Thursday, June 18, 2020

Las Profecías de Juan de Jerusalén - Veo y Conozco


Hermano, ya llegaste a la Puerta del Templo

LAS PROFECÍAS
DE JUAN DE JERUSALÉN
VEO Y CONOZCO



Mis ojos descubren en el cielo lo que será, y atravieso el tiempo de un solo paso. Una mano me guía hacia lo que ni veis ni conocéis. Mil años habrán pasado y Jerusalén ya no será la ciudad de los cruzados de Cristo. La arena habrá enterrado bajo sus granos todas las murallas de nuestros castillos, todas nuestras armaduras y todos nuestros huesos. Habrá sofocado nuestras voces y nuestras plegarias.
Los cristianos venidos de lejos en peregrinación, allí donde estaban sus derechos y su ley, no osarán acercarse al sepulcro y a las reliquias si no es escoltado por los caballeros judíos, que tendrán aquí, como si Cristo no hubiera sufrido en la cruz, su Reino y su Templo. Los infieles serán una multitud innumerable que se extenderá por todas partes y su fe resonará como un tambor de un confín al otro de la tierra.
Veo la inmensidad de la tierra. Continentes que Herodoto no nombró sino en sueños se añadirán más allá de los grandes bosques de los que habla Tácito y en el lejano final de mares ilimitados que empiezan después de las columnas de Hércules.
Mil años habrán pasado desde el tiempo en que vivimos, y los fondos de todo el mundo se habrán convertido en grandes reinos y vastos imperios. Guerras tan numerosas como las mallas de la cota que llevan los caballeros de la orden se entrelazaran, desharán los reinos y los imperios y tejerán otros. Y los siervos, los villanos, los pobres sin hogar se sublevaran mil veces, harán arder las cosechas, los castillos y las villas, hasta que se les queme vivos y se obligue a los supervivientes a volver a sus cubiles. Se habrán creído reyes.
Mil años habrán pasado y el hombre habrá conquistado el fondo de los mares y de los cielos, y será como una estrella en el firmamento. Habrá adquirido el poder del sol y se creerá dios, construyendo sobre la inmensidad de la tierra mil torres de babel. Habrá edificado muros sobre las ruinas de los que levantaron los emperadores de Roma y éstos separarán una vez más las legiones de las tribus bárbaras.
Más allá de los grandes bosques habrá un imperio. Cuando caigan los muros, el imperio no será más que agua cenagosa. Las gentes se mezclarán una vez más. Entonces empezará el año mil que sigue al año mil.

