidad y de la vida, el principio madurador al que se une un símbolo solar, el rey, realizando así el misterio de las nupcias alquímicas. Con la ayuda mágica de Merlín, Arturo erige la Tabla Redonda, imagen del cosmos, rodeada por doce asientos. A la derecha de Arturo, un asiento siempre vacío era reservado para el que es conocido como el Mejor Caballero del Mundo. Ese asiento causaría la muerte inmediata de todo el que, no estando predestinado, intentara ocuparlo.
En el centro de la Tabla se había destinado un lugar para el Santo Grial. Centro de la Mesa Redonda pero también centro del mundo y de sí mismo, el Grial, la visión de lo divino, la unidad cósmica reencontrada, ha de realizarse en el atanor alquímico del propio ser, en el Sancta Sanctorum del alma humana. Los doce asientos, además de la transmigración del alma a través de las doce eras cósmicas o ciclos del gran zodíaco, representan las doce pruebas iniciáticas del hombre antes de la conquista del "yo" superior. Al igual que los trabajos de Hércules, las distintas pruebas de cada caballero simbolizan estados del ser y etapas de la Gran Obra alquímica, que han de ser realizadas tarde o temprano por cada hombre.

LA REINA GINEBRA Y EL HADA MORGANA

Las mujeres del ciclo artúrico suelen proceder del bosque, son sacerdotisas de la Diosa Madre, descendientes o supervivientes de la antigua religión de la Tierra de los Celtas, y han sido iniciadas en los ritos de la Diosa en la floresta virgen y el reino de las hadas. Los caballeros se internan en este espacio sagrado del bosque en busca de aventuras y allí son iniciados o guiados por seres femeninos, hadas, doncellas, damas, hechiceras o magas, es decir, por arquetipos femeninos, y a veces por ancianas de aspecto terrorífico que simbolizan el Espectro del Umbral, y otras por hermosas doncellas que les piden ayuda, o les ofrecen signos, señales y rutas iniciáticas.
Ginebra, que ocupa un preponderante papel en la trama del ciclo artúrico y en el futuro de la Búsqueda del Santo Grial, es pelirroja y muy hermosa, habiendo sido educada por sacerdotes cristianos está muy influida por las nuevas creencias en un "cristianismo" que viene a demoler el antiguo culto "pagano" del bosque, sin bien, los cristianos, como los romanos, llamaban "pagano" a todo aquel que no creyera en su Dios o en sus dioses. Morgana le Fay (el hada Morgana) es adoradora de la luna, morena y de sombrío aspecto; es una "hechicera" desde el punto de vista de los invasores sacerdotes y monjes cristianos, que tratan de imponer por la fuerza sus creencias. En realidad, Morgana es la gran sacerdotisa del culto a la Vida y a la Diosa Madre, prácticamente extinguida a fuego y hierro por los soldados cristianos. Morgana es la hermana de Arturo, y tras yacer con su hermano por error en una fiesta pagana en el bosque, engendra a Mordred, el aspecto sombrío del reino de Arturo, y más tarde el asesino de su padre. Mordred es un gran caballero, fuerte y valiente, pero no tiene corazón, y utiliza los amoríos entre Ginebra y Lancelot para provocar la caída de Camelot. Amante de la "justicia", Mordred pide o exige "que se cumpla la ley" y que Ginebra sea condenada a la hoguera.
De regreso a la corte del rey, Merlín revela a Arturo y a sus caballeros el misterioso designio de la Orden de Caballería y de la Tabla Redonda: reencontrar el Grial. Les muestra su significado real y su misteriosa trayectoria desde los tiempos de Cristo hasta José de Arimatea, así como el linaje de los Reyes Pescadores. Es entonces cuando Gawain eleva su voz para jurar defender a las damas, rendir justicia a los humildes y aventurarse en la Santa Gesta. Vemos así aparecer el ideal del caballero andante: la Caballería como custodia de lo sagrado, adalid de los menesterosos y benefactora de los humildes.

