Wednesday, June 23, 2021

El Calendario Masónico

 

El Calendario Masónico

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Los masones usan fechas especiales

Anno Mundi (A. M.) en el año del mundo

Anno Lucis (A. L.) En el año de la luz

Anno Domini (A. D.) en el año del Señor

Los masones de los ritos de York y Francés (es decir, masones de Inglaterra, Escocia, Irlanda, Francia, Alemania y América) datan de la creación del mundo; llamándolo Anno Lucis, que se abrevia A. L. que significa "¡En el Año de la Luz!" Por lo tanto, 1801 es A.L. 5801. Esto tiene una referencia simbólica a la Luz de la Masonería.

En el Rito Escocés, (ahora conocido como Rito Escocés Antiguo y Aceptado), la Era también comienza desde la fecha de la Creación; pero los masones de ese Rito, usando la cronología judía, llamarían al año 1801AM o Anno Mundi (en el año del mundo), 5541. A veces se usan las iniciales AH, que significan Anno Hebraico, o "en el año hebreo! ' También han adoptado los meses hebreos, por lo tanto, el año termina con ellos el 16 de septiembre y el nuevo año comienza el 17 del mismo mes, que es el primero de Tisri. El Rito A. y P usa el Calendario Egipcio. y la Era 000000,000 para denotar un período indefinido de vasta extensión.

En el Rito de York, el año comienza el 1 de enero; pero en el rito francés comienza el 1 de marzo, y en lugar de que los meses reciban sus nombres habituales, se designan numéricamente, como primero, segundo, etc. En un documento masónico francés, el 1 de enero de 1801 se llamaría así el primer día del undécimo mes masónico, Anno Lucis, 5801. Los franceses a veces usan L'an de la V. L, Vraie Lumdre, que significa "Año de ¡Luz verdadera!"

Los masones del Real Arco datan del comienzo del Segundo Templo, que fue 530 años antes de la Era Cristiana; por lo tanto, el año 1801 d.C. estaría representado por Anno Inventionis (A. INV.), 2331 en la masonería capitular.

Los Caballeros Templarios también tienen su modo de cronología, tomando su año uno de la organización de la Orden, 1118 d.C. para que Anno Ordinis fuera A.O. 683, en lugar de 1801 d.C.

Otros grados tienen su cronología fantasiosa, pero los anteriores son los únicos estilos de consecuencia.



El Rito Escocés

 

El Rito Escocés

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Según el historiador de la Francmasonería Albert Mackey, el siglo XVIII vio actuar a un tal Chevalier Ramsay, presbiteriano escocés educado en la universidad de Edimburgo y apóstata protestante cuando decidió abrazar la iglesia de Roma. La huida de Jacobo II a Francia le hizo marcharse también a él. Posteriormente se convertiría en tutor del pretendiente al trono inglés, Carlos II, introduciéndose en los círculos de conspiradores para recuperar el trono de Escocia. La nobleza francesa aceptó de buena gana el rito que, según Ramsay, había sido traído de Palestina por los príncipes, sacerdotes, caballeros y nobles a su regreso de las Cruzadas.

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Albert G. Mackey

Es cierto que, durante los sucesos revolucionarios que tuvieron lugar en Inglaterra y Escocia a lo largo de los siglos XVII y XVIII, muchos masones escoceses huyeron a Francia. Ello pudo haber dado origen a la popular creencia de que el Rito Escocés nació en Escocia. En realidad, hasta 1846 no se estableció un Supremo Consejo en esta región del actual Reino Unido de Gran Bretaña.

El Rito Escocés creció en Francia a partir de 1754, en el interior del seminario jesuita de Clermont, formándose un capítulo (o Colegio) con siete grados. Existe un documento anterior de un Capítulo Rosacruz de Arras (Francia) instaurado en 1747 por Carlos Eduardo Estuardo. Hacia 1758 el sistema se había convertido en un Rito de 25 grados conocido -en lenguaje jesuítico- como Rito de Perfección de la denominada Orden del Secreto Real, cuyas “Grandes Constituciones” se dictaron en 1762.

