Friday, December 14, 2018

Dibujando sobre el suelo


Dibujando sobre el suelo

Cada logia bajo la Constitución inglesa tiene un Cuadro de Dibujos (Tracing Board) para cada uno de los tres grados. ¿Cuál es su punto? ¿Realmente agregará algo a nuestro estudio de los símbolos y alegorías masónicas? ¿Podrían las lecciones impartidas por cada ceremonia de grado ser menos completas sin los Cuadros?

Esta es una cuestión compleja; en cierto nivel es cierto que podemos aprender todo lo que el ritual enseña sin ninguna ayuda visual. En otro nivel sin embargo, los Cuadros de Dibujos contienen pistas; pistas acerca de aspectos de la enseñanza de los tres grados que no aparecen como evidentes en las palabras de ritual impreso de hoy día.

Tenemos que recordar que la impresión de textos rituales claros es una práctica bastante moderna.

Hay indicios de que en aquellos días cuando el ritual se transmitía por tradición oral, se impartía mucho más conocimiento a los hermanos.

Esa es la única manera por la que podemos explicar, por ejemplo que los Grandes Principios sobre los que se funda la masonería, Amor Fraternal, Confianza y Verdad, solo se comunican a los Aprendices cuando les enseñan las cuestiones pendientes desde el primero al segundo grado- y que no se mencionan en ninguna parte del primer grado.

En forma similar con dos de los más ricos depósitos de alegorías masónicas, los nobles cinco ordenes de arquitectura y las siete artes y ciencias liberales: se habla solo de dos grupos de pasos en una escalera, una de cinco y otro de siete. Esas alegorías crucialmente importantes no se exponen ahora en ninguna parte, a menos que se lean las “lectures” de Emulación.

Sin embargo, si examinamos, por ejemplo, algunos de los Cuadros americanos del siglo 18 hallamos intrincados diseños con los órdenes de arquitectura, lo cual deja claro que el Maestro u otro masón a cargo de la instrucción de los hermanos más jóvenes debe de haber hecho todo lo posible para profundizar en las diferencias y significados de los cinco órdenes.
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En Londres, 1762, una “Divulgación” titulada “Jachim and Boaz” se publicó con el siguiente pasaje:

“El (el candidato), también aprende el paso, o como avanzar hacia el Maestro en el Dibujo del suelo, el cual en algunas logias semeja la Gran Construcción, llamada palacio de mosaicos y debe describirse con la mayor exactitud posible. También hay dibujadas otras figuras una de las cuales se llama la Cuerda de Lazos y otro el Trono tachonado de estrellas.”

“En algunas logias, el miembro recientemente admitido es obligado a tomar un estropajo de un balde agua y limpiar el dibujo hecho en el suelo, lo que lo sume en cierta confusión pero provoca una gran alegría entre los demás hermanos”.

En otras palabras, que tenían un gran cuidado de que las imágenes dibujadas en el suelo no pudieran ser vistas por el mundo profano.
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Tabla de caballete
Desde la mitad del siglo 18 en Inglaterra los diseños se reproducían en tapices o alfombras con lo que se terminó con el laborioso lavado cada vez que se cerraba la logia.

Estas prácticas fueron copiadas en el continente, en Francia, Alemania y Austria en la forma de tapices de logia o carpetas. Una divulgación posterior muestra una logia francesa en trabajo, reproducida en un grabado, mostrando a los hermanos situados a cada lado de un tapiz de piso con símbolos dibujados sobre el mismo.

Más tarde, las telas fueron apoyadas en una tabla o en caballetes y de allí la práctica de ejecutar el diseño sobre una tabla rígida.

De acuerdo a Ferry Haunch en su trabajo para las Transacciones de la Logia Quatur Coronati Nº 2076, hay cierta evidencia de que el término “tabla de caballete” (trestle, trassle y training board con otras variantes) quedaron en forma corrupta como “traising” para finalmente fijarse en “tracing board”.

En los Estados Unidos, el término “trestle board” se sigue usando para este propósito.

Muy pocos cuadros anteriores a 1800 han sobrevivido, pero después de ese año la fama de ciertos diseñadores ingleses llego a primer plano, incluyendo a John Cole, cuyos grabados aparecieron en 1801, y John Browne el autor del famoso “Master Key” (1798) diseñó un juego de cuadros a todo color cerca de 1800.