VEO Y CONOZCO LO QUE SERÁ
SOY EL ESCRIBA

Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre estará frente a la entrada sombría de un laberinto oscuro. Y al fondo de esa noche en la que va a internarse, veo los ojos del Minotauro. Guárdate de su furor cruel, tú que vivirás en el año mil que sigue al año mil.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el oro estará en la sangre. El que contemple el cielo contará denarios; el que entre en el templo encontrará mercaderes; los mandatarios serán cambistas y usureros; La espada defenderá la serpiente. Pero el fuego será latente, todas las ciudades serán Sodoma y Gomorra y los hijos de los hijos se convertirán en la nube ardiente; ellos alcanzarán los viejos estandartes.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre habrá poblado los cielos y la tierra y los mares con sus criaturas; mandará, pretenderá los poderes de Dios, no conocerá límite. Pero todas las cosas se sublevarán; titubeará como un rey borracho; galopará como un caballero ciego y a golpes de espuela internará a su montura en el bosque; al final del camino estará el abismo.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, se erigirán torres de Babel en todos los puntos de la tierra, en Roma y en Bizancio; los campos se vaciarán; no habrá más ley que mirar por uno mismo y por los propios. Pero los bárbaros estarán en la ciudad; ya no habrá pan para todos y los juegos no serán suficientes; entonces, las gentes sin futuro provocarán grandes incendios.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hambre oprimirá el vientre de tantos hombres y el frío aterirá tantas manos, que estos querrán ver otro mundo y vendrán mercaderes de ilusiones que ofrecerán el veneno. Pero éste destruirá los cuerpos y pudrirá las almas; y aquellos que hayan mezclado el veneno con su sangre serán como bestias salvajes cogidas en una trampa, y matarán y violarán y despojarán y robarán, y la vida será un Apocalipsis cotidiano.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos intentarán disfrutar tanto como puedan; el hombre repudiará a su esposa tantas veces como se case y la mujer irá por los caminos umbríos tomando al que le plazca, dando a luz sin poner el nombre del padre. Pero ningún maestro guiará al niño y cada uno estará solo entre los demás; la tradición se perderá; la ley será olvidada como si no se hubiera anunciado y el hombre volverá a ser salvaje.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el padre buscará el placer en su hija, el hombre en el hombre, la mujer en la mujer, el viejo en el niño impúber, y eso será a los ojos de todos. Pero la sangre se hará impura; el mal se extenderá de lecho en lecho; el cuerpo acogerá todas las podredumbres de la tierra, los rostros serán consumidos, los miembros, descarnados; el amor será una peligrosa amenaza para aquellos que se conozcan sólo por la carne.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, aquel que hable de promesas y de ley no será oído; el que predique la fe de Cristo perderá su voz en el desierto. Pero por todas partes se extenderán las aguas poderosas de las religiones infieles; falsos mesías reunirán a los hombres ciegos. Y el infiel armado será como nunca había sido; hablará de justicia y de derecho y su fe será de sangre y fuego; se vengará de la cruzada.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el fragor de la muerte provocada avanzará como la tormenta sobre la tierra; los bárbaros se mezclarán con los soldados de las últimas legiones; los infieles vivirán en el corazón de las ciudades santas; todos serán, por turnos, bárbaros, infieles y salvajes. No habrá órdenes ni normas; el odio se extenderá como la llama en el bosque seco; los bárbaros masacrarán a los soldados; los infieles degollarán a los creyentes; el salvajismo será cosa de cada uno y de todos, y las ciudades morirán.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres se juzgarán entre ellos según sean su sangre y su fe; nadie escuchará el corazón sufriente de los niños; se les echará del nido como los pájaros a sus crías; y nadie podrá protegerlos de la mano armada con guantelete. El odio inundará las tierras que se creían pacificadas. Y nadie se librará, ni los viejos ni los heridos; las casas serán destruidas o robadas; los unos se apoderarán del lugar de los otros; todos cerrarán los ojos para no ver a las mujeres violadas.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos sabrán lo que ocurre en todos los lugares de la tierra: se verá al niño cuyos huesos están marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas, Y al que se da caza como a las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues no se preocupará sino de sí mismo; dará un puñado de granos como limosna, mientras que el dormirá sobre sacos llenos. Y lo que dé con una mano recogerá con la otra.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre comerciará con todo; todas las cosas tendrán precio, el árbol, el agua y el animal; nada más será realmente dado y todo será vendido. Pero el hombre entonces no valdrá más que su peso en carne; se comerciará con su cuerpo como los canales de ganado; tomarán su ojo y su corazón; nada será sagrado, ni su vida ni su alma, se disputarán sus despojos y su sangre como si se tratara de una carroña.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre habrá cambiado la faz de la tierra; se proclamará el señor y el soberano de los bosques y de las manadas; habrá surcado el sol y el cielo y trazará caminos en los ríos y en los mares. Pero la tierra estará desnuda y será estéril, el aire quemará y el agua será fétida; la vida se marchitará porque el hombre agotará las riquezas del mundo. Y el hombre estará solo como un lobo en el odio de sí mismo.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los niños también serán vendidos; algunos se servirán de ellos como de muñecos para disfrutar de su piel joven; otros los tratarán como a animales serviles. Se olvidará la debilidad sagrada del niño y su ministerio; será como un potro que se doma, como un cordero que se sangra, que se sacrifica. Y el hombre no será más que barbarie.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, la mirada y el espíritu de los hombres serán prisioneros; estarán ebrios y no lo sabrán; tomarán las imágenes y los reflejos por la verdad del mundo; se hará con ellos lo que se hace con un cordero. Entonces vendrán los carniceros; los rapaces los agruparán en rebaños para guiarlos hacia el abismo y levantar a los unos contra los otros; se les matará para tomar su lana y su piel y el hombre que sobreviva será despojado de su alma.