Friday, August 2, 2024

Dibujando sobre el suelo

 Dibujando sobre el suelo




Cada logia bajo la Constitución inglesa tiene un Cuadro de Dibujos (Tracing Board) para cada uno de los tres grados. ¿Cuál es su punto? ¿Realmente agregará algo a nuestro estudio de los símbolos y alegorías masónicas? ¿Podrían las lecciones impartidas por cada ceremonia de grado ser menos completas sin los Cuadros?

Esta es una cuestión compleja; en cierto nivel es cierto que podemos aprender todo lo que el ritual enseña sin ninguna ayuda visual. En otro nivel sin embargo, los Cuadros de Dibujos contienen pistas; pistas acerca de aspectos de la enseñanza de los tres grados que no aparecen como evidentes en las palabras de ritual impreso de hoy día.

Tenemos que recordar que la impresión de textos rituales claros es una práctica bastante moderna.

Hay indicios de que en aquellos días cuando el ritual se transmitía por tradición oral, se impartía mucho más conocimiento a los hermanos.

Esa es la única manera por la que podemos explicar, por ejemplo que los Grandes Principios sobre los que se funda la masonería, Amor Fraternal, Confianza y Verdad, solo se comunican a los Aprendices cuando les enseñan las cuestiones pendientes desde el primero al segundo grado- y que no se mencionan en ninguna parte del primer grado.

En forma similar con dos de los más ricos depósitos de alegorías masónicas, los nobles cinco ordenes de arquitectura y las siete artes y ciencias liberales: se habla solo de dos grupos de pasos en una escalera, una de cinco y otro de siete. Esas alegorías crucialmente importantes no se exponen ahora en ninguna parte, a menos que se lean las “lectures” de Emulación.

Sin embargo, si examinamos, por ejemplo, algunos de los Cuadros americanos del siglo 18 hallamos intrincados diseños con los órdenes de arquitectura, lo cual deja claro que el Maestro u otro masón a cargo de la instrucción de los hermanos más jóvenes debe de haber hecho todo lo posible para profundizar en las diferencias y significados de los cinco órdenes.

 



En Londres, 1762, una “Divulgación” titulada “Jachim and Boaz” se publicó con el siguiente pasaje:

“El (el candidato), también aprende el paso, o como avanzar hacia el Maestro en el Dibujo del suelo, el cual en algunas logias semeja la Gran Construcción, llamada palacio de mosaicos y debe describirse con la mayor exactitud posible. También hay dibujadas otras figuras una de las cuales se llama la Cuerda de Lazos y otro el Trono tachonado de estrellas.”

“En algunas logias, el miembro recientemente admitido es obligado a tomar un estropajo de un balde agua y limpiar el dibujo hecho en el suelo, lo que lo sume en cierta confusión pero provoca una gran alegría entre los demás hermanos”.

En otras palabras, que tenían un gran cuidado de que las imágenes dibujadas en el suelo no pudieran ser vistas por el mundo profano.



Desde la mitad del siglo 18 en Inglaterra los diseños se reproducían en tapices o alfombras con lo que se terminó con el laborioso lavado cada vez que se cerraba la logia.

Estas prácticas fueron copiadas en el continente, en Francia, Alemania y Austria en la forma de tapices de logia o carpetas. Una divulgación posterior muestra una logia francesa en trabajo, reproducida en un grabado, mostrando a los hermanos situados a cada lado de un tapiz de piso con símbolos dibujados sobre el mismo.

Más tarde, las telas fueron apoyadas en una tabla o en caballetes y de allí la práctica de ejecutar el diseño sobre una tabla rígida.

De acuerdo a Ferry Haunch en su trabajo para las Transacciones de la Logia Quatur Coronati Nº 2076, hay cierta evidencia de que el término “tabla de caballete” (trestle, trassle y training board con otras variantes) quedaron en forma corrupta como “traising” para finalmente fijarse en “tracing board”.

En los Estados Unidos, el término “trestle board” se sigue usando para este propósito.

