Saturday, January 5, 2019

El Simbolismo de los Números 3, 6 Y 9 en el Rito Escocés y Rectificado


EL SIMBOLISMO DE LOS NÚMEROS 3, 6 Y 9 EN
EL RITO ESCOCÉS Y RECTIFICADO

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Los números tienen en el Régimen Escocés & Rectificado significaciones específicas estrechamente ligadas a la inspiración Martinesista del Rito, y particularmente a la doctrina martinesista de la materia.
Tomemos en primer lugar el número 3. En el capítulo precedente hemos puesto en evidencia una primera significación de este número, relativa a las tres facultades divinas fundamentales, y no es necesario insistir más sobre ello en el marco de este artículo.
Esta primera significación se extenderá indistintamente a todos los grados, tal como señala la Instrucción por preguntas y respuestas del Maestro Escocés de San Andrés. Pero en otro aspecto el número 3 se relaciona más particularmente con el primer grado. Entra así en una serie coherente con los números 6 y 9, vinculados respectivamente al segundo y al tercer grados, y la significación de esta serie está directamente ligada a la doctrina martinesista de la materia. Esta significación está claramente y sintéticamente explicada en la Instrucción Secreta de los Grandes Profesos, y lo mejor que podemos hacer es citar el pasaje correspondiente de este texto, cita algo extensa, pero muy edificante:
“La naturaleza de los cuerpos de materia aparente ha estado determinada por una ley superior. Se han formado y hecho ostensibles a nuestra vista por la reunión de tres principios corporales, provenientes del concurso de tres elementos, constitutivos invisibles e impalpables. Cada uno de estos elementos es un mixto ternario, en una proporción respectivamente desigual en números, pesos y medidas de los tres principios fundamentales de toda corporación temporal material. Lo que explica los números misteriosos y fundamentales de la francmasonería primitiva de 36 y 9, que son para el iniciado el signo representativo del comienzo, la duración y el fin de todas las cosas temporales, como veréis en su momento".
En efecto, el número del primer grado designa los tres principios fundamentales de toda corporización, en su estado de simplicidad e inacción primitiva.
El número 6 del segundo grado, designa el principio de vida pasajera, que se le ha unido por una potencia secundaria, para hacer a estos tres principios susceptibles de amalgamarse y reunirse a fin de producir juntos una acción temporal.
El número 9 del tercer grado designa el ensamblaje de los tres mixtos ternarios o elementos impalpables, cuya reunión operada por un nuevo trabajo del principio vital, que los compone, constituye la materia y los cuerpos materiales en la forma asignada a cada uno por la ley original, que preside su formación. Este número nueve designa el fin de las cosas temporales, porque la forma de los cuerpos materiales solo es conservada por la presencia de esta vida particular y momentánea, que sostiene la existencia a lo largo de la duración prescrita para cada especie. Dado que en el universo todo es vida, el menor grano de arena tiene su principio vital, sin el cual, pronto dejaría de ser, y se reuniría con la magia invisible de los elementos de donde proviene. Este principio vital, existiendo separadamente del cuerpo al que está unido, une su número particular al número 9 del cuerpo material, y es solamente por esta unión que el individuo existe bajo su forma individual; pero inmediatamente que el principio de vida pasiva y pasajera, que tenía estas partes en unión, es retirado, este cuerpo queda entregado a su número novenario, que a falta de atadura, tiende rápidamente a su descomposición y disolución final. Entonces los elementos, los principios y los mixtos, con los que estaba formado, vuelven sucesivamente a su fuente.
En el punto en que nos encontramos, este texto realmente no tiene necesidad de más explicaciones. Sólo nos queda extraer algunas intenciones, precisar algunos detalles y sacar algunas aplicaciones.
El número 3, se nos ha dicho, designa las tres esencias espirituosas “en su estado de simplicidad y de inacción primitiva”. Hay aquí evidentemente una alusión al caos, eco de la Instrucción moral del Aprendiz que dice al nuevo iniciado: “Las tinieblas que os rodean os designan también las que cubrían todas las cosas en el principio de su formación”.
¿Por qué esta alusión al caos? En primer lugar porque el caos nos remite a la caída, a la gran perturbación inicial que ha quebrado la armonía de la inmensidad divina y lanzado el proceso cosmogónico. Se trata, desde el comienzo de la marcha iniciática, de definir exactamente el marco y de situarlo en su verdadera perspectiva metafísica y gnóstica - mucho antes de que el aprendiz pueda comenzar a sondear la profundidad de esta perspectiva.
Después porque el aprendiz es él mismo un caos, simbolizado por la piedra bruta. De este caos no se espera en su grado que se aparte demasiado. Ciertamente, se le ordena “trabajar sin descanso en desbastar” su piedra, pero no se espera que haga grandes progresos, y cuando se presente para ser recibido al grado de Compañero, el Venerable Maestro no le disimulará que “su trabajo no está muy avanzado”. El primer grado aún no está consagrado a la transformación de sí mismo: lo que se le pide al aprendiz es una toma de conciencia de su situación y de sus necesidades espirituales, toma de conciencia a la cual la Instrucción moral de su grado le llama elocuentemente, indicándole los puntos de apoyo. De esta forma el introductor le dirá al postulante al segundo grado: “Como Aprendiz, habéis debido buscar conocer vuestros deberes, e intentar cumplirlos”.
Al contrario, el grado de Compañero está centrado en la transformación de sí mismo. La piedra cúbica “es el emblema del hombre que, comenzando a conocerse, trabaja con provecho bajo la dirección de sus maestros en adquirir la perfección de la que su ser es susceptible”, dice la Instrucción moral del grado, e insiste sobre los instrumentos masónicos, símbolos de las herramientas espirituales del trabajo iniciático. Es por lo que el segundo grado se sitúa bajo el signo de la permanencia de las cosas temporales, siendo esta vida terrestre la permanencia que nos es impuesta para preparar nuestra reintegración.
Es muy difícil precisar la significación del número 6 para Martines. En el Tratado este número es sin duda el de la permanencia, pero solo de forma secundaria. En primer lugar es el número de los “seis inmensos pensamientos que [el Creador] había empleado para la creación de su templo universal y particular [es decir, del universo y de los individuos en él incluidos]” (Tratado, p. 138). Estos pensamientos debían por otra parte ser “operados” para llegar a ser efectivamente creadores, y Martines habla también de las “seis operaciones de la creación” (p. 508). Estos seis inmensos pensamientos u operaciones, que son evidentemente el corazón del proceso cosmogónico, y que Adán utiliza de forma perversa cuando su prevaricación, Martines ha puesto cuidado en velar su naturaleza exacta, y los Élus Cohen lyoneses parecían estar reducidos a las conjeturas sobre este punto. Nos presentan diversas ejemplificaciones del escenario sin poder precisar la significación radical:
“El número senario es dado a la creación universal así como a todos los seres de vida pasiva que están contenidos en ella, porque él es la imagen de la acción y de la reacción que le son dadas manteniendo en ellos la vida y el movimiento. Sea que veamos este número como la imagen de las seis potencias divinas o de los seis actos divinos que han operado la ejecución del universo, sea que lo veamos como el resultado de la adición misteriosa de las tres facultades divinas que lo han operado, sea finalmente que lo veamos como imagen del principio ternario que tiene innato el principio de la acción en las formas, y la del espíritu mayor que, cuando su descenso en el caos, por sus tres facultades potencias divinas sobre este principio ternario opera en él una reacción que da la vida y el movimiento a todo lo que él contiene, lo que nos es representado por el triángulo inferior y por el triángulo superior, encontraremos en ello igualmente este número senario de formación de los seres y de su permanencia”.
