Sunday, April 12, 2015

Introducción al Martinismo


Introducción al Martinismo

Papus dijo de la Orden Martinista: "Es una sociedad mística. Como sociedad, el Martinismo es la unión de las fuerzas invisibles evocadas por la búsqueda de la Verdad. La Orden Martinista es un centro activo de difusión iniciática. Su objetivo es propagar rápidamente y de una manera amplía las enseñanzas de lo oculto y las líneas de la tradición occidental y cristiana. La sociedad Martinista tiene como primer principio:

  • Respetar la libertad humana
  • Aceptar en su seno a hombres y mujeres.
  • Ser cristiano.

El Martinista defiende la acción de Cristo..." Las diversas Ordenes Martinistas, que hoy existen, tienen su origen en la Orden de los Elus Cohen y de diversos personajes del pasado y modernos que han jalonado y construido su historia. Así pues, es interesante e importante presentar esta tradición, su origen, su rol, su filosofía, así como lo esencial de sus ritos. No se trata de una obra más dentro de la historia del Martinismo.
La Antigua Orden Martinista, es una corriente dentro de las diversas Ordenes Martinistas que quiere revitalizar el Martinismo del pasado sin dudar del contemporáneo si no se mantiene anclado en tal o cual dogma necesariamente reduccionista. Efectivamente, puede ser para algunos un medio de imponer una visión del cristianismo muy personal, mientras que para otros la dimensión caballeresca o teúrgica será la predominante. La búsqueda de las raíces podrá conducir a la magia de los Elus Cohens, así como a la simplicidad, la sobriedad y la libertad. De este modo, aquél que quiera aproximarse a esta tradición y avanzar hacia sus misterios y ritos, debe adherirse a la sensibilidad que se desea encontrar allí. De centenares de personas que pasan el portal de esta tradición, pocas quedarán después de algunos años. Menos numerosos son aquellos que lograrán penetrar en el corazón, de aquello que se ha venido en llamar el esoterismo cristiano.
En consecuencia, hay detrás de cada cuál una llamada, una fuerza que dirige a cada uno misteriosamente hacia estos portales. Todos aquellos que se han aproximado a esta tradición han sentido este deseo, esta fraternidad que les permitiría profundizar aquello que ellos habían abordado individualmente y, con frecuencia, intelectualmente en los libros.
La perspectiva de un intercambio productivo, la atracción del rito y el valor que aun hoy en día tiene, hace que sean numerosas las personas que se afilian después de haber pasado por diversas órdenes. Más allá de esta aparente diversidad, la experiencia cotidiana demuestra la permanencia de un pensamiento y de un carácter Martinista independientes de las estructuras visibles capaces de hacer germinar en cada uno, aquello que denominamos "la llamada" o "el deseo de la búsqueda". Para la Orden Martinista la fraternidad no es una finalidad, es la consecuencia de su caminar místico.
La tradición Martinista es algo más que un rompecabezas de diferentes corrientes, de las cuáles nos podría faltar un trozo; es la presencia sobre nosotros de un pensamiento, de una egrégora que sintetiza una comunión de espíritu y de símbolos entre diferentes personas. Es partiendo de esta certificación que nosotros hemos podido describir esta corriente occidental evitando extraviarnos en una historia estéril o en una parcialidad reductora. En efecto, existe un objetivo Martinista trascendiendo a los seres que han constituido su historia. Se trata de la defensa y del servicio invisible del esoterismo cristiano.