AVALON, LA ISLA DE LAS MANZANAS

Las mujeres que rodean la vida de Arturo y de los caballeros proceden del reino feérico de Avalon, la isla invisible de los celtas, el mundo onírico y mágico para los ojos de los mortales donde rige aún la vieja religión de la Diosa Madre. Y allí reposa en espera de que llegue el momento adecuado para completar la misión de la Tabla Redonda, cuando reaparezca el "mejor caballero del Mundo". En Avalon (Isla de las Manzanas) no existe la muerte, ni la enfermedad, ni la vejez, es un lugar sobrenatural o sobre-humano, regido por una inmortal estirpe de sacerdotisas de la Diosa. Hasta allí llegó José de Arimatea con el Santo Cáliz y allí se mantiene su cuerpo incorrupto. Tras su muerte, Arturo es conducido a Avalon en una barca misteriosa, escoltado por tres damas, una de ellas su hermana Morgana.
En la senda de la iniciación artúrica hacen su aparición otras magas o sacerdotisas, como Viviana o Nimue, la Dama del Lago, que educó a Lanzarote y sedujo posteriormente a Merlín para arrebatarle el Conjuro de la Creación, a quien finalmente robó sus secretos y con ellos lo confinó hasta el fin de los tiempos en el interior de una enorme roca o un viejo roble en el bosque de Broceliande, en Bretaña. De tiempo en tiempo, los caballeros y los peregrinos espirituales que atraviesan ese bosque encantado escucharán, como un canto de otro mundo, el lamento de Merlín, sumido en un espejismo de maya por la pérfida hada Viviana. Este lamento recordará eternamente a los caballeros la necesidad imperiosa de adentrarse en el propio ser para acceder a la guía segura de la voluntad divina, que rodea al caballero y lo fascina por medio la Madre Natura o mundo de las apariencias. Se dice que aún hoy Merlín aguarda la llegada del Mejor Caballero del Mundo, el que debe liberarle del conjuro de Viviana.
También Elaine de Corbenic se nos muestra como iniciada de los secretos de la magia natural, que deviene hechicería cuando se utiliza con fines egotistas, ya que consigue cautivar a Lanzarote merced a un filtro mágico que le hace creer que está viviendo un romance con Ginebra. Pero esta unión da frutos inesperados, pues del amor de Elaine y Lanzarote nació Galahad, el puro, descendiente directo del linaje del Cristo, y "aquel en el que el Cristo mismo se reflejaba", y que es el único caballero que alcanzó el Grial y pudo sentarse en el Asiento Peligroso.
Cumplida tal vez su misión de educar a Arturo y edificar Camelot, Merlín, debilitado, abandona la corte y retorna al bosque con Viviana. Ésta le exige que le revele el "último secreto", el misterioso conjuro de la Creación. Este deseo de acceder a una verdad cósmica por medio de la traición es evocado constantemente en la leyenda masónica de Hiram, y también en el Cristianismo, donde el personaje de Judas provoca la muerte del Redentor. Sin embargo, la traición de Mordred era necesaria, pues Camelot era un reino dual y ficticio, un negativo de la imagen de Avalon, y su caída empuja a los caballeros a la Gesta del Grial, como la traición de los falsos masones insta a los verdaderos "Hijos de la Viuda" a dispersarse en la búsqueda de aquello
que está perdido?

LANZAROTE DEL LAGO

Lancelot o Lanzarote, hijo del rey Ban, está llamado a convertirse en el Mejor Caballero del Mundo. Tras la muerte de su padre, es instruido en los deberes de la Caballería por la Dama del Lago. Vestido con una armadura blanca, abandona Francia y se dirige a la corte del rey Arturo, convirtiéndose en su amigo inseparable y en el mejor de sus caballeros. Para demostrar a Arturo su valía y merecer ser digno defensor de la reina, decide consagrarse a la aventura de liberar el Castillo de la Guardia Dolorosa. Para ello debe librar a la fortaleza de un conjuro, escogiendo entre dos pruebas: pasar cuarenta días entre las gentes del castillo, víctimas de sortilegios y encantamientos, o buscar el origen de tales sortilegios aun a riesgo de su propia vida. Lanzarote escoge la segunda vía. Logra entrar en la sala prohibida del castillo, donde contempla una columna y un grabado de una dama con dos argollas. El héroe ha de escoger entre la primera, que devolverá a la doncella a la vida, o la segunda, que abre un peligroso pozo. Lanzarote escoge la última opción y libera así a las fuerzas oscuras. Lucha contra ellas hasta derrotarlas y el castillo se convierte en la Fortaleza de la Guardia Gozosa.
La gesta de Lanzarote nos muestra las pruebas a las que todo aspirante a la Iniciación ha de atravesar. Debe escoger entre tomar el sendero llano de los atractivos de este mundo o buscar aquello que es oscuro en sí mismo y combatirlo hasta su desaparición. La sala prohibida es el propio interior del ser, el lugar improfanable al que sólo puede acceder un hombre puro para liberar al alma -la doncella encadenada- del ciclo de nacimientos, existencias, muertes y renacimientos.
Lanzarote es un hombre puro, que jamás cede a la "tentación"? hasta que entra en escena un personaje: la reina Ginebra. De regreso a Camelot, Lanzarote comienza su relación ilegítima con la reina y esta unión llega a oídos del rey, quien no da crédito a las palabras de sus consejeros. Lanzarote se aleja una vez más de la corte y, súbitamente, ve aparecer ante él el Castillo Venturoso, morada del Santo Grial. A su entrada, una doncella le recomienda cerrar su corazón a la voz del orgullo. Introducido cerca del rey Pelles, guardián del Grial, ve entrar en la gran sala a Olwen, la hija del rey. Toda la asamblea sigue con ojos maravillados a un objeto misterioso, del que emana una luz cegadora, que es llevado por la doncella. Todos miran salvo Lanzarote que, ignorando la visión del Grial, queda fascinado por la belleza de la joven, quien se asemeja extrañamente a la reina Ginebra.
El Grial concede a cada uno de los presentes aquello que su corazón ansía, pasando de largo ante Lanzarote, sumido una vez más en un amor terrenal. Herido por tal afrenta, Lanzarote sigue a la doncella hasta unirse carnalmente a ella. Este amor sacrílego con la Virgen del Grial le hace huir avergonzado del castillo y es entonces seducido por la hermanastra de Arturo, Morgana, quien lo retiene cautivo. Lanzarote, que estaba destinado a convertirse en el Mejor Caballero del Mundo, víctima de sus pasiones y de su orgullo, se vuelve indigno de contemplar el Santo Grial. Queda degradado como caballero, se convierte en mendigo y es conocido a partir de entonces como el Caballero de la Carreta.

