Porque soy Estudiante Rosacruz
Frecuentemente sucede
encontrar a alguien que
aprovecha la oportunidad de
explicar públicamente por qué es Bautista, Metodista o Cristiano Científico, o
por qué profesa cualquiera otra fe. A
menudo nos han preguntado nuestros estudiantes,
para
explicarlo mejor a sus asociados, por qué han abrazado las enseñanzas de
los Hermanos Mayores, dadas por conducto de "La Fraternidad Rosacruz, "
en vez de cualquier otra. Por tanto, nos esforzaremos en resumir
sucintamente las razones que nos parecen suficientes,
pero los estudiantes
indudablemente encontrarán otras razones igualmente buenas, o mejores, que ellos
pueden añadir verbalmente a lo
que sobre el particular
sea dicho.
Debería explicarse claramente,
ante todo, que los estudiantes de "La Fraternidad Rosacruz, " no se llaman a sí mismos Rosacruces, sino que tal título se
aplica solamente a los Hermanos Mayores, que son los hierofantes
de las Sabias Enseñanzas del Oeste, y cuya elevación está por sobre el santo más grande
que
hubiese
vivido, desde el punto de
vista de su desarrollo espiritual, así como el santo está sobre el más vulgar de los adoradores de
fetiches.
Cuando la
barca de nuestra vida navega
ligera sobre el dulce mar en calma, sostenida
suavemente por las hermosas brisas
de la salud y de la
prosperidad; cuando los amigos
están siempre prontos a ayudarnos en los placeres que
aumentarán
nuestra alegría
en
los bienes
de este mundo; cuando los favores
sociales o los poderes políticos nos son
conferidos en
cualquier esfera en que nuestras inclinaciones se expresen,
entonces,
podemos decir sin temor de
equivocarnos,
con
toda el alma: "Este mundo es bastante bueno para mí." Pero cuando el mar de los sucesos cambie el placer en padecer;
cuando el viento fuerte de la adversidad nos estrelle contra la rocallosa orilla del desastre y la
ola
del sufrimiento
nos envuelva; cuando los
amigos nos
hayan abandonado
y toda ayuda humana esté tanto lejos como inaccesible, entonces, como hace el marinero
cuando lucha con el
ímpetu de
las
olas, buscaremos
la guía
en las
estrellas.
Pero
cuando
el navegante
investiga el
cielo
en busca
de
una estrella cuya
luz pueda
guiarle, halla
que
todo el
cielo se encuentra
en movimiento
y que el
seguir una de las miríadas de estrellas visibles sería
desastroso. El
requisito de la estrella capaz de guiar, que estriba "su perfecta inmovilidad y firmeza, no está sino en
la Estrella Polar."
Mediante la luz de la Estrella
Polar el marinero puede llevar con
plena
seguridad
su navío y conducirlo
al puerto del
reposo y de la
salvación. Igualmente quien busque una guía, en la que pueda confiar en los días de dolor, debe abrazar una religión
fundada sobre
leyes eternas y con principios
inmutables, que
puedan explicar el
misterio
de la vida de
una manera lógica, para que
su intelecto
esté satisfecho, y
que, a
la vez, con-
tenga un sistema
de devoción que pueda satisfacer al corazón. Intelecto y corazón: dos factores gemelos de la
vida que deben satisfacerse igualmente. Sólo cuando el
hombre
tiene
una concepción clara
del
esquema del
desarrollo
humano, está
en grado
de colocarse en línea con él; y cuando él ha comprendido que ese esquema es benéfico y benévolo en el más alto grado, que el conjunto está en verdad
regido por el amor divino,
entonces,
tarde o temprano el entendimiento
producirá en
él una devoción verdadera
y una cordial aquiescencia que
se modificará en
el deseo de llegar a ser un cooperador
con Dios
en la
labor del
Mundo.
Cuando almas
anhelantes se acercan
a la puerta de
la iglesia demandando
una
tregua al
dolor, no pueden satisfacerse con
la respuesta de que es la voluntad
de
Dios que sufran en este mundo; que El, en su Divina Providencia, ha visto que lo
ameritan, y que
ellos
debían tomar
el sufrimiento corno un
indicio de
Su Amor para con las
criaturas, y que
debían estar
contentos no
importa
lo que
sucediese. Ellos no
pueden ver
que la
Divinidad
hace justicia cuando
El hace a algunos ricos y a muchos pobres; a unos pocos saludables y a muchos
enfermizos.
Muy
a menudo es evidente que la iniquidad es próspera mientras
que
la rectitud
está
en harapos.
Las enseñanzas Rosacruces dan una idea clara y
lógica del mundo y del hombre; invitan
a la discusión
en vez
de rehuirla; de manera
que quien busca la
verdad espiritual puede
satisfacer ampliamente su intelecto, y
las explicaciones
que recibe son tan estrictamente científicas
como
reverentemente religiosas. Nos relatan los problemas de la vida sujetos a leyes tan inmutables en su esfera
de
acción, como
inmutable es en
el cielo la
Estrella Polar.
Cuando la
Tierra gira
sobre
su eje con una velocidad
de mil millas
por hora, nosotros permanecemos en
pie sobre su superficie, porque
el principio de gravedad
impide que seamos arrojados dentro del
espacio por la
terrible
velocidad. Sabemos
que
esa ley
de gravedad
es
eterna; que
no está en
vigor
hoy para
suspenderse
mañana. Cuando
penetramos en un ascensor hidráulico permanecemos seguros sobre una columna de agua,
porque este fluido ejerce menos
presión
que los sólidos, y
esta
propiedad
fue
la misma
ayer, lo
es hoy
y será siempre. Si esta acción se suspendiera,
aunque fuera por unos pocos minutos, miles de personas morirían; pero que esa ley es firme
y constante lo
creemos implícitamente.
