Sunday, July 7, 2019

El Secretario de Logia desde un punto de vista iniciático - Por Jorge Norberto Cornejo


El Secretario de Logia desde un punto de vista iniciático

Por
Jorge Norberto Cornejo





INTRODUCCIÓN
“Toma la pluma para escribir como si fuera la lanza de un guerrero”
Abraham Abulafia


Queridos Hermanos:

En esta oportunidad deseo referirme a un Oficial de la Logia por todos conocido: el Secretario.

Se han escrito numerosos trabajos, algunos de elevada calidad, enumerando los deberes y funciones que competen al Secretario de una Logia, y se ha analizado ampliamente la relación que guarda su posición en la misma desde el punto de vista de la Cábala, de las asociaciones planetarias, etc. Aquí, sin embargo, voy a encarar el tema desde un punto de vista diferente, continuación de la plancha titulada “Sobre el Verbo” que escribí en otra oportunidad.

Por otra parte, así como se han escrito innumerables planchas referidas al rol del Secretario de Logia, lo mismo puede decirse, y aún con mayor certeza, respecto del significado de la palabra “Logia”. En el presente trabajo  me interesa la relación, bastante obvia, de Logia   con “Logos”. Tal relación no necesariamente es etimológicamente correcta, pero sí lo es desde el punto de vista del significado que tanto de Logia como de Logos se ha construido con el paso del tiempo.

Es difícil definir con precisión que entendemos exactamente por “Logos”. El Logos, dentro del contexto de este trabajo, es el Verbo, pero entonces nos encontramos con la dificultad de dar una definición precisa del Verbo, de la Palabra, esotéricamente considerada.

El Verbo, el Logos, es algo que se busca en una Logia. Es algo que, de conocerse plenamente, le daría sentido a todos los actos rituales que se practican en la Logia y, al mismo tiempo, le daría sentido completo a la vida humana, y haría que todos los actos que realizamos cotidianamente fuesen actos rituales, fuesen movimientos de una danza ritual rítmicamente armoniosa. Si el Verbo fuera plenamente conocido y comprendido, los actos rituales practicados en la Logia serían los arquetipos de los actos rituales constantemente practicados en la vida misma.

En forma equivalente, cuando el Verbo, cuando la Palabra, se pierde o se olvida, los actos, sean de un individuo, de una Logia o de una institución cualquiera, pierden sentido. La “pérdida de la Palabra”, por lo tanto, es algo que ocurre casi cotidianamente, es la muerte repetida de Hiram, asesinado por el olvido, por la ignorancia o por el desinterés.

Ahora bien, aun cuando no podamos definir con precisión absoluta de qué se trata el Logos, el Verbo (pues si pudiésemos realizar tal definición estaríamos en posesión del Verbo, habríamos alcanzado completamente el conocimiento de la Palabra Perdida, y nadie puede humanamente arrogarse tal logro), lo cierto es que el Verbo, el Logos, tiene al menos relación con dos factores: con la palabra (Verbo) y con el conocimiento (Logos). Ambos factores están íntimamente relacionados, dado que la palabra es vehículo de conocimiento.

Ahora bien, la palabra, el lenguaje, puede ser oral o escrita. Ambas formas de la palabra se desarrollan en una Logia. En la Logia se habla (y la forma de tomar la palabra está ritualmente establecida) y también se escribe, y aquí es donde entra en escena el Secretario.

Si vamos a tratar el rol del Secretario de Logia desde un punto de vista iniciático, debemos entonces considerar al Secretario como aquel cuyo deber  es fijar el Verbo por escrito, por  lo que el Secretario es el escriba de la Logia.

EL SECRETARIO

La ubicación de los Oficiales dentro del Templo masónico varía según los distintos Ritos y Rituales, pero es frecuente que el Secretario se siente exactamente (o casi) enfrente del Orador. Es decir, la palabra escrita (el Secretario) se muestra como el opuesto complementario de la palabra hablada (el Orador). Podemos pensar que el Venerable Maestro representa un estadio superior tanto a la palabra escrita como a la palabra hablada, estadio que podría ser el símbolo en sí mismo. Maestro, Secretario y Orador, desde este punto de vista, expresan el carácter ternario, tríplice, del Verbo, en toda su plenitud.

Pero aquí nos interesa el Secretario. Y para hallar su dimensión iniciática, hemos de recurrir a la mitología, y específicamente a los mitos sobre la invención de la escritura.

Por ejemplo, en los mitos sumerios, la diosa Nisaba[1] recibe del dios soberano Enki la potestad sobre la escritura y la función de escriba:

“La santa Nisaba recibió la regla de medir y conservar la vara del lapislázuli; es ella la  que proclama las grandes reglas, la que fija las fronteras, la que va marcando los límites. Ahora es la escriba del país.”