EL SANTO GRIAL

¡EL Santo Grial! Objeto de búsqueda eterna de los hombres de deseo a través de los tiempos. Piedra del Exilio o Piedra angular del templo de la Verdad perdida que, a pesar de los siglos, ha de ser reencontrada. Sagrado símbolo de la culminación de aquella Gran Obra que ha de ser realizada en el crisol de la propia Alma. Punto de convergencia de las más antiguas tradiciones sagradas de Oriente y Occidente. Símbolo místico por excelencia de la Gracia de Dios, el Grial es el depositario del secreto mismo de la unión con la Divinidad; para algunos, vehículo de un poder cósmico más allá de lo imaginable. Cáliz de Cristo, su búsqueda nos lleva a reinos de magia y misterio, de iniciación y de peregrinación alquímica, en el que ambos hemisferios, Oriente y Occidente, se unen dentro y fuera del propio ser, el hombre mortal y el hombre Divino.

EL GRIAL, SÍMBOLO UNIVERSAL

Tratándose de un símbolo común a todas las tradiciones, intentaremos seguir sus pasos, ya que únicamente queda testimonio de tan preciada reliquia una vez que ésta deja de existir visiblemente en los lugares que antaño fueron su secreta morada. Aunque su origen sigue siendo un misterio insondable, el Cáliz como símbolo sagrado irrumpe en medio de la tradición céltica como el célebre Caldero de Keridwen, mujer de linaje y madre de un hijo poco agraciado que decidió preparar un elixir a fin de convertirlo en el más hábil de los hombres. Para ello, se entregó a la elaboración de una mixtura a base de ciertas plantas, a las que confirió el evocador nombre de Greal, pidiendo al enano Guyon que vigilara la obra durante su ausencia. Una noche el líquido se desbordó, y el guardián del caldero vertió tres gotas sobre su dedo, que poco después llevó a sus labios. La leyenda nos cuenta que entonces tomó consciencia de su verdadero estado y alcanzó el más alto conocimiento.
Al parecer, sólo unas gotas permitían la adquisición de esa visión interior, mientras que una dosis mayor resultaba letal, pues si hay un Grial que concede la Vida Eterna, hay también un cáliz que la arrebata. Como más adelante veremos al evocar los relatos de la búsqueda del Santo Grial del medioevo europeo, el Grial ha de ser custodiado, como fuente de poder y de iluminación, por hombres puros de corazón, y su sola visión, aun de lejos o cubierto con un velo, es más que suficiente para colmar todos los deseos humanos o divinos.
Ello nos lleva también a pensar en el Haoma de las tradiciones iraníes. En el Yadna mazdeista está escrito: ¡Oh, Zaratustra, yo soy el Haoma, el puro, aquel que aleja la mortalidad!
¡Homenaje a Haoma -responde Zaratustra-, el Santo, el Perfecto y muy Justo. Cura todos los males, concede la salvación y es la medicina del Alma! ¡Honor a Haoma que vuelve al pobre tan grande como al rico, que eleva el espíritu del ignorante a la altura de la sabiduría de los grandes!.
A este misterioso recipiente se le denomina en la tradición persa Djenschyd. Es de color blanco y amarillo, el primero de los cuales representa el sacrificio ritual del Avesta, emanado del árbol Yadbesh, de donde emana el elixir de la larga vida, ese mismo elixir de la inmortalidad buscado por los caballeros de la tabla redonda, que confería la Vida Eterna.
¡Pero la Vida Eterna es sólo patrimonio del Alma! Ya que el Grial designa ante todo una vía de acceso hacia lo divino, hacia una comunión del hombre interior con una realidad que está más allá de los límites de la materia o del espíritu. Beber el brebaje de la inmortalidad hace descender de las alturas o fluir desde adentro la Luz de la Transfiguración. Experiencia trascendental que ha sido cantada por poetas y místicos de todos los tiempos y que hiciera exclamar al poeta Rumi: Estaba crudo, fui cocido. Me consumí... O más cerca de nosotros a Jacob Boheme: "No puede ser descrita ni dicha, solo puede ser comparada con la vida que nace en medio de la muerte, como la resurrección de entre los muertos". O que hiciera cantar a Rabindranath Tagore: "Gusté la miel de lo ilimitado en la Copa del Loto Eterno. Crucé el túnel de los padecimientos y hallé el recóndito camino de la dicha. Y vi unos rayos de luz cruzar el desierto mudo de la noche".
En innumerables tradiciones, separadas por espacios y por siglos, vemos emerger cíclica- mente la leyenda de un cáliz perdido, un recipiente maravilloso que contiene un Sagrado Licor de Vida. Según el cristianismo, el Cáliz habría sido tallado por los ángeles de una esmeralda caída de la frente de Lucifer, cuando luchaba con el arcángel San Miguel sobre el cuerpo de Moisés. Esta Piedra bien nos evoca el Tercer Ojo de los orientales, el sentido de eternidad o la facultad de percibir lo divino que el hombre ha perdido, sumergido ahora en la materia y convertido en un ser ciego e ignorante de su pertenencia a otro Universo. Cristalizado, yerra a través del desierto de la vida a la búsqueda de una respuesta a su eterna pregunta: Millones de veces formulada, jamás del todo contestada.