Muy pocos cuadros anteriores a 1800 han sobrevivido, pero después de ese año la fama de ciertos diseñadores ingleses llego a primer plano, incluyendo a John Cole, cuyos grabados aparecieron en 1801, y John Browne el autor del famoso “Master Key” (1798) diseñó un juego de cuadros a todo color cerca de 1800.

Con la llegada de cuadros diseñados por Josiah Bowring, un pintor de retratos, puede verse un intento de producir un cuadro estéticamente agradable, empleando la perspectiva e incluyendo más detalles que sus predecesores. Los cuadros de Bowring ciertamente superan el estándar de los que vinieron después. De esos, por lejos, el más logrado fueron los de John Harris, cuyo prolífico trabajo dejó un juego de cuadros diseñados en 1820, 1825, 1845 y 1849. Los Cuadros de Harris de 1845 fue el que ganó el premio propuesto por la Emulation Lodge of Improvement (Logia de Perfeccionamiento) en ese año.

Esos cuadros, de 6 x 3 pies de tamaño (1.80 x 0.90 m) son los que aún se emplean en la mayoría de nuestras logias hoy día.

Las logias europeas continentales frecuentemente tienen carpetas o tapices de piso en lugar de tablas rígidas.

La logia Pilgrim Nº 238 de Londres, que trabajó en lengua alemana desde 1749 usa una de estas carpetas.

Desde el restablecimiento de la francmasonería en países que estaban previamente bajo el comunismo, las logias han trabajado con carpetas diseñadas en los inicios del siglo 20 cuando había un arte masónico floreciente.

Vemos carpetas de logia tejidas en Alemania con vibrantes colores y atención en los detalles que han excedido los límites de los diseños del siglo 19 empleados en Inglaterra.

También Cuadros diseñados por el artista húngaro Ferec Sebock donde una forma de Art Deco se transmuta en una manera surrealista.


Cuadros de Ferenc Seboc

En los Estados Unidos los Cuadros no son usados en general, excepto en aquellas logias que trabajan bajo el ritual inglés, aunque existen espléndidos ejemplos de cuadros de intrincada elaboración y tapices que son propiedad de los museos.

La francmasonería, después de todo, trata con símbolos y alegorías que las palabras no pueden expresar, y una imagen visual nos da un medio de usar nuestra propia visión para decodificar el mensaje. El Cuadro está allí justamente para eso, presentar el plano de la construcción y desarrollar la manera de que podamos recibir su mensaje y aprovechar de ello.





PORTAL MASÓNICO DEL GUAJIRO

La Hermandad para toda la Humanidad

Friday, March 3, 2023

Arquitectura de la Masonería Rectificada


Arquitectura de la Masonería Rectificada

Jean-Baptiste Willermoz



Jean-Baptiste Willermoz ha estructurado su sistema o régimen mediante una arquitectura concéntrica, organizándola en dos clases o círculos sucesivos, dotándolas de una enseñanza doctrinal progresivamente más precisa y explícita que se va desgranando a lo largo de los distintos grados, por medio de unas “Instrucciones” que forman parte integrante del ritual de cada grado.

UNA ARQUITECTURA CONCÉNTRICA

Esta concepción del conjunto, arquitectura del Régimen y doctrina, fue oficialmente aprobada en dos etapas. En primer lugar a nivel de los territorios franceses, por el convento de las Galias, celebrado en Lyon (noviembre-diciembre de 1778) en el que se aprobó entre otros, el Código Masónico de las Logias Reunidas y Rectificadas y el Código de la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, que continúan siendo lo textos de referencia del Régimen explícitamente mencionados por la Constitución y Reglamentos Generales para la Orden Rectificada, aprobada y promulgada por el Gran Priorato de Hispania el 9 de septiembre del 2011.
Luego a nivel europeo, esta arquitectura fue aprobada por el convento de Wilhelmsbad, celebrado en Alemania (agosto-septiembre de 1782), tenido bajo la presidencia del duque Ferdinand de Brunswick-Lunebourg y del príncipe Charles de Hesse, principales dirigentes de la Estricta Observancia, que se adhirieron a lo que en la época se conocía por la “Reforma de Lyon”.