Con la llegada de cuadros diseñados por Josiah Bowring, un pintor de retratos, puede verse un intento de producir un cuadro estéticamente agradable, empleando la perspectiva e incluyendo más detalles que sus predecesores. Los cuadros de Bowring ciertamente superan el estándar de los que vinieron después. De esos, por lejos, el más logrado fueron los de John Harris, cuyo prolífico trabajo dejó un juego de cuadros diseñados en 1820, 1825, 1845 y 1849. Los Cuadros de Harris de 1845 fue el que ganó el premio propuesto por la Emulation Lodge of Improvement (Logia de Perfeccionamiento) en ese año.

Esos cuadros, de 6 x 3 pies de tamaño (1.80 x 0.90 m) son los que aún se emplean en la mayoría de nuestras logias hoy día.

Las logias europeas continentales frecuentemente tienen carpetas o tapices de piso en lugar de tablas rígidas.

La logia Pilgrim Nº 238 de Londres, que trabajó en lengua alemana desde 1749 usa una de estas carpetas.

Desde el restablecimiento de la francmasonería en países que estaban previamente bajo el comunismo, las logias han trabajado con carpetas diseñadas en los inicios del siglo 20 cuando había un arte masónico floreciente.

Vemos carpetas de logia tejidas en Alemania con vibrantes colores y atención en los detalles que han excedido los límites de los diseños del siglo 19 empleados en Inglaterra.

También Cuadros diseñados por el artista húngaro Ferec Sebock donde una forma de Art Deco se transmuta en una manera surrealista.
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Cuadros de Ferenc Seboc
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En los Estados Unidos los Cuadros no son usados en general, excepto en aquellas logias que trabajan bajo el ritual inglés, aunque existen espléndidos ejemplos de cuadros de intrincada elaboración y tapices que son propiedad de los museos.

La francmasonería, después de todo, trata con símbolos y alegorías que las palabras no pueden expresar, y una imagen visual nos da un medio de usar nuestra propia visión para decodificar el mensaje. El Cuadro está allí justamente para eso, presentar el plano de la construcción y desarrollar la manera de que podamos recibir su mensaje y aprovechar de ello.




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La Hermandad para toda la Humanidad

Rev. Emmet Fox


Rev. Emmet Fox

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Emmet Fox nació el 30 de julio de 1886 en Irlanda, en una familia de larga tradición católica. Su padre, que fue médico, falleció cuando el pequeño Emmet tenía nueve años de edad.

Algunos afirman que desde temprana edad, Fox manifestó un cierto poder curativo. Según estas versiones, a la edad de seis años, Fox habría curado a su propia madre y, en otra ocasión posterior, a su hermana enferma. Esta capacidad curativa habría sido entendida por Fox no como un don especial suyo, sino como una capacidad que provenía de un poder que toda persona poseía

Durante su adolescencia, Fox empezó a sentir ciertas divergencias con las enseñanzas del catolicismo romano. Se afirma que este fue un proceso gradual, como parte de su búsqueda por investigar el fenómeno de la sanación por medio de la mente y de la oración. A los dieciocho años de edad, empezó a estudiar seriamente, y por cuenta propia, las posibles respuestas a la explicación de este fenómeno. Así, empezó a leer y a estudiar las enseñanzas de movimientos tales como la Metafísica Práctica, la Nueva Psicología y la Ciencia Divina.

Fox fue educado en Inglaterra, en donde llegó a graduarse como Ingeniero Eléctrico, luego de cursar estudios en Stamford Hill, una facultad de la Orden Jesuita cercana a Londres.

Su interés por la filosofía del Nuevo Pensamiento, lo impulsó a tomar contacto con las actividades de este movimiento. Conoció personalmente al juez inglés Thomas Troward, uno de los precursores de esta filosofía. En 1914, Fox asistió a la reunión que organizara en Londres la Alianza Internacional del Nuevo Pensamiento. En 1928 ofreció su primera conferencia sobre el Nuevo Pensamiento, en el Mortimer Hall, en la capital inglesa.

Luego de estas experiencias, viajó hacia los Estados Unidos. Allí, fue ordenado como Ministro de la Ciencia Divina por la Rev. Nona Brooks. En 1931 fue seleccionado para ser el sucesor del Rev. W. John Murray, en la conducción de la Primera Iglesia de la Ciencia Divina de Nueva York, también conocida como Iglesia del Cristo Sanador de Nueva York. De esta manera, el Rev. Emmet Fox dio inicio a un ministerio que duró veinte años y que se hizo inmensamente popular en los Estados Unidos, proyectándose a todo el mundo a través de sus escritos.

