Saturday, September 21, 2019

Diálogo sobre Masonería - Por el Prof. DR. H. Seedorf


DIÁLOGO SOBRE MASONERÍA




Por el Prof. DR. H. Seedorf - Adaptado y publicado por
La L.·. Unión Nº 9 - Madrid 1932

P. Oigo que es usted masón. Se hablan sobre ellos cosas tan diversas que me agradaría tener informes fidedignos; pero usted, seguramente, no estará autorizado para darme las aclaraciones necesarias.
R. Al contrario, pregúnteme.

P. Me sorprende. Tenía entendido que los masones estaban obligados a la más severa discreción.
R. Eso se refiere únicamente a las formalidades de ritual, que se observan en nuestras reuniones, y a los asuntos de índole interna de la Asociación

P. Entonces le ruego me responda a algunas preguntas. ¿Qué fines persigue la masonería?
R. Trabajamos por el ennoblecimiento de la Humanidad y queremos contribuir a que la verdadera moral se extienda cada vez más por el mundo.

P. Dice usted que la Asociación "trabaja". ¿Qué clase de trabajo es éste?
R. En primer lugar se trata del estímulo continuo para el propio ennoblecimiento, mediante el propio examen de conciencia; después influenciando en este sentido a los demás, sean o no miembros de la masonería, y por último fomentando cualquier obra o ideal, moral y bien intencionada, tanto en el terreno práctico como en el teórico.

P. Según el criterio masónico, ¿Dónde se encuentra los fundamentos de la verdadera moral?
R. En nuestra propia conciencia, donde una voz nos aconseja y previene, y en los fundamentos éticos de la cultura de la Humanidad, que tienen expresión perfecta en la moral de Cristo.

P. ¿Entonces forman ustedes una Asociación cristiana?
R. Ciertamente, pero solo en lo que se refiere a la ética.

P. Frente a los fundamentos del cristianismo, ¿Qué posición sostienen ustedes?
R. Las premisas de la Orden son la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. La forma de desarrollar estos conceptos, así como la idea con que se los representen en la imaginación, queda al arbitrio de cada miembro de la Orden. Dios es, desde luego, para nosotros el portador o representante del orden moral del mundo.

P. Estas ideas no son exclusivas del cristianismo, y, sin embargo, he oído que sólo admiten ustedes cristianos.
R. Esto sólo se refiere a determinadas logias. Las demás tienen abiertas sus puertas igualmente para los que no profesan la fe cristiana.

P. Si sostienen ustedes este criterio fundamental. ¿Cuál es la causa de que en determinadas logias sólo se admitan cristianos?
R. Porque creen en la necesidad de ser cristianos para desarrollar nuestras ideas morales, que tienen sus raíces en el cristianismo.

P. ¿Sus raíces en el cristianismo? ¿Es ésta la opinión de sustentan también las demás logias?
R. Ciertamente. Sin el cristianismo no hubiera podido producirse la masonería, que después de larga prehistoria, se organiza en la forma actual en siglo XVII en Inglaterra.

P. No obstante, los católicos les consideran como enemigos.
R. Eso es injusto. Somos, por el contrario, amigos de la verdadera religiosidad.

P. Entonces, ¿Por qué afirman los católicos lo contrario?
R. La Iglesia católica teme que nuestra Asociación, fundada en el verdadero espíritu de tolerancia, quebrante su influencia.
P. Acaso en la Suprema Dirección de su Orden haya otros propósitos secretos y mal intencionados.
R. Esta suprema Dirección no existe. No hay más que asociaciones de logias dentro de cada Estado. Relaciones internacionales sólo se establecen entre las asociaciones de logias de cada país a manera de las relaciones diplomáticas mantenidas entre potencias políticas iguales, y para regular Asambleas o Congresos.