DOS CLASES, UNA MASÓNICA Y OTRA CABALLERESCA

Así pues, el convento de Wilhelmsbad de 1782, referente general para la práctica del Régimen Escocés Rectificado y que determina la Regularidad para la práctica del mismo, aprobó una estructura dividida en dos clases, así como los rituales precisos, que juntamente con los dos Códigos fundacionales, constituyen nuestros textos de referencia y por así decirlo el corpus doctrinal:

  1. La Orden Masónica
  2. La Orden Caballeresca



LA ORDEN MASÓNICA

La clase simbólica u Orden Masónica, es en la que se confiere y conduce a su término la iniciación masónica. Esta clase está subdividida a su vez en cuatro grados: los tres practicados en las logias de San Juan, dichas logias azules por razón del color de sus decoraciones; más el grado de Maestro Escocés de San Andrés, practicado en las logias de San Andrés o logias Escocesas, dichas logias verdes por las mismas razones.
Sin este cuarto grado, recibido ritualmente mediante la correspondiente ceremonia, la iniciación masónica queda incompleta. La ceremonia de recepción a este grado, hace una recapitulación de los tres grados anteriores y culmina el contenido iniciático y doctrinal de los grados precedentes, llevándolos a su cumplimiento. En ese grado le es dada al Maestro Escocés de San Andrés la posibilidad de contemplar todo lo que le aguarda hasta su reintegración en la Jerusalén celeste, objetivo final de la iniciación cristiana.

LA RECONSTRUCCIÓN INTERIOR DEL HOMBRE

Estos cuatro grados giran en torno a la reconstrucción interior del hombre mediante la profundización en la Fe y la práctica asidua de las Virtudes Cristianas. Cuando el Maestro Escocés de San Andrés da muestras de haber alcanzado el grado de realización espiritual requerido, probando con ello que efectivamente ha puesto en práctica la iniciación masónica, puede tener entonces acceso a la Orden Interior.

LA ORDEN CABALLERESCA

La Orden Interior es una orden de caballería cristiana. No es en modo alguno asimilable, ni a un sistema de altos grados, ni a los grados filosóficos. Queda claro también que no se trata tampoco de la orden del Temple restablecida, lo que el convento de Wilhelmsbad condenó vigorosamente.

La Orden Interior comporta dos etapas.

La primera es una etapa preparatoria y transitoria: la de Escudero Novicio. La calidad de Escudero Novicio es conferida por la ceremonia de Investidura. Esta calidad es sin embargo revocable. En efecto, el Escudero Novicio tiene como única tarea la de prepararse durante como mínimo un año, para convertirse en Caballero; pero si se muestra inapto para adquirir esta calidad, puede e incluso debe, de acuerdo a lo prescrito al respecto en el Código de los C.B.C.S., ser retrotraído y devuelto a su condición de Maestro Escocés de San Andrés, que no perderá en cualquier caso.
La segunda etapa es la de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (de siglas C.B.C.S.). No se trata de un grado más, sino de una cualidad que es conferida por la ceremonia de Armamento celebrada por el Gran Maestro/Gran Prior de la Orden de los C.B.C.S. o en su lugar, por un Visitador o Gran Dignatario delegado por el Gran Maestro. Esta ceremonia se trata verdaderamente de un adobamiento a la manera de la caballería medieval.

UNA BENEFICENCIA ACTIVA E ILUMINADA

El Caballero tiene, como por otra parte tenían sus hermanos de la Edad Media, el deber de obrar activamente en la Orden y en el mundo por una puesta en práctica de las enseñanzas morales, religiosas y doctrinales recibidas en las logias de San Juan y San Andrés, que no abandona en absoluto, sino que por el contrario, y ahora más que nunca en virtud de su nueva condición, a dedicarse al servicio de sus Hermanos y al de toda la humanidad, mediante el ejercicio de la beneficencia, entendida ésta no como mera solidaridad social, sino como hacer el bien en todos los sentidos, en todos los aspectos y hacia todos los hombres y mujeres.



