DOMINGO,
SEPTIEMBRE 16, 2018
Por el M.·. R.·. H.·. Arturo Rivera del Pielago
Past Gran Maestro de la GLP
1986-1988
La masonería está
compuesta por sujetos que tienen como objetivo el mejoramiento de la persona
como ser individual sin importar las diferencias políticas o religiosas de cada
uno profese. No es común que lleguen candidatos completamente virtuosos a nuestros
templos, entonces, la masonería trata de mejorar a cada individuo con las
lecciones y sugerencias que nuestra Augusta Orden proclama. La mejor representación de este
proceso es la figura de piedra que representa al ser humano perfeccionándose
así mismo.
Ese simbolismo
sugiere que es en la intimidad de nuestra conciencia donde separamos las
aristas y deformaciones que la vida nos da. Y es a golpe de mazo y cincel como
cada quien extirpa de sí mismo los defectos como la vanidad, la ignorancia, el
oportunismo, la mentira el fanatismo y la hipocresía, entre otras muchas
peligrosas aristas.
Estos defectos
vienen ocultos dentro de uno mismo y no es común que se revelen o acepten ante
los demás, por tanto, el proceso de eliminación es lento, íntimo y constante.
Por eso, simbólicamente, se establece en tres años la edad o tiempo que un
aprendiz requiere para esta delicada tarea.
¿Por qué apresurar
entonces la formación de un aprendiz? La advertencia a estas prisas está en el
mismo significado de la piedra tosca. Cuando el Ap.·. concluye su auto trabajo, su piedra tiene
ahora una forma cubica y esta
simbólicamente lista para ofrecerla como solido elemento de construcción del
templo que A.·. L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.U.·.
intentamos elevar.
Nuestra garantía
del buen uso de la piedra cubica se sustenta en la experiencia y conocimientos
que nuestros CC.·. emplean para conseguir nuestras metas y que consiguieron
gracias al estudio de las 5 artes liberales, estudios que garantizan la
perfección de la obra diseñada por sus MM.·.
¿Qué pasaría si en
las prisas usamos una piedra mal trabajada? En algún momento la inestabilidad
de esa piedra propiciaría el desmoronamiento de nuestro templo. ¿Valdría la
pena tamaño peligro por solo la prisa de terminar una obra?
La realidad es que
no importa cual grandes y bellos sean los templos simbólicos o físicos que
podamos construir. Si no hay solidez en su estructura, tarde o temprano se
convertirá en escombros y está sucediendo justo ahora HH.·. míos. Con mucho
dolor vemos como nuestras cadenas se rompen con una facilidad alarmante, con
estupor descubrimos que algunos de nuestros templos son dirigidos por cúpulas
siniestras que convierten nuestras logias en guarida de malhechores. Somos
testigos incluso de la manera en que ciertas altas autoridades confabularon por
años para transformar la masonería en sus armas de poder y abuso como la otrora
famosa P-2.
Esas inescrupulosas
confabulaciones las hicieron, claro está, bajo la excusa de defender la “moral”
de la institución, pero una vez en el poder, establecieron mafias amparadas en
el prestigio de más Antigua y honrada asociación de hombres libres y de buenas
costumbres.
Ahora sabemos que
todo fue parte de un siniestro plan para extender sus tentáculos de corrupción
ante la indolencia de muchos miembros quienes solo se encogieron de hombros.
La masonería nos
advirtió siempre sobre estos peligros a través de la leyenda del Maestro Hiram,
quien fue víctima de la ambición de
malos HH.·. quienes lo asesinaron al intentar arrancarle por la fuerza el
secreto del Arte Real. El Maestro no se negaba a revelarlo, al responder: “No
puedo” intentaba decirles que lo que buscaban estaba dentro de cada quien y que
para descubrirlo era necesario despejar los obstáculos y defectos que uno
guarda dentro de sí mismo. No lo entendieron, fue entonces que descargaron su
ira sobre el Maestro causándole la muerte.
El Maestro tenía
toda la razón, solo quien llega a conocerse a sí mismo pueden, con el poder de
su propia luz, iluminar su camino para llegar al punto donde la sobriedad, la
sencillez y la humildad, le permitan recibir la sabiduría que todos buscan.
En tanto eso no
suceda, será lamentablemente común seguir descubriendo profanaciones que bajo
muchas excusas lastimaran el prestigio de nuestra Augusta Orden, tantas veces atacadas por otros
intereses y conveniencias como las que avergüenzan a algunas GG.·.LL.·.
Un escrito que merece ser conocido, por propios y extraños, que muestra con claridad la importancia de seguir la enseñanza de la historia, no saltar los pasos y asegurar así la continuidad. Más de dos décadas que se perdieron y aun tratan de borrar las huellas del sepulcro y, en ese intento, olvidan que deben buscar la luz del maestro, esa luz que podría regresarlos a la regularidad que los hicieron perder, quienes perpetraron ese horrendo crimen.
ReplyDeleteSi. Estoy de acuerdo. Mi madre decía " no por tanto madrugar se amanece más temprano". Si hermanos crecer en Masonería no es un asunto de velosidad sino de resistencia.
ReplyDeletePulir nuestra piedra bruta es tan importante como preocuparnos de un cerro de imperfecciones en nuestra sociedad. Tenemos tantos ejemplos de másones que intervinieron en mejorar el entorno donde vivieron. La Masonería en el Perú de ser una reserva de intelectuales y técnicos que cambien la historia actual de nuestra patria.