Las conferencias y sermones del Rev. Emmet Fox convocaban a grandes multitudes. Más de cinco mil personas acudían a sus conferencias matutinas de los domingos en el Hippodrome Theatre, en el Manhattan Opera House o en el Carnegie Hall. Sus sermones, llenos de sencillas pero profundas reflexiones, nunca duraban más de veinte minutos. Él le hablaba a la gente sobre Dios en términos personales e íntimos, animándolos a descubrir y desarrollar su propio poder creativo y a relacionarse con Dios para la solución de sus problemas cotidianos: "Este poder es la verdadera fuente de todas las cosas que existen. Sólo necesita fluir dentro de tu propio ser y transformarte en salud, en verdadera prosperidad, en inspiración o en cualquier cosa que puedas necesitar. El poder está allí. Está presente en todas partes. No le pertenece a nadie en particular, porque le pertenece a todos. Está siempre aguardando, a todo momento, para que los hombres y mujeres lo convoquen y lo usen, no solamente en las crisis sino en cada problema, aunque sea pequeño, de tu vida diaria".

Con su talento para hablar y escribir con dinamismo y claridad, el Rev. Fox señalaba: "Tarde o temprano tendrás que poner primero a Dios en tu vida, Dios se convertirá en lo único que realmente importa. No necesita ser lo único en tu vida, sino lo primero (...) cuando esto ocurre, tu vida se hace más simple, más rica e infinitamente más provechosa".

Uno de los puntos centrales en las enseñanzas del Rev. Fox era que el Amor y el Perdón son las claves para la transformación personal: "El Amor es, de lejos, lo más importante de todas las cosas. Es la Puerta de Oro del Paraíso. Orar por el entendimiento del amor y meditar diariamente sobre ello (...) es lo que despeja al miedo. Es lo que satisface a la Ley. Cubre a una multitud de pecados. El Amor es absolutamente invencible".

El Rev. Fox señalaba que el perdón era una parte integral de lo que él llamaba el Sendero del Amor: "el cual está abierto a todos, en toda circunstancia y sobre el cual puedes caminar a cualquier momento, en este momento si lo deseas. (...) Este sendero no te llama a trabajar en una onerosa investigación, porque es en tu propia vida diaria, en tus ordinarios acontecimientos diarios, donde se encuentra tu experimentación. No necesita de ninguna referencia de libros, ni de entrenamiento profesional, ni de ningún aparato externo de ninguna clase. Todo lo que se necesita es que empieces a desechar, firmemente, de tu mentalidad a todo pensamiento de condena personal (debes condenar a la acción incorrecta, pero no a quien la comete), a los resentimientos por viejas injurias y a cada cosa que sea contraria a la ley del Amor. No debes permitirte odiar a ninguna persona, ni grupo ni a nadie. Mediante el diario ejercicio de la fe, debes construir la verdadera conciencia del Amor y, entonces, el resto del desarrollo espiritual lo seguirá. El amor te curará. Que el Amor te ilumine".

Las enseñanzas del Rev. Fox ejercieron una gran influencia en la entonces naciente organización de los "Alcohólicos Anónimos" (AA. AA.). La secretaria del Rev. Fox era la madre de un hombre llamado "Al", quien fue uno de los primeros alcohólicos recuperados. "Al" trabajaba muy cercanamente con Bill Wilson, uno de los co-fundadores de AA. AA. Mediante esta conexión, los grupos de AA. AA. empezaron a acudir a las charlas ofrecidas por el Rev. Fox y a leer algunos de sus textos, especialmente el libro "El Sermón de la Montaña", que se convirtió en uno de los libros cuya lectura era recomendada para el proceso de recuperación.

Ciertos conceptos del Rev. Fox, como el de vivir "un día a la vez", el que cada persona es responsable por sus propios pensamientos y la necesidad de librarse de los resentimientos, encajaban perfectamente con la filosofía de recuperación de los AA. AA. El Rev. Fox enfatizaba que una de las reglas más importantes para el crecimiento personal, era el vivir en el presente: "Vive el hoy y no te permitas vivir en el pasado, bajo ningún pretexto. Vivir en el pasado significa pensar en las cosas que ocurrieron, reviviendo los hechos, especialmente si lo haces con sentimiento (...) entrénate a ti mismo para ser un hombre o una mujer que vive un día a la vez. Te sorprenderás al ver cómo las condiciones cambian rápidamente cuando te acercas a este ideal".