Con relación a esto, recordemos que en numerosos rituales el Secretario es el encargado de sostener la regla de 24 pulgadas. El Secretario, el escriba de la Logia, por lo tanto, cumple una importante función para marcar sus límites, sus landmarks.

En uno de los mitos babilónicos se habla de Nabu, el hijo del dios Marduk. Nabu fue el    dios de los escribas, siendo su apelativo el de Señor del Cálamo. Una inscripción en una estatua de Nabu dice (en todas las citas los resaltados son nuestros):

“Nabu, el muy alto, el sabio, el poderoso, el héroe…cuya palabra es primordial,  el  maestro de las ciencias, que vigila la totalidad del cielo y de la tierra, aquel que sabe todo, que entiende todo, que posee el cálamo del escriba…el Señor de los señores, cuya potencia es sin igual, el compasivo, el misericordioso.”

Asurbanipal le dedica su biblioteca diciendo:

“Sujeta la tablilla de arcilla y el cálamo de los destinos, él prolonga los días…”

Si se cumpliera con todos los detalles ritualísticos, el Secretario siempre tendría sobre su escritorio un cálamo de escribir, o eventualmente una pluma de escribir antigua. Con ellos, simbólicamente, escribe sobre la tablilla (la plancha de trazar) en la que traza las Actas de cada reunión de la Logia. Si relacionamos esto con el relato mitológico precedente, vemos que el simple acto de escribir el Acta de una reunión de Logia es en realidad un símbolo cosmológico, en el que se reproduce, microcósmicamente, la inscripción de la Palabra Primordial sobre la plancha de trazar del Universo, es decir, el acto macrocósmico de la emanación.

En la mitología egipcia era Thot, el escriba de los dioses, quien creaba el Cosmos a través   de su Verbo. En Thot, por lo tanto, se fusionan los atributos tanto del Secretario como del Orador, la palabra escrita y la palabra hablada[2].

Como Thot es el dios del conocimiento, él crea la escritura, con el propósito de difundir tal conocimiento. La función del escriba, del Secretario, es entonces sagrada, es un “nodo” en la circulación universal del conocimiento, de la sabiduría.

REFLEXIONES FINALES

Existe por lo tanto un conjunto de símbolos que el Secretario podría tener sobre  su  escritorio y que expresan el simbolismo iniciático de su Oficio: el cálamo, la regla, la plancha de trazar. Un Oficio que no es totalmente “administrativo”, sino un Oficio que es,  en sí mismo, un símbolo.

Y, dentro del Rito Escocés, el grado de Secretario Íntimo podría servir para resaltar el simbolismo esotérico del Secretario de la Logia. Este grado, sexto del Rito referido, es poco practicado, pero en realidad presenta un simbolismo muy interesante, sobre todo en el plano psicológico.



De acuerdo con la Leyenda que es el núcleo de ese grado, Johaben se transforma en el Secretario Íntimo de una nueva alianza establecida entre los dos reyes: Salomón, Rey de Israel e Hiram II, Rey de Tiro. La alianza original entre ambos se había roto  porque Salomón no había cumplido con su palabra, consistente en ceder a Hiram de Tiro veinte ciudades a cambio de los materiales y obreros que este último le había facilitado.

Cuando la palabra no se cumple, la alianza deja de representar la Verdad, y entonces la Palabra Verdadera se pierde. Johaben, el Secretario Íntimo, recompone la  Alianza  mediante el acto de ser testigo de la misma, y se supone que ahora la palabra empeñada será cumplida. En el grado, entonces, se alcanza una recuperación (parcial) de la  Palabra  Perdida.

El Secretario de una Logia, por lo tanto, y en analogía con el Secretario Íntimo, es el testigo de las palabras pronunciadas en la Logia, palabras que pueden ser verdaderas o  falsas, y  que pueden establecer alianzas o romperlas. En el primero caso, que obviamente es el deseado y esperable, el Verbo, las palabras pronunciadas en Logia, establecen sobre  el  plano real y concreto, la fraternidad.

En síntesis, cuando el Verbo pronunciado en Logia expresa la Verdad, el Secretario se transforma en el testigo de la fraternidad.





[1] Originalmente una diosa del grano y de los juncos que sirven para fabricar el cálamo.
[2] Alguna vez leí que el Oficio de Orador fue creado por los Masones franceses para compensar la dificultad que tenían los Maestros de las Logias para formular discursos oralmente. Lamentablemente, comentarios como ese sólo demuestran con qué escasa profundidad se analizan los usos y costumbres masónicas. El Oficio del Orador, al igual que el de Secretario, es la expresión de una necesidad arquetípica, de la dialéctica propia del Verbo tal como éste es manifestado en una Logia.

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