PORTAL DEL RITO 

ESCOCÉS RECTIFICADO DEL GUAJIRO

La Hermandad para toda la Humanidad

Stanislas de Guaita

 

Stanislas de Guaita
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Se cumple este año el centenario del tránsito de una de las figuras más destacadas del esoterismo y del ocultismo europeo del siglo XIX. Stanislas de Guaita, que fue llamado por sus contemporáneos el Príncipe de la Rosa Cruz, por su erudición, entusiasmo, y muchísimas dotes, pasó por la más alta de las Iniciaciones, la del tránsito a la vida espiritual, el día 19 de diciembre de 1.897, a la temprana edad de 37 años.

Stanislas de Guaita, descendiente de una noble familia de origen italiano, establecida en Francia, nació el 6 de abril de 1.861 en el castillo de Alteville, estudió en el liceo de Nancy donde desarrolló una propensión natural hacia las ciencias de la observación, destacando principalmente en la química, donde alcanzó cotas de verdadera maestría en su época, al tiempo que se fue gestando en él un espíritu artístico y literario que le condujeron, posteriormente, al estudio de la metafísica y de la cábala.

Desde muy joven se instaló en París, estableciéndose en un lujoso entresuelo en el número 20 de la avenida Trudaine, que pronto fue un centro de reunión, tanto de literatos, como de personas interesadas en el ocultismo, esoterismo, etc. Sus poemas fueron muy celebrados y en 1.883 publicó La musa negra y en 1.885 Rosa Mística que le dieron gran popularidad.

Su notable erudición, y su gran preparación, le llevaron a fundar en 1.888 la Orden Cabalística de la Rosa Cruz, a la que se unieron los más insignes esoteristas de Francia, y posteriormente de Europa, entre los que destacaron: Sar Peladan, el creador de los Salones de la Rosacruz, el insigne Papus (Dr. Gerard Encausse) Rosacruz y Presidente del Primer Gran Consejo de la Orden Martinista, Sedir, Marc Aven, y otros más.

En la revista L´Initiation, fundada por Papus, apareció un artículo en 1.889, en el que se dice de la Orden fundada por Guaita:

"El signo distintivo de los miembros del Consejo Supremo de la Orden Cabalística de la Rosa Cruz, es la letra hebrea Alef. Además del Grado Superior hay otros dos a los que se llega por medio de una Iniciación. Cada nuevo miembro de esta sociedad presta juramento de obediencia a las directivas del comité director, pero puede abandonar la sociedad cuando le plazca, con la única condición de guardar secretas las órdenes o las enseñanzas recibidas. Se enseñan en ella la cábala y el ocultismo."

La Orden Cabalística de la Rosa Cruz confiere grados de universidad libre. Así como, también, títulos de doctor. El primer examen está sancionado con el título de Bachiller en Cábala, el segundo con el de Licenciado en Cábala, y el tercero, que se confiere tras un examen y presentación de una tesis, en la que hay una discusión sobre temas de la tradición, se da el título de Doctor en Cábala. El primer examen se basaba:

  1. Sobre la historia general de la tradición occidental, especialmente la Rosacruz.
  2. Sobre el conocimiento de las letras hebraicas, de su forma, de su nombre, y de su simbolismo.
  3. El segundo examen trataba de: La historia general de la tradición religiosa en el transcurso de los tiempos, insistiendo particularmente sobre la unidad del dogma a través de la multiplicidad de los símbolos.
  4. El conocimiento de las palabras hebraicas en cuanto a su constitución.
  5. El tercero era oral, y los candidatos debían pasar, también, un examen escrito basado sobre una cuestión filosófica, moral, o mística.