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, reinarán los soberanos sin fe; mandarán sobre multitudes humanas inocentes y pasivas; esconderán sus rostros y guardarán en secreto su nombre y sus fortalezas estarán perdidas en los bosques. Pero ellos decidirán la suerte de todo y de todos; nadie participará en las asambleas de su orden; todos serán siervos pero se creerán hombres libres y caballeros; sólo se levantarán los de las ciudades salvajes y las creencias heréticas, pero también serán vencidos y quemados vivos.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres serán tan numerosos sobre la tierra que parecerán un hormiguero en el que alguien clavara un bastón; se moverán inquietos y la muerte los aplastará con el talón como a insectos enloquecidos. Grandes movimientos los enfrentarán unos contra otros; las pieles oscuras se mezclarán con las pieles blancas; la fe de Cristo con la del infiel; algunos predicarán la paz concertada pero por todo el mundo habrá guerras de tribus enemigas.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres querrán franquear las murallas; la madre tendrá el pelo gris de una vieja; el camino de la naturaleza será abandonado y las familias serán como granos separados que nada puede unir. Será, pues, otro mundo; todos errarán sin vínculos, como los caballos desbocados corriendo en todas direcciones sin guía; desgraciado del caballero que cabalgue esa montura; carecerá de estribos y se precipitará en la zanja.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres no confiarán en la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura; querrán elegir a sus hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no deseen. Pero ¿qué será de estos hombres, que se creen Dios? Los poderosos se apropiarán de las mejores tierras y las mujeres más bellas; los pobres y los débiles serán ganado; los poblachos se convertirán en plazas fuertes; el miedo invadirá los corazones como un veneno.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, habrá surgido un orden negro y secreto; su ley será el odio y su arma, el veneno; deseará siempre más oro y se extenderá su reino por toda la tierra, y sus servidores estarán unidos entre ellos por un beso de sangre. Los hombres justos y los débiles acatarán su regla. Los poderosos se pondrán a sus servicios. La única ley será la que dicte en las sombras; venderá el veneno aun dentro de las iglesias. Y el mundo avanzará con ese escorpión bajo el pie.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, muchos hombres permanecerán sentados con los brazos cruzados, se irán sin saber adónde, con los ojos vacíos, pues no tendrán forja en la que batir el metal, ni campo que cultivar. Serán como la simiente que no puede echar raíces. Errantes y empobrecidos; los más jóvenes y los más viejos, a menudo sin hogar. Su única salvación será la guerra y combatirán entre ellos, y odiarán su vida.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, las enfermedades del agua, del cielo y de la tierra atacarán al hombre y le amenazarán; querrá hacer nacer lo que ha destruido y proteger su entorno; tendrá miedo de los días futuros. Pero será demasiado tarde; el desierto devorará la tierra y el agua será cada vez más profunda, y algunos días se desbordará, llevándose todo por delante como un diluvio, y al día siguiente la tierra carecerá de ella y el aire consumirá los cuerpos más débiles.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, la tierra temblará en muchos lugares y las ciudades se hundirán; todo lo que se haya construido sin escuchar a los sabios será amenazado y destruido; el lodo hundirá los pueblos y el suelo se abrirá bajo los palacios. El hombre se obstinará porque el orgullo es su locura; no escuchará las advertencias repetidas de la tierra, pero el incendio destruirá las nuevas Romas y, entre los escombros acumulados, los pobres y los bárbaros, a pesar de las legiones, saquearán las riquezas abandonadas.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el sol quemará la tierra; el aire ya no será velo que protege del fuego. No será más que una cortina agujereada y la luz ardiente consumirá las pieles y los ojos. El mar se alzará como agua enfurecida; las ciudades y las riberas quedarán inundadas y continentes enteros desaparecerán; los hombres se refugiarán en las alturas y olvidando lo ocurrido, iniciarán la reconstrucción.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres sabrán hacer realidad los espejismos; los sentidos serán engañados y creerán tocar lo que no existe; seguirán caminos que solo los ojos verán y el sueño podrá hacerse realidad. Pero el hombre ya no sabrá distinguir entre lo que es y lo que no es. Se perderá en falsos laberintos; los que consigan dar vida a los espejismos se burlarán del hombre pueril, engañándole. Y muchos hombres se convertirán en perros rastreros.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los animales que Noé embarcó en su arca no serán, entre las manos del hombre, más que bestias transformadas según su voluntad; y, ¿quién se preocupará de su sufrimiento vital? El hombre habrá hecho de cada animal lo que habrá querido. Y habrá destruido numerosas especies. ¿En qué se habrá convertido el hombre que haya cambiado las leyes de la vida, que haya hecho del animal vivo pella de arcilla? ¿Será el igual de Dios o el hijo del diablo?