En 1761, un judío llamado Stephen Morín, miembro del denominado “Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente”, recibió el encargo de introducir el Rito en el Nuevo Mundo. Primero lo estableció en Jamaica y Santo Domingo. Posteriormente abrió cámaras en Nueva Orleans 1763, Albany (Nueva York, 1782), Filadelfia (1782) y Charleston (Carolina del Sur, 1783). Se dice que de los dieciséis “Diputados Inspectores Generales” nombrados por Morín, trece eran judíos como él.

En 1786 se ratificaron las Grandes Constituciones para poner orden en la caótica situación de los grados europeos. Éstas fueron las Constituciones que trajeron “El Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, ampliando hasta treinta y tres el número de grados, con el 33 (cifra que se representa, como el resto de los grados, con el símbolo º junto al número) como Supremo Consejo, es decir, como órgano de gobierno. Algunos historiadores alegan que las citadas Constituciones fueron falsamente atribuidas, para conferirles mayor grandeza y legitimidad, al prusiano Federico el Grande, cuya muerte tuvo lugar ese mismo año, en 1786.

En 1801 se abrió un Supremo Consejo en Charleston bajo las citadas Constituciones, absorbiendo al anterior Rito de Perfección. Este Supremo Consejo emitió posteriormente certificados de autenticidad a otros Supremos Consejos. Todos los Supremos Consejos actuales se derivan, directa o indirectamente, del ya citado Supremo Consejo de la Jurisdicción Meridional de Estados Unidos.

A lo largo del siglo XIX fueron creándose nuevos Supremos Consejos en Europa y Canadá. En nuestros días hay estrechas relaciones entre aproximadamente 40 Supremos Consejos distribuidos por todo el mundo, incluyendo las cuatro Grandes Logias Nacionales de los países escandinavos.

La denominación “Rito Escocés Antiguo y Aceptado” nació en 1804 a partir del convenio entre el Supremo Consejo de Francia y el Gran Oriente de Francia. En 1859, guiado por el Gran Comandante y renombrado escritor masónico norteamericano Albert Pike, el Rito Escocés se extendió por Estados Unidos y el resto del mundo. La palabra “escocés” también ha sido relacionada con uno de los grados del antiguo Supremo Consejo.

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Retrato de Albert Pike.
Museum of the Scottish Rite Consistory, Des Moines, Iowa, USA

Según la abundante literatura existente y el uso extendido, al Rito Escocés se accede tras completar los tres primeros grados simbólicos –Aprendiz, Compañero y Maestro- en la llamada logia simbólica o Logia Azul. El Rito incluye los grados 4º al 32º, cada uno de los cuales ostenta un título* (ver denominaciones abajo). Sus miembros se reúnen en “Valles” y se organizan de cuatro formas: Logia de Perfección (grados 4º al 14º), Consejo de los Príncipes de Jerusalén (15º-16º), Capítulo Rosacruz (17º-18º) y Consistorio (19º-32º).

El grado 33º se confiere anualmente en una reunión del Supremo Consejo del Grado 33 a un número selecto de Masones del Grado 32º que han demostrado en su modo de vida el verdadero significado de la palabra fraternidad. La edad biológica de quien recibe el grado 33º debe ser igual o superior a 33 años. El grado 33º es un grado honorífico concedido en reconocimiento de los servicios prestados a la Francmasonería o a la Comunidad.

A un profano, o a un iniciado, y a muchos Maestros Masones desinformados esta presentación jerárquica les puede parecer que quienes obtienen uno de esos treinta grados adicionales poseen un rango superior. Sin embargo, el principio más firme de la Francmasonería universal es que no hay grado superior al de Maestro Masón. Los grados 4º al 32º señalan un nivel de conocimiento, una ampliación de los trabajos de la Logia Simbólica, lecciones que se enseñan por medio de alegorías dramatizadas. Estas enseñanzas se han extraído de episodios bíblicos y acontecimientos históricos más modernos. Los practicantes o miembros –todos Maestros Masones de buena reputación- utilizan ropajes en consonancia con los personajes que representan.

La mayoría de los Supremos Consejos y sus cuerpos subordinados suelen reconocer la supremacía de las Grandes Logias Simbólicas y los Grandes Maestros en sus respectivas jurisdicciones.