El Rev. Emmet Fox escribió varios libros y folletos que alcanzaron fama mundial. Sus obras fueron y aún son muy populares hoy en día. Se calcula que, en todo el mundo, 10 millones de personas han leído alguno de sus escritos. En la actualidad, muchas de sus obras son encontradas no solamente en librerías comunes sino también en librerías religiosas, ya que sus textos son ampliamente leídos por ministros de diversas denominaciones religiosas.

El Rev. Emmet Fox hizo su transición en París, Francia, el 13 de agosto de 1951. Su gran amigo, el Rev. Herman Wolhron, quien con su esposa Blanche estuvieron presentes en el momento de su transición, lo sucedió en la conducción de la Primera Iglesia de la Ciencia Divina de Nueva York.

El Sermón Del Monte
La Llave Para Triunfar En La Vida
Libros
  1. Dale valor a tu vida - Emmet Fox
  2. El equivalente mental - Emmet Fox
  3. La Dieta Mental de los siete días - Emmet Fox
  4. La llave de oro - Emmet Fox
  5. Los siete aspectos de Dios - Emmet Fox
  6. Un año con Emmet Fox - Emmet Fox

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Hermano, ya llegaste a la Puerta del Templo

Waite Arthur Edward


Arthur Edward Waite
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Doctor en literatura. En junio de 1891 ingresó a la Hermetic Order of the Golden Dawn. En marzo de 1899 ingresó en la Orden Segunda, la Ordo Rosae Rubeae et Aureae Crucis.

Siendo más místico que mago, adaptó los rituales de la Orden al espíritu esotérico cristiano, desanimando las prácticas mágicas, pero el escaso apoyo que logró motivó su alejamiento. El 4 de noviembre de 1904, Waite constituyó la "Orden Rectificada de la Golden Dawn". Esta Orden cerró en 1914 y Waite fundó la "HERMANDAD DE LA VERDADERA ROSA CRUZ" en 1915. El 10 de febrero de 1902 Waite fue iniciado Aprendiz Masón en la Logia St. Marylebone No. 1305. El 10 de abril de 1902 fue recibido Zelador de la Societas Rosicruciana In Anglia. El 1º de mayo de 1902 fue elevado al Santo Real Arco, siendo exaltado en el Metropolitan Chapter No. 1507.  Una semana más tarde en mayo de 1902 fue instalado como Caballero Templario en la Consagración de la King Edward VII Preceptory. En 1910 Waite fue instalado como Venerable Maestro de la Logia Runymede.

En el "Quien es quien en Ocultismo", Dalmor-Edit.Kier,1989 dice de él:

"Erudito en esoterismo occidental, místico, masón y autor. A los dos años, a raíz de la muerte de su padre, fue llevado por su madre a Inglaterra, no regresando nunca a su patria. Miembro de la Order of the Golden Dawn, de la cual transformó el ceremonial , y de otras sociedades del mismo carácter, tuvo experiencias desilusionantes con todas ellas. G. Moakley (Introducción a The pictorial key to Tarot, 1959) ha esbozado la siguiente semblanza de él: "Es raro que exista un tema relacionado con la tradición esotérica que Waite haya dejado sin explorar. Magia, teosofía, ocultismo, alquimia, los Rosacruces, el Santo Grial, la Cábala, la Masonería. Estudió todos ellos profunda y amorosamente aunque con mirada escéptica, rápida a detectar inconsistencias y exageradas pretensiones...Como todos los místicos genuinos, causaba una impresión de gracia y encanto a quienes lo conocían. Ser testigo de su labor en un rito masónico debe haber sido una experiencia inolvidable. Su leonina cabeza, sus vivos ojos oscuros y su majestuosa presencia, hacían plena justicia a cada ceremonia, y él sí podía recitar las palabras como uno de aquellos que tienen pleno conocimiento de las verdades que ellas expresan".