RETROSPECTIVA HISTÓRICA DEL Martinismo


De todas las Ordenes Masónica Iluministas que florecieron en Francia, durante el siglo XVIII, ninguna tiene influencia comparable a aquella que entró a la historia con el nombre de Martinismo. El surgimiento de esta Organización coincidió con la llegada de Joachim Martínez Pasqually. Martínez Pasqually, pasó su vida enseñando en las Logias bajo la forma de un rito masónico elevado, un sistema religioso al cual dio el nombre de Elus Cohen o Sacerdotes Elegidos (Cohen en hebreo significa Sacerdote). Solamente aquellos masones de grado de Elus eran admitidos en los Elus Cohen. Martínez viajó, de manera misteriosa, por varias partes de Francia, sobre todo por el sur y sudoeste de ese país. Propagando su doctrina, consiguió adeptos en las Logias de Marsella, Avignon, Montpellier, Narbonne, Foix e Touluse. Finalmente, en 1762 se establece en Bordeaux. En Bourdeaux, Martínez ingresa en la Logia La Francesa, que era la única de las cuatro logias simbólicas activas en la ciudad en aquel tiempo. Martínez se empeñó en revivir el entusiasmo de los masones de Bordeaux asegurando la cooperación de varios de ellos, escribió para la Gran Logia de Francia en 1763: "Instituí un templo en Bourdeaux para la Gloria del Gran Arquitecto, incluyendo las cinco órdenes perfectas que administro bajo la constitución de Charles Stuart, rey de Escocia, Irlanda e Inglaterra, Gran Maestro de todas las logias regulares esparcidas sobre la superficie de la tierra, y que están hoy bajo la protección de George William, rey de Gran Bretaña, y bajo la Gran Logia denominada..." . En 1770 el Rito de los Elus Cohens contaba con templos en Bordeaux, Montpellier, Avignon, Foix, Libourne, La Rochelle, Versailles, Metz y París.
Otro templo estaba presto a abrirse en Lyon, gracias a los esfuerzos del Hermano Willermoz que sería la figura más activa e importante del rito de Martínez. Martínez no dejó un trabajo escrito completo referente a sus enseñanzas, no obstante se encontraron diversas textos incompletos que son parte de sus enseñanzas referidas a un sistema de pensamiento filosófico, esencialmente una Gnosis Cristiana, que se basan principalmente en los principios doctrinales del trabajo llamado, "El Tratado de la Reintegración de los Seres a sus originales virtudes, poderes y cualidades". Este trabajo da una interpretación particular de la Creación, de la Jerarquía de Seres, de la Caída del Hombre y de la manera que tiene el Hombre para recobrar su estado original y restablecer sus privilegios.
Martínez de Pasqually considera que el Hombre está en el exilio en esta existencia terrenal privado de todos sus verdaderos poderes. Por consiguiente, el objetivo principal del hombre debe ser trabajar para ser restaurado a la condición original. Esto puede lograrse siguiendo ciertas técnicas. Martínez de Pascualy afirmaba que en cada ser humano había algo divino adormecido y que era preciso revivir. Según Martínez esta centella divina podría ser inflamada al punto de ser liberados del materialismo. Sobre tales condiciones el hombre es capaz de adquirir poderes, los cuales le permitirán "comunicarse con seres invisibles, llamados por la Iglesia Ángeles y obtener no sólo una santidad personal, sino también la santidad de todos los discípulos de buena voluntad". Transformar al hombre de esta forma sería regenerarlo y reintegrarlo gradualmente a su estado original; sería capacitarlo a alcanzar aquel estado perfecto que cada individuo y sociedad debería buscar. Esta doctrina tuvo un sorprendente suceso en la Gran Logia de Francia, luego comprendió que como resultado de todos los ritos místicos ocurrió una gran adhesión de miembros y se hacía necesario preservar con mucho cuidado y secreto las tareas misteriosas.
Entre los discípulos de Martínez se encontraba el "Filósofo Desconocido", Louis Claude de Saint-Martín. Saint-Martín serbia como teniente en el Regimiento de Foix cuando oyó hablar de Martínez de Pasqually y del Rito de los Elus Cohen. Después de retirarse el ejército, se dirigió a Bordeaux donde fue iniciado en los grados de Cohens por el hermano de Balzac. Saint-Martín era de naturaleza cortes, modelada por una intensa actividad intelectual. A los pocos años se retiró de las prácticas activas de los Elus Cohen., dedicándose únicamente al estudio del misticismo y espiritualismo. Ya en París, se vio obligado formar una especie de grupo, puramente espiritual donde se excluían las ceremonias ritualísticas de Magia.
Hasta la Revolución Francesa, Saint-Martín alternaba entre las orientaciones a sus discípulos y los viajes al exterior donde estableció contacto con Jacob Boheme un "Iluminato" Saint Martín encontró en los escritos de Jacobo Boheme lo que él buscaba, la Vía Interior o Vía Cardíaca. En 1803 muere Saint Martín dejando varios adeptos en diferentes países de Europa. Después de su muerte los discípulos de Saint-Martín esparcieron la doctrina del Filósofo Desconocido en Francia, Alemania, Dinamarca entre otros países. Fue a través de ellos que en 1880 un ocultista parisino, llamado Dr. Gerard Encause (Papus) tomó conocimiento de la doctrina de Saint-Martín y decidió continuar las enseñanzas. Con ese objetivo, fundó en 1884 un Orden Mística que llamó Orden Martinista que conserva la línea tradicional que estableciera el Filósofo Desconocido y que llega a nuestros días.
Orden iniciática y esotérica El Martinismo es hoy en día aquello que se denomina una Orden iniciática y esotérica. Esto significa que las reuniones no son accesibles a aquellos que no han sido iniciados. Sabemos que existen múltiples formas de transmitir los conocimientos: por escrito, oralmente, etc. La iniciación tiene por objetivo transmitir un conocimiento con la ayuda de ritos compuestos de símbolos, de palabras, gestos que despiertan el inconsciente y causan una transformación que el iniciado deberá proseguir. Despertando las emociones, la psique más profunda, la iniciación transforma y transmite realmente un contenido oculto que el iniciado tardará algún tiempo en descubrir. Es una semilla que ha sido sembrada y que germinará si ha sido depositada en una buena tierra y ha sido mantenida durante el suficiente tiempo. Tal transmisión no podría hacerse intelectualmente, porque entonces se dirigiría a una facultad que no corresponde a la dimensión psíquica ligada a lo sagrado. De una forma implícita la iniciación nos dice que el inconsciente, lo imaginario, hacia donde van dirigidos los ritos, no es otra cosa que el sentimiento de sacralidad. Es, entonces, fácil de comprender tales ritos iniciáticos que han existido desde milenios. Fueron utilizados en las diferentes religiones y culturas para transmitir los conocimientos secretos y sagrados. El mundo ha caído y el hombre debe reconciliarse con el creador para poder reintegrarse al plan divino. Importa poco desarrollar los detalles de la doctrina. Es suficiente saber que debemos, con nuestros esfuerzos individuales, redimirnos y reencontrar el camino del Creador.