Friday, June 18, 2021

PORTAL
RITO ESCOCÉS RECTIFICADO
DEL GUAJIRO

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La Hermandad para toda la Humanidad

Estructura de la Masonería Rectificada

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La estructura de la Masonería Rectificada comporta tres clases: dos ostensibles y otra "discreta".

La primera es la clase simbólica u Orden Masónica, en la cual se confiere y lleva a término la Iniciación Masónica del Rito Escocés Rectificado:

Logias de San Juan. Llamadas Logias Azules, Masonería Simbólica y Masonería Azul.

1º Aprendiz
2º Compañero
3º Maestro

Logias de San Andrés. Llamadas Logias Verdes y Masonería Verde.

Las Ceremonias del Rito Escocés Rectificado siguen conteniendo Símbolos Masónicos, siendo una maduración de la Masonería Simbólica, previa al ingreso en la Orden Interior.

4º Maestro Escocés de San Andrés

Su objetivo principal: la Reintegración del ser humano.

La segunda clase de Masonería Rectificada es la Orden Interior, Orden de Caballería Cristiana ajena a altos Grados o Grados filosóficos.

Que mantiene filiación espiritual con la primitiva Orden de Caballeros de la Ciudad Santa, pobres y sin apoyo, que precedieron en la misma Orden, a los Caballeros Templarios ricos y poderosos.
La Orden Interior

5º Escudero Novicio, etapa preparatoria para convertirse en Caballero, conferida por la Ceremonia de Investidura. Es transitoria y puede llegar a perderse.

6º Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa, calidad conferida por la Ceremonia de Armamento.

Encomiendas / Prefecturas

La tercera clase de Masonería Rectificada es "discreta" y privada:

La Profesión, los Caballeros que la componen, se dividen en dos categorías:




El Concilio de Nicea y el Arrianismo

 

El Concilio de Nicea y el Arrianismo
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En el año 325 d. C. se convocó el Concilio de Nicea principalmente para resolver la disputa sobre el arrianismo junto con la controversia de la pascua. Esta disputa hizo que se derramara mucha sangre, y constituyó un capítulo oscuro en la historia.

La insistencia de Arrío

Arrío ocupaba una posición prominente como presbítero de la Iglesia de Alejandría en Egipto. Él provocó la crítica pública insistiendo en la siguiente doctrina:

Cristo es el Logos encarnado (λóγoς en griego significa “Palabra” o “Verdad”).
Cristo es capaz de cambio y sufrimiento.
En consecuencia, el Logos es mutable y no es igual a Dios.

Según la insistencia de Arrío, Jesús no es Dios sino solo una criatura, por tanto no es eterno; y así como el Hijo es la primera creación de Dios Padre, el Espíritu Santo es la primera creación del Hijo.

Arrío fue un propagandista habilidoso, que usó el poder de la persuasión para presentar efectivamente sus enseñanzas en canciones y en proverbios concisos que las personas podían comprender y memorizar fácilmente. Sus enseñanzas se expandieron ampliamente y fueron cantadas aun por personas comunes, como los pescadores.

Luego Alejandro, el Obispo de Alejandría, convocó a un concilio que condenó y exilió a Arrío. Expulsado de Alejandría, Arrío viajó a Palestina, apoyado por otros obispos orientales.

Como cierto número de líderes y obispos cristianos fueron convencidos por Arrío, empezaron los problemas. La creencia tradicional en la divinidad de Cristo, que había sido transmitida desde la época apostólica, empezó a ser cambiada por Arrío. El punto de vista de Arrío se expandió entre el pueblo y el clero alejandrino, y el Arrianismo se convirtió en un problema mundial.

El Concilio de Nicea

En el año 325 d. C., el emperador romano Constantino, que se hizo llamar “patrón de la iglesia”, convocó a todos los obispos cristianos a Nicea para resolver la disputa sobre la pascua y el arrianismo. Todos los gastos incurridos durante el concilio fueron pagados por la Casa Imperial.

En ese momento, hubo un gran defensor de la fe contra Arrío. Su nombre era Atanasio, él era un griego de Alejandría. Atanasio se opuso implacablemente a la doctrina de Arrío, insistiendo en que Cristo es igual a Dios.