Aunque este texto no nos enseña nada sobre la naturaleza de los “seis inmensos pensamientos”, muestra bien que el rol del senario en la creación no concierne principal- mente, o incluso en absoluto, a la producción de las esencias espirituosas, pero sí a su organización en formas corporales y a la animación de estas últimas. Por otra parte, la adición aritmosófica, a la que el mismo texto hace alusión, por la que Martines hace salir los “seis pensamientos de creación” del número ternario de creación, muestra que estos seis pensamientos proceden, a través del Verbo, de tres facultades divinas fundamentales.
Es por su rol en la animación de las formas creadas que el número se convierte de forma natural en el número de la permanencia. La articulación se hace en el misterioso Hexamerón, esos seis días de la creación de los que Martines nos advierte para no entenderlos de forma literal:
“El número senario es aquel por el que el Creador hizo salir de su pensamiento toda clase de imágenes de formas corporales aparentes que subsisten en el círculo universal. ¿No enseña el Génesis que todo fue creado por Dios en seis días? Con esto no debemos pensar que el Génesis quisiera limitar el poder de la divinidad delimitando un tiempo, ya fuera de seis días o de seis años. El Creador es un espíritu puro superior al tiempo y a las divisiones temporales, pero pudo haber operado seis pensamientos divinos para la creación universal, y este número seis pertenece efectivamente a la creación de toda forma de materia aparente. Por este mismo número, el Creador da a conocer a su criatura, tanto espiritual como temporal, la duración del tiempo que deberá subsistir la creación universal”.
Sobre los seis días del Génesis, símbolo de las seis operaciones creadoras, la permanencia universal se modela. Esto hace decir a Martines, recordando aquí una tradición tan extendida que se trata más bien de un tópico, que el mundo material debe permanecer seis mil años (Tratado, p. 508). Más notable es el hecho de que Martines divida el día en cuatro periodos de seis horas (Tratado, pp. 350-352). Esta división, que acompasaba las plegarias cotidianas de los Élus Cohen (AF, pp. 80-81, ha dejado huellas en el Régimen Escocés y Rectificado (Instrucciones por preguntas y respuestas del Grado de Aprendiz, preguntas/ respuestas 100/102).
En lo que respecta al número 9, se halla igualmente en Martines una cierta oscuridad. Martines atribuye a este número un carácter demoníaco que no está perfectamente claro. Lo califica de “demoníaco perteneciente a la materia” (Tratado, p. 208). Parece que esto se refiere a la posesión, que Martines imagina, siempre penetrando su pensamiento, como una “unión” de tres potencias espirituales pervertidas del espíritu demoníaco con la vida animal senaria del hombre.
Este aspecto demoníaco del novenario no parece haber sido recogido por el Régimen Escocés y Rectificado, que ve solamente en este número el signo del carácter compuesto e inerte de la materia, incapaz de mantener su cohesión sin el concurso de un agente superior.
La Instrucción Secreta de los Grandes Profesos recoge una ilustración sorprendente de la “inercia” del novenario en la propiedad del número 9, que sus múltiplos se reducen siempre a este mismo número por la adición de sus cifras:
“Por el número 9 [de Maestro] se le enseña que la materia universal es inerte, que no tiene acción y que nada puede producir, sean cuales sean las combinaciones que quieran hacerse, si no hay en ella un principio de vida superior [?]. El número 9es el emblema de esta materia, teniendo como ella una apariencia muerta y pasajera; es por esto que es multiplicado ante el candidato, por la 7 (siete) baterías de tres veces nueve, que le dan siempre el mismo producto de 9; porque este número multiplicado hasta el infinito por sí mismo, o por otro número, no puede producir jamás otro número que no sea el 9”.
Terminaremos dando la interpretación del mausoleo del tercer grado. Recordemos en primer lugar su descripción: Tipharet, Netzaj, Hod y Yesod, que en la cábala forman junto con Malkut el “pequeño rostro” responsable de la manifestación ad extra y en particular de la creación temporal. El Zohar pone estos seis Sefirot en correspondencia con los seis días del Génesis, Malkut correspondiendo al Sabbat.
Pudiera ser que en ello haya lugar para que Martines haya recordado un elemento de tradición, no solamente hebraica, sino más precisamente cabalística no se puede evitar aproximar los “seis inmensos pensamientos” de Martines a los seis Sefirot inferiores: Jesed, Geburah. La batería del tercer grado, repetida por los dos Vigilantes, da en efecto un total de 3 x 9 = 27 golpes, y 27 ? 9 [2 + 7 = 9].
Por otra parte, el tapiz del grado recoge ochenta y una lágrimas (9 x 9 = 81 ? 9).
La propiedad del número invocada aquí es señalada por Martines en el Tratado (p. 222), pero ahí parece que se refiere al signo de la perpetuación de la raza no reconciliada de Caín.
“A Occidente, un poco más adelante de la puerta de entrada, habrá en relieve, o pintado cuando el local no lo permita hacerlo en relieve, un monumento o mausoleo, sobre una base triangular, que estará sobre tres peldaños. En cada uno de los tres ángulos de la tumba habrá tres pequeñas bolas juntas, de color amarillo, lo que hará un total de nueve bolas. Sobre la tumba, que estará coronada por una pirámide triangular, reposará una urna sepulcral, de la que se verá elevarse un vapor inflamado y separado de la urna. Se leerán estas palabras en la parte superior: DEPONENS ALIENA ASCENDIT UNUS. Y estas otras en la parte inferior: TERNARIO FORMATUS NOVENARIO DISSOLVITUR”
La inscripción “Ternario formatus novenario dissolvitur” está relacionada con el cuerpo material, formado por el ternario de las esencias espirituosas que se disuelve cuando “es liberado a su número novenario” por la retirada del alma vital. Este “número novenario” está indicado por los tres grupos de tres bolas situadas en los ángulos de la tumba; estos tres grupos ternarios representan más precisamente los tres elementos fuego, agua y tierra, que son los “mixtos ternarios” de las esencias espirituosas. La retirada del alma vital es evocada por el vapor inflamado escapando de la urna funeraria, esta urna siendo probablemente una imagen del corazón que es el “hogar” de la vida pasiva; pero esta misma llama simboliza también el vuelo fuera de la materia del alma espiritual o espíritu, con el que se relaciona la segunda inscripción “deponens aliena ascendit unus”, así que el Venerable Maestro enseña al recipiendario cuando le habla sobre el mausoleo:
“Todo hombre, por el mismo hecho de su nacimiento, es ya una víctima de la muerte. Pero el sabio ve aproximarse sin temor el instante en que la muerte le despojará de lo que le es extraño para devolverlo a sí mismo”.
Este mausoleo es pues una resumida imagen muy precisa de la doctrina martinesista y willermoziana concerniente a la materia, la incorporización y la descorporización del hombre.
Ya hemos dicho que la muerte corporal es una etapa necesaria, pero no suficiente, de la reintegración. Con más precisión puede decirse que, después de la vida terrestre consagrada a la preparación de la reintegración por el trabajo iniciático -este es el tema que concierne al grado de Compañero- la muerte marca el principio del proceso que conduce a la reintegración efectiva. Es en tanto que fase inicial de este proceso que la muerte es el tema particular del grado de Maestro.