Esta Caída del Hombre a los abismos insondables de la materia, causada por una desovediencia al mandato divino, nos lleva a pensar en el misterio cristiano del pecado original, íntimamente unido al secreto del Grial. A pesar de que para la espiritualidad oriental el alma nace libre e iluminada, cubierta únicamente por el espejismo de Maya, del cual ha de liberarse, para la teología del cristianismo de la Iglesia de Piedra el Hombre nace culpable de un error cometido por ancestros que nos son muy lejanos en el espacio y en el tiempo. Pero a la luz de la Tradición Iniciática, el misterio de la simbólica Caída provocada por Adám (el hombre arquetipo) tras comer de los frutos del Árbol de la Vida, no se presenta como un error en sí, sino como una condición necesaria para un proceso cósmico. El hombre divino se encarna por un acto de amor, para que Dios, la unidad, el Ser Supremo, como dice la Kábbalah, se contemple a sí mismo.
Pero Dios no deja solo al Hombre, y el Grial, la joya perdida, aparece entonces como un vínculo eterno e indisoluble, como el símbolo de una Gracia accesible al ser humano en su sendero de Retorno hacia la eternidad. Unidad reencontrada que en la alquimia es representada por las nupcias místicas del Rey y de la Reina, y en los relatos de caballería como la unión idealizada del caballero con la dama, deseo inconsciente de unidad consigo mismo, de matrimonio sagrado del alma y la mente.
En la Eucaristía Cristiana, el Cáliz ocupa un lugar fundamental. Sobre El y a través del vino se vierte el poder del Amor del Cristo en el instante de la Consagración y de allí a través del sacerdote -debidamente protegido con mantos, joyas y piedras, en la antigua liturgia- a los fieles, que con la cabeza inclinada reciben el Soplo Divino. Sin embargo, la Iglesia nunca ha pretendido desarrollar el alto simbolismo del Grial, quizá por relacionarlo con ciertas herejías que alrededor de él han ido edificándose a lo largo de la historia, a pesar de que la Iglesia misma había sido construida sobre una simbólica piedra. Pero si existe una Iglesia de Pedro, exotérica, visible, mortal, existe igualmente una Iglesia de Juan, esotérica, iniciática, invisible e inmortal, edificada sobre el propio Grial y accesible únicamente a través del estrecho portal de la Iniciación Mayor. A esa Iglesia Interior, Griálica, pertenecieron los más ilustres Maestros del Pasado.
La tradición nos enseña que para el corazón sincero y valeroso pueden abrirse los portales de ese Castillo Venturoso, ciudadela del Grial, que según la leyenda puede aparecer en cualquier momento y en cualquier lugar. Mont-Salvage, montaña de la salvación, centro del mundo o montaña cósmica, pero ante todo centro de sí mismo y morada del Alma humana.
Todo nos revierte una y otra vez al misterio mismo de la encarnación del Alma y la búsqueda de "algo que está perdido", ya sea el Cáliz de la Última Cena, los Planos del Templo de Salomón, la Tumba de Cristian Rosentkreuz, o la misteriosa Palabra Perdida de los Rosa+Cruces. Unidad del Ser representada también en la tradición Artúrica por el misterioso símbolo de la espada hendida en la Piedra. Arma de poder iluminador que en numerosas tradiciones representa a la sabiduría que ilumina las tinieblas. Prueba caballeresca por excelencia y condición fundamental para acceder al Santo Grial, se dice que apareció súbitamente la noche de Navidad, durante la misa. Hondamente hundida en una mágica Piedra, iba acompañada de un mandato profético: Aquel que extraiga esta espada de esta piedra será rey por derecho de nacimiento.
Pero el alto significado místico de la espada, también común a innumerables tradiciones, nos lleva aún más lejos en nuestra búsqueda. En la leyenda de los Nibelungos, Siegmund, padre de Sigfrido, rompió la espada que había extraído del Árbol del Mundo contra el yelmo de Odín. Antes de morir, Siegmund entregó a su esposa ambos fragmentos de la espada rota que ésta debía transmitir a su hijo. Sigfrido logró recomponerla, volviéndola a forjar, y con ella dio muerte, instado por el Rey Regín, al dragón, quien también le ordenó cocer el corazón del monstruo. Por azar, Sigfrido probó el corazón del dragón, y se dice que inmediatamente comprendió el Lenguaje de los Pájaros (la lengua primordial no escrita ni dicha) quienes le advirtieron de la traición del Rey...
Excalibur, la célebre espada del Rey Arturo, forjada por los dioses cuando el mundo aún no existía, según la leyenda, es entregada a Arturo por la Dama del Lago. La sabiduría, una vez más, es extraída de un medio acuático. Pero la espada es también otro símbolo del centro del mundo, del Axis Mundi o interior del Ser. Fuerza poderosamente vertical que desciende sobre la materia virgen fecundándola y creando la vida. La espada como vehículo iniciático por excelencia y objeto -como el cetro- transmisor de poder, posee una importancia primordial en la iniciación caballeresca de todos los tiempos.