Hubo veinte simpatizantes arrianistas entre más de 300 obispos que se presentaron en el Concilio de Nicea. El emperador Constantino les ordenó crear un “credo” que todo el cristianismo siguiera y obedeciera, una doctrina que sería llamada el “Credo de Nicea”, que declaraba que Dios y Jesucristo son la misma sustancia. Constantino ordenó que todos los obispos firmaran el credo, y amenazó con exiliar a todo aquel que no lo firmara, declarándolo hereje. En el Concilio de Nicea, se desaprobó el Arrianismo, y Arrío fue desterrado a Ilírico, junto con dos obispos de Libia, Theonas y Secundus, quienes se negaron a firmar el credo.

El regreso de los Arrianos

Dos años después, Arrío declaró que se había arrepentido. Luego él y los obispos que habían sido excomulgados regresaron a la iglesia. Después de su regreso del exilio, propagaron su influencia secretamente, enseñando su doctrina, y empezaron a tomar represalias contra sus oponentes.

Ellos enjuiciaron a sus oponentes por inmoralidad o por difamación contra Helena, madre del emperador Constantino. Después, atacaron a Atanasio, obispo de Alejandría, y lo exiliaron.

El emperador que apoyó el Arrianismo

Arrío murió en 336 d. C. y el siguiente año murió Constantino. Los seguidores de Arrío publicaron su doctrina y propagaron gradualmente su influencia. En ese momento, el Imperio Romano era gobernado por los tres hijos de Constantino: Constantino II (occidente), Constante (centro), y Constancio (oriente). Ya que Constantino II apoyó la doctrina de Nicea, llamó a Atanasio de su exilio. Constante también apoyó a los nicenos y a Atanasio, pero Constante fue diferente: él apoyó a los arrianos porque era el gobernador de la parte oriental del imperio, que fue intensamente influenciada por el Arrianismo.

Años después, murió Constantino II, quien dejó a Constante como el único gobernador del imperio occidental. Diez años después, Constante fue asesinado y todo el imperio romano se unió bajo Constantino, que había gobernado el oriente. Como lo mencionado anteriormente, Constancio fue simpatizante de los arrianos. Por tanto, todo el imperio quedó bajo el gobierno del emperador arriano, quien forzó a todos los obispos a aceptar el credo arriano que decía que el Hijo no se parece al Padre. Liberio, el obispo de Roma, también aceptó este nuevo credo antes de ser desterrado.

El emperador Juliano, un seguidor del paganismo

Tiempo después, las tropas romanas que habían estado apostadas cerca a París desobedecieron el mandato del Emperador Constantino y se amotinaron contra él, y proclamaron a su líder, el emperador Juliano. Pero, Constantino murió antes de que ambos se enfrentaran en batalla. En consecuencia, Juliano se convirtió en el emperador de Roma. Él era sobrino de Constantino, pero no creía en el cristianismo. Por el contrario, era devoto de los Misterios Eleusinos y trató de restaurar todas las antiguas religiones paganas. Él también sacrificaba a sus dioses paganos bajo su autoridad como Pontifex Maximus (el supremo sumo sacerdote de la antigua religión romana, un mediador entre los dioses y el pueblo; desde hacía mucho tiempo, los emperadores romanos habían servido como sumos sacerdotes del dios sol; y Constantino y sus hijos usaron la autoridad de su posición como Pontifex Maximus para interferir en los asuntos eclesiásticos).

Juliano adoptó la política de tratar equitativamente a todas las religiones. Después la religión pagana revivió y el número de sus seguidores empezó a incrementarse. Llamó a sus puestos a todos los obispos exiliados por Constante, para fomentar la división entre ellos; su propósito final fue derrocar el cristianismo. Reconociendo esto, sin embargo, los obispos de todas las regiones excepto África se unieron contra Juliano y el paganismo.

El desbaratamiento del Imperio Romano y la caída de las naciones arrianas.