P. ¿No aspiran ustedes también a la fraternidad universal en el sentido político?.
R. Somos patriotas fieles y consideramos que, aun en interés de la Humanidad misma, no es deseable la desaparición total de las diferencias nacionales; quisiéramos, no obstante contribuir a suavizar las diferencias políticas. La política por sí sola no nos interesa.

P. No obstante, se oye que en Francia y España las logias se ocupan de política.
R. Esto está expresamente prohibido desde los más antiguos reglamentos masónicos.

P. ¿Es para ustedes esencial el patriotismo?
R. Naturalmente. Gentes sin patria no tienen cabida en nuestros talleres.

P. ¿Qué otras cualidades consideran ustedes necesarias para la admisión?
R. Quien pretenda ingresar ha de ser hombre honrado y de buenas costumbres, debe reunir la cultura y preparación espiritual necesaria, para saber desarrollar las sugestiones que reciba en las logias, y disponer de algunos medios económico, pues su pertenencia a la masonería representa algún sacrificio pecuniario (de 60 a 200 pesetas anuales aproximadamente).

P. ¿Entonces no es la masonería una Asociación humana – esta expresión la he oído – en el sentido de poder abarcar todo el mundo?
R. En este sentido, desde luego no. Queremos ser apóstoles del humanismo, y extender las enseñanzas que recibimos en nuestras logias para que el mundo se sature de nuestras ideas.

P. Estas ideas, según veo, son ya bien conocidas por todos, Las iglesias y otras asociaciones las mantienen como normas esenciales. Para esto solo me parece que la masonería no sería muy necesaria.
R. En parte tiene usted razón, aunque nuestras enseñanzas tienen algo característico que no llega a expresarse siempre en las iglesias y otras asociaciones. Por ejemplo, el criterio de que el hombre no es malo en el fondo de su ser, sino bueno, y la insistencia sobre la influencia de un hombre sobre otro. Coincidimos en un concepto hondamente moral de la vida, que de ningún modo está influenciado por dogmas rígidos, y ello justifica, ahora como antes, la existencia de la Asociación, y seguirá haciéndola necesaria en su singular característica hasta que los ideales que nos mueven se hayan convertido en realidad.

P. ¿Por qué mantienen ustedes en nuestros tiempos sus secretos, aunque sólo sean los que se refieren al ritual o las cuestiones de orden interno? Supongo que no será por temor a los ultramontanos, sobre todo en aquellos países en que el catolicismo está en franca minoría.
R. El secreto une fuertemente a los hombres. El espíritu cordial de nuestras reuniones se eleva con esto, y en ello vemos un mutuo estímulo, como no existiría probablemente otra más fuerte. Además, sólo quien se ocupe largo tiempo e intensamente de su estudio estará capacitado para comprender el sentido y la relación del ritual con nuestros valiosos símbolos, que tanta influencia ejerce sobre el Espíritu. Para ello el secreto es indispensable. Por lo que se refiere a cuestiones de orden interno o íntimo tampoco es usual que se exterioricen sobre ellas los miembros de otras asociaciones, por ejemplo, la familia.

P. Habláis de la cordialidad de las relaciones, ponéis como comparación la familia, frecuentemente se oye que ustedes se llaman hermanos entre sí. Sin embargo, hay masones que en sus relaciones con otros no hacen el menor distingo, ni se comportan como familiares, ni siquiera como amigos sinceros y fieles.
R. Amigos solo somos en el sentido de la coincidencia de anhelos para lograr el mismo fin con medios honrados, en el sentido de la estimación mutua que se dispensan los hombres honestos, que luchan a favor del noble humanitarismo, en el sentido de confianza y predisposición para ayudarnos y aconsejarnos unos a otros con todas las fuerzas al servicio de la moral. Sólo así ha de interpretarse la denominación de hermanos que frecuentemente empleamos. Hermanos somos porque nuestras relaciones se fundan en el más puro humanitarismo, porque nos reúne un limpio amor a la Humanidad, aquel amor que debe ligar a todos los hombres, y porque nos sentimos unidos en el deseo de fomentar con la mayor energía este amor entre nosotros y para con los demás. Una relación personal más estrecha sólo puede conseguirse con trato más dilatado, y difícilmente se conseguirá nunca entra la totalidad de miembros de una logia. Para ello sería precisa la coincidencia en algunas otras cuestiones, que poco a nada interesa a la masonería.