EL TRABAJO MARTINISTA


Un grupo Martinista se reúne una o dos veces al mes. La Apertura y la Clausura ritual de la reunión son conducidas por el responsable, asistido en ciertos ritos por algunos hermanos o hermanas, cumpliendo funciones simplemente simbólicas. Durante el periodo de trabajo, propiamente dicho, diversas posibilidades son ofrecidas que difieren según las órdenes o grupos. Unos textos propios de la Orden pueden ser leídos y comentados, algunos trabajos hechos por los miembros pueden ser leídos y discutidos en común, con algunos períodos de plegarias y meditaciones, equilibrando así la dimensión teórica y mística propia de esta corriente. Las investigaciones de los miembros, leídas durante los trabajos de grupo, tienen por objetivo permitir un trabajo y una reflexión individual sobre algún motivo simbólico particular o sobre alguna cuestión que es objeto de las preocupaciones de los participantes.
No obstante no creemos que sea suficiente asistir a los rituales de las reuniones Martinistas para avanzar realmente en la vía. El trabajo individual es una necesidad para aquél que no desea depender únicamente del grupo al que pertenece. El Martinismo y la Iglesia Gnóstica Desde los inicios del Martinismo de Papus, la noción de Iglesia oculta e invisible se ha convertido en uno de los aspectos de esta tradición. No se trata de confundir los ritos, la iniciación y la tradición Martinista con aquellos de una Iglesia cualquiera. Pero debemos remarcar que los responsables de las órdenes Martinistas recibían, generalmente, una consagración episcopal válida según varias líneas de sucesión apostólica, como aquella de la Iglesia llamada Gnóstica, fundada por Jules Doinel en 1892.
Ella fue estructurado en gran parte por Jules Doinel y por Johannes Bricaud, que fue el Obispo Prior, al mismo tiempo que responsable de la Orden Martinista de la época. Según un texto de presentación de esta Iglesia, "el gnosticismo es una doctrina filosófica y tradicional, tan antigua como la humanidad; una moral, un culto, que son una religión universal.
Enseñada y practicada en todos los misterios de la antigüedad y en muchas sociedades secretas u ocultas de la Edad Media y de los tiempos modernos, [... ] tiene por objetivo restituir a la humanidad su unidad religiosa primitiva, rechazando los errores religiosos surgidos de las diferentes religiones, y de trabajar por el perfeccionamiento intelectual, moral y social. El gnosticismo no pretende imponerse a las conciencias, ni por la fuerza del poder civil o militar, ni por vanas amenazas de castigos post-mortem, ni por falaces promesas de recompensas futuras. Basado, de una parte, sobre la tradición universal y no solamente sobre la tradición Hebrea de la Biblia y, por otra parte, sobre la filosofía y la ciencia moderna, sus verdades no se presentan como objeto de fe, sino como objetos de demostración, filosófica y científica; no se clama más que a la razón, que es la misma para todos los hombres. Se admite, entonces, la libertad absoluta de conciencia y de examen en cada uno de todos los hombres que son capaces y exige de sus miembros la tolerancia para todos aquellos que no piensan como ellos." Precisamos, para terminar, que si bien este aspecto sacerdotal es muy importante en la vía Martinista, se funda sobre aquello que se ha acostumbrado en llamar la Iglesia invisible, que no debe ser confundida con las estructuras exteriores y temporales.

