JACQUES DE MOLAY –
LA MALDICION
La
maldición de Jacques de Molay, último Gran Maestre de los Templarios
Esta vez Alberto nos traslada hasta
los últimos días de la Orden de los Templarios y del nacimiento de la
superstición referida a la mala suerte de los viernes 13. ¿Viste? Era viernes y
no martes 13.
Ahora, si tenés mucho dinero, te cae encima la DGI; en aquellos tiempos
era la Inquisición la que te torturaba hasta que confesaras cualquier cosa para
luego incinerarte en la hoguera.
“Jacques Bernard de Molay, vigésimo tercer Gran Maestre de la Orden de
los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón, conocidos como
templarios. Has sido juzgado y hallado culpable por tu propia confesión de los
delitos de herejía, idolatría, simonía y blasfemia contra la Santa Cruz. Por
ello has sido condenado a morir en la hoguera”. En 2019 se cumplen 705 años de
la muerte de Jaques de Molay, acontecimiento que marca la decadencia
del neo-templarismo masón y la vuelta a su origen cristiano.
¡La mala suerte de los viernes 13!
En esa terrible madrugada de 1307 se originó la superstición de que el
viernes 13 trae mala suerte, algo que, al menos para Molay y otros miles de
Templarios, se convirtió en realidad. Jacques fue encarcelado en la Torre del
Temple,
Jacques de Molay nació en 1245 en Molay, una localidad del noreste de
Francia, que en la Edad Media pertenecía a la región de Borgoña. Hijo de nobles
de segunda categoría, desde chico evidenció que estaba para grandes cosas: era
hijo de Juan de Longwy y estaba emparentado a través de su madre con la
distinguida familia Rohan. “Tomó el nombre de Molay por una propiedad en la
diócesis de Besançon”, se especifica en esta obra.
Así debió ser / Así
lo represento / E. Segura
En tiempos de las Cruzadas, comenzó a soñar, vestir el manto blanco con
la cruz negra, que era el uniforme de Los Pobres Caballeros de Cristo,
conocidos como “Los Caballeros Templarios”. Con apenas 20 años, en 1265, se le
abrieron las puertas de esta sagrada orden, en la ciudad de Beaune. “Fue
admitido por dos altos oficiales: Humberto de Pairayd, maestre de Inglaterra, y
Amaury de La Roche, maestre en Francia”
El comienzo de las cruzadas
Controladas las invasiones musulmanas y vikingas, bien por vía militar,
bien por asentamiento, en la Europa occidental comenzó una etapa de
crecimiento Aumentó la produccion agraria, en paralelo al crecimiento de
la población de las ciudades. En aquel belicoso mundo medieval
crecían las Ideas como la paz de Dios o la tregua de Dios, que dirigían el
ideal de caballería hacia la defensa de los débiles, aunque no rechazaba el uso
de la fuerza para defender a la Iglesia. «Ya el pontífice Juan VIII, a finales
del siglo IX, había declarado que aquellos que murieran en el campo de batalla
luchando contra el infiel verían sus pecados perdonados. Es más, se
equipararían a los mártires por la fe».
¡Duraron 200 años!
Las Cruzadas son uno de los acontecimientos más representativos de la
Edad Media, una de las etapas más oscuras de la historia de Europa. Se
originaron a finales del siglo XI, cuando el emperador bizantino Alejo I
pidió ayuda al Papa Urbano II para proteger a los pueblos cristianos de oriente
ante la dominación musulmana. El punto central de las Cruzadas duró unos
200 años (entre 1099 y 1291), aunque en algunos países como España o en Europa
del este se prolongaron incluso hasta el siglo XV.