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, se deberá temer por hijo del hombre; el veneno y la desesperación le acecharán; no se le habrá deseado más que por uno mismo, no por él o por el mundo; será acosado por el placer y a veces venderá su cuerpo. Pero incluso el que sea protegido por los suyos estará en peligro de tener el espíritu muerto; vivirá en el juego y en el espejismo. ¿Quién le guiará cuando no tenga maestros? Nadie le habrá enseñado a esperar y a actuar.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, el hombre se creerá Dios, aunque no habrá progresado nada desde su nacimiento. Atacará vencido por la ira y por los celos. Y su brazo estará armado con el poder del que se habrá adueñado; Prometeo cegado podrá destruirlo todo a su alrededor. Será un enano de alma y tendrá la fuerza de un gigante; avanzará a pasos inmensos pero no sabrá qué camino tomar. Su cabeza estará cargada de saber pero ya no sabrá porque vive o porque muere será, como siempre, el loco que gesticula o el niño que gime.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, regiones enteras serán botines de guerra. Más allá de los límites romanos e incluso en el antigua territorio del imperio; los hombres de las mismas ciudades se degollarán; aquí habrá guerra entre tribus y allá, entre creyentes. Los judíos y los hijos de Alá no dejarán de enfrentarse y la tierra de Cristo será su campo de batalla; pero los fieles querrán defender en todo el mundo la pureza de su fe y ante ellos no habrá más que duda y poder; entonces la muerte avanzará por todo el mundo como estandarte de los tiempos nuevos.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, multitudes de hombres serán excluidos de la vida humana; no tendrán derechos, ni techo, ni pan; estarán desnudos y no tendrán más que su cuerpo para vender; se le expulsará lejos de la torre de Babel de la opulencia. Se agitarán como un remordimiento o una amenaza; ocuparán regiones enteras y proliferarán: escucharán las prédicas de la venganza y se lanzarán al asalto de las torres orgullosas; habrá llegado el tiempo de las invasiones bárbaras.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, El hombre habrá entrado en el laberinto oscuro; tendrá miedo y cerrará los ojos, pues ya no sabrá ver; desconfiará de todo y temerá a cada paso, pero será empujado hacia delante y no le será permitido detenerse. La voz de Casandra será, sin embargo, potente y clara. Pero él no la oirá pues querrá poseer más cada día y su cabeza se habrá perdido en las fantasías; los que serán sus maestros le engañarán y no tendrá más que malos consejeros.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los hombres por fin habrán abierto sus ojos; ya no estarán encerrados en sus cabezas o en sus ciudades; se verán y se oirán de un lado a otro de la tierra; sabrán que lo que golpea a uno hiere al otro. Los hombres formarán un cuerpo único del que cada uno será una parte ínfima, y juntos construirán el corazón, y habrá una lengua que será hablada por todos y nacerá así, por fin, el gran humano.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre habrá conquistado el cielo; creará estrellas en el gran mar azul sombrío y navegará en esa nave brillante, nuevo Ulises, compañero del sol, hacia la odisea celeste. Pero también será el soberano del agua; habrá construido grandes ciudades náuticas, que se nutrirán de las cosechas del mar; vivirá así en todos los rincones del gran dominio y nada le será prohibido.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los hombres podrán penetrar en las profundidades de las aguas; su cuerpo será nuevo y ellos serán peces, y algunos volarán más altos que los pájaros como si la piedra no cayera. Se comunicarán entre ellos pues su espíritu estará tan abierto que recogerá todos los mensajes, y los sueños serán compartidos y vivirán tanto tiempo como el más viejo de los hombres, aquel del que hablan los libros sagrados.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá el espíritu de todas las cosas, la piedra o el agua, el cuerpo del animal o la mirada del otro; habrá penetrado los secretos que los dioses antiguos poseían y empujará una puerta tras otra en el laberinto de la vida nueva. Creará con la fuerza con que brota una fuente; enseñara es saber a la multitud de los hombres, y los niños conocerán la tierra y el cielo mejor que nadie antes que ellos. Y el cuerpo del hombre será más grande y más hábil. Y su espíritu habrá abarcado todas las cosas y las habrá poseído.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre ya no será el único soberano, pues la mujer empuñará el cetro; será la gran maestra de los tiempos futuros y lo que piense lo impondrá a los hombres; será la madre de ese año mil que sigue al año mil. Difundirá la dulzura tierna de la madre tras los días del diablo; será la belleza después de la fealdad de los tiempos bárbaros; el año mil que viene después del año mil cambiará en poco tiempo; se amará y se compartirá, se soñará y se dará vida a los sueños.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre conocerá un segundo nacimiento; el espíritu se apoderará de las gentes, que comulgarán en fraternidad; entonces se anunciará el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor de la fe; después de los días negros del inicio del año mil que viene después del año mil, empezarán los días felices; el hombre reconocerá el camino de los hombres y la tierra será ordenada.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, los caminos irán de una punta de la tierra y del cielo a la otra; los bosques serán de nuevo frondosos y los desiertos habrán sido irrigados; las aguas habrán vuelto a ser puras. La tierra será un jardín; el hombre velará sobre todo lo que vive; purificará lo que ha contaminado; así sentirá que toda esta tierra es su hogar, y será sabio y pensará en el mañana.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, todos serán como movimientos ordenados, se sabrá todo del mundo y del propio cuerpo; se soñará con la enfermedad antes de que aparezca; todos se curarán así mismos y a los demás. Se habrá entendido que es necesario ayudar para mantenerse, y el hombre, después de los tiempos de cerrazón y de avaricia, abrirá su corazón y su bolsa a los más desposeídos; se sentirá caballero de la orden humana y así por fin un tiempo nuevo empezará.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre habrá aprendido a dar y compartir; los días amargos de la soledad habrán pasado; creerá de nuevo en el espíritu; y los bárbaros habrán adquirido el derecho de ciudadanía. Pero eso vendrá después de las guerras y los incendios; eso surgirá de los escombros ennegrecidos de las torres de Babel. Y habrá sido necesario el puño de hierro para que se ordene el desorden. Y para que el hombre encuentre el buen camino.
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil, el hombre sabrá que todos los seres vivos son portadores de luz y que son criaturas que deben ser respetadas; habrá construido las ciudades nuevas en el cielo, sobre la tierra y sobre el mar. Conservará en la memoria lo que fue y sabrá leer lo que será; ya no tendrá miedo de su propia muerte, pues en su vida habrá vivido muchas vidas y sabrá que la luz nunca se apagará.