P. Puede ser, pero yo conozco masones que no parecen revelar las características de humanismo que vos describís.
R. Siempre seremos hombres con debilidades humanas. Estamos constantemente amenazados y tentados por enemigos externos e internos de nuestros anhelos morales. Por esto sometemos a examen a los solicitantes antes de ser admitidos, pero ¿Quién es capaz de leer el corazón humano? Suficiente es que los pensamientos viles sean entre nosotros la excepción, si los anhelos humanitarios son fácilmente perceptibles en la mayoría, y si las logias son lugares de educación de los sentimientos en un sentido moral y trabajan por la desaparición de todas las injusticias sociales.

P. Si le he entendido bien, la masonería es una Asociación que no puede considerarse secreta, pero que trabaja con usos y formalidades sobre las que mantienen la mayor reserva, y cuya finalidad es el desarrollo moral de los asociados y de la Humanidad en general.
R. Esto es, en realidad, lo más importante. Nuestra misión es luchar contra todo lo bajo y ruin, romper lanzas contra el error, en nuestro propio pensamiento y en el de las personas que nos rodean. Contribuir a que las relaciones humanas sean expresión del verdadero humanitarismo, haciendo que cada cual se esfuerce en formarse teniendo esta idea como norma e influenciando al mismo tiempo a los demás en este sentido, por medio del ejemplo, de la enseñanza y las costumbres. Dentro de nuestro círculo interior los medios especiales para nosotros son las instrucciones, el ritual y la estrecha relación personal de unos asociados con otros.

P. Esto, ciertamente, es grande y bello. Acaso me decida a ingresar en la Asociación.
R. Ello me proporcionaría una sincera alegría; sin embargo, me está vedado insistir para lograrlo. Una última advertencia quisiera hacerle para este caso; acérquese lleno de esperanzas a la idea, pero no espere demasiado de sus representantes.
Ello le ahorrará seguramente desilusiones.

FIN

  • Al publicar este diálogo tenemos el propósito de facilitar argumentos a los hermanos jóvenes y poco experimentados en la polémica, capacitándoles para contestar a los profanos que deseen tener alguna información sobre masonería.
  • He intentado dar contestaciones claras, y de acuerdo con el criterio sustentado por mí, a las preguntas más usuales.