"Su conocimiento de la tradición esotérica occidental fue tan profundo y su producción escrita tan autorizada y exhaustiva que cabe señalarlo como el más eminente erudito en el tema de principios de este siglo (XX). Escribió más de doscientas obras que ocupan un lugar único y prominente en el campo de las investigación ocultista y continúan siendo fuente de consulta para los estudiosos. La lista de sus obras completas fue preparada en 1932 con la ayuda del mismo Waite, por Harold van B. Voorhis, quien posee la más importante colección de trabajos de este autor, depositada actualmente en la Iowa Masonic Library de Cedar Rapids (Estados Unidos). Su libro The Holy Kabbalah fue posiblemente su mejor obra.

"Aunque él fue -según confiesa- una especie de católico liberal, la Cábala es lo que más se acerca a su propia filosofía. Escribió sucesivamente tres libros sobre el asunto, cada uno de ellos corrigiendo a sus predecesores. Igualmente revisten mucha importancia sus trabajos sobre los Rosacruces, el Tarot, el Santo Grial y la alquimia. Editó las obras de Eliphas Lévi y Thomas Vaughab. Fue distinguido por la Masonería estadounidense con el grado honorario de Past Senior Grand Warden of Iowa.

El Misticismo Francés y la Historia del Martinismo - PD F

OBRAS:


  1. 1886) The mysteries of magic (a digest of the writings of Eliphas Lévi) (Trubner & Co, Londres,1895)
  2. (1887) The real history of the Rosicrucians, founded on their own manifestoes and on facts and documents from the writings of initiated Brethreen (Londres,1887)
  3. (1888) Lives of the alchemystical philosophers
  4. (1891) The occult sciences
  5. (1893) The Hermetic Museum
  6. (1894) Collectanea Chemica
  7. (1894) The new pearl of great price (de Pietro Bono)
  8. (1894) The hermetic and alchemical writings of Paracelsus
  9. (1896) Devil worship in France
  10. (1898) Book of black magic and of pacts, including the rites and mysteries of Goetic theurgy, sorcery and infernal necromancy
  11. (1902) The doctrine and literature of the Kabbalah
  12. (1906) Studies in mysticism and certain aspects of the secret tradition
  13. (1908) A golden and blessed casket of nature"s marvels (de Benedictus Figulus)
  14. (1908) The trumphal chariot of antimony (de Basil Valentine)
  15. (1909) The hidden church of the Holy Grail, its legends and symbolism
  16. (1911) The secret tradition in Freemasonry
  17. (1911) The book of ceremonial magic
  18. (1914) The secret doctrine of Israel
  19. (1915) The way of divine union
  20. (1919) The works of Thomas Vaughan
  21. (1921) A new encyclopaedia of Freemasonry
  22. (1924) The Brotherhood of the Rosy Cross
  23. (1926) The secret tradition in alchemy: its development and records
  24. (1926) Emblematic Freemasonry and the evolution of its deeper issues
  25. (1926) The secret Tradition in Goetia: a book of ceremonial magic
  26. (1926) Key to the Tarot
  27. (1926) Collected poems
  28. (1926) Azoth or the star in the east
  29. (1926) The hemetic and alchemical writings of Paracelsus
  30. (1926) strange house of sleep
  31. (1926) Book of mystery and vision
  32. (1926) The false monarchy of demons
  33. (1926) The Holy Kabbalah, a study of the secret tradition
  34. (1938) Shadows of life and thought
  35. (1938) The pictorial key to the Tarot
  36. (1938) Seventy eight Tarot cards in full color (creadas por A.E.Waite con la colaboración de Pamela Colman Smith)
  37. (1938) The Holy Grail: the Galahad quest in the Arthurian literature
  38. (1938) Raimund Lull
  39. (1938) Louis Claude de Saint Martin





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Wednesday, December 12, 2018

El Culto Primitivo en el Régimen Escocés Rectificado - Diego GEIMME


EL CULTO PRIMITIVO EN EL 

RÉGIMEN ESCOCÉS RECTIFICADO

Jean-Marc Vivenza
Extracto de su obra "Los Élus Cohen y el Régimen Escocés Rectificado",
Capítulo V: "Expiación, purificación, reconciliación y santificación:
los cuatro tiempos de la reedificación del Templo del menor espiritual" 

“... ¿cómo se va a traducir, para el Régimen Escocés Rectificado, esta “ciencia del hombre”, que procede directamente de la enseñanza martinezista sobre la cual se apoya, por medio de correcciones previas y significativas enmiendas efectuadas para volverla conforme a las verdades de la fe cristiana? De qué manera esta “ciencia” singular conseguirá, concretamente, coger forma para conseguir fundirse enteramente en los diversos grados y niveles de la “rectificación”, hasta tal punto que se volverá tan íntima con el Régimen Rectificado que es ahora relativamente delicado, debido al genio con el cual Willermoz supo, mediante suaves toques, distribuir los elementos de esta ciencia en su sistema, extraerla para proyectar sobre ella una luz que le permita aparecer en toda su integral profundidad y clara formulación.