Fuente: http://eruizf.com/martinismo/martinista01.html

Wednesday, February 25, 2015

J. B. Willermoz, J. Bricaud y los Martinistas Desconocidos



J. B. Willermoz, J. Bricaud
y
Los Martinistas Desconocidos

Jehel, S. I.

Todos vosotros sabéis, queridos hermanos, que el día 21 de febrero es para todos los martinistas, un día muy importante, por ser, simultáneamente la fecha en que conmemoramos la desencarnación del Venerable Maestro Jean Baptiste Willermoz, la colaboración de todos los Martinistas Desconocidos y también la desaparición del Gr. Maestro Jean Bricaud.

Aunque casi todos vosotros conocéis la vida de los martinistas más importantes, no es inoportuno hacer un resumen rápido de la vida de los dos que he citado en el principio de este artículo y decir también, qué importancia tiene la conmemoración de los Martinistas Desconocidos.

JEAN-BAPTISTE WILLERMOZ

Siento no poder presentaros un verdadero retrato de este Venerable Maestro. No existe sino esta "silueta" que publicamos hoy y por la que podéis, al menos, al menos fisonomía hermosa, alerta, enérgica y noble del Hno. Willermoz. Willermoz fue contemporáneo de Martines de Pasqually. Nació en Lyon, en 1 de Julio de 1730; era hijo de Claude Catherin Willermoz, comerciante en mercería, que al iniciarse el siglo XVIII había dejado la ciudad de Saint Claude, en Franche-Comté, para buscar fortuna en Lyon.

Nuestro futuro hermano Willermoz fue aprendiz en comercio de sedas en la casa de Antoine Bagnion desde febrero de 1745 (a los 15 años de edad, pues); pero se quedó poco tiempo, ya que dos años más tarde se empleó en la firma Maréchalle y Cía. En 1754, ya se le instalado por su cuenta como fabricante de sedas.

Willermoz era el segundo hijo de los trece que tuvo su madre. Antes que él nació su hermana Claudine Thérèse (futura Mme. Provensal) y después venían sus hermanos Pierre Jacques y Antoine, de los cuales nos ocuparemos.

Como era fácil de deducir por su fisonomía y por su letra menudita y apretada, Willermoz era un hombre muy metódico, muy minucioso y bastante activo. Él y toda su familia paterna eran profundamente católicos.
Willermoz fue iniciado en la masonería en 1750, a los 20 años de edad. Dos años después ya era Venerable (Presidente) de la Logia en la cual fuera iniciado. El Venerable Maestro Papus dice que Willermoz era Oficial de casi todos los ritos masónicos de su época y que era especialmente un organizador y un divulgador. En 1753, Willermoz se cansa de ser jefe, en Lyon, de una Logia inactiva y funda con 9 amigos la logia "La Pariate Amitié". En 1756, sufre la pérdida de su madre. En 1760, con los Hnos. Paganuci y Grandon, funda la Grande Loge Mère des Maîtres Reguliers, de la cual fue Venerable desde 1762 hasta 1763.

En 1763, funda los "Chevaliers de l'Aigle Noir Rose Croix" y deja como Presidente de esa Corporación masónica a su hermano Pierre Jacques. Como la actividad comercial de Willermoz lo llevaba a París en cada primavera por razones de "moda" (recordemos que fabricaba sedas) se encuentra en París al comienzo de 1767 con el Maestro Martines de Pasqually y se hace iniciar en el Rito de los Ellus Cohens (base del futuro Martinismo).

