Thursday, February 22, 2018

Afinidades Espirituales - ¿Qué es la Fuerza?




AFINIDADES ESPIRITUALES
Franz Hartmann

¿QUÉ ES LA FUERZA?

Antes  de  procurar  ocuparnos  racionalmente  en  la  indagación  de  los  efectos recíprocos y afinidades de unas fuerzas cualesquiera, físicas, psíquicas o de otra especie, se presenta ante todo la pregunta: ¿qué es la “fuerza”?.
La  observación  y  la  experiencia,  tanto  externa  como  interna,  enseñan  que  la “fuerza” es un atributo o función de algo que se llama “substancia” o “materia”, a saber, un movimiento que por su naturaleza, no puede ser más que la expresión de una energía, ya que la substancia inanimada no puede moverse por sí misma. A la verdad, no está demostrada la existencia de cualquiera materia, y contradice a toda filosofía sana, a menos que por “materia” entendamos la “substancia” (de sub-debajo, y sto-estar), es decir, aquel principio que es la base de toda existencia.
Este principio, sin embargo, no puede ser por sí mismo otra cosa que una energía, porque, sin causa eficiente, nada absolutamente puede existir. La “materia” no puede ser su propia causa: ha de tener una causa por la cual existe, y esta causa no podría producir nada, si no fuera una fuerza operativa.
Según este aspecto, lo que llamamos “substancia” o “materia” no ha de ser otra cosa que el fenómeno que existe producido por la acción de una energía convertida en fuerza, cuya energía ha de ser por sí misma de naturaleza substancia, porque un movimiento de nada, sin base alguna para su existencia, es quimérico  inimaginable.
Esta fuerza universal que los antiguos llamaban “materia prima”, y que Schopenhauer describe como la “voluntad”, corresponde a lo que en sánscrito se llama “Akâsa”, y que quizá se designará mejor como el “espacio” o “fuerza universal”, por lo cual, sin embargo, no hemos de representarnos al espacio como una “nada vacía” o como una vejiga llena de éter universal, sino como la extensión de la fuerza universal infinita de que se trata, y cuya causa está en ella misma como algo que nos es desconocido, lo cual no podemos abarcar precisamente porque es infinitamente más grande que nosotros mismos, y que designamos como “Dios” o “Voluntad de Dios”, sin aproximarnos por ello a la comprensión intelectual.
Considerado desde el punto de vista espiritual, nos parece el universo como una manifestación del poder y de la gloria del Uno eterno e innominado; “la materia” como energía  acumulada  y  convertida  en  fenómeno;  la  “fuerza”,  en  cualquiera  forma  que aparezca, como una expresión de esta energía que se puede designar como la voluntad cósmica regida por una ley natural, cuya voluntad en su propia “substancia” o esencia, por sí misma, en todos los planos de existencia, en los planos físico, psíquico y espiritual, puede producir formas corpóreas, ya visibles, ya invisibles para nosotros. Esto concuerda también con las doctrinas religiosas de varios pueblos; pues, por ejemplo, la Biblia enseña que todo se hace por el Verbo (Logos).
El “Verbo” significa la vida que obra de dentro afuera, y la doctrina de los indos concuerda, por tanto, con la de los cristianos, afirmando que todo lo que existe no es otra cosa que una manifestación de la actividad de un principio vital en el universo, cuya fuente es Atma, el Espíritu, es decir, la “Conciencia”. La “materia” es un fenómeno, y como tal, un atributo de este principio universal. Lo que llamamos “forma” no tiene en sí misma ninguna existencia absoluta, sino que es una suma de cualidades; pero el poder trascendente que produce estas formas, es eterno e inmutable, por más que se manifieste en formas y fenómenos innumerables y diversos.

No comments:

Post a Comment