La única manera de conseguir resolver estas legítimas cuestiones, cuya elucidación es indispensable si se desea llegar a comprender la esencia espiritual auténtica del Rectificado, es preguntarse en qué consiste el primer y mayor objetivo, el objetivo central del Régimen fundado por Jean-Baptiste Willermoz. Ahora bien, a esta pregunta se puede aportar una respuesta simple e inmediata, que nos es expuesta por la Instrucción secreta de los Grandes Profesos: “El único objetivo de la iniciación es conducir del Porche al Santuario”; lo que significa, positivamente, que el Rectificado, cuya finalidad es “esclarecer al hombre acerca de su naturaleza, su origen y su destino”, no posee otro programa que el de la “Reintegración”.

Es evidente, como lo mostrará Willermoz, que si el hombre no hubiese degradado su naturaleza librándose a la prevaricación, sería inútil iniciar hoy en día tal proceso de regeneración. Pero ahora, pudriéndose en su estado lamentable, un importante trabajo se le impone puesto que el hombre es “indigno de acercarse al Santuario”, trabajo que podría resumirse en la imperativa obligación para el Menor espiritual caído de obrar en recobrar su estado primitivo original, que fue el objetivo reconocido de la verdadera Iniciación por el intermedio de sus profetas y de sus enviados que prescribieron siempre “una multitud de lustraciones y purificaciones de todo tipo que exigían a los iniciados, y solamente tras haberles preparado de esta manera, les hacían descubrir el único camino que puede conducir al hombre hacia su estado primitivo y restablecerle en sus derechos perdidos” (Instrucción secreta). Si no hay otra finalidad para la iniciación, ni otro objetivo más precioso y vital, lo que sostendrá con gran fuerza y enérgica convicción Jean-Baptiste Willermoz, entonces se hace necesario organizar un camino, preparar una “vía” que se encarnará en lo que quiso ser, y se pensó en tanto que Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, la rectificación comprometida en 1778 en Lyon.

Curiosamente, para llevar a la práctica este proceso de reintegración del hombre, y casi invisiblemente dándole a primera vista un barniz “ético” o “moral”, que llegará hasta engañar a algunos Masones, y no los menos instruidos, el Rectificado retomará por su cuenta sin divulgarlo demasiado las tesis de Martinès relativas al culto primitivo, y reproducirá así los grandes principios de la doctrina de los Cohen: “El hombre, ser espiritual menor, tenía que operar un culto. Era puro y simple, pero habiendo degradado su ser y desnaturalizado su forma, su culto cambió. Se ha vuelto sujeto a la ley ceremonial del culto. El hombre, que participa de la naturaleza divina y completa la cuádruple esencia, debe rendir un culto que corresponde a las cuatros facultades divinas de las cuales es imagen y semejanza”. Es cierto que el culto celebrado por los Cohen integraba elementos del culto celebrado por Adán, pero perfeccionándolos, haciéndoles más eficaces y justos: “Culto de expiación, purificación, reconciliación, santificación. El último corresponde al pensamiento divino, el tercero a la voluntad o al verbo, el segundo a la acción, el primero a la operación. El hombre en su primer estado solo tenía que operar para él un culto de santificación y de alabanzas. Era el agente por el cual los espíritus que debía traer de vuelta debían operar los otros tres. Al haber caído, debe operarlos él mismo. Estos cuatro cultos se designaban en la antigua ley por los 4 diferentes sacrificios que hacía el gran sacerdote, por las 4 especies de animales. También lo eran por los 4 tiempos, o fiestas principales, y por las 4 oraciones diarias. El verdadero culto fue enseñado a Adán tras su caída por el ángel reconciliador, fue operado santamente por su hijo Abel en su presencia, restablecido bajo Enoc quien formó nuevos discípulos, olvidado después por toda la tierra y restaurado por Noé y sus hijos, renovado luego por Moisés, David, Salomón, Zorobabel y finalmente perfeccionado por Cristo en medio de los doce apóstoles en la Última Cena”[1].