Friday, September 13, 2019

La Filiación Caballeresca de la Masonería

La Filiación Caballeresca de la Masonería

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La filiación caballeresca de la Masonería fue enunciada el 21 de marzo de 1736 por el caballero escocés Andrew Michael Ramsay, que pronunció un célebre discurso en París con el que difundió la leyenda que une la Masonería con la época de las cruzadas.
El sistema de Ramsay, católico, miembro de la Royal Society y preceptor del príncipe Carlos Estuardo, añadía a los tres grados gremiales los de escocés, novicio y caballero templario.
Tal fue la influencia de su discurso que, en 1782, había ya más de 400 altos grados.
Ello llevó a que este mismo año masones de toda Europa acudieran a la localidad de Wilhemsbad a celebrar un convento para aportar cuantos documentos tuviesen en su poder para examinar la legitimidad estos ritos y de la supuesta filiación con el Temple.
El Régimen Escocés Rectificado se había ido perfilando entre 1774 y 1782 por dos grupos de francmasones de Lyon y Estrasburgo, entre los que sobresale Jean- Baptiste Willermoz.
Respecto a su estructura y simbolismo masónico, las tres fuentes en las que bebe el Régimen Escocés Rectificado son:
  • La Masonería francesa de la época, en la que existía una gran proliferación de grados, que se estructurarían hacia 1786-1787 en un sistema que llevará el nombre de "Rito francés", sin omitir los diversos grados cuya combinación constituye lo que se llama " el escocismo" sintetizados igualmente por Willermoz.
  • El Sistema de Martínez de Pasqually, al que Willermoz reconoció como su Maestro; es decir, la “Orden de los Caballeros Masones Elegidos Coens del Universo".
  • Por último, la Estricta Observancia, llamada aún "Masonería rectificada" o "reformada de Dresde", un sistema alemán en el que el aspecto caballeresco sobresalía sobre masónico, pues se decía no sólo heredero, sino restaurador de la antigua Orden del Temple.
Partiendo de estas fuentes, Willermoz conformó su Sistema o Régimen como una arquitectura concéntrica organizada en tres "clases" sucesivas, cada vez más interiores y más secretas.
La “orden interior” es una Orden de caballería cristiana, en ningún modo asimilable ni a un sistema de los altos grados, ni a los grados filosóficos.
Según las decisiones adoptadas por el Convento de las Galias y confirmadas en el Convento de Wilhelmsbad de 1782, el Régimen escocés Rectificado se desmarca de la Estricta Observancia renunciando a una filiación histórica con la Orden del Temple, conservando con ella una filiación espiritual, ilustrada por la adopción, al mismo Convento, de la denominación "Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa".
De esta manera se hace referencia a los "pobres caballeros de Cristo" de los orígenes, -no a la Orden rica y poderosa en que sus sucesores se habían convertidos con el paso del tiempo.
La Revolución Francesa truncó a partir de 1789 el desarrollo del Régimen Escocés Rectificado, que desapareció definitivamente de Francia en 1857.
En el país galo se impuso el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que aunque comparte raíces como el escocismo, no está adherido a la mística cristiana, por lo que fue utilizado durante la progresiva secularización que la Orden sufrió en Francia y que terminó con la ya mencionada retirada del reconocimiento al Gran Oriente de Francia por parte de la regularidad masónica internacional.
El depósito de la Tradición pervivió en Suiza, al abrigo del Gran Priorato Independiente de Helvetia, que había sido fundado en 1779 y es el generador común de todos los Grandes Prioratos existentes en la actualidad.
En 1935, el Rectificado volvió a ser practicado en Francia.
En nombre de su filiación espiritual, el Régimen escocés Rectificado reivindica, al igual que la Orden del Temple, la doble calidad caballeresca y cristiana.
En efecto, el Régimen escocés Rectificado tiene por objetivo confesado el de mantener y fortificar los principios que están en su origen:
  • La fidelidad a los principios cristianos primitivos.