Monday, May 11, 2020

Los Catecismos de Knum - Las 10 Herramientas Santas - Primer Catecismo - La Plomada y los Cimientos - José Miguel Jato


LOS CATECISMOS DE KNUM
LAS 10 HERRAMIENTAS SANTAS

José Miguel Jato


PRIMER CATECISMO

LA PLOMADA Y LOS CIMIENTOS


VENERABLE MAESTRO
¡Segundo Vigilante! ¿Tenéis vuestras herramientas al orden?

SEGUNDO VIGILANTE
Lo intento, Venerable Maestro.

VEN. M.
¿Qué significa que lo intentáis?

SEG. VIG.
Que en este grado el intento es el mayor esfuerzo que nuestra naturaleza nos permite realizar.

VEN. M.
¿En qué consiste este mayor esfuerzo del grado, al que llamáis intento?

SEG. VIG.
Significa que mil veces será empezado el esfuerzo, y mil veces terminará en fracaso, pero aspiramos a que, por la Gracia del Gran Arquitecto, la número mil una, esté intento será coronado por la realización.

VEN. M.
¿Y esta realización será debida a vuestra sabiduría?

SEG. VIG.
En absoluto, Venerable Maestro, será debida al regalo caritativo de Aquel que está más allá del velo.
VEN. M.
Entonces, ¿en qué consiste vuestro esfuerzo?

SEG. VIG.
En empezar dicho esfuerzo esas mil y una veces, y otras tantas si fuera necesario, hasta que algo sea recibido.

VEN. M.
¿Cuál es la herramienta que primero tenéis en cuenta?

SEG. VIG.
La Plomada, Venerable Maestro.

VEN. M.
¿Por qué la Plomada?

SEG. VIG.
Porque sin ella, toda pared que sea levantada, estará condenada a desplomarse.

VEN. M.
¿Qué es una pared condenada a desplomarse?

SEG. VIG.
Aquella que se levanta sin dirección vertical, ya que sin esta dirección vertical, no soportará nunca los pesos que se le coloquen en su parte superior.

VEN. M.
¿En qué consiste tal herramienta?

SEG. VIG.
En un cordel y un plomo.

VEN. M.
¿Por qué un cordel?

SEG. VIG.
Porque un cordel permite, si tiene dos polos en oposición generar una recta, y una recta permite tener una dirección.

VEN. M.
Pero el Universo entero está lleno de direcciones, allí se pueden proyectar tantas rectas como estrellas pueblan el firmamento, e incluso más.

SEG. VIG.
Bien cierto es, Venerable Maestro, pero una sola dirección es la que se consigue gracias a la fuerza de la gravedad.

VEN. M.
¿Qué es la fuerza de la gravedad?

SEG. VIG.
La polaridad entre el cielo y la tierra. La fuerza que las une y a la vez separa, permitiéndoles la armonía.

