Jean-Baptiste Willermoz ha estructurado su sistema o régimen mediante una arquitectura concéntrica, organizándola en dos clases o círculos sucesivos, dotándolas de una enseñanza doctrinal progresivamente más precisa y explícita que se va desgranando a lo largo de los distintos grados, por medio de unas “Instrucciones” que forman parte integrante del ritual de cada grado.
UNA ARQUITECTURA CONCÉNTRICA
Esta concepción del conjunto, arquitectura del Régimen y doctrina, fue oficialmente aprobada en dos etapas. En primer lugar a nivel de los territorios franceses, por el convento de las Galias, celebrado en Lyon (noviembre-diciembre de 1778) en el que se aprobó entre otros, el Código Masónico de las Logias Reunidas y Rectificadas y el Código de la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, que continúan siendo lo textos de referencia del Régimen explícitamente mencionados por la Constitución y Reglamentos Generales para la Orden Rectificada, aprobada y promulgada por el Gran Priorato de Hispania el 9 de septiembre del 2011.
Luego a nivel europeo, esta arquitectura fue aprobada por el convento de Wilhelmsbad, celebrado en Alemania (agosto-septiembre de 1782), tenido bajo la presidencia del duque Ferdinand de Brunswick-Lunebourg y del príncipe Charles de Hesse, principales dirigentes de la Estricta Observancia, que se adhirieron a lo que en la época se conocía por la “Reforma de Lyon”.
DOS CLASES, UNA MASÓNICA Y OTRA CABALLERESCA
Así pues, el convento de Wilhelmsbad de 1782, referente general para la práctica del Régimen Escocés Rectificado y que determina la Regularidad para la práctica del mismo, aprobó una estructura dividida en dos clases, así como los rituales precisos, que juntamente con los dos Códigos fundacionales, constituyen nuestros textos de referencia y por así decirlo el corpus doctrinal:
- La Orden Masónica
- La Orden Caballeresca
LA ORDEN MASÓNICA
La clase simbólica u Orden Masónica, es en la que se confiere y conduce a su término la iniciación masónica. Esta clase está subdividida a su vez en cuatro grados: los tres practicados en las logias de San Juan, dichas logias azules por razón del color de sus decoraciones; más el grado de Maestro Escocés de San Andrés, practicado en las logias de San Andrés o logias Escocesas, dichas logias verdes por las mismas razones.
Sin este cuarto grado, recibido ritualmente mediante la correspondiente ceremonia, la iniciación masónica queda incompleta. La ceremonia de recepción a este grado, hace una recapitulación de los tres grados anteriores y culmina el contenido iniciático y doctrinal de los grados precedentes, llevándolos a su cumplimiento. En ese grado le es dada al Maestro Escocés de San Andrés la posibilidad de contemplar todo lo que le aguarda hasta su reintegración en la Jerusalén celeste, objetivo final de la iniciación cristiana.
LA RECONSTRUCCIÓN INTERIOR DEL HOMBRE
Estos cuatro grados giran en torno a la reconstrucción interior del hombre mediante la profundización en la Fe y la práctica asidua de las Virtudes Cristianas. Cuando el Maestro Escocés de San Andrés da muestras de haber alcanzado el grado de realización espiritual requerido, probando con ello que efectivamente ha puesto en práctica la iniciación masónica, puede tener entonces acceso a la Orden Interior.
LA ORDEN CABALLERESCA
La Orden Interior es una orden de caballería cristiana. No es en modo alguno asimilable, ni a un sistema de altos grados, ni a los grados filosóficos. Queda claro también que no se trata tampoco de la orden del Temple restablecida, lo que el convento de Wilhelmsbad condenó vigorosamente.
La Orden Interior comporta dos etapas.
La primera es una etapa preparatoria y transitoria: la de Escudero Novicio. La calidad de Escudero Novicio es conferida por la ceremonia de Investidura. Esta calidad es sin embargo revocable. En efecto, el Escudero Novicio tiene como única tarea la de prepararse durante como mínimo un año, para convertirse en Caballero; pero si se muestra inapto para adquirir esta calidad, puede e incluso debe, de acuerdo a lo prescrito al respecto en el Código de los C.B.C.S., ser retrotraído y devuelto a su condición de Maestro Escocés de San Andrés, que no perderá en cualquier caso.
La segunda etapa es la de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (de siglas C.B.C.S.). No se trata de un grado más, sino de una cualidad que es conferida por la ceremonia de Armamento celebrada por el Gran Maestro/Gran Prior de la Orden de los C.B.C.S. o en su lugar, por un Visitador o Gran Dignatario delegado por el Gran Maestro. Esta ceremonia se trata verdaderamente de un adobamiento a la manera de la caballería medieval.
UNA BENEFICENCIA ACTIVA E ILUMINADA
El Caballero tiene, como por otra parte tenían sus hermanos de la Edad Media, el deber de obrar activamente en la Orden y en el mundo por una puesta en práctica de las enseñanzas morales, religiosas y doctrinales recibidas en las logias de San Juan y San Andrés, que no abandona en absoluto, sino que por el contrario, y ahora más que nunca en virtud de su nueva condición, a dedicarse al servicio de sus Hermanos y al de toda la humanidad, mediante el ejercicio de la beneficencia, entendida ésta no como mera solidaridad social, sino como hacer el bien en todos los sentidos, en todos los aspectos y hacia todos los hombres y mujeres.
ESCOCÉS RECTIFICADO DEL GUAJIRO
La Hermandad para toda la Humanidad
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