MERLÍN: EL PODER SACERDOTAL

Hijo de un íncubo y de una virgen, Merlín, el célebre druida de la corte del rey Arturo, asume también un relevante papel en el misterio Griálico. Es él quien invoca a la Dama del Lago para que le otorgue Excalibur. El Mago es el símbolo del poder teúrgico, de invocación y de dominio de las fuerzas y elementos de la Naturaleza, de conjurar los espíritus y de alterar la trama ilusoria de Maya. Mundo a través del cual se ve obligado a actuar el Hombre hasta reencontrar la vía directa de acceso a la divinidad sin el intermedio de la Naturaleza. Es entonces cuando el Grial comienza a asumir su verdadero valor, ya que a través de Cristo como mediador y de la Eucaristía, los portales hasta ahora cerrados de acceso a la divinidad quedan abiertos para el Hombre. Merlín ayuda a Arturo a edificar Camelot, ciudadela utópica erigida con plata y oro - símbolos lunar y solar- en la que el mal, la dualidad, la ignorancia de la luz, todavía no habían sido erradicados.
Seducido por los encantos de Morgana, hermanastra de Arturo -es decir, una polaridad del Rey-, Merlín es confinado en un abismo de cristal en algún lugar del bosque de Broceliande, en Bretaña. Desprovisto del poder sacerdotal de Merlín, Arturo toma consciencia de la importancia del Grial para ocupar el Vacío y restituirá a la Tabla Redonda su valor Místico. Al igual que la Humanidad, que vanamente busca la felicidad en el mundo ilusorio de Maya, Arturo toma consciencia de ese Vacío que ha de ser ocupado por la posesión de una verdad iluminadora y eterna. La caballería terrestre abandona entonces el estado de quietud para aventurarse en la más sagrada de las gestas, en la que muy pocos lograrán sobrevivir, la herranza mística en la que los hombres todavía estamos comprometidos. Arturo ordena partir a sus caballeros a los cuatro vientos y prestar únicamente atención a la Providencia que, a través de señales, portentos y prodigios, muestra al buscador el sendero que ha de conducirle a Aquello que está Perdido...

EL GRIAL EN ORIENTE

Tan antiguo como el propio mundo, revestido de tradiciones, de épocas y de culturas, el Santo Grial es un punto de unión entre Oriente y Occidente.
El Buda Sakyamuni conservó durante toda su vida una sola posesión terrestre, su cuenco de limosnas -patra o kelasa-, recipiente sobre el cual el Budismo fue simbólicamente edificado, cuando rodeado de sus discípulos, el Majestuoso plegó en cuatro partes su túnica y puso su cuenco vacío sobre ella, construyendo así el primer stupa, el templo espiritual que simboliza la elevación del Hombre desde la materia hacia el espíritu. Y también sobre el misterioso vacío del Cáliz de Buda se vertía el elixir de la inmortalidad, el Samudra, dispersar de las tinieblas y gran iluminador. Según la leyenda, que deberíamos interpretar de forma simbólica y profética, este Cáliz se perdió tras la muerte del Buda y será reencontrado cuando se acerque el Tiempo de Shambalah.
En el Mahabaratha, crónica de la gran guerra, Indra robó el Cáliz del Rey de los Nagas y lo llevó a los Cielos. Este Cáliz de inmortalidad contenía la Amrita, brebaje mistérico, fuego iluminador que atraviesa las tinieblas, que de la ignorancia conduce a la sabiduría y de la muerte a la inmortalidad. Soma místico cantado así por el Rig Veda:

"He probado, en consciencia, el sublime elixir.
El complaciente, el gran liberador,
aquel que todos, dioses y mortales, buscan llamándole la Miel...
Hemos bebido el Soma, nos hemos hecho inmortales..."