VEN. M.
¿Tiene alguna virtud más dicha fuerza de gravedad?

SEG. VIG.
Que no depende de la voluntad del hombre, sino que fue implantada por el Gran Arquitecto, para que la obra humana fuera realizable.

VEN. M.
Mostrad la cuerda a los aprendices, mostrad las mil direcciones y después mostrad el efecto de la fuerza de gravedad.

(El Segundo Vigilante muestra la cuerda, la tensa y la pone en varias posiciones, y al final la deja caer.)

VEN. M.
¿Qué lección sacáis de verla en esas mil direcciones?

SEG. VIG.
Que cuando es la voluntad humana la que se determina los dos puntos de tensión, son infinitas sus formas en el espacio. Que igualmente la voluntad del hombre por sí solo está condenada a perderse en lo infinito de la materia. Que ninguna de esas posiciones llegará a ser nunca la verdadera vertical, a pesar de poder aproximarse, ya que el hombre no tiene un punto de referencia firme y real en su propia personalidad.

VEN. M.
¿Qué lección sacáis de la dirección que toma la plomada si mientras la sujetáis por un extremo la dejáis caer?

SEG. VIG.
Que la vertical verdadera se da de manera natural, y solo debe esperarse a que el peso abandone su amor al movimiento. Que el aprendiz, al tirar de la cuerda hacia lo superior, sea este punto uno u otro del espacio, si deja caer el peso, la vertical aparece de manera natural.

VEN. M.
Y ¿qué significa tirar de la cuerda hacia lo superior, en la obra interior?

SEG. VIG.
Que nuestro pensamiento salte por encima de las palabras, busque el silencio por encima de su cabeza, y se agarre con vehemencia, sin soltar, buscando el punto central y emanante de lo superior.

VEN. M.
¿Qué pasa si suelta ese punto central?

SEG. VIG.
Que la herramienta caerá al suelo, como un cuerpo muerto se esparcirá en la tierra, confundiéndose con la materia más inerte.

VEN. M.
¿Qué es la materia más inerte?

SEG. VIG.
Es la materia que solo es tierra, que pesa sobre los sentidos y los domina, pero no la que es dejada a su libre albedrío sin dirección alguna.

VEN. M.
¿Hay alguna materia que no sea inerte?

SEG. VIG.
La materia que usándose en la construcción, recibe la forma del plan de obra. Esa materia adquiere la vida, y llega a ser tan generosa y amorosa, que forma hogares, templos y palacios.

VEN. M.
¿Queréis decir que si la materia se usa en la dirección que se encuentra gracias a la plomada, y las otras herramientas del Masón esta adquiere la vida?

SEG. VIG.
Eso digo sin duda alguna.

VEN. M.
Y ¿qué tienen en común los hogares, los templos y los palacios?

SEG. VIG.
Que sirven para albergar a los hombres, para que estos cumplan su verdadera función en este mundo en íntima unión con el Gran Arquitecto.

SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, que es necesario que el cuerpo se aquiete, así como nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, para que la vertical pueda ser realizada, ya que en ese momento, la fuerza de la gravedad actúa en toda su potencia.

VEN. M.
Mostrad esto a los Aprendices Masones.
(El Segundo Vigilante lo muestra, y la plomada pasa de estar en movimiento a la quietud, y con un gesto muestra que en la quietud «pesa más».)

VEN. M.
¿Cómo empezáis la construcción de un muro y cómo usáis esta preciosa herramienta?

SEG. VIG.
Primero es necesario realizar un buen cimiento.

VEN. M.
¿Qué aprendéis de ello?

SEG. VIG.
Que no debemos descuidar nuestra materia corpórea. Que debemos ser vigilantes con nuestra salud, y mantener nuestro cuerpo en condiciones de soportar el peso que se le viene encima. Que en el cuerpo quedará inscrito el signo del mínimo peso que le coloquemos encima y que por lo tanto deberá estar protegido de corrientes de agua o lodos que lo maladen, ya que, aunque no sea visible ya en el futuro, siempre será el sostén de la construcción, no dejando nunca de cumplir su función, si siquiera durante el tiempo que dura una respiración.

VEN. M.
¿Por qué los cimientos son más anchos que los muros que se levantan sobre ellos y se hunden en la tierra?

SEG. VIG.
Nos indican que el primer trabajo se realiza con un primer esfuerzo de nuestra atención mental hacia abajo, hacia dentro del cuerpo, sintiendo y ampliando nuestra sensación física. Y nos reitera que mientras más profundas y amplias sean estas labores, mayor altura podrán alcanzar las paredes que sostienen.