Portal del Régimen Escocés Rectificado del Guajiro

Friday, January 4, 2019

El Poder del Perdón Carmelo Ríos


El Poder del Perdón


Carmelo Ríos





Tal vez el perdón sea el acto más sabio, mas profundo y más liberador que un ser humano pueda realizar en esta vida, y a la vez el que mas le acerca a Dios, que es perdón absoluto, absolución eterna y eternidad liberadora.

Al candidato en el umbral de la Iniciación se le pide que haga tabla rasa con su pasado, que perdone, que olvide, para abrirse a una nueva posibilidad de vida en esta misma existencia que se ofrece ahora, a cambio de la capitulación del yo mismo, de la rendición incondicional ante una fuerza o luz infinitamente mas poderosa que el ego.

Acaso el perdón sea el único gesto soberano que el ser humano puede hacer antes de morir y renacer en vida por el proceso mismo de la alquimia del espíritu. Perdonar es un acto de sacrificio, pues renunciamos a la venganza, al desquite, a la justa o injusta compensación.

Hay varias formas de perdón. Primeramente está el valeroso acto de pedir perdón, no solamente a los seres humanos, sino a la Naturaleza y al Universo visible o invisible. Elevar nuestra mirada y nuestras manos hacia la noche estrellada y pedir perdón al Infinito por nuestra mediocridad, por nuestra ingratitud, por nuestra ignorancia y nuestra falta de amor.

Pero, cuan a menudo nuestro orgullo, que es el adversario por excelencia del amor y de la luz, nos ha impedido pedir perdón, no como un gesto de cortesía o de superflua e hipócrita norma social, sino desde una profunda contrición, desde una sincera humildad, desde la urgente necesidad de reconciliarse, de redimir, de establecer la paz, la tregua o el armisticio de las situaciones mas imperdonables aun en medio del campo de batalla de las difíciles relaciones humanas, y decir desde los mas hondo de nuestro sentir: lo siento, lo siento mucho, te pido perdón.

Acaso pedir perdón, con valor, con humildad, con absoluta entrega y desde el corazón roto sea otro acto soberano que caracteriza al verdadero buscador espiritual, al peregrino del Amor, al genuino capitán, al auténtico líder de los hombres, pues nuestra capacidad de perdonar y de pedir perdón es sinónima de nuestra grandeza de alma.

Martin Luther King dijo que aquel que es incapaz de perdonar es incapaz de amar. El perdón renueva nuestra vida y pone fin a los asuntos pendientes, nos da otra oportunidad, nos ofrece la posibilidad de redimir lo pasado, nos saca del infierno en vida del rencor, del resentimiento, de la cólera, de la idea de venganza, e incluso de justicia, y nos permite la entrada libre en el Reino de los Cielos, que no es un lugar allende de las estrellas, sino un estado de la mente y del corazón compasivo, expandido y redimido.

Los Maestros de todas las tradiciones espirituales nos recuerdan constantemente que pidamos perdón y que perdonemos antes de que sea demasiado tarde, pues el perdón es un acto primordial de inteligencia espiritual y de compasión hacia nosotros mismos, y acaso sea la compasión la lección que todos los seres venimos aprender a esta tierra. Perdonar es también un acto de profunda sabiduría, pues como dijo León Tolstoy:"comprenderlo todo es perdonarlo todo".

Perdonar es olvidar. Solo alguien muy oscuro o ignorante puede decir "perdono pero no olvido". Precisamente la ciencia ha descubierto que una de las funciones principales de la memoria es su capacidad de olvidar. ¿Y cuantas veces deberemos olvidar las ofensas, perdonar a nuestro hermano, a nuestro prójimo como a nosotros mismos? El Maestro del Amor nos dice categóricamente: ¡setenta veces siete¡

¿Pero existe aun algo más difícil, mas salutífero y mas redentor que perdonar o pedir perdón? Si, perdonarse a uno mismo. Un viejo axioma de Confucio dice: "Perdonárselo todo a aquel que es incapaz de perdonarse a sí mismo".

¡Perdonarme a mi mismo¡ Eso es algo para lo cual uno no se siente nunca suficientemente preparado, ni entrenado, ni incluso "autorizado". Preferimos vivir en el purgatorio moral del desaliento, de la mortificación, de la auto-culpa, no perdonarnos y como consecuencia, no perdonar, alimentando con la memoria el hedor lúgubre de la pena, del remordimiento y la tristeza, que marchitan nuestras vidas y nos arrebatan el precioso don de la alegría, tal vez esperando que algo o alguien, quizás un sacerdote, un santo, un ángel o una fuerza sobre-natural haga por nosotros lo que nadie puede hacer por nosotros.

¿Alguna vez nos hemos atrevido a decirnos frente al espejo, pronunciando nuestro nombre: ¡te perdono¡ Te perdono de corazón, total y absolutamente, y te dejo libre?, como se lo diríamos a nuestro único hijo adolescente que se hallara apesadumbrado por las consecuencias de una decisión errónea o de un acto equivocado

Y aun en la distancia, podemos pedir perdón y perdonar, pues la energía sigue al pensamiento y estas imágenes, clichés y vibraciones sutiles de perdón y de anhelo de reconciliación, viajarán por el éter en busca de la unidad con el otro y de la Divina Armonía que ponen fin al dolor y al sufrimiento, a veces de muchas vidas pasadas.

Pero, nos preguntaremos, y si el otro- si es que existe un "otro" que no sea yo mismo fuera de mi- no desea la paz, no busca la reconciliación, la curación de lo incurable? El Maestro Philippe de Lyón nos dice que hablemos entonces con nuestro Ángel de la Guarda para que hable con el Ángel Guardián nuestro "adversario" y que ambos lleguen a un acuerdo.

El Maestro Philippe daba una importancia extraordinaria al perdón. En muchas de sus enseñanzas hacía referencia a la necesidad absoluta de perdonar y de pedir perdón:

- "En la vida progresamos sin cesar, y en la medida en que progresamos, cambiamos de guía. De ahí la necesidad de hacer la paz INMEDIATAMENTE con los enemigos, pues, ofendiendo a los enemigos, ofendemos a su guía, y la paz solo puede ser hecha entre los mismos interesados. Sino, habrá que esperar a que en una serie de reencarnaciones el mismo periodo se produzca y que el perdón sea acordado. Es necesario, incluso, que el ofendido rece por el ofensor".