Podríamos igualmente viajar al mundo islámico para meditar, en Medina, sobre la Piedra Kaaba, Piedra blanca que en el curso de los tiempos devino negra tras asumir los pecados del mundo. Pierre Ponsoye, en su obra sobre el Islam y el Grial, nos habla de esta piedra asimilándola al Santo Grial del cristianismo: La Piedra fue traída a la Tierra por los ángeles y más tarde llevada a las Indias, donde estaba situado el Paraíso Terrestre. Ella es el principio Eucarístico del cual se alimentan exclusivamente los elegidos. Cura las enfermedades, conserva la juventud, preserva de la muerte. Atrae a los hombres en gran número, pero nadie la descubre, sino aquellos que son predestinados.
¿Cómo no relacionar la leyenda Griálica del Rey Pescador o del Rey Herido, curado con la lanza de Longinos por el propio Perceval, y el mítico rey de las indias, el Preste Juan? Monarca misterioso que habitaría en algún lugar secreto de Oriente y que sería, al parecer, el legítimo poseedor del Grial. En el Reino del Preste Juan habitarían seres maravillosos, unicornios y aves fénix y existirían grandes tesoros, ríos de oro y de plata, y tal como relata una carta manuscrita de este regente de Oriente enviada al Papa Alejandro III en el año 1165...: En nuestra tierra hay también abundancia de vino y todo lo que es bueno para el hombre, y aquel que lo bebe pierde todo deseo por las cosas de este mundo... Más adelante nos revela la naturaleza sobrenatural de este vino espiritual: Existe aún otra cosa maravillosa en nuestro palacio, pues en él no se sirven alimentos, sino en una bandeja que cuelga de una columna de manera que cuando estamos a la mesa y deseamos comer, el alimento aparece ante nosotros por la gracia del Santo Espíritu... En aquel paraje maravilloso también se hallaría la fuente de la Inmortalidad, donde el mismo Preste Juan afirmaba haberse bañado varias veces y recuperado la juventud.
Esta Piedra de poderes sobrenaturales también poseía la facultad de absorber el mal de la tierra y emitir a cambio poderosas vibraciones de luz y de amor, desde el Centro Supremo por siempre en Oriente. Aanna Katherina Enmerch nos dice en sus Visiones: Fue también a Egipto y Moisés lo tuvo en su poder. Estaba hecho de un modo singular, muy compacto y no parecía trabajado como los metales. Semejaba el producto de un vegetal. Sólo Jesús sabía lo que era?

CÁLIZ Y GRIAL

El Santo Cáliz ha sido relacionado muy a menudo con María, la Madre Cósmica, o la divina Shakty. Isis para los egipcios, Devaki en la India, Dolma o Tara para los tibetanos, María, la Madre de Cristo, ha estado siempre estrechamente ligada con el misterio del Cáliz. El propio Tomás hace alusión a la Piedra como el Alma de María. Hay un gran enigma en ello. María como recipiente Cósmico que recibe en su seno la Luz de Cristo, el Grial. Por esta razón María, la Madre Materia, es llamada por los cristianos, en la letanía de Loreto, Vaso Espiritual, Vaso Honorífico, o Vaso Insigne de Devoción, considerando su Sagrado Vientre como el lugar -seno- donde se manifiesta la divinidad, convirtiéndose ella misma en el jardín del Grial o la Fortaleza Venturosa. Nuestra reflexión nos lleva entonces a las misteriosas palabras del Génesis: ... Pero la Tierra era informe y vacía y las tinieblas cubrían la superficie del caos.
Quizá el más lamentable error cometido por estudiosos e historiadores en su búsqueda de la revelación del enigma griálico ha sido confundir el Cáliz, vehículo, continente, seno, matriz, con el Grial, Luz, Gracia, Amor Puro, contenido espiritual de la Divinidad. El Génesis nos dice de nuevo:

... y el espíritu de dios (Elohim) se cernía sobre las aguas.
Y Dios dijo:
¡Que la Luz sea!
Y la Luz fue...

Nuestra meditación sobre estos sagrados versículos podría llevarnos muy lejos en la comprensión espiritual del Drama Cósmico que es representado por el mito del Grial. Ese Vacío - obsesión del misticismo oriental- sobre el cual se cernía el espíritu de Dios -que no Dios mismo- representaría el Cáliz, la Madre Divina siempre virgen, la Materia Prima de los alquimistas, la Natura Naturans del Hermetismo. Pero la fuerza universal, el poder creativo del Verbo Divino -la misteriosa Palabra Perdida- descendería vertiginosamente sobre el caos de los orígenes. Es a esa poderosa Presencia a la que deberíamos llamar Grial.
La Santa Virgen es también asimilada a la Shekinah hebraica, receptáculo de la divinidad en el Tabernáculo del Templo o en el propio corazón del Hombre. Símbolo lunar, en el sentido sagrado del término, es a menudo representado en forma de espejo ojival (vesica piscis), tras las imágenes de María en la gran metrópoli gótica.
Es así descrito por Frantz Hartmann: "Sea cual fuere la fuente a la cual nos referimos, encontramos siempre la misma respuesta. A saber, que esa Divina Luz del Logos es el fundamento de toda existencia... es a la vez la cosa más evidente sobre la Tierra y el más grande de todos los misterios. Es la Shenah de los judíos, la Sophia de los gnósticos, el Fohat de los budistas, la Madre de Cristo de los cristianos, la Isis de los egipcios, la Luz Espiritual de los parsis... y el único Objeto posible y razonable de culto para cualquiera que aspire a la vida eterna".