VEN. M.
¿Qué es la parte metálica y pesada que cuelga de la plomada?

SEG. VIG.
Es el plomo, Venerable Maestro. Es su parte material más grosera, no siendo esto un desprecio. Es lo más pesado, lo que es atraído por la tierra de manera fulminante, y al actuar de esta manera proporciona el segundo polo a la plomada, adquiriendo ésta el segundo punto que le permite mantener su orden de rectitud.

VEN. M.
¿Por qué le llamáis Plomo?

SEG. VIG.
Porque las Plomadas, pudiendo ser de cualquier material metálico y pesado, se definen con el nombre de un mineral y de un planeta, que unidos por una íntima concordancia tienen ciertas características.

VEN. M.
¿Cuáles son estas características?

SEG. VIG.
El Plomo tiene pesadez, así como Saturno tiene lentitud. Ambas peculiaridades permiten a la materia, ser el mundo de la acción, que los Cabalistas llaman mundo de Assiah, y que es el mundo en su última manifestación. Por eso, está compuesto de cada pensamiento, cada palabra y cada acción que los hombres realizan, y ese conglomerado, es soporte tanto del pasado, como del presente como del futuro, quedando allí retenido todo, absolutamente todo aquello que es manifestado.

VEN. M.
Pero el Plomo de vuestra plomada, cuando es retenida por la cuerda hacia su parte superior, tarda en permanecer quieta. ¿Qué significa esto?

SEG. VIG.
Así es Venerable Maestro. Hay que dejar que dicho movimiento finalice, y se mantenga en una absoluta quietud, para así poder ser de utilidad.

VEN. M.
Y ¿sacáis alguna lección de esto?

VEN. M.
Pero aquí no usáis la plomada...

SEG. VIG.
No, Venerable Maestro, ya que en el primer trabajo es solo materia y sentido del tacto lo que se involucra. Nuestra sensación física son las piedras, y la atención forma su cemento, uniéndose en la profundidad y en la negrura del suelo, y amasándose, realizan un solo cuerpo. A pesar de todo hay un uso grosero de la herramienta que llamamos Plomada. Interiormente sabemos que el mundo de abajo se observa desde sí mismo, en esta fase de la construcción. Sabemos que no hace falta un gran conocimiento para realizarlo, ya que el Gran Arquitecto dejó, como primera acción, una obra simple y sencilla para el entendimiento humano y así procurar que este no se perdiese desde el inicio.

VEN. M.
¿Queréis ser incluso más claro con vuestra enseñanza, para que a los Aprendices no les quede duda alguna?

SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, que el aprendiz se siente en una silla, que quede inmóvil todo el tiempo que pueda, que se sienta a sí mismo, y prolongue esta operación, que olvide sus preocupaciones y sus aspiraciones divinas, que olvide a su familia, aquello que le preocupa, o aquello que más ama o aquello que más teme. Que quede solo y en silencio hundiéndose en sí mismo.

VEN. M.
¿Cómo llamamos a esto en la Obra Masónica?

SEG. VIG.
Dejar los metales fuera del umbral del templo.

VEN. M.
¿Cómo sabe el aprendiz masón que ha dejado los metales fuera del templo?

SEG. VIG.
Cuando, sentado en la posición que nos es tradicional, y sobre la cual volveremos en otras lecciones, que conocemos como Posición del Faraón, mantiene su atención y la respiración y la sensación física, así como en la vigilancia de dicha postura. Esta acción permite que el Aprendiz Masón aglutine suficiente piedra y argamasa, que aunque no tenga forma, sirva de buen cimiento de la obra. Las piedras y morralla son la sensación física, la argamasa son las pequeñas atenciones que aparecen emanadas de la propia materia y que permiten que el conjunto adquiera consistencia.
VEN. M.
Explica en qué consiste levantar el muro.

SEG. VIG.
Una vez que el cimiento está sólidamente asentado, y que ninguna preocupación mental o física invade al Aprendiz Masón la primera piedra del muro puede ser colocada, buscando instintivamente el centro del cimiento, lo cual significa que las pequeñas atenciones de la materia van solo hacia la sensación física, la respiración y la postura, y que toda preocupación profana, sea esta física, sentimental o psíquica ha desaparecido.