¡Deus lo vult ! “Dios lo quiere”
Estas cruzadas fueron promulgadas durante el Concilio de Clermont. Tras
la predicación de las Cruzadas el pueblo cristiano asintió en masa y las aprobó
al grito de Deus lo vult («Dios lo quiere»). Los ejércitos de cruzados
atravesaron Europa luchando en nombre del Papa y del cristianismo y buscando
recuperar la Tierra Santa, dejando a su paso miles de muertes
Batalla de
Dirraquio (1081) huida de Alejo. (1.081-1.118) / Urbano II, idem mosaico
miniatura
Las Cruzadas
A veces es considerada como parte de la Octava. El príncipe Eduardo de
Inglaterra, después Eduardo I, se unió a la cruzada de Luis IX de Francia
contra Túnez, pero llegó al campamento francés tras la muerte del rey. Tras
pasar el invierno en Sicilia, decidió continuar con la cruzada y comandó sus
seguidores (entre 1000 y 2000), hasta Acre, a donde llegó 9 de mayo de 1271.
También le acompañaban un pequeño destacamento de Bretones y otro de flamencos,
liderados por el obispo de Lieja, quien abandonaría la campaña en invierno ante
la noticia de su elección como nuevo papa, Gregorio X.
Eduardo y su ejército se limitaron a ser una guerrilla que luego de un
año acabó con la firma de una tregua el 22 de mayo de 1272 en Cesárea. No
obstante, era conocida por todos la intención de Eduardo de volver en el futuro
al frente de una cruzada mayor y más organizada, por lo cual enviaron un agente
Hashshashin (secta) que apuñaló al príncipe con una daga envenenada el 16 de
junio de 1272. La herida no fue mortal pero Eduardo estuvo enfermo varios
meses, hasta que su salud le permitió partir de vuelta a Inglaterra el 22 de
septiembre de 1272.
El intento de asesinato del príncipe Eduardo de
Inglaterra /Sello de la IX cruzada
Jacques de Molay (Longwy)
Con apenas 20 años, en 1265, se le abrieron las puertas de esta sagrada
orden, en la ciudad de Beaune. “Fue admitido por dos altos oficiales: Humberto
de Pairayd, maestre de Inglaterra, y Amaury de La Roche, maestre en
Francia” Jacques navegó mares desconocidos, combatió a los que él llamaba
“infieles”, vivió en grandes fortalezas, marchó orgulloso por ciudades tomadas
y escaló uno a uno los distintos escalones jerárquicos de la Orden del Temple.
E 1293, a sus 48 años, sus hermanos lo eligieron para desempeñar la suprema
función de gran maestre de Francia y de Ultramar.
Ordenación de Jacques de Molay como caballero templario
en 1265
Bajo su dirección, los Templarios conservaron su poder, amasaron
fortunas y se convirtieron prácticamente en amos y señores de Francia y gran
parte de Europa. Entre 1293 y 1305, Molay impulsó múltiples expediciones contra
los musulmanes y logró entrar en Jerusalén en 1298, derrotando al Sultán de
Egipto, Malej Nacer.
Felipe IV les pide dinero a los templarios
El rey de Francia Felipe IV decidió pedir dinero prestado a la Orden,
pensando que tendría crédito casi ilimitado. Los templarios eran muy buenos
administradores y cuando realizaban un préstamo esperaban recibir su reembolso
algún día.
Felipe IV el Hermoso / El papa Clemente V
Este fue el principio del fin para los templarios: Felipe IV de Francia
no tenía intención de devolver la cuantiosa deuda que había contraído con la
orden. En lugar de reembolsar el dinero que les debía a los templarios, decidió
aprovecharse de la situación. Pidió ayuda al papa Clemente V, y en 1307,
numerosos miembros de la orden templaría fueron detenidos en Francia. Dio
comienzo entonces la pesadilla de las torturas destinadas a obtener falsas
confesiones que “probaran” que los templarios adoraban al Diablo. De Molay fue
también depuesto de su cargo por orden del papa Clemente V en 1307.
Templarios en la hoguera
La ejecución de los Templarios
A sus 60 años, Jacques de Molay estaba realizado. Se había convertido en
el gran reformador de la Orden del Temple, había acumulado un poder solo
superado por el del rey o el Papa, y tenía asegurado un lugar en la historia
grande de las Cruzadas. Estaba tocando el Cielo con las manos. Pero… siempre
hay “un pincelazo” que lo arruina todo.