  • El apego a los principios y tradiciones, tanto masónicas como caballerescas del Régimen que se traduce en el estudio del esoterismo cristiano.
  • El perfeccionamiento de sí mismo por la práctica de las virtudes cristianas para vencer sus pasiones, corregir sus faltas y progresar en el camino de la realización espiritual.
  • La práctica constante de una beneficencia activa hacia todos los hombres.
Al igual que los demás ritos que se trabajan en la masonería regular, los primeros tres primeros grados que conforman el Régimen Escocés Rectificado son los de Aprendiz, Compañero y Maestro, que constituyen la denominada Masonería Azul.
Sin embargo, este rito ha preservado en su simbolismo los rasgos cristianos de los antiguos rituales masónicos.
Por eso, desde su fundación, sólo admite cristianos en sus logias.
La esencia del Régimen Escocés Rectificado entronca con uno de los ejes fundamentales del Cristianismo: el de la imagen y semejanza.
El hombre es un ser degradado tras la caída de su estado original glorioso; la iniciación le permite avanzar en su reintegración a su estado primitivo.
Una idea de una perfecta ortodoxia que recorre todo el Régimen desde la “Primera Divisa del Primer Grado”: “El hombre es la imagen inmortal de Dios; pero, ¿quién podrá reconocer la belleza de esa imagen si él mismo la desfigura? De hecho, en la “Fórmula del Juramento” que el candidato al iniciarse masón en las logias rectificadas se dice que se compromete a ser fiel “a la Santa Religión Cristiana”.
La Masonería Rectificada participa también de la tradición cristiana de la Regla, común en las comunidades monásticas y caballerescas, cuyo fin es lograr la abertura al Espíritu mediante la fijación de costumbres y principios aplicables en el marco de la vida cotidiana.
Los nueve artículos de la “Regla Masónica al Uso de las Logias Rectificadas” son entregados al nuevo masón tras su iniciación para que su lectura meditada le ayude a penetrar por las vías que le son abiertas.
El cuarto grado del Régimen Escocés Rectificado es el de Maestro Escocés de San Andrés.
En origen, formaba un todo con los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, dentro de la Masonería Simbólica.
En 1958, con el fin de adecuar la estructura de cuatro grados simbólicos a lo estipulado por las grandes obediencias regulares, que sólo reconocen los tres primeros, se resolvió desgajar este grado y conferirlo en la Cámara Verde.
Se trata de la misma solución adoptada en 1813 en Gran Bretaña, cuando los antiguos, que también trabajaban cuatro grados, se integraron con los modernos.
En su caso, el cuarto grado dio origen al llamado Arco Real, que guarda ciertas similitudes con el de Maestro Escocés de San Andrés.
El grado de Maestro Escocés de San Andrés actúa como puente entre el Simbolismo y la Orden Interior.
Este grado recoge la leyenda escocesa, -presente en muchos altos grados de diversos ritos-, que cie que tras la destrucción del Temple en 1307, Henry St. Clair, barón de Rosslyn y Gran Maestre de la Masonería Operativa Escocesa, dio cobijo a un numeroso grupo de templarios.
El 24 de junio de 1314, día de San Juan, 432 de estos caballeros apoyaron al rey Roberto I de Escocia en la batalla de Bannockburn, en la que las tropas de Eduardo II de Inglaterra fueron derrotadas tras 20 años de anexión inglesa.
Como recompensa, Roberto I reconoció oficialmente la Orden de San Andrés del Cardo, patrón y emblema de Escocia, para refugio y transmisión del depósito templario.
En 1689, Jacobo II de Inglaterra y VI de Escocia fue acogido en Francia tras la entronización de Guillermo de Nassau.
Según las antiguas historias, con él llegaron los maestros masones operativos relacionados con la Orden de San Andrés del Cardo.
El Régimen Escocés Rectificado se completa con la “Orden Interior” ligada a la caballería medieval, al hombre que rechaza la corrupción del ambiente y somete su vida a un ideal tras ser armado caballero.
El masón rectificado aspira a convertirse en señor y sirviente.
Señor de su montura, que no es otra que él mismo y los medios a su alcance, y sirviente de las virtudes que ha conocido y estudiado como masón y ahora jura practicar.