Este culto nunca será enseñado en términos directos a los miembros del Régimen Rectificado, puesto que Willermoz reservará su conocimiento, no práctico sino teórico, únicamente a los Caballeros Profesos y a los Grandes Profesos. Sin embargo, se conducirá a los hermanos del Régimen por un proceso de regeneración espiritual tal que cumplirán, sin estar realmente consciente de ello, los principios, las reglas, las leyes y ceremonias de este culto, llevándoles a comprometerse, lenta y armoniosamente, en una santa labor de regeneración espiritual durante todo el tiempo de su vida masónica. Sin embargo, el carácter fundamental del cuaternario va a tomar con el Régimen Rectificado, que se libera de los marcos de la masonería estructurada en tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, tal evidente dimensión que va a posicionar al sistema de Willermoz en una actitud de brusca y, para algunos, chocante originalidad, de tal forma que se va a acoplar con las convicciones de la doctrina Cohen, que retoma para su propósito a este respecto y las hace completamente suyas. Así, para reedificar el templo tripartito destruido y en ruinas, el Menor de potencia cuaternaria deberá, en cuatro tiempos, reencontrar los elementos del culto original fundado sobre los cuatro sacrificios, las cuatro oraciones diarias y las cuatro fiestas principales. Descubrimos entonces mucho mejor por qué Willermoz, quien deseaba situar su Orden bajo los auspicios del “verdadero culto” y del sacerdocio primitivo, edificó su sistema masónico en cuatro grados y no en tres.

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Volviendo con un sentido consumado de la pedagogía espiritual sobre las grandes líneas de la historia universal, Jean-Baptiste Willermoz, que observará sobre este punto una gran fidelidad con respecto a la enseñanza de Martinès de Pasqually, sobre todo cuando éste, como era natural, se fundaba y se basaba en la exposición de su doctrina sobre el texto y la letra de la Santa Escritura, llevará entonces toda la perspectiva de su sistema iniciático en una sutil y extremadamente realista obra de regeneración, siguiendo casi paso por paso las diferentes etapas que vieron a Adán, escuchando desgraciadamente al padre de la mentira, ser desposeído de su estado glorioso, luego expulsado del Edén para sufrir, en este mundo tenebroso, el espantoso duelo de un exilio que le valdrá, debido a una penosa expiación, al principio sufrida, pero que todo hombre tendrá que aceptar y poner en práctica para poder colaborar en el trabajo de purificación que permitió a la humanidad reencontrar la amistad de Dios y beneficiarse de la gracia reparadora y santificadora de su Hijo, ofrecida hoy en día gratuita y libremente a toda criatura deseosa de reencontrar el camino que conduce a la inefable comunión con el Eterno por la reconstrucción del Templo universal tripartito.

Estas tres partes del Templo universal, y por ende del Menor, van a ser particularmente marcadas y resaltadas en el seno del Régimen Escocés Rectificado, el cual, recogiendo y adaptando magistralmente la forma arquitectónica del Templo que Salomón edificó en Jerusalén (forma organizada según las diferentes estancias del santo edificio: Porche, Santo, y Sancta Sanctorum, perfectamente adaptable, al menos simbólicamente, en lo que debiera ser la reedificación espiritual de cada hijo de Adán), invitará a los hermanos a franquear los muros que les alejan, desgraciadamente, del recinto sagrado y, a continuación, penetrar piadosamente, bajando la cabeza con el sentimiento de su falta, en el interior de este majestuoso Templo para poder, finalmente, al entrar en el Santuario, alabar a la Divinidad y celebrarle un verdadero culto, magnificando la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu, cantando la inmensidad de su Amor.

En este esquema tripartito de reconstrucción, todo participa de un gran y escrupuloso respeto hacia la Palabra de la Revelación, todo está en profundo acuerdo con la doctrina de los padres de la Iglesia, todo se corresponde con un exigente conocimiento de la realidad espiritual y antropológica que preside en el fondo la constitución interior de cada ser y condiciona rigurosamente los más mínimos progresos en su camino personal hacia el Reino de la Verdad.