PERCEVAL: REY DEL GRIAL

La historia de Perceval o Parsifal ocupa un lugar privilegiado en el ciclo artúrico. Símbolo mismo del hombre peregrino a la búsqueda de lo infinito, representa las sucesivas pruebas iniciáticas de todo candidato. Terribles y desesperadas, han de ser franqueadas con éxito para acceder al Santuario del Grial.
El joven Perceval vivía en el corazón de un bosque con su madre, viuda de un Caballero, que odiaba el canto de los pájaros y deseaba aislar a su hijo -como el rey Kudodano hizo con su hijo, el Buda Siddharta- de la visión del mundo exterior. Un día, el joven vio pasar a cinco caballeros a los que tomó por ángeles y, desde entonces, su único deseo fue ser uno de los elegidos de la Tabla Redonda. No pudiendo evitar su partida, la madre cayó muerta de dolor a causa de la pérdida de su hijo.
Al llegar a la corte de Arturo, Perceval vence al Caballero Rojo y se queda con sus armas, siendo recibido en la Tabla Redonda. Perceval, un espíritu inocente, proviene del bosque, símbolo del error y la oscuridad del mundo, pero también de la matriz misma de la madre universal. Su vocación caballeresca indica su deseo de consagrarse a la búsqueda de la verdad. La madre, símbolo de la naturaleza, intenta sujetar al hombre, sumiéndolo en los espejismos de la existencia. El lenguaje de los pájaros, que en la tradición espiritual simboliza la llamada del alma y la música primordial del espíritu que su madre aborrece, demuestra claramente el deseo vehemente de la materia por enclaustrar al espíritu, evitando así que el hombre descubra la verdad de la trama ilusoria de Maya, que supondría el final inexorable de ésta.
Perceval posee, no obstante, el deseo de iluminación, y su vía es la del corazón. Por ello escoge las armas del Caballero Rojo, que tienen el color de la sangre y del sacrificio, entendiendo el término "sacrificar" por "convertir en sagrado". Pero su inocencia es también ignorante. Perceval es puro pero no es sabio. La pureza ha de convertirse en sabiduría a través del proceso iniciático.
Más tarde visita a Gorneman, el Hombre Prudente, quien le enseña el oficio de las armas y las virtudes caballerescas, haciendo especial hincapié en la prudencia. Perceval llega al castillo del rey Pescador, quien sufre de una enfermedad incurable, y es introducido en una gran sala donde, asombrado, contempla a un paje que sujeta una lanza sangrante. Detrás, una doncella sostiene el Santo Grial en sus manos. Una gran aureola inunda la sala mientras el cortejo se detiene frente a Perceval quien, recordando los consejos de Gonerman, no se atreve a hacer la Pregunta. Le falta el valor, con lo que infringe una de las leyes sagradas de la iniciación.
Tras su error, que condena al mundo a continuar sumido en la oscuridad y al hombre, simbolizado por el rey Pescador, a sufrir el tormento de una herida que jamás se cierra, Perceval pierde la memoria de Dios y lucha en combates terribles contra caballeros desconocidos, errando por la Tierra convertido en un vagabundo. Entra así en el ciclo madurativo, ya que la inocencia ha de ser ungida con la experiencia.
Un día encuentra a una doncella vestida de harapos que le comunica que sus labios no pudieron abrirse en presencia del Grial como castigo por haber dejado morir de dolor a su madre. Esta doncella representa al guardián del umbral, la propia consciencia interior que le pone frente a las consecuencias kármicas de sus actos. Al fin, Perceval es liberado del espejismo de su propia mente, alcanza la iluminación y ve erigirse ante él la imagen del Castillo Venturoso. El Grial aparece de nuevo y esta vez osa hacer la Pregunta. En ese mismo instante el Rey Pescador recupera la salud y le designa como su legítimo sucesor. La leyenda afirma que Perceval murió ante la contemplación del Grial. En palabras de Oswald Wirth: "El iniciado debe saber morir para renacer en el mundo superior". Consumidos los últimos residuos de la obra, Perceval es Uno con el Universo, es Uno con Dios.

LA CAÍDA DEL REINO

Pero una segunda oportunidad se presenta ante Lanzarote. Arrepentido y errante, cae en un profundo sueño en una ermita y pide entonces, humildemente y con fervor, la contemplación del Grial. En su sueño es llevado sobre las aguas por una nave misteriosa durante un viaje de muchos meses. Este navío le deja de nuevo en el Castillo Venturoso y le es dado contemplar el Grial desde lejos. Lanzarote ha reconocido la presencia divina en sí mismo y entra en el reino de la iluminación, redimido por la sagrada visión.
De regreso a la corte, Lanzarote anuncia a la reina su conversión, pero Agrawain les sorprende juntos y se lo cuenta al rey. Éste, una vez más, rehúsa aceptar tales calumnias, aun sabiendo la verdad, hasta tal punto es grande su amor por ambos. Pero por fin, ante la evidencia de las pruebas, monta en cólera y ordena a Agrawain y a Mordred que den muerte a Lanzarote. Los conspiradores atraen a los amantes hacia una emboscada y el rey, convencido esta vez de su culpabilidad, condena a Ginebra a la hoguera. Lanzarote, que ha logrado huir, salva a la reina dando muerte a Agrawain, a Gerehes y, por error, a Gaeriet, a quien todo el mundo amaba, refugiándose ambos amantes en el Castillo de la Guardia Gozosa.
Arturo sale a combatir contra Lanzarote, dejando imprudentemente Camelot bajo la custodia de Mordred, el infame. A su regreso, su hijo se ha hecho con el poder y Arturo debe enfrentarse a él. En el transcurso de la gran batalla de Salisbury, Arturo acaba con Mordred pero éste, agonizante, le hiere mortalmente. Ante la inminencia de su final, Arturo pide a su escudero que arroje a Excalibur en medio de un lago. La espada se hunde en el fondo de las aguas, llevada por la mano de la Dama del Lago. Arturo es transportado al Oriente Místico, Avalon, por un navío dorado.
El poder del conocimiento perfecto, simbolizado por la espada Excalibur, le fue dado a Arturo para unir la Tierra, no para utilizarlo en la defensa de su propio honor o de su ego. Así, Arturo pierde su poder por orgullo, con lo que el rey y su reino, la Humanidad misma, entran en el ciclo involutivo, la "noche oscura" o el Kali Yuga de los orientales. Esta caída no es fortuita, forma parte de un proceso cósmico porque Camelot no era todavía el estado espiritual perfecto. Los caballeros han de lanzarse a una desesperada aventura, de la que sólo unos pocos lograrán sobrevivir, guiándose únicamente por señales, prodigios o signos en el sendero. La misión de la Caballería Terrestre ha terminado y comienza la santa misión de la Caballería Celeste.