En junio de 1767 vuelve a Lyon, con el grado de Comendador de Oriente y Occidente (parece que ya veía Martines la necesidad de la síntesis como verdadero iniciado que era, y pese a lo que han dicho algunos de sus sucesores) y también con sus funciones de Inspector General de la Orden de los Ellus Cohens. En los primeros meses de 1768, el Hno. Cohen Bacon de la Chevalerie eleva a Willermoz al grado de Rosa Cruz y el maestro Martines de Pasqually protesta por esa elevación prematura efectuada por un ceremonial mal ejecutado, afirmando que eso tendría larga repercusión sobre la vida iniciática de Willermoz, lo que así fue, porque veremos que Willermoz jamás consiguió mucho en la vía mágica ni en la vía mística. Desde 1762, año de la partida de Martines de Pasqually para la isla de St. Domingo, Willermoz vuelve a una intensa actividad masónica, pero sin descuidar por eso su actividad de la Orden de los Ellus Cohens.

Se pone en contacto con la "Estricta Observancia" organizada por el Barón de Hundt, de Alemania, por intermedio de la logia "Candeur" de Estrasburgo, y desde 1774 a 1782 Willermoz despliega intensa actividad en el terreno masónico. En 1778 se realiza en Lyon el gran congreso masónico llamado "Convent Des Gaules", organizado por Willermoz y en el cual están representadas las logias de la Estricta Observancia de su provincia. Willermoz obtiene un gran éxito como realizador iniciático al conseguir introducir en la masonería dos Grados Especiales, llamados Profes y Grand Profes, que eran nada más que las enseñanzas de los Ellus Cohens presentadas en sentido masónico.

En 1782, Willermoz, que ha influido mucho en preparación, va a asistir al "Convent de Wilhemsbad" en el cual se hallaban representadas casi todas las Provincias de la Estricta Observancia. Willermoz, apoyándose en su amistad con el príncipe de Brunswick y en sus conocimientos poco comunes entre los masones, obtiene, a pesar de la oposición de un ex Cohen (expulsado) introducir los grados de Profes y Grand Profes; pero más tarde, en la práctica, las logias masónicas no lo realizaron y, por el contrario, nació de todo esto una enorme oposición a Willermoz, pues los masones se dieron cuenta de que estaban siendo "dirigidos" y jamás se ha visto que los que no estudian ni creen acepten la autoridad de instructores. Lo trataron de "dictador" y lo calumniaron de todas las maneras posibles.

En 1784, Willermoz se interesa por el magnetismo y entra en la sociedad magnética "La Concorde", hizo con otros cohens experiencias curiosas, llegando a diagnosticar enfermedades de caballos, verificadas posteriormente por autopsia; y hasta Mesmer prestó cariñosa atención a aquellas experiencias.

En 1785, gracias al concurso y sacrificada joven mística, Mlle. La Rocheite, sujeto magnético y medium notable, obtiene progresivamente las revelaciones llamadas "Cahier de l'Agent Inconnu" que contienen enseñanzas muy notables, encerradas en numerosos cuadernos dictados por la Entidad a la medium. Es místicamente hablando, la época máxima de la carrera iniciática personal de Willermoz, mientras que la de "realización colectiva", fue en la masonería.

En 1786 y años sucesivos, los acontecimientos revolucionarios desorganizan toda actividad masónica; viene el sitio de la ciudad de Lyon, durante el cual Willermoz tiene que ocultarse en el campo, realizando actos de previsión y otros de gran valor, para salvar los archivos de los Ellus Cohens, con gran dedicación y sacrificio. Pasados los años de tormenta social, en 1796 (a los 66 años de edad), Willermoz se casa con una joven de 24 años, Jeanne Marie Pascal, y desde 1798 se dedica a la agricultura y lleva una vida tranquila, alejado de toda actividad masónica o iniciática. Fallece el 20 de mayo de 1824, o sea, a los 94 años de edad. Imparcialmente hablando, debemos reverenciar en él, no a un gran iniciado, sino, especialmente, al hombre de corazón, fiel, sincero, activo, siempre pronto a la acción organizadora y dedicado a procurar realizar una de las cosas más difíciles, tanto en su época como hoy: "tratar de re-espiritualizar ritos masónicos". Quien ha probado hacerlo sabe lo que significa. Además, vimos que si Willermoz fracasó en la vía mágica y su espíritu industrial y práctico y su mentalidad masónica no le permitieron abordar el terreno místico "personalmente", hizo el camino por la curva: acción social, acción masónica, magnetismo, comunicaciones mediante personas con mediumnidad.

