Los Esenios y
Los Manuscritos del Mar Muerto
El hallazgo de los manuscritos del mar muerto
En 1945 tres Pastores beduinos de la tribu Ta´amireh,
que vivían en el desierto de Judea, descubrieron una cueva en Qumran,
en su interior encontraron diez tinajas cilíndricas y restos de
otras que se habían roto por las piedras caídas del techo. Algunas
estaban vacías, pero de una de ellas sacaron un extraño paquete
de color verdoso que contenía pergaminos. Luego se descubriría que
los escritos corresponden al manuscrito de Isaías (es el texto
más antiguo que hoy en día disponemos del Antiguo Testamento), al
comentario de Habacuc y a la Regla de dicha comunidad que algunos
investigadores pensaban que podían ser los Esenios. El 11 de abril
de 1948 salió a la luz pública la noticia al mundo del hallazgo
de estos manuscritos cuya antigüedad se fechaba en torno al siglo
II ó III antes de nuestra Era. Entre 1945 y 1966, beduinos y arqueólogos
buscaron en el interior de cientos de cuevas a lo largo del desierto
que está paralelo al Mar Muerto.
En unas veinte de esas cuevas se hallaron escritos de distintas
épocas, que componen un conjunto de textos de tipo bíblicos, apócrifos,
documentos de los Esenios, cartas y papeles de carácter jurídico-administrativo,
así como monedas, restos de utensilios, etc.
Gracias a estos hallazgos podemos ver que apreciaban la ley mosaica
y el antiguo testamento además de que podemos observar su extraño
lenguaje escrito ya que algunos de sus escritos han sido realizados
en símbolos para solo ellos poder entenderlos.
Inicios
Hacia el año150 a.C. surgen como una verdadera religión. El nombre
significa “los piadosos” y les fue dado por las gentes que los conocían,
ya que ellos mismos se denominaban “Orden de los Hijos de la Luz”.
No existe referencia de ellos ni el Antiguo ni en el Nuevo Testamento,
pero si la hay; a través del historiador y cronista Flavio Josefo
(Guerra de los Judíos II, 119-161), de Filón, Plinio y muchos otros,
coincidiendo todos en elogios sobre su Regla y del espíritu que
les inspiraba. Plinio dice; “son gente solitaria y muy superior
al resto de la Humanidad” y que se nutrían merced a la incesante
corriente de personas que acudían a ellos en gran número. A Filón,
le inspiraron su Tratado para probar que todo hombre bueno es también
libre. Para Josefo que hacia los diecinueve años había pertenecido
ya a los fariseos, a los saduceos y a los Esenios, nos dice que
constituyen una hermandad similar a los pitagóricos y que habían
renunciado al placer y a las riquezas de la vida.
Tenían todos sus bienes en común, todos debían contribuir con sus
trabajos y en retribución, nunca debían de carecer de lo necesario.
Solían vivir más de cien años. No había entre ellos ni esclavos
ni señores, pues apostaban por la fraternidad.
Estudiaban las Escrituras tratando de aumentar en el conocimiento
profundo de la Verdad, iban siempre de blanco, y su vida estaba
siempre presidida por un alto nivel de disciplina.
Los Esenios habitaron en la llamada “Ciudad de la Sal”, lugar inhóspito
en el desierto de Judea, junto al Mar Muerto.
El llamado Maestro de Justicia
La comunidad fue reorganizada por un personaje llamado Maestro de
Justicia y continuó en el desierto hasta el terremoto que produjo
graves daños en toda la zona, en el año 31 a.C. algunos grupos volvieron
al Mar Muerto para luego desaparecer en la historia.
Los documentos hallados en Qumran, han puesto sobre la mesa su importantísimo
papel en el que se inspiró el cristianismo primitivo. La comunidad
reflejada en estos documentos es mesianista aguardando la restauración
de la línea davídica en el trono de Israel. En el manuscrito de
la Guerra, hallado en una de las cuevas a ese Mesías davídico se
le llama “el Cetro”.Eran dualistas y con la mentalidad apocalíptica
tal y como se refleja en el Nuevo Testamento.
La comunidad de qumran
Qumran, a unos 17 kilómetros al sur de Jericó y al norte de Ain
Gidi, era su lugar principal en Palestina, pero estaban por todo
el país, y también en Egipto donde tenían su sede más importante
en los alrededores de Alejandría; próximos al Monte Moria o ha Heliópolis
según otros.