GALAHAD. EL MEJOR CABALLERO DEL MUNDO

Descendiente directo de José de Arimatea, Sir Galahad o Galaad y a veces también Galaz el Puro, "aquél en el que Cristo mismo se refleja", es el único caballero que llega a poseer el Grial, mientras los otros sólo pueden verlo, como Perceval, y aún de lejos, como Lanzarote. Pero Sir Galahad no sigue la vía común de los hombres porque es un "Cristo viviente". En la personalidad de Sir Galahad encontramos profundamente marcadas las características del avatar del hinduismo, término sánscrito que vendría a significar "llegado con el consentimiento de lo más alto en beneficio del mundo inferior".
Según la tradición, cuando Galahad llegó a la madurez fue introducido en la corte de Arturo por un misterioso anciano de blancas vestiduras. Tras sucesivas pruebas, fue el único que pudo ocupar el Asiento Peligroso, reservado al Mejor Caballero del Mundo. Logró extraer una vez más la espada de la piedra, mientras una dama anunciaba que Lanzarote ya no era El Mejor Caballero del Mundo. Durante el banquete de los caballeros, una Eucaristía, una ceremonia cósmica, el Santo Grial apareció "para dar a cada uno de los presentes aquello que su corazón más ansiaba". Sir Galahad, vestido de blanco y con una cruz roja en el pecho, es a la vez monje y guerrero, sacerdote y rey, un miembro de la Santa Orden del Sumo rey sacerdote Melquisedec. Galahad es la meta última "donde se ocultan el Grial y la Palabra".
La Tabla Redonda, la Santa Búsqueda del Grial, las hazañas, aventuras y desventuras de los Caballeros del Rey Arturo, la Avalón Cósmica y su reflejo terrestre, Camelot, son una contraparte microcósmica del secreto designio del Universo, del "plan Divino" expresado en esta Tierra por la sagrada Iniciación a los Misterios de la Tradición Primordial. Las pruebas iniciáticas de cada Caballero de la Mesa Redonda y del propio rey Arturo, Merlín, Ginebra, Morgana, Viviana, Lanzarote, Perceval, Mordred, Galahad y los demás personajes de la trama artúrica, corresponden a los diferentes estados del ser, pruebas iniciáticas, fracasos y triunfos de la Humanidad en el exilio cósmico.
La búsqueda del misterioso Reino del Grial es el secreto designio de todo hombre en la aventura del alma por la conquista de sí misma, y al igual que en cada uno de nosotros puede existir un oscuro Mordred, también dentro del alma humana se encuentra un reflejo del Mejor Caballero del Mundo. En el umbral de la era cósmica, la Caballería y su ideal espiritual retornan a la Humanidad aportando el perdido sentido de nuestra pertenencia a la Eternidad.
La comunión con el Grial lleva a los caballeros errantes a la experiencia transfigurativa. Tras su visión, Perceval es elevado a los Cielos; Lanzarote, quien lo contempla de lejos, es redimido de todos sus errores y Galahad, el puro, se desvanece en el éxtasis. El Santo Grial, tal vez el símbnrial, posee también el poder de limpiar el karma de los hombres y abrir los portales de la vida cósmica. Ese Cáliz, recipiente sagrado de algo que no es de este mundo, identificado con la constelación de Virgo en la bóveda celestial, y que asume precisamente la forma de una copa, ¡es en verdad el único objeto posible de búsqueda! Lapis Exilis, Piedra del Exilio Cósmico del Hombre voluntariamente encarnado en la materia, cristalizado en la forma por un acto de amor, es también un Lapis Excelsis, una Piedra Excelsa que une al Hombre con su verdadera naturaleza divina.
La Espada en la Piedra, la Rosa en la Cruz, la Llama en el Cáliz, la Joya en el Loto. Un mismo estado espiritual, una misma realización prometida a los hombres aventureros de la vida cósmica. En el umbral de esta Era Cósmica, Oriente y Occidente, corazón y mente, se unen en un mismo símbolo: el Vacío de toda pasión terrena en el corazón del Hombre, donde mora el Fuego Sagrado de la Divinidad. Fuego y Vacío, amor y silencio, Grial y Cáliz, fusión, ignición del Ser en las llamas del amor incondicional que nos lleva a creer en las palabras de Cristo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida...".

 


Extraído de: 

http://www.hermanubis.com.br/Artigos/ES/2012junhoLaCaballeriaEspiritual.asp

 



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