Cuando trataban la cuestión del camino espiritual, los doctores de la fe hablaban efectivamente de un progreso que se descomponía en tres tiempos distintos, respectivamente: la purificación, la iluminación y la unión. La mayoría de los tratados al respecto explicaban con todo lujo de detalles lo que distinguía estos tres tiempos, y describían la manera de avanzar en el seno de estas etapas esenciales de la perfección cristiana donde el alma se purifica sintiendo su inteligencia, su memoria y su voluntad. Pero la juiciosa intuición de Willermoz fue la de conjugar, reuniendo los cuatro tiempos del culto primitivo con la reconstrucción tripartita del Templo universal, la perspectiva de la “Reintegración” tal como la describió Martinès de Pasqually, con los criterios seguros y sabios de la tradición secular de la teología ascética y mística. Esta pertinente “alianza” desembocará en la constitución de una arquitectura iniciática muy eficaz, respetuosa de los fundamentos de la Revelación, atenta al sentido simbólico propio que podían constituir para la criatura caída los grados de su retorno amistoso cerca de Dios.

Presentando al hermano de manera clara el Porche, el Templo y el Santuario como tantos recintos que tendrá que franquear para acceder a la plenitud de la iniciación que espera obtener de por su compromiso en la Orden, el Régimen Escocés Rectificado, al reconstituir con sus tres clases (Masonería, Caballería y Profesión) las tres partes tradicionales del Templo, se inscribirá desde entonces como una verdadera escuela de realización evangélica, a saber, volver a dar consciencia, aquí abajo, a cada miembro, hermano querido del Señor, del lugar que le corresponde y que le espera desde siempre en el Cielo cerca del Eterno.

Estas tres partes del Templo responden a un ternario que sabemos ocupa un lugar fundamental en el Régimen Escocés Rectificado, y van por tanto a desempeñar un papel central desde el punto de vista de la aplicación del trabajo iniciático que solo podrá apoyarse, claro está, porque todo depende de ello, todo procede de ello y todo conduce a ello, sobre el ternario en el sentido genérico del término. Robert Amadou publicó una tabla recapitulativa muy instructiva al respecto en su Prefacio a las Lecciones de Lyon, precedido de esta advertencia: “El ternario fue elegido entre las diez páginas del libro del hombre porque es necesario empezar con lo que se tiene. 3 es del mundo universal, según lo cual todo es producido, y número de las formas producidas; número del Verbo y del Espíritu Santo en acción, número de sus agentes creadores; número de nuestro mundo, pobres de nosotros, ricos de nosotros”.

Con el objetivo que sea un paradigma permanente en su sistema masónico, Willermoz, fino pedagogo, añade a este cuadro general los tres tiempos de la historia del hombre y de la reconstrucción de su Templo, insistiendo sobre el trabajo necesario derivado de la comprensión de esta puesta en perspectiva universal que condiciona, en cada período y para todas las generaciones que se han sucedido y que se sucederán en este mundo, el destino de los hijos de Adán esperando la reconciliación que les abrirá por fin las puertas del Reino: “Este término, escribirá Saint-Martin, solo será alcanzado por aquel que haya pasado por el crisol de la purificación, haya sufrido todas las pruebas que la justicia exige a los culpables menores y haya trabajado el tiempo requerido a la gloria del Gran Arquitecto del Universo. Esto será el salario que recibirá cada elegido cuando haya fielmente cumplido con los deberes de aprendiz y de compañero, para merecer ser recibido maestro, es decir, ser admitido al culto en el altar y a llevar el incensario”.

No podemos dejar de recordar las palabras dirigidas por el hermano Orador al nuevo iniciado del Régimen Escocés Rectificado, explicándole el sentido de los tres viajes que acaba de realizar: “Los tres estados de Buscador, Perseverante y Sufriente están tan ligados en el hombre de deseo que nos ha parecido necesario recordárselos juntos a través de cada uno de los viajes. Los tres viajes en la oscuridad han representado la penosa carrera que el hombre debe recorrer, los inmensos trabajos que debe realizar sobre su espíritu y sobre su corazón, y el estado de privación en el cual se encuentra cuando está abandonado a sus propias luces. La espada sobre el corazón designa el peligro de las ilusiones a las cuales está expuesto durante su carrera pasajera, ilusiones que no puede rechazar más que con vigilancia y depurando siempre sus deseos. Las tinieblas que os rodean designan también aquellas que cubrían todas las cosas en el principio de su formación. Finalmente, el guía desconocido que os ha sido dado para recorrer este camino figura el rayo de luz innato en el hombre, única vía para sentir el amor a la verdad y poder llegar hasta su Templo”.



[1] Las Lecciones de Lyon, nº 99, del sábado 22 de junio de 1776, W.

Publicado por Diego GEIMME 



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