La ley de causa y efecto
es también inmutable. Si arrojamos al aire una piedra,
el acto no se completa
sino hasta que por la gravitación aquella vuelve
a la
tierra. "Lo
que el hombre siembra, recoge, "
es el modo como esta ley
se expresa en el
reino moral. "Los molinos de Dios muelen
muy
despacio, pero
muy fino, " y
una
vez que un acto se ha verificado, vendrá la reacción en cualquier
día
o de cualquiera
manera, ni más ni
menos
que como la piedra
que se arroja al
aire
vendrá a tierra.
Es manifiesto
que
no todas las causas que nos impulsan en la vida tienen su efecto en la presente existencia, y de ahí se deduce que ellas deben producir sus efectos en alguna parte o en algún otro tiempo, a menos que se invalidara la
ley; cosa
que sería tan
imposible
como que la
gravitación
pudiera suspenderse, con lo
cual el Cosmos
vendría a caer en el
caos. La filosofía Rosacruz explica
esto
estableciendo
que
el hombre es un espíritu
que concurre a la Escuela de la Vida con el
propósito de desarrollar su latente
poder espiritual, y que con este fin vive muchas vidas
en
cuerpos terrestres, cada uno de
contextura más fina
que
el anterior,
lo cual
lo capacita
para expresarse mejor y mejor. En
los primeros grados de esta escuela de evolución, el hombre viene a la
escuela
en
la mañana de su infancia y le son
dadas lecciones
que estudia, y por
la noche,
cuando la fiel
aya de la naturaleza,
la Muerte, viene
a dormirlo, ya puede
descansar de sus labores
hasta al
amanecer de
un nuevo día
cuando
recibe un
nuevo cuerpo infantil
y emprende nuevas
lecciones.
Cada día la
Experiencia maestro
de su escuela, le
ayuda
a aprender nuevas lecciones, y gradualmente viene haciéndose más y más proficiente. Algún
día
habrá completado este estudio, que así como enseña a usar cuerpos, enseña
a formarlos. Así,
pues,
cuando vemos a alguien que demuestra pocas facultades, sabremos que es un alma joven que ha frecuentado muy poco a la escuela de
la
vida; y cuando encontramos
un
hermoso carácter,
veremos en él un alma
grande, que ha
pasado mucho tiempo practicando
sus
lecciones. Por lo tanto, no
desesperemos de
la bondad
de Dios
cuando miremos
las desigualdades de la
vida, porque sabremos que algún
día todos
seremos perfectos,
como perfecto
es nuestro Padre
Celestial.
Las enseñanzas Rosacruces también quitan
la espina del dolor
que nos causa
la más grande prueba: la pérdida
de nuestros
seres
queridos y
aun los que
se han descarriado. Es un hecho que
"en Dios vivimos, nos movemos y tenemos
nuestro ser; " así
es
que si una sola alma se perdiese, una parte de Dios se
perdería, y tal proposición
es absolutamente imposible. Bajo la ley inmutable de causa y efecto, estamos destinados a
encontrar esos
seres en lo
futuro, bajo
otras circunstancias,
y
el amor que
nos
une
continuará
siempre hasta completar su más alta
expresión. Lis leyes de la naturaleza serían violadas
si una piedra
arrojada desde
la tierra se suspendiera en la atmósfera, y bajo esas leyes inmutables, aquellos que pasan a esferas más elevadas, deberían
regresar.
Cristo dijo "Necesario os es nacer otra vez," y "Si voy a mi Padre,
volveré."
Pero
aunque nuestra razón pueda llegar hasta
los misterios
de la vida, hay, sin
embargo, un estado
más
elevado: el actual conocimiento directo, que es aún el más
alto grado de conciencia capaz de verificar las
precedentes consideraciones por medio del
sexto sentido latente en nuestro ser,
que nos
haría aptos para ver
los mundos espirituales tan claramente como vemos el
mundo temporal.
Este sexto sentido se desenvuelve en todo el curso de la evolución, y hay algunos medios de
desarrollarlo
ahora para aquellos que se tomen el trabajo Y tiempo necesarios. Algunos han llegado a este
fin, y ellos nos hablan de sus
viajes en el mundo del alma.
Nosotros les creemos al igual que a aquellos que han
viajado por Africa
o Australia
y nos hablan de aquellas tierras.
E
igualmente que nosotros podemos decir nosotros conocemos
que la Tierra gira sobre su
eje y describe una órbita alrededor del Sol
porque así lo dicen los científicos que han hecho tales investigaciones y cálculos que establecen esos
hechos, así también decirnos que
sabemos que el
muerto vive, y que
nosotros
muertos o vivos, en el cuerpo o fuera de él, descansamos en el Amor de
nuestro
Padre que está en
los
Cielos, "sin
cuya Voluntad
ni aún el
más leve pájaro
cae
a tierra; "
que El cuida de todos y guía nuestros pasos de acuerdo con sus planes a desarrollar en lo posible nuestros poderes espirituales hasta la
más
elevada potencialidad.
Así por cuanto da lógica satisfacción al
alma la filosofía de
la vida dada por los Rosa- cruces, nosotros seguimos sus enseñanzas con
preferencia de otros
sistemas e invitamos
a otros quienes deseen una porción
de sus bendiciones
a la investigación
de
éstas.