La Orden Interior se compone de dos etapas:

-Escudero Novicio:

Esta calidad se concede por ceremonia de investidura.

Es preparatoria y transitoria; podría llegar a perderse.

-Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa:

Se confiere mediante ceremonia de armamento.




Portal del Régimen Escocés Rectificado del Guajiro


El Aprendiz y sus Misterios 1º Grado Capítulo I Una Verdad que Hiere El Dr. Jorge Elías Adoum Mago Jefa

El Aprendiz y sus Misterios
1º Grado

Capítulo I

Una Verdad que Hiere

El Dr. Jorge Elías Adoum
Mago Jefa



1. Lector: Si tienes el ardiente deseo de ingresar en la Augusta Institución Masónica y de convertirte en uno de sus miembros militantes, debes preguntarte a ti mismo: ¿Entró la Masonería en mí para que yo pueda entrar en la Masonería?. La respuesta a esta pregunta será una luz que puede esclarecerte y conducirte por la senda a la Verdad. Porque, si no posees, ante todo, el Espíritu Masónico, de nada te servirá tu ingreso en sus filas.

2. La Masonería era, en tiempos pasados, una Institución Hermética en el verdadero sentido de la palabra, pero hoy la Masonería es revelada a todo el mundo. En cualquier librería se encuentran folletos, revistas y libros que hablan de los ritos y ceremonias de la Orden y los interpretan y comentan. Todo el mundo cree que sabe de Masonería como sus propios adeptos y hay también algunos masones superficiales, inconscientes o perjuros que han divulgado al público los llamados secretos masónicos, de modo que, según los profanos y los iniciados, ya no puede haber misterios en la Masonería.

¡A esos necios vamos a desengañar!.

3. El catolicismo romano se impone a la multitud por un secreto que ningún Papa siquiera ha manifestado. Es el secreto de los Sacramentos. Cuando los Gnósticos, o sea los Conocedores del Secreto, los Esotéricos, quisieron divulgar o descubrir el secreto, lanzaron perlas a los cerdos y estos se volvieron contra ellos y los aniquilaron, pues la vulgarización de un misterio lo convierte en doctrina irrisoria. Pero, desgraciadamente, cuando los cerdos condenaron a los gnósticos condenaron también la Puerta de la Sabiduría Oculta y perdieron sus Llaves. Los Templarios buscaron las Llaves perdidas y fueron quemados vivos.

4. Cierta vez un sabio mahometano me dijo: “Jamás perteneceré a una religión cuyos fíeles comen a su Dios”. Pude entender por qué él razonaba así. El mahometano no me llamó la atención con sus palabras, porque él nunca podrá comprender el significado del misterio; mas lo que admira es la ignorancia de los propios masones respecto de las bases fundamentales de la Masonería.

5. La Masonería es poderosa y prevalecerá en el mundo por su terrible SECRETO, tan prodigiosamente guardado que hasta sus más altos iniciados lo ignoran.

6. Una vez, en una Logia, dijo un adepto: “Somos masones, pero no brillamos”. Los hermanos le pidieron que explicara aquella frase, pero él sonrió y dijo: “Si en nosotros la Luz es tiniebla, ¿Cómo serán las propias tinieblas?”. Y, al decirlo, se tocó la frente. Todos los presentes se miraron y tal vez por educación no lo llamaron loco.

7. Nadie tiene derecho a llamarse “Masón”, porque ser masón es ser Superhombre iluminado, que sigue el camino de la Verdad y de la Virtud, haciendo de ellas carne de su carne, sangre de su sangre, vida de su vida.

8. Lo que más entristece es el deseo de pasar rápidamente de un grado a otro, como si el afán de perfeccionarse estuviese sujeto a ciertos grados limitados y otorgados por los
hombres. Nadie quiere recordar que los tres años de “Aprendiz” son el símbolo del triple periodo que marcará las etapas de los estudios, del silencio y del progreso, como veremos
después.

9. El gran objetivo de la Masonería es despertar el poder latente en cada ser y convertir al hombre en Dios consciente de su divinidad sin limitaciones ni dudas. El masón debe trabajar inteligentemente para el bien de los demás. Su esfuerzo debe dedicarse al progreso universal. Debe ayudar al Gran Arquitecto del Universo, en su Obra. El masón debe construir y aprender por experiencia propia, sin apoyarse en los demás. Debe siempre dar sin esperar recompensa.

10. El Aprendiz tiene al Maestro externo por guía en la Senda hasta encontrar a su propio Maestro Interno y ver su propia luz en su mundo interior.

Conocer la Verdad y practicarla es el camino del masón y de todos los hombres.