Stanislas de Guaita reunió en su casa la mayor biblioteca privada de temas esotéricos, místicos, mágicos, y de ciencias ocultas en general que hubo en Francia en el siglo pasado, uno de cuyos catálogos, efectuado por su discípulo René Philipon, y fechado en 1.899, se encuentra custodiado en los archivos y fondos documentales de la Sede Soberana de la Orden Rosacruz, así como un grabado original, que es el que ilustra la portada de este número del Triángulo de Luz, en el cual se puede observar, en la corbata de Stanislas de Guaita, el símbolo que conocen bien los Rosacruces que, en cierto grado, lo llevan sobre su collar de grado en las ceremonias que se desarrollan en nuestras Logias.

Su personalidad brillante, y muy activa convirtió a Guaita en el animador indiscutible, y al inspirador, en gran parte, de muchos movimientos esotéricos de finales del siglo XIX y de principios del XX.

Sobre él escribe uno de sus colaboradores directos:

Puesto que la mística cuadraba mal con su arrolladora actividad, le chocaba, le parecía, con razón para algunos, un método incompleto. Inclinado hacia la verdadera tradición Rosacruz, estimaba, con mucha justicia, que para llegar a ser un hombre total era preciso saber alternar la vía activa con la vía pasiva, unir la práctica y la teoría

Al cumplirse el centenario del fallecimiento, el paso por la más alta Iniciación que se alcanza en esta vida, nuestra Revista Rosacruz Triángulo de Luz le rinde un Inicionaje de admiración y respeto.






Stanislas de Guaita




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"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"





Saturday, December 17, 2022

Carta a un Candidato - Jean-Baptiste Willermoz

 CARTA A UN CANDIDATO 

JEAN-BAPTISTE WILLERMOZ 

Carta a un Candidato a ser admitido en una Logia Rectificada por Jean-Baptiste Willermoz (conforme al original depositado en la Biblioteca Municipal de la ciudad de Lyon)  


Estimado Señor: 

Me confiasteis vuestro deseo de ser admitido Masón en el Régimen particular que sigue la Logia a la que los Señores... están vinculados; la escasez de tiempo no me permitió en aquel instante proponeros algunas reflexiones y observaciones preliminares al respecto que dejé para un momento más favorable, el cual he buscado para presentároslas, invitándoos a no precipitaros en vuestra respuesta. Me siento muy honrado por la confianza demostrada al exponerme vuestros proyectos, y haré todo lo que esté en mi mano para dar cumplida respuesta a este sentimiento y a la estima particular que me habéis inspirado, al igual que les ha sucedido a todos aquellos que han tenido el honor de conoceros. 

No dudo que los motivos que habrán hecho nacer este deseo en un hombre tan honesto y reflexivo como vos sean del todo loables, tampoco dudo que la Logia a la que deberéis dar a conocer vuestro deseo cuando llegue su hora no sepa apreciarlo y hacerle la justicia que le es debida. Por mi parte, me limitaré pues aquí, estimado Señor, a daros una ligera idea sobre la Institución en general, y del Régimen al que deseáis uniros en particular. 

El origen y objeto esencial de esta Institución son muy antiguos así como muy poco conocidos, incluso para un gran número de aquellos que llevan el título de Masón, porque en su mayor parte, de la nuez, se contentan con la cascara y pocos buscan encontrar su fruto. 

Unos solo desean adquirir este título para procurarse bajo su velo algunos entretenimientos misteriosos así como ciertos amigos, a menudo tan poco sólidos como el gusto que los une; otros desean este título para ejercer en común una beneficencia loable y honorable que es el objetivo ostensible y general de la Sociedad; finalmente otros que no han podido llegar a pensar que una institución cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos pueda existir y haber resistido todos los avatares sin estar sostenida por un objetivo fundamental y esencial para los hombres de toda clase, edad y país, han tomado un vuelo más elevado, de suerte que mientas unos se arrastran por el vestíbulo el Edificio, otros se ciernen sobre su tejado. 