Cuando Juliano murió, fue sucedido por Joviano, un cristiano. Sus sucesores fueron todos cristianos, y fueron generosos tanto con el credo de Nicea como con el Arrianismo. A mediados del siglo V, no obstante, el Imperio Romano empezó a declinar rápidamente hasta que los godos bajaron del norte; ellos avanzaron hacia el Imperio Romano, y dividieron su territorio y lo ocuparon. En ese tiempo, muchos líderes cristianos fueron tomados cautivos, y ellos evangelizaron a los godos. Algunos cristianos incluso se ofrecieron voluntariamente para ir entre los godos a predicarles. Los seguidores del arrianismo expandieron el cristianismo arriano entre los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Pero estas tres tribus góticas fueron destruidas una tras otra por el Papado.

Los efectos del Credo de Nicea y del Arrianismo

Más tarde, el Credo de Nicea fue aceptado y legitimado. Este “Trinitario” de Nicea fue adoptado como una fórmula básica de creencia por la Iglesia Católica Romana, que lideró la edad oscura, y también por muchas iglesias protestantes que aparecieron después de la Reforma. Sin embargo, aún existen muchas denominaciones, como los Testigos de Jehová, que niegan la divinidad de Cristo, insistiendo en que Dios Padre y Dios Hijo no son la misma esencia. Ellos pueden ser llamados los “arrianos modernos”.

Las limitaciones del Credo de Nicea

Aunque el Concilio de Nicea rechazó el arrianismo y adoptó el Credo de Nicea, proclamando que el Hijo es un solo ser con el Padre, este credo no se acercaba al núcleo de la “Trinidad”. El Credo de Nicea presentó el concepto de que “Dios Padre es Dios Hijo”, describiendo a Jesucristo como “el único Hijo del Padre” o como “un ser de una sustancia con el Padre”, pero este concepto es muy vago. Esa es la razón por la que muchos cristianos e incluso los teólogos de hoy en día, que dicen creer en la trinidad, no pueden aceptar plenamente el hecho de que “Jesucristo es Dios”, aunque admiten que “Jesús es el Hijo de Dios”.

Por ello, algunas iglesias predican doctrinas extrañas como: “Dios Hijo es considerado igual a Dios Padre, porque el Hijo hace las mismas cosas que el Padre”.

Esta falta de conocimiento bíblico ha creado muchas doctrinas falsas similares a las enseñanzas arrianas, que enfatizan la divinidad de Cristo. Esto a su vez hizo que la gente indujera la deidad de Cristo interpretando la Biblia a su propia manera.

Además, hay declaraciones explícitas acerca del Espíritu Santo en el Credo de Nicea. Por eso, desde el Concilio de Nicea las iglesias cristianas simplemente han enseñado que el término “Trinidad” es como una doctrina teológica solo en nombre. En consecuencia, ni siquiera comprenden los puntos esenciales de la Biblia y no alcanzan el entendimiento bíblico del hecho de que “Dios Padre es Dios Espíritu Santo” y que “Dios Hijo es Dios Espíritu Santo”.

La trinidad, la verdad bíblica

La trinidad no es una simple teoría que pueda ser afirmada o negada como una doctrina teológica, sino que es la verdad bíblica que ha sido enfatizada desde la iglesia primitiva. La verdad es lo que Dios personalmente nos ha enseñado (Mi. 4:1-2), y no algo que puede ser creado por la disputa de los teólogos en un concilio religioso.

Satanás no quiere que tengamos conocimiento de Dios. Ya que él sabe que el pueblo de Dios será destruido si no tiene conocimiento de Dios (Os. 4:1-6), ha propagado el espíritu del anticristo en todo el mundo. Los que son engañados por él, niegan la trinidad, o aunque reconozcan la trinidad con sus labios, la niegan en su corazón. Ellos tienen esa clase de doble fe.

¿Cómo podemos juzgar las cosas hasta que el Espíritu de verdad venga (1 Co. 4:5)? Ya que él vino y nos trajo la luz que está escondida en la oscuridad, ahora hemos venido al conocimiento de Dios y hemos pasado de la destrucción a la vida.

“Y serán todos enseñados por Dios” (Jn. 6:45). Según esta promesa de Dios, hemos comprendido las palabras de la verdad. Dando gracias a Dios que siempre está con nosotros, hasta el último día, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, debemos dedicar todas nuestras fuerzas a guiar a todas las personas del mundo al camino de la salvación, transmitiéndoles el correcto conocimiento de Dios.





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Fuente: PORTAL MARTINISTA DEL GUAJIRO