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La Logia Lautaro

La Logia Lautaro


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La Gran Reunión Americana, también conocida como Logia de los Caballeros Racionales fue fundada por Francisco de Miranda en el año 1797 en Londres. El objetivo de esta logia era lograr la independencia de América de los españoles, estableciendo un sistema republicano unitario y un gobierno unipersonal. En 1807, Miranda fundó en Cádiz y Madrid filiales de los Caballeros Racionales.

La primer filial de la Logia se fundó en Cádiz (España) en el año 1811, con el nombre de Logia Lautaro, en honor al caudillo mapuche llamado Lautaro, que llamó a su pueblo a sublevarse contra los conquistadores españoles de Chile en el siglo XVI. Estaba inspirada en su organización en las logias masónicas, y en su inicio fue dirigida por José de Gurruchaga. Entre los miembros principales que participaron en esta sociedad caben destacarse:

  1. Francisco de Miranda,
  2. Santiago Mariño,
  3. Andrés Bello,
  4. Luís López Méndez
  5. Simón Bolívar
  6. José María Caro
  7. Bernardo O'Higgins,
  8. José Miguel Carrera
  9. Juan Pablo Fretes
  10. José de San Martín
  11. Tomás Guido
  12. José Cortes de Madariaga
  13. Francisco Isnardi

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Logia Lautaro de Buenos Aires

Fue la primera filial establecida en América. Esta sociedad secreta fue creada en Buenos Aires, en 1812, por José de San Martín, Alvear y Zapiola. Tenía como objetivo principal luchar para lograr la independencia continental, triunfando en el plano militar, y haciendo que la política siguiera ese objetivo básico. Se unió a la Sociedad Patriótica que fuera creada por Mariano Moreno.

José de San Martín participó en Londres en las reuniones del grupo que se desarrollaron en las casas de Andrés Bello y Luís López Méndez, fundando luego esta logia en Buenos Aires. Mantenían reuniones en las casas de alguno de sus miembros o en un local ubicado en lo que actualmente es la calle Balcarce, frente al Convento de Santo Domingo.

Miembros

Entre sus miembros o "hermanos" estaban:

  1. José de San Martín
  2. Carlos María de Alvear
  3. José Matías Zapiola
  4. Ramón Eduardo de Anchoris
  5. Bernardo de Monteagudo
  6. Juan Martín de Pueyrredón
  7. Antonio Álvarez Jonte
  8. Nicolás Rodríguez Peña
  9. Julián Álvarez

Finalmente la Logia Lautaro fue disuelta en el año 1820.

La influencia de la Logia se extendió de a poco entre otros países sudamericanos, fundándose varias filiales.

Logia Lautaro de Santiago de Chile o Logia Lautarina

La principal misión de la Logia Lautarina era establecer gobiernos independientes en América Latina. Dado su carácter de organización secreta ayudó a coordinar y establecer contactos entre muchos de los líderes de la independencia de Chile y Argentina. Asociados destacados de la logia fueron Bernardo O'Higgins y José de San Martín. O'Higgins fue el autor de la Constitución Matriz de la Logia Lautaro establecida en Chile.

La Logia Lautaro de Santiago es instalada el 12 de marzo de 1817, después del triunfo de los patriotas en la Batalla de Chacabuco. Tuvo filiales en el Perú, Bolivia y Uruguay.

Miembros

  1. Bernardo O'Higgins
  2. José de San Martín
  3. Tomás Guido
  4. José Antonio Balcarce
  5. José Ignacio Zenteno
  6. Juan Gregorio Las Heras
  7. Ramón Freire
  8. Miguel Zañartu
  9. Ramón Arriagada

Otras logias

  1. Logia de Lima
  2. Logia de Bogotá
  3. Logia Argentina de Tucumán
  4. Logia del Ejército de los Andes o Logia Lautaro de Mendoza
  5. Gran Oriente de Brasil (fundado el 17 de junio de 1822)



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