Que redención, que alegría, que júbilo el perdonar y pedir perdón, ¡pero que gloria aun mayor es perdonarse a sí mismo¡ Si no me perdono, si no me olvido, si me juzgo, si me condeno y no me exculpo, me aferro al dolor, a la necesidad de sufrir, a la culpa, y consecuentemente, espero el castigo o el mal karma. ¿Y que puedo crear, en que puedo creer, como puedo crecer si me aferro al dolor, a la culpa y al sufrimiento que conllevan los supuestos errores cometidos en un pasado sobre el cual ya no tengo ningún imperio? ¿Que ha ocurrido en la historia de la humanidad cuando los hombres han erigido ideologías, religiones y filosofías basadas en el dolor, el miedo y la culpa?

Se cuenta que en una ocasión, un prisionero de un campo de concentración le preguntó a otro: ¿has perdonado a los nazis? Y este le contestó: ¡nunca! El otro le respondió:¡entonces, aun te tienen prisionero!.

Los sufíes dicen: "El enemigo está agotado de ti". Y busca también su redención, su absolución, su perdón. Pues el perdón libera al que es perdonado y con frecuencia también al que perdona. Los Evangelios dicen que el propio Jesús el Cristo perdonó a sus verdugos, pues como la mayoría de de los hombres, en todas las épocas, reinos y dimensiones de consciencia, no sabían lo que hacían.

¡Que fuerza tan extraordinaria, que alquimia sublime del Amor glorificado y expandido, y que belleza del corazón secreto se encuentran en el perdón¡. El perdón permite que nuestro corazón se rompa por todos los corazones que rompió, y la redención que surge de ese acto de compasión dinámica lo reconstruye despacio, fragmento a fragmento, para resucitar a la verdadera vida como el cuerpo desmembrado de Osiris, de Orfeo o de Mitra.

El poeta inglés William Blake dijo: "Es más fácil perdonar a un enemigo que a un amigo", pues del amigo solo esperamos comprensión, apoyo, y afecto, y del enemigo aguardamos solo lo peor, la traición, el oprobio o el ataque. Así que el desafío del discípulo, del verdadero buscador espiritual es perdonar también a su amigo, a su hermano, indultarle de las ofensas, de los actos y aún de los pensamientos, antes incluso de que los realice.

El perdón del corazón es una suerte de presagio del Cielo en la Tierra que no puede ser provocado, pues llega a veces como el deletéreo vuelo de una Presencia angelical que nos acerca al misterio insondable de la Gracia. Como consecuencia de la llegada de esa bendición sutil, es perdonado lo imperdonable, es olvidado lo inolvidable, es amado lo poco amable y es redimido lo irremediable.

Sueño con el día en que el ángel dormido que soy yo, tenga el valor de erigirse ante la Presencia de Dios, y pedir perdón en nombre de todos los seres sensibles, por los millones de años de separación de la Luz y del Amor.

Así, concluyo que el Cielo en la Tierra ha de edificarse sobre la misericordia, la compasión y el perdón, y que todo, absolutamente todo, ha de ser perdonado.

Siddharta el Buda nos aconsejó: "Sed como el sándalo que perfuma la hoja que le infiere corte". Y el escritor Mark Twain dice en uno de sus poemas:
"El perdón es el perfume
Que la violeta deja
en el pie que la pisa".
Bibliografía:
  1. Le Maître Philippe de Lyon, Thaumaturgue et Homme de Dieu", por Philippe Encause. Ediciones Tradicionales, Paris, 1985.
  2. "El Maestro Philippe", de Alfred Hael. Ediciones Escuelas de Misterios. Barcelona.
  3. "Un año de Vida" de Stephen Levine. Ediciones Libros del Comienzo.
  4. "La Sabiduría del Perdón". S.S. Dalai Lama. Ediciones Oniro.

Portal Martinista del Guajiro

Hermano, ya llegaste a la Puerta del Templo


Wednesday, January 2, 2019

El Santo Grial & El Grial, Símbolo Universal Carmelo Ríos


El Santo Grial & El Grial, Símbolo Universal

Carmelo Ríos

¡EL Santo Grial! Objeto de búsqueda eterna de los hombres de deseo a través de los tiempos. Piedra del Exilio o Piedra angular del templo de la Verdad perdida que, a pesar de los siglos, ha de ser reencontrada. Sagrado símbolo de la culminación de aquella Gran Obra que ha de ser realizada en el crisol de la propia Alma. Punto de convergencia de las más antiguas tradiciones sagradas de Oriente y Occidente. Símbolo místico por excelencia de la Gracia de Dios, el Grial es el depositario del secreto mismo de la unión con la Divinidad; para algunos, vehículo de un poder cósmico más allá de lo imaginable. Cáliz de Cristo, su búsqueda nos lleva a reinos de magia y misterio, de iniciación y de peregrinación alquímica, en el que ambos hemisferios, Oriente y Occidente, se unen dentro y fuera del propio ser, el hombre mortal y el hombre Divino.



EL GRIAL, SÍMBOLO UNIVERSAL


Tratándose de un símbolo común a todas las tradiciones, intentaremos seguir sus pasos, ya que únicamente queda testimonio de tan preciada reliquia una vez que ésta deja de existir visiblemente en los lugares que antaño fueron su secreta morada. Aunque su origen sigue siendo un misterio insondable, el Cáliz como símbolo sagrado irrumpe en medio de la tradición céltica como el célebre Caldero de Keridwen, mujer de linaje y madre de un hijo poco agraciado que decidió preparar un elixir a fin de convertirlo en el más hábil de los hombres. Para ello, se entregó a la elaboración de una mixtura a base de ciertas plantas, a las que confirió el evocador nombre de Greal, pidiendo al enano Guyon que vigilara la obra durante su ausencia. Una noche el líquido se desbordó, y el guardián del caldero vertió tres gotas sobre su dedo, que poco después llevó a sus labios. La leyenda nos cuenta que entonces tomó conciencia de su verdadero estado y alcanzó el más alto conocimiento. 


Al parecer, sólo unas gotas permitían la adquisición de esa visión interior, mientras que una dosis mayor resultaba letal, pues si hay un Grial que concede la Vida Eterna, hay también un cáliz que la arrebata. Como más adelante veremos al evocar los relatos de la búsqueda del Santo Grial del medioevo europeo, el Grial ha de ser custodiado, como fuente de poder y de iluminación, por hombres puros de corazón, y su sola visión, aun de lejos o cubierto con un velo, es más que suficiente para colmar todos los deseos humanos o divinos. 

Ello nos lleva también a pensar en el Haoma de las tradiciones iraníes. En el Yadna mazdeista está escrito: ¡Oh, Zaratustra, yo soy el Haoma, el puro, aquel que aleja la mortalidad! 

¡Homenaje a Haoma -responde Zaratustra-, el Santo, el Perfecto y muy Justo. Cura todos los males, concede la salvación y es la medicina del Alma! ¡Honor a Haoma que vuelve al pobre tan grande como al rico, que eleva el espíritu del ignorante a la altura de la sabiduría de los grandes! 

A este misterioso recipiente se le denomina en la tradición persa Djenschyd. Es de color blanco y amarillo, el primero de los cuales representa el sacrificio ritual del Avesta, emanado del árbol Yadbesh, de donde emana el elixir de la larga vida, ese mismo elixir de la inmortalidad buscado por los caballeros de la tabla redonda, que confería la Vida Eterna. 