Los sectarios de Qumran se reconocían a sí mismos como el “grupo”
puro de Israel, como la Nueva Alianza. Sus miembros practicaban
ritos similares al bautismo de la primitiva comunidad cristiana
y marcaban las frentes de sus iniciados con el signo de la X (cruz
de San Andrés) se creyó que representaba la letra inicial de la
palabra griega Xristos, pero la práctica efectiva de señalar al
iniciado “elegido” era la misma.
Arnauld de Saint-Jacques en su obra Los Templarios y el Evangelio
de San Juan: La fuente de Moisés fue Egipto y los iniciados Esenios
aprendieron de esta misma fuente, aparte de recoger la Tradición
hebrea en su pureza a través de textos ocultos de los profanos y
los invasores romanos. No cabe ninguna duda de que la Orden de los
Hijos de la Luz era una orden monástica, y una orden iniciática
que practicaba la cábala, la astrología y la alquimia. Su misión
principal era preparar el advenimiento del Mesías, formando un cierto
número de iniciados y de santos que ayudaran al Cristo en su Misión
Redentora y a los apóstoles.
Jesucristo y los Esenios
Seguramente la Orden Esenia cumplió su cometido, preparando el nacimiento
de Jesús, para lo cual tomaron bajo su protección a las familias
de María y de José que recibieron formación esenia como la recibiría
el mismo Jesús y Juan el Bautista.
Tras morir Cristo, los Esenios siguieron prestando sus servicios
a los apóstoles y discípulos con tal eficacia y discreción que sólo
pasados los siglos, ha sido reconocida su inmensa labor por algunos
de los historiadores.
Relación entre los Judíos y Esenios
El odio de los jefes judíos contra los Esenios era atroz, tomemos
como ejemplo el hecho de que el Gran Sacerdote de Jerusalén realizara
una expedición violenta contra Qumran donde se asesinó al Maestro
de Justicia mientras este oficiaba una ceremonia.
Los Esenios, herederos de la Orden de Melquisedec, acusaban a los
líderes judíos de usurpación del sacerdocio y de contaminar el santuario
ya que rechazaban los sacrificios de animales. Hasta el calendario
era objeto de discusión ya que Qumran se regía por el calendario
solar, mientras que Jerusalén utilizaba el lunar, por lo que las
liturgias no coincidían. Mientras los Esenios creían en la esencia
de la Tradición del Verbo Solar de Ram, los judíos; habían adoptado
el Principio Jónico, simbolizado por la Luna, principio femenino
y reflejo del solar.
Los Esenios eran conscientes, no sólo creían en una Nueva Alianza,
sino, que además vivían ya esta Nueva Alianza.
El final
Tan viva era su fe que no temían la muerte, por ello causo la admiración
de los mismos romanos cuando estos atacaron Qumran.
Josefo nos decía: “Menosprecian los peligros, triunfan del dolor
por la elevación de su alma y consideran la muerte, cuando se presenta
con gloria, como preferible a una vida mortal. La guerra romana
ha probado su fuerza de carácter en toda circunstancia: los miembros
apaleados, torturados, quemados y sometidos a todos los instrumentos
de martirio con el fin de arrancarles alguna blasfemia contra el
legislador o para hacerles comer alimentos prohibidos, no ha podido
obligarles ni a lo uno ni a lo otro, ni siquiera sus torturadores
han podido alardear de haberles hecho derramar una sola lágrima.
Sonrientes durante los suplicios y burlándose de sus verdugos, expiraban
con alegría como si pronto volvieran a revivir”. (Guerra de los
Judíos, Libro 2º, cap. VII).
La Orden de los Hijos de la Luz fue destruida durante la represión
del año 70. Qumran fue arrasada y muchos Esenios muertos. Los que
escaparon se refugiaron junto a hermanos suyos en las comunidades
cristianas. Estos últimos Esenios serían uno de los tres grupos
de iniciados que formaron el misterioso Priorato de Sión, prolongación
oculta de la Orden del Temple.
El temple y los Esenios
Resulta curiosa la similitud, en su trascendencia y rigurosidad,
entre las liturgias de entrada de ambas órdenes. Ingresar en la
secta esenia, así como en la orden templaria, no era fácil, llevándose
a cabo complejos rituales de admisión.
El Enigma Crístico
Si la figura de Juan el Bautista ha provocado dudas sobre su procedencia
esenia, el propio Jesús no lo ha sido menos. La figura central del
Cristianismo ha sugerido; todo tipo de leyendas para explicar su
mensaje. Desde teorías que lo llevan al Himalaya, hasta secretos
viajes a Egipto o a la India. La falta de información de Jesús permite
todo tipo de especulaciones.
Una cosa si está clara, y es que cada vez se hace más evidente la
aportación de los Esenios al Cristianismo.
Fuente: Mística