En la madrugada del viernes 13 de octubre de 1307, el rey Felipe IV de
Francia, conocido como Felipe el Hermoso, mediante una gigantesca operación
largamente preparada, hizo detener a todos los templarios de Francia. Los
acusaba de herejía, en nombre de la Santa Inquisición. Un tal Guillermo de
Nogaret, en persona, fue el encargado de apresar a Jacques en la propia sede de
la Orden.
Jacques de Molay sentenciado a la hoguera en 1314,
Crónica de Francia o de St. Denis
El proceso de interrogatorio y juzgamiento duró siete años, en los que
Jacques fue torturado y obligado a confesar lo que sus acusadores querían:
herejía, sodomía, sacrilegio a la cruz y adoración a ídolos paganos. En Los
Templarios se cuenta que, según los fiscales capetianos, la Orden del Temple,
se entregaba a la adoración y al servicio del Diablo. A cada nuevo recluta, en
su iniciación, “se le ordenaba negar a Cristo y escupir, pisotear una imagen de
Cristo en la cruz u orinar en ella”.
Al final, el propio Felipe IV, en confabulación con el Papa Clemente V,
condenó a Molay a morir quemado en la hoguera. Así, el 18 de marzo de 1314, el
último gran maestre se extinguió entre las llamas frente a la catedral de Notre
Dame. Ciento trece caballeros templarios habían sido ya asesinados en la
hoguera por los hombres de Felipe. Aquel era el último que quedaba en Francia.
18 de marzo de 1314
Jacques de Molay y Geoffroy de Charnay son ejecutados la misma tarde en
una pira levantada en la pequeña isla de los judíos, unida a la
isla de la ciudad durante la creación del Pont Neuf a fines del siglo
XVI. Hoy, es la parte sur del actual Square Vert-Galant, cerca de la
estatua de Enrique IV, que se encuentra en la plataforma del puente, una docena
de metros más arriba. En la plaza, una simple placa conmemorativa recuerda
los eventos que tuvieron lugar el 18 de marzo de 1314.
“¡Papa Clemente! ¡Caballero Guillermo! ¡Rey Felipe! Antes de un año yo
os emplazo para que comparezcáis ante el Tribunal de Dios, para recibir su
justo castigo. ¡Malditos, malditos! Malditos hasta la decimotercera generación
de vuestro linaje”.
¿Se cumplió la maldición?
En el plazo de un año, dicha supuesta maldición se cumplió; primero con
la muerte de Clemente V, quien falleció el 20 de abril de
1314, luego con el fallecimiento de Felipe IV (que según Maurice
Druon murió a causa de un accidente durante una partida de caza
el 29 de noviembre de 1314) y finalmente con la muerte de Guillermo de Nogaret, quien fue envenenado ese
mismo año. No solo eso. Los tres hijos varones del rey también fueron muriendo
y se extinguió así la dinastía de los Capetos, que había gobernado Francia por
300 años. El resto de la maldición también se fue cumpliendo, tal como quedó
narrado en los siete volúmenes de Los reyes malditos.
El
final de los Templarios
¿Fue real la maldición de Jacques De Molay? ¿O cumplieron sus caballeros
la venganza del Gran Maestre? La historia del último Gran Maestre y su terrible
maldición causó conmoción en las cortes reales europeas. Del mismo modo,
provocó la ruina política en Francia, ya que algunos de sus dirigentes temían
colaborar con una familia real que parecía estar maldita.
En
septiembre del 2001, Barbara Frale, paleógrafa italiana que trabaja en los
Archivos Secretos del Vaticano, descubrió un documento conocido como el
Pergamino de Chinon. En él se afirma que en 1308 el papa Clemente V absolvió a
Jacques de Molay y al resto de la cúpula de los caballeros templarios de los
cargos de que les acusaba la Inquisición. Seis años más tarde, el Vaticano
publicó el documento como edición limitada de 800 copias. En junio del 2011, el papa Benedicto XVI pidió perdón por la muerte de
Jacques de Molay y reconoció que el Gran Maestre templario había sido víctima
de falsas acusaciones. Siglos después de que la tragedia tuviera lugar, el
Vaticano admitía que el Papa había prestado apoyo a unos asesinos, a sabiendas
de que los templarios eran inocentes
Por Alberto Moroy
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