¡Pero la Vida Eterna es sólo patrimonio del Alma! Ya que el Grial designa ante todo una vía de acceso hacia lo divino, hacia una comunión del hombre interior con una realidad que está más allá de los límites de la materia o del espíritu. Beber el brebaje de la inmortalidad hace descender de las alturas o fluir desde adentro la Luz de la Transfiguración. Experiencia trascendental que ha sido cantada por poetas y místicos de todos los tiempos y que hiciera exclamar al poeta Rumi: Estaba crudo, fui cocido. Me consumí... O más cerca de nosotros a Jacob Boheme: "No puede ser descrita ni dicha, solo puede ser comparada con la vida que nace en medio de la muerte, como la resurrección de entre los muertos". O que hiciera cantar a Rabin- dranath Tagore: "Gusté la miel de lo ilimitado en la Copa del Loto Eterno. Crucé el túnel de los padecimientos y hallé el recóndito camino de la dicha. Y vi unos rayos de luz cruzar el desierto mudo de la noche". 

En innumerables tradiciones, separadas por espacios y por siglos, vemos emerger cíclicamente la leyenda de un cáliz perdido, un recipiente maravilloso que contiene un Sagrado Licor de Vida. Según el cristianismo, el Cáliz habría sido tallado por los ángeles de una esmeralda caída de la frente de Lucifer, cuando luchaba con el arcángel San Miguel sobre el cuerpo de Moisés. Esta Piedra bien nos evoca el Tercer Ojo de los orientales, el sentido de eternidad o la facultad de percibir lo divino que el hombre ha perdido, sumergido ahora en la materia y convertido en un ser ciego e ignorante de su pertenencia a otro Universo. Cristalizado, yerra a través del desierto de la vida a la búsqueda de una respuesta a su eterna pregunta: Millones de veces formulada, jamás del todo contestada. 

Esta Caída del Hombre a los abismos insondables de la materia, causada por una desobediencia al mandato divino, nos lleva a pensar en el misterio cristiano del pecado original, íntimamente unido al secreto del Grial. A pesar de que para la espiritualidad oriental el alma nace libre e iluminada, cubierta únicamente por el espejismo de Maya, del cual ha de liberarse, para la teología del cristianismo de la Iglesia de Piedra el Hombre nace culpable de un error cometido por ancestros que nos son muy lejanos en el espacio y en el tiempo. Pero a la luz de la Tradición Iniciática, el misterio de la simbólica Caída provocada por Adán (el hombre arquetipo) tras comer de los frutos del Árbol de la Vida, no se presenta como un error en sí, sino como una condición necesaria para un proceso cósmico. El hombre divino se encarna por un acto de amor, para que Dios, la unidad, el Ser Supremo, como dice la Kábbalah, se contemple a sí mismo. 

Pero Dios no deja solo al Hombre, y el Grial, la joya perdida, aparece entonces como un vínculo eterno e indisoluble, como el símbolo de una Gracia accesible al ser humano en su sendero de Retorno hacia la eternidad. Unidad reencontrada que en la alquimia es representada por las nupcias místicas del Rey y de la Reina, y en los relatos de caballería como la unión idealizada del caballero con la dama, deseo inconsciente de unidad consigo mismo, de matrimonio sagrado del alma y la mente. 

En la Eucaristía Cristiana, el Cáliz ocupa un lugar fundamental. Sobre El y a través del vino se vierte el poder del Amor del Cristo en el instante de la Consagración y de allí a través del sacerdote -debidamente protegido con mantos, joyas y piedras, en la antigua liturgia- a los fieles, que con la cabeza inclinada reciben el Soplo Divino. Sin embargo, la Iglesia nunca ha pretendido desarrollar el alto simbolismo del Grial, quizá por relacionarlo con ciertas herejías que alrededor de él han ido modificándose a lo largo de la historia, a pesar de que la Iglesia misma había sido construida sobre una simbólica piedra. Pero si existe una Iglesia de Pedro, exotérica, visible, mortal, existe igualmente una Iglesia de Juan, esotérica, iniciática, invisible e inmortal, edificada sobre el propio Grial y accesible únicamente a través del estrecho portal de la Iniciación Mayor. A esa Iglesia Interior, Griálica, pertenecieron los más ilustres Maestros del Pasado. 

La tradición nos enseña que para el corazón sincero y valeroso pueden abrirse los portales de ese Castillo Venturoso, ciudadela del Grial, que según la leyenda puede aparecer en cualquier momento y en cualquier lugar. Mont-Salvage, montaña de la salvación, centro del mundo o montaña cósmica, pero ante todo centro de sí mismo y morada del Alma humana. 

Todo nos revierte una y otra vez al misterio mismo de la encarnación del Alma y la búsqueda de "algo que está perdido", ya sea el Cáliz de la Última Cena, los Planos del Templo de Salomón, la Tumba de Christian Rosentkreuz, o la misteriosa Palabra Perdida de los Rosa+Cruces. Unidad del Ser representada también en la tradición Artúrica por el misterioso símbolo de la espada hundida en la Piedra. Arma de poder iluminador que en numerosas tradiciones representa a la sabiduría que ilumina las tinieblas. Prueba caballeresca por excelencia y condición fundamental para acceder al Santo Grial, se dice que apareció súbitamente la noche de Navidad, durante la misa. Hondamente hundida en una mágica Piedra, iba acompañada de un mandato profético: Aquel que extraiga esta espada de esta piedra será rey por derecho de nacimiento. 

Pero el alto significado místico de la espada, también común a innumerables tradiciones, nos lleva aún más lejos en nuestra búsqueda. En la leyenda de los Nibelungos, Siegmund, padre de Sigfrido, rompió la espada que había extraído del Árbol del Mundo contra el yelmo de Odín. Antes de morir, Siegmund entregó a su esposa ambos fragmentos de la espada rota que ésta debía transmitir a su hijo. Sigfrido logró recomponerla, volviéndola a forjar, y con ella dio muerte, instado por el Rey Regín, al dragón, quien también le ordenó cocer el corazón del monstruo. Por azar, Sigfrido probó el corazón del dragón, y se dice que inmediatamente comprendió el Lenguaje de los Pájaros (la lengua primordial no escrita ni dicha) quienes le advirtieron de la traición del Rey... 

Excalibur, la célebre espada del Rey Arturo, forjada por los dioses cuando el mundo aún no existía, según la leyenda, es entregada a Arturo por la Dama del Lago. La sabiduría, una vez más, es extraída de un medio acuático. Pero la espada es también otro símbolo del centro del mundo, del Axis Mundi o interior del Ser. Fuerza poderosamente vertical que desciende sobre la materia virgen fecundándola y creando la vida. La espada como vehículo iniciático por excelencia y objeto -como el cetro- transmisor de poder, posee una importancia primordial en la iniciación caballeresca de todos los tiempos.