Los extravíos de unos en la sociedad civil han envilecido a ojos de la gente, casi siempre imprudente y precipitada en sus enjuiciamientos, a la Sociedad más respetable, porque la gente hace en este aspecto lo mismo que en ocasiones con la Religión que la confunde con la conducta reprobable de algunos de sus ministros. 

Pero esta Sociedad, teniendo en sí misma una fuerza propia, no ha podido ni puede por ello ser envilecida en su esencia, que será siempre del todo respetable. De esta diversidad de gustos, a lo largo de la duración de esta institución, y en su seno mismo, han debido resultar Regímenes diferentes, en los que unos, en la medida que permanecían más próximos a su objetivo primitivo habrán mantenido reglas más austeras que aquellos otros que han preferido quedarse más alejados del mismo. 

Parecido caso, por ejemplo, al de ciertos órdenes religiosos que han establecido reformas particulares y más severas, para que no dejando no obstante de pertenecer a su orden primitivo, acercarse más a sus orígenes. 

Esta exposición bastará para llevaros a examinar seriamente cual es el régimen que mejor conviene a vuestras gustos y miras. Por lo que a mí respecta, pasaré a continuación a indicaros el alcance de aquél que vos habéis preferido, régimen del que formo parte (al igual que los Señores... ...) y que tiene por denominación particular Régimen Rectificado. No se trata del más cómodo, ni del menos exigente de todos; pero mientras que exige de sus miembros más que los otros, también les ofrece mayores expectativas; tiene sus espinas, pero éstas solo se clavan en aquellos que con demasiada sensualidad lo rozan [sic], o que tienen la impaciencia de querer coger la rosa antes de su tiempo. He aquí, Señor, para ayudar a vuestras reflexiones, una definición general de la Masonería en el Régimen Rectificado, que será del único del que voy a hablaros en lo sucesivo.

 La Masonería es una escuela en la que se prueba gradualmente al aspirante para hacer de él un hombre moral y útil a cualquier parte de la Sociedad humana en que la divina providencia lo haya puesto o quiera ponerlo en un futuro; una escuela en la que se le forma bajo el velo de los símbolos, emblemas y alegorías adecuados a ejercitar su inteligencia según su capacidad, en la que el estudio es suavizado por algunos entretenimientos de sociedad, honestos y decentes, que devienen interesantes por el solo misterio que les acompaña. 

Se le forma también, en caso de que no lo esté, o se le fortifica en el amor por una práctica constante hacia los deberes religiosos, morales y sociales, a fin de que adquiera la costumbre de esta virtud amable y dulce, que gusta en cualquier parte donde se muestra con estos rasgos, pero que sólo puede merecer el nombre de virtud en tanto esté fundamentada sobre las bases, inquebrantables de la religión cristiana. 

De tal modo, que a pesar de que la sociedad de los Masones no sea una sociedad religiosa, dado que toda controversia en materia de religión y política está expresamente prohibida en todas sus asambleas, sin embargo los principios masónicos que la dirigen están íntimamente ligados a los principios fundamentales de la Religión, sin los cuales, ninguna sociedad en particular puede llegar a ser esencialmente útil. Así, mientras que el cuerpo entero puede hacerse útil por la beneficencia a la parte sufriente de la humanidad, cada individuo que la compone puede encontrar también para él mismo una ventaja real e inapreciable para todo el curso de su vida, e incluso más allá, si sabe tomar todo el bien que el Instituto puede hacerle. 

He aquí, estimado Señor, un ligero esbozo de la Masonería en general. Me complazco en presentárosla tal como yo la conozco, deseo que os sea agradable. No pedimos a nadie que se haga recibir entre nosotros, y en esto diferimos mucho de otros, pero debemos algunos consejos y aclaraciones a aquél que se presenta por su propia voluntad. 