VEN. M.
Explica cómo se usa la plomada para levantar el muro…

SEG. VIG.
Una vez que la primera piedra ha sido colocada con las indicaciones anteriores, la segunda y el resto, serán ubicadas con el uso de la plomada y ello en sí consiste, en no dejar de sentir el cimiento, pero a la vez levantar el cordel, su atención mental, tan alto como puedan, y continuar en esa actitud, mientras el muro casi se va haciendo por sí solo.
VEN. M.
Segundo Vigilante, ¿queréis mostrar alguna práctica o ejercicio que los Aprendices Masones puedan realizar a partir de ahora para entender todo lo dicho hasta el momento?

SEG. VIG.
Sí, Venerable Maestro, en primer lugar, os ruego que pidáis al Hermano Experto, que vigile que ninguna otra luz esté encendida en el Templo, quedando solamente aquellas que se indican en nuestro ritual y que son dictadas por la Tradición.

VEN. M.
¿Por qué me pedís esto?

SEG. VIG.
Porque, a partir de ahora, solo las luces y las ideas de la Tradición son las que deben iluminar nuestro pensamiento, debiendo rechazar el Aprendiz Masón todo aquello que sepa de sí mismo y que haya sido aprendido en el mundo profano.

VEN. M.
Explicad por qué esto debe ser así.

SEG. VIG.
Porque, si bien esos conocimientos le sirven fuera del templo, para su vida profana, no son de utilidad aquí, en la Obra que va a comenzar.

VEN. M.
¿Cómo llamamos a esto en nuestra Tradición?

SEG. VIG.
Por segunda vez lo digo: despojarse de los metales, y que queden fuera del Templo.

VEN. M.
Hermano Experto, extinguid toda luz profana.

(El Hermano Experto extingue cualquier luz que se haya mantenido para la consecución del ritual, quedando solo las luminarias rituales.)

HERMANO EXPERTO
Venerable Maestro, todas las luces profanas han sido extinguidas. Solo las Luces de la Tradición nos iluminan.

VEN. M.
Proceded con vuestro ejercicio, Segundo Vigilante.

SEG. VIG.
Que los Aprendices Masones coloquen su cuerpo en la silla, tal como eran retratados las personas sagradas en el antiguo Egipto, y que conocemos en nuestra Tradición como Postura del Faraón.

(Todos se recolocan en sus sillas, dándose un tiempo de 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones cierren sus ojos, y respiren con su abdomen, en el ritmo conocido como cuaternario, número de la materia escuadrada, y que consiste en inspirar durante cuatro tiempos, retener durante un número similar, exhalar con el mismo ritmo y, por fin retener de la misma manera.

(Se hacen 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones durante su inspiración y primera retención, estén atentos a las tensiones y pensamientos que aparecen, y que los expulsen durante su expiración, no dejándolos entrar durante su segunda retención. Y así formen un círculo, y de esta manera realicen su primer intento de espiritualización de su materia, ya que el círculo es signo de lo espiritual, así como el cuadrado lo era de lo material.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones acerquen su respiración natural a la respiración de cuatro tiempos.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones desechen de su mente todo aquello que no sea su respiración y su sensación física.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones aprendan de una vez para siempre esta verdad: que la mente es el lugar donde esta se encuentra. Y que en este momento solo debe estar en su sensación física, su respiración y la vigilancia de su postura.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones permitan que la sensación física tal como aparece, vaya formando los cimientos de su obra, sin que otra cosa les importe. Esto es el Plomo.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que los Aprendices Masones eleven hacia arriba su sensación del Sí Mismo. Esto es el Cordel.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

Que mantengan esta actitud.

(Se hace durante 10 ciclos de respiración.)

VEN. M.
Segundo Vigilante, os anuncio que los Aprendices Masones están usando por primera vez su plomada eficazmente.

SEG. VIG.
Os ruego que pidáis al Hermano Experto que vigile que los Aprendices Masones del Templo están «A Plomo», para que la primera piedra de la muro, pueda ser colocada.

(El Hermano Experto pasa por cada uno de los Aprendices Masones, se detiene durante unos instantes detrás de cada uno, les ayuda a poner bien su posición si fuera necesario, y por último, colocándose entre columnas en silencio mira al Venerable Maestro.)


Batería:

3 golpes del Venerable Maestro:  
3 del Primer Vigilante:    
3 del Segundo Vigilante:  


HER. EXP.
Venerable    Maestro, los Aprendices Masones se encuentran a Plomo en el Templo.

VEN. M.
Ya que los Aprendices Masones están a Plomo, damos por terminada está primera lección, pudiendo proseguir con nuestros trabajos.