Marqués de la fayette


Marqués de la fayette

Marie-Joseph Paul Yves Roch Gilbert du Motier
6 de setiembre de 1757 - 20 de mayo de 1834
Castillo de Chavaniac-Lafayette, departamento del Alto Loira, región de Auvernia - París


Oficial militar, aristócrata y político francés. Peleó por los Estados Unidos en la Guerra de independencia (contra el Imperio británico), sirviendo como general, y en la cual fue considerado uno de los héroes. A raíz de esto fue un amigo cercano de George Washington, Alexander Hamilton y Thomas Jefferson. Además Lafayette fue una figura clave (general del ejército revolucionario) en la Revolución Francesa de 1789 y en la Revolución de Julio de 1830, fue miembro de la Asamblea Nacional y fue comandante de la Guardia Nacional de París.

Nacido en Chavaniac, en la provincia de Auvernia en el sur central de Francia, Lafayette provenía de una antigua familia adinerada y terrateniente. Siguió la tradición marcial de su familia y fue nombrado oficial a los 13 años de edad. Estaba convencido de que la causa estadounidense en su guerra revolucionaria era noble, por lo que viajó al Nuevo Mundo buscando la gloria. Ahí, fue nombrado mayor general, aunque al inicio no se le fueron dadas tropas que comandar. Fue herido en la Batalla de Brandywine, pero aun así pudo organizar una retirada ordenada. Sirvió con distinción en la Batalla de Rhode Island. En medio de la guerra, regresó a casa para cabildear un aumento del apoyo francés y regresó a América en 1780 donde se le otorgaron altos cargos en el Ejército Continental. En 1781, en Virginia las tropas bajo su comando bloquearon a las fuerzas lideradas por Cornwallis hasta que otras fuerzas estadounidenses y francesas pudieran posicionarse para el decisivo Sitio de Yorktown.

Lafayette regresó a Francia y, en 1787, fue designado a la Asamblea de Notables convocada en respuesta a la crisis fiscal. Fue electo un miembro de los Estados Generales de 1789, donde representantes de las tres órdenes tradicionales de la sociedad francesa se reunieron (el clero, la nobleza y la plebe). Él ayudó a escribir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, con la asistencia de Thomas Jefferson. Después de la toma de la Bastilla, Lafayette fue nombrado comandante en jefe de la Guardia Nacional, e intentó adoptar una postura intermedia en el transcurso de la Revolución Francesa. En agosto de 1792, las facciones radicales ordenaron su arresto por lo que huyó a Bélgica, sin embargo, fue capturado por las tropas austriacas y pasó más de cinco años en prisión.

Lafayette regresó a Francia después de que Napoleón Bonaparte garantizó su liberación en 1797, aunque rehusó participar en el gobierno de Napoleón. Después de la Restauración Borbónica de 1814, se convirtió en un miembro liberal de la Cámara de Diputados, una posición que mantendría por la mayoría del resto de su vida. En 1824, el presidente James Monroe invitó a Lafayette a los Estados Unidos como un invitado de la nación; durante el viaje, visitó todos los 24 estados de la unión al mismo tiempo, encontrándose con una intensa recepción. Durante la Revolución de Julio de Francia en 1830, Lafayette se negó a la oferta de convertirse en un dictador francés. En cambio, apoyó a Luis Felipe como rey, pero se puso en su contra cuando el monarca se volvió autocrático.

Lafayette murió el 20 de mayo de 1834, siendo enterrado en el Cementerio de Picpus en París, bajo tierra de Bunker Hill. Por sus logros tanto en el servicio de Francia como de Estados Unidos, es conocido como "El Héroe de Dos Mundos".

En 2002, el general Lafayette recibió la ciudadanía estadounidense. Estados Unidos quería honrar su contribución como soldado y general en la Guerra Revolucionaria Americana.

¿DÓNDE FUE LAFAYETTE HECHO UN MASÓN?
SHORT TALK BULLETIN - Vol.XII, abril de 1934, n. ° 4
por: Desconocido
El hermano Lafayette entró en la Gran Logia de Arriba el 20 de mayo de 1834. Muchas logias en 1934 dedicarán reuniones a un recuerdo menos inmortal que el de su amigo y hermano George Washington. Para ayudar en tales emprendimientos, este Boletín expone los principales testimonios contradictorios acerca de esta creación masónica. Julius S. Sachse, Gran Bibliotecario de la Gran Logia de Pensilvania, erudito estudiante y erudito. escribió (Folleto, 1916):

"No se conoce ninguna evidencia documental original que registre la iniciación del General Lafayette en la Fraternidad Masónica, ni en qué Logia o cuándo tuvo lugar. Siempre ha sido una tradición en los círculos Masónicos que el General Lafayette fuera nombrado Masón en una de las Logias Militares en Morristown, Nueva Jersey, donde se llevó a cabo una Logia Festal el 27 de diciembre de 1797, para la cual las joyas, muebles y vestimentas de St . John's Lodge No.1 de Newark, Nueva Jersey, fue prestado. La reunión resultó ser un gran éxito, sesenta y ocho hermanos presentes, uno de los cuales fue George Washington. "Existe otra tradición de que el general Lafayette fue nombrado Masón en una Logia Militar que se reunió en Valley Forge durante el invierno de 1777-1778, pero hasta ahora no se han descubierto registros oficiales de tal acción".

El Dr. Fredrick W. Hamilton, Gran Secretario de la Gran Logia de Massachusetts, eminente y erudito masónico erudito, escribe (The Builder, marzo de 1921):

"Dónde y cuándo se hizo La Fayette, Mason no se conoce. Existen al menos dos tradiciones bastante diferentes, pero ninguna de ellas se basa en ningún hecho sustancial o histórico. No era improbable que fuera en la víspera de su trascendental misión diplomática a Francia cuando solo tenía veintidós años; casi con certeza fue en el Army Lodge; muy probablemente fue por la insistencia y en presencia de Washington. Es más probable que Washington tenga deseos de tejer el vínculo de la hermandad masónica con el joven que jugaría un papel tan delicado e importante en las relaciones entre el gran Masón que comandaba el ejército estadounidense y el otro Gran Masón, el de América. el más grande diplomático, Benjamin Franklin, que fue embajador estadounidense ante el rey francés".

Cuando La Fayette hizo su última visita a los Estados Unidos, la Gran Logia de Pennsylvania lo recibió con distinguidos honores, pero antes de hacerlo nombró un comité para investigar e informar sobre su regularidad masónica. El comité informó que habían realizado una investigación cuidadosa y que estaban completamente satisfechos, pero desafortunadamente su informe no dio ninguna información sobre las pruebas en que se basa esta conclusión.

"Gould, en la" Biblioteca de la Francmasonería ". nombró el lugar de la ceremonia como Morristown, NJ, diciendo: "Según el difunto CW Moore, todos los generales estadounidenses de la revolución, con la excepción de Benedict Arnold, eran masones. El marqués de Lafayette estaba entre el número, y se cree que fue iniciado en American Union Lodge en Morristown, Nueva Jersey, las joyas y los muebles utilizados en la ocasión fueron enviados por St. John's Lodge en Newark, NJ "En la página completa retrato de Lafayette que embellece este artículo, aparece esta leyenda: "El marqués Lafayette fue admitido en la francmasonería en American Union Lodge que se celebró en una habitación sobre la antigua Freeman's Tavern, en el lado norte del verde, Morristown, Nueva Jersey, durante el invierno de 1777, cuando presidía el Hermano George Washington en persona. "Como Benedict Arnold" era "Masón", su nombre fue borrado de los roles después de que se demostró que era un traidor; el lector debe decidir por sí mismo cuánto peso se le puede dar al testimonio de "el fallecido CW Moore".