Debemos hacerle entrever que lo que se propone emprender es mucho más importante de lo que muchos se creen, a fin que pueda reflexionar en profundidad, antes de solicitar su recepción. Sería dado a creer que si en todas partes y en todo tiempo, se hubiera obrado de igual modo, no hubiera habido necesidad de reforma, y la sociedad no se hubiera visto invadida por miembros que la han deshonrado. Sin embargo y a pesar de estas precauciones hay pocas logias, independientemente del régimen, que puedan felicitarse en la misma medida por todos los miembros que reciben. 

Pero, estimado Señor, lo que las fuerzas reunidas de la Religión no logran hacer sobre ciertos hombres, 

¿Debe prometérseles de aquellas fuerzas menos poderosas de un Instituto particular? 

Un recién recibido debe pues correr la cortina de la caridad fraternal sobre los defectos de éstos, y buscar hacia otros modelos, ya que puedo deciros con certeza que éstos se quedan durante largo tiempo, sino de por vida, en el vestíbulo, por muy avanzados en grados o dignidades que estén en el Instituto. 

Si después de esta exposición persistís, estimado Señor, en el deseo que me habéis anunciado, debo señalaros que no hay necesidad alguna para un hombre de hacerse recibir Masón, pero sí que es de la mayor importancia para un hombre casado no hacer nada que pueda alterar lo más mínimo la unión de su casa. Buen número de mujeres tienen un prejuicio contra la Masonería; por injusto que éste sea, un hombre sensato no debe hacerle frente. Entre las mujeres que quieren a sus esposos, las hay que ven como un tiempo quitado a los dulzores de su unión, aquél que el marido destina a una asociación extraña; en ocasiones ellas temen que lo que es un bien aparente o que se presenta como un entretenimiento honesto no se convierta, de un modo u otro, en causa de disipación perjudicial al bien común de la casa. 

Me atrevo a aseguraros que estos temores no tienen fundamento, pero debemos excusarlas ya que ellas son las primeras víctimas de su prejuicio, y se debe actuar en este aspecto con toda la prudencia que el cariño aconseja. El hombre honesto que ha elegido una compañera debe hacerle en la medida que pueda la vida agradable, y no aportarle sin necesidad amargura alguna; la felicidad solo existe allí donde la procuramos a todo cuanto nos rodea. El verdadero Masón debe ser un hombre fiel, buen marido, buen padre, buen amigo, en fin debe ser todo lo que inspira el amor a la virtud y a sus deberes, estos son sus caracteres esenciales. Si acaso no los tiene, o no los adquiere, corre el grave riesgo de deshonrar nuestra augusta Sociedad deshonrándose a sí mismo. 

Tenéis la suerte, Señor, de encontraros unido a una esposa tan respetable como comprensiva, pero creo que antes de establecer compromiso alguno al respecto, sería prudente por vuestra parte aseguraros de sus disposiciones. Si ella es absolutamente contraria a vuestro ingreso, suspended vuestra decisión, y aguardad a un tiempo más conveniente. No busquéis arrancar un consentimiento que solo podría tranquilizar un alma honesta cuando éste es otorgado por el cariño, y dirigido por la confianza. 

Cuando hayáis sido recibido en la sociedad, redoblad si cabe vuestras muestras de cariño, vuestros cuidados y vuestra virtud hacia ella, le probaréis con ello que la Sociedad de los Masones es útil de mil maneras, y que su consentimiento ha resultado provechoso. Ahora bien, si por el contrario, como creo por la idea que tengo de su manera de pensar y su carácter, que me parece situarla por encima de prejuicios de esa naturaleza, Señor, vuestra esposa no es en absoluto contraria a vuestros deseos, podéis comunicarme el resultado de vuestras propias reflexiones, esperaré vuestras instrucciones para proponer los escrutinios usuales en estos casos. 

Os ruego, estimado Señor, no deis publicidad a esta carta que una estima particular ha dictado, por miedo a que si cayera en conocimiento de algún Masón, acaso no hiriera, en contra de mi intención, a alguno de aquellos que pudieran reconocerse en mis descripciones. 

 




La Hermandad para toda la Humanidad

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