El Gran Maestro pasado, Harry J. Guthrie, Delaware, contribuyó con un artículo académico sobre Lafayette a "The Builder", en marzo de 1925. De él se abstrae lo siguiente:

"El general Lafayette llegó a este país el 14 de junio de 1777; recibió una comisión (honoraria en vigor) como Mayor General del congreso y luego fue asignada al personal de Washington el 31 de julio de 1777; dirigió una parte de las tropas en la Batalla de Brandywine el 11 de septiembre de 1777, donde fue herido en la pierna y permaneció incapacitado en Bethlehem, Pensilvania, hasta la última parte de octubre. Se ofreció para el deber cuando apenas podía colocar una bota en su pie, fue asignado al comando del General Green y asistió en un reconocimiento con miras a luchar contra Lord Cornwallis, fuertemente embelesado en Gloucester Point, NJ. El hecho de que el conjunto El país entre Nueva York y Filadelfia se mantuvo bajo control británico, lo que impide la posibilidad de una reunión de oficiales generales del ejército estadounidense asistiendo a una función masónica en Morristown, N.

"Esto debería satisfacer la mente en cuanto a la total improbabilidad de que haya obtenido algún título en Morristown, NJ en 1777. Pero me inclino a pensar que la fecha impresa de 1777 es un error y que debe leer 1779 de acuerdo con la tradición. La historia y los registros del gobierno nos informan que el 21 de octubre de 1778, a Lafayette, como General de División, se le concedió una licencia para ir a Francia a regresar a su conveniencia. (Probablemente en una misión secreta) Lafayette dejó Boston Harbor Fe. 11, 1779 para Francia; y el hecho de que se le presentó la espada del Congreso en Havre el 24 de agosto de 1779, está a punto de demostrar que llegó a Francia. En el viaje de regreso navegó a bordo de la fragata francesa Herman desde Rochelle el 19 de marzo de 1780, y aterrizó en Boston el 28 de abril de 1780 y el 13 de mayo de 1780.

Gould, en sus "Logias Militares", dice:

"En diciembre de 1777, el ejército se retiró a Valley Forge, y fue allí, según la evidencia que parece ser de carácter confiable, que se inició el general Lafayette. El oficial francés, a pesar de haber sido recibido muy cordial y amablemente por el general Washington, experimentó una gran inquietud por el hecho de que nunca se le había confiado una "orden separada". Durante el invierno supo que había una Logia trabajando en el campamento. El tiempo colgaba pesadamente de sus manos, y la rutina del deber era monótono, él concibió la idea de que le gustaría ser hecho Masón. Su deseo, al hacerse conocer a la Logia, pronto se gratificó, el Comandante en Jefe estaba presente y en la silla en el momento de su iniciación.

"Después de convertirme en albañil", dijo Lafayette, "el general Washington parecía haber recibido una nueva luz. Nunca tuve a partir de ese momento motivo alguno para dudar de su total confianza. No pasó mucho tiempo antes de que tuviera un 'comando separado' de gran importancia '". Moore en su" Biografía Masónica "afirma:" Él ya se había convertido en miembro de la Fraternidad Masónica. "(Esto fue antes de su llegada a América.)

Findel, en su "Historia de la Francmasonería", afirma que Lafayette asistió a una reunión masónica el 25 de diciembre de 1775 con el propósito de consagrar una logia llamada Da La Candeur. Mención especial se hizo de Lafayette estando presente.

El hermano WP Strickland, DD, declaró a finales de los sesenta que Lafayette era miembro de la Fraternidad cuando vino a América. Earl B. Dellzell, en el "Grand Lodge Bulletin", Iowa, noviembre de 1930, afirma: "En los procedimientos de la Gran Logia de Tennessee de 1825, páginas 133 y 135, el acta de la Gran Logia del miércoles 4 de mayo, 1825, declara: "Nuestro ilustre hermano, el General Lafayette, fue elegido por unanimidad miembro honorario de esta Gran Logia". Más tarde encontramos: 'Nuestro ilustre hermano, el General Lafayette, fue presentado por los Bros. Andrew Jackson y GW Campbell, recibió con Grand Honors y sentado a la derecha del Gran Maestro WW'. "'Al final del discurso de bienvenida del Gran Maestre, Lafayette hizo una respuesta sensata y apropiada, en esencia de la siguiente manera: "" Se sintió muy satisfecho de haber sido tan amablemente recibido por la Gran Logia de Tennessee, y de haber sido nombrado miembro honorario de esa Logia, en la cual había sido presentado por el distinguido hermano Mason que había erigido las líneas de Nueva Orleans. , y, en el lenguaje técnico de la Artesanía, los había hecho "bien formados, verdaderos y confiables". Él había sido, durante mucho tiempo, un miembro de la Orden, habiendo sido iniciado, joven como era, incluso antes de que entrara. el servicio de nuestro país en la Guerra Revolucionaria. Nunca por un momento había dejado de amar y venerar a la institución, y por lo tanto, estaba particularmente encantado de ver que había extendido su genial influencia hasta ahora hacia el oeste, y que sus hermanos aquí no solo eran cómodos, sino que estaban magníficamente acomodados.

Compare esto con las declaraciones del Dr. George W. Chaytor, dirigiéndose a Lafayette Lodge No. 14, AF & AM, Wilmington, Delaware, 18 de enero de 1875, en el quincuagésimo aniversario de su constitución. (Citado del artículo de Guthrie en "The Builder", marzo de 1925):

"No era masón cuando aterrizó en Estados Unidos, ni tampoco era masón en la Batalla de Brandywine. El ejército bajo Washington, en diciembre de 1777, se retiró a Valley Forge, donde pasaron el invierno. Conectado con el ejército era un Lodge. Fue en Valley Forge que se hizo un masón. En este punto no debería haber una segunda opinión, porque seguramente Lafayette sabía mejor dónde se convirtió en Masón. Tenemos esta declaración de él mismo, hecha en el momento en que era huésped de la Gran Logia de Delaware, y para los miembros de ese Gran Cuerpo. La declaración que hizo fue la siguiente:

"Había ofrecido sus servicios a este país por los motivos más puros, y sabía que, en su corazón, no tenía impulsos egoístas. Encontró un pueblo luchando por la libertad contra la tiranía, y puso toda su alma en la causa. Que Washington lo recibió de la manera más amable y cálida, y nunca de manera directa mostró que no tenía la más absoluta confianza en sus intenciones y capacidad como soldado, pero aún así, no podía despojar a su mente de una sospecha (que a veces le causó gran incomodidad) de que el general del ejército estadounidense no estaba totalmente exento de dudas en su caso. Esta sospecha surgió del hecho de que nunca le había confiado una orden separada. Este hecho, dijo, pesaba sobre él y, a veces, lo hacía muy infeliz. Con esta excepción, no tenía la menor causa de incomodidad. Durante el invierno (1777-1778), mientras el Ejército yacía en Valley Forge, supo que había una Logia Masónica trabajando en el campamento. El tiempo colgaba pesado, y la rutina del deber era monótona, él concibió la idea de que le gustaría ser hecho Masón. Hizo conocer su deseo a un amigo, que inmediatamente le informó que él mismo era un Masón, y que se complacería en dar a conocer su deseo a la logia. Esto fue hecho, y él estaba allí hecho un masón. También afirmó que Washington estaba presente y actuó como Maestro de la Logia en el momento de la iniciación ". quien de inmediato le informó que él mismo era un Masón, y que se complace en dar a conocer su deseo a la logia. Esto fue hecho, y él estaba allí hecho un masón. También afirmó que Washington estaba presente y actuó como Maestro de la Logia en el momento de la iniciación ". quien de inmediato le informó que él mismo era un Masón, y que se complace en dar a conocer su deseo a la logia. Esto fue hecho, y él estaba allí hecho un masón. También afirmó que Washington estaba presente y actuó como Maestro de la Logia en el momento de la iniciación".

"Esta declaración fue hecha a los miembros de la Gran Logia, de algunos de los cuales fue recibida. No tengo dudas de que dijo lo que he dado aquí, ya que las partes que hicieron la declaración eran caballeros y masones, y sus vidas públicas muestran la estimación que sus conciudadanos atribuyen a su honor y sus personajes. Sé que muchas dudas y contradicciones se habían transmitido sobre el punto importante en la vida de Lafayette. Se han establecido varios lugares como el punto de su iniciación, pero una Logia del Ejército siempre fue la organización en la que aseguró la luz.

"Todavía no he terminado su declaración, la última parte es evidencia de la primera. Al principio dijo que se sentía bastante herido porque Washington no había mostrado suficiente confianza como para confiarle un mando separado. Ahora escucha lo que dijo después:

"Después de convertirme en Masón, el general Washington parecía haber recibido una nueva luz; nunca tuve, desde ese momento, motivo para dudar de toda su confianza. No pasó mucho tiempo antes de que tuviera un comando separado de gran importancia '".

El Gran Maestro pasado Guthrie dice de este escritor:

"Dr. George W. Chaytor, conocido y favorablemente conocido, era un notable médico y entusiasta Mason. Nació el 25 de diciembre de 1813, inició el 7 de septiembre de 1841, ascendió el 2 de noviembre de 1841 y murió el 14 de abril de 1878; respetado por todos los hombres. Sirvió en su logia como Maestro y en 1845 se convirtió en miembro permanente de la Gran Logia de Delaware y fue electo inmediatamente Senior Grand Warden, Gran Secretario, 1849-59, Presidente del Comité de Correspondencia Extranjera en 1875, elegido Gran Maestro de Masones de Delaware. en 1875. "Lo que realmente sabía realmente el Dr. Chaytor y lo influenciado por la tradición ahora es solo una cuestión de especulación. Incluso un testigo confiable y digno puede fácilmente ser engañado al informar sobre la historia cien años después del hecho. Es interesante, al menos, que Chaytor y Gould informan que el mismo lenguaje proviene de los labios de Lafayette en lo que se refiere al "comando separado". Aquí no se intenta resolver una pregunta que ha molestado a los más cultos. Que Lafayette era un Mason entusiasta, leal y devoto, nadie puede dudar; su recepción en su última visita a este país fue una larga peregrinación masónica con grandes logias y logias que se disputaban entre sí para honrarlo. Pero justo donde fue "sacado a la luz" está tan involucrado con las contradicciones, que solo otros descubrimientos parecen probables, para finalmente resolverlo a satisfacción de los historiadores masónicos. su recepción en su última visita a este país fue una larga peregrinación masónica con grandes logias y logias que se disputaban entre sí para honrarlo. Pero justo donde fue "sacado a la luz" está tan involucrado con las contradicciones, que solo otros descubrimientos parecen probables, para finalmente resolverlo a satisfacción de los historiadores masónicos. su recepción en su última visita a este país fue una larga peregrinación masónica con grandes logias y logias que se disputaban entre sí para honrarlo. Pero justo donde fue "sacado a la luz" está tan involucrado con las contradicciones, que solo otros descubrimientos parecen probables, para finalmente resolverlo a satisfacción de los historiadores masónicos.

"APÉNDICE"
En “La Nueva Era” de la revista de julio de 1941, Brother Ray Baker, Harris, Bibliotecario del Consejo Supremo, 33 deg., Jurisdicción del Sur, reveló la adquisición de una rara 18 °programa de siglo de la inauguración de la Logia de San Juan de la Candeur en París, en diciembre de 1775, la Logia había invitado a las ceremonias de inauguración "a los Oficiales Honorarios, Regulares y Subordinados, y Diputados, de todas las Logias que componen el Gran Oriente de Francia, y todos los hermanos que podrían ser recomendados como Masones regulares". Obviamente el las ceremonias se llevaron a cabo "In Lodge".

Se adjunta al programa un Tableau de 100 "Les Chers Freres Visiteurs". El Marqués de Lafayette figura entre los Hermanos visitantes.

Si bien esto parece establecer de manera concluyente que Lafayette era un Masón en 1775 antes de venir a América, no deja respuesta a la pregunta de cuándo y dónde fue nombrado masón.


El General Marie-Joseph Paul Yves Roch Gilbert du Motier, El Marques de Lafayette le entrego a Washington en 1784 un mandil de seda en Mount Vernon. Este mandil fue el que uso Washington al poner la primera piedra del edificio del Capitolio en 1793 y que posteriormente se perdió.

Resultando que el mandil estuvo a plena vista en una pared de la Logia Mt. Nebo Lodge No. 91 en Shepherdstown, West Virginia, desde los principios de 1800.

Thomas Hammond, que se casó con Mildred Washington, la sobrina de George Washington, compro el mandil en $6 al estate de Martha Washington. Luego la pareja se mudó a Charles Town, W.Va., en 1810, y Hammond se unió a la logia local.

George Alwin, el Maestro de la Logia Mt. Nebo dijo que Hammond cedió el mandil a la logia antes de morir en 1820.

Ahora al cumplirse próximamente los 200 años de la fundación de la Logia Mt. Nebo el 11 de Diciembre, el mandil será expuesto al público.

Existe un segundo mandil llamado el Watson-Cassoul por ser entregado por Elkanah Watson, que era Mason, y M. Cassoul, su socio de negocios francés.

La historiadora de la Logia Mount Vernon, Susan P. Schoelwer dice que fue este el mandil que Washington uso en la presentación de la primera piedra del Capitolio. Y que este fue donado en 1812 por el sobrino de Washington Lawrence Lewis, a la Logia Alexandria-Washington No. 22.

Schoelwer dice que el mandil de la Logia Mt. Nebo fue usado para la ceremonia de la primera piedra del Monumento Washington en 1848.

También aparece en la misma ceremonia de 1850 en Richmond a la que fue el Presidente Zachary Taylor y en 1866 en Maryland por el Presidente Andrew Johnson.