Vida fecunda, activa, llena de dedicación y de sinceridad, amigo real del Maestro Martines de Pasqually, merece Willermoz que lo recordemos siempre con la veneración debida a todos los que trabajaron en las filas de la divulgación iniciática. Finalmente, para que no se olviden, mis hermanos, de que en todos los tiempos las mujeres tuvieron el derecho de ser iniciadas en los Ritos apolíticos y realmente iniciáticos, citaré el hecho de que, entre otras, Willermoz inició a su hermana (Mme. Provensal) y a la Sta. De Chevrier.

El Ven. H:: Jean Bricaud (1881-1943)

Fue patriarca gnóstico, Rector de la Orden de la Rosa Cruz y Gran Maestro de la Orden Martinista de Lyon, así como Presidente de la Sociedad Ocultista Internacional.

Fue también Gran Hierofante, para Francia del Rito Masónico de Menfis-Misraím, asumiendo tal puesto el 10 de dic. de 1919, pues dicho puesto había quedado acéfalo desde el 25 de septiembre de 1918, por el fallecimiento del Hno. Dettré, quien había sucedido al Gran Maestro PAPUS.

El Hno. Jean Bricaud es, casi en todo, el opuesto de Willermoz: Nace el 11 de febrero de 1881 en el pueblito de Thoy y su familia lo dedicó al sacerdocio, razón por la cual estudió en el Pequeño Seminario de Meximieux.

Basta mirar si fisonomía para reconocer en seguida las fases del místico, de salud delicada y de fuertes tendencias por lo psicológico y lo metafísico. Desde 1897 abandona los estudios sacerdotales y se hace empleado de banco y estudiante de ocultismo. Frecuente centros espiritistas y estudia el magnetismo con el Maestro Phillipe Niziers (Amo), así como Cábala con Jacques Charrot, uno de los discípulos de Eliphas Levi.

El Gnosticismo le atrae y lo estudia con Sophronius (Dr.Fugairon), así como la filosofía sintética con Revel. Se hace iniciar en la Masonería y más tarde en el Martinismo, prefiriendo luego la vía willermozista, es decir, de tendencia masónica. En 1901 abandona su primera vía gnóstica y da su adhesión a Synesius, patriarca gnóstico de gran valor. Publica sus primeros libros en 1902.

En 1904 publica "Primeros elementos de ocultismo". Se casa en 1905 pero, sin felicidad en este matrimonio, se divorciará en 1911.

En 1906 crece su actividad y publica "Elementos de Astrología" y un folleto sobre la "Pequeña Iglesia Concordatoria".

Se liga más íntimamente con Sophronius, el doctor gnóstico que tendrá sobre Bricaud una influencia quizás desfavorable, pues le lleva a querer ver todo bajo el ángulo de la razón fría, tanto que en 1907, ambos se separan del místico Synesius por hallarlo más poeta que filósofo y más artista que teólogo; siente demasiado y no discute bastante, por lo visto.

Después sigue Bricaud trabajando en pequeñas obras destinadas a difundir la Gnosis, de una manera "racional", ES DECIR, COMO DOGMA FILOSÓFICO. En 1908, Bricaud, aún sin asistir, se interesa por el gran Congreso Espiritual Internacional, organizado por Papus, bajo los auspicios del Martinismo, de cuya escuela Bricaud poseía el 3er. Grado desde 1903. Se había dedicado más, es verdad, como ya dije, al estudio de la parte willermozista, es decir, al filosofismo de logia y Bricaud se plegó a los que opinaban que Papus había reorganizado el Martinismo sobre bases deferentes del willermozismo, lo que era verdad, pues Papus hizo del Martinismo una escuela de Iniciación completa, mixta, mística y curando por millones.

Desde 1914, Bricaud recluta cada vez más adeptos de su vía martinista-masónica, en oposición a Papus, demasiado "ocultista" para la mentalidad masónica. Viene después la guerra de 14-18, esa guerra terrible de la cual Papus dio su vitalidad y después su vida por los que sufrían. El Hno. Bricaud es también movilizado en el 10º Batallón de Cazadores; pero su salud frágil y su título eclesiástico de Patriarca Gnóstico hacen que sea designado para el servicio auxiliar y dedica sus noches al estudio y a la organización de su Iglesia. Publica dos libros durante la guerra: "Armenia que agoniza" (1915) y "La Guerra y las profecías célebres" (1916).

Papus habiendo fallecido en 25 de octubre de 1916, su sucesor, el Ven:: H:: Téder, nombra al Hno. Bricaud, Legado de la Orden Martinista para la provincia de Lyon y la amistad entre Téder y Bricaud se hace cada vez más íntima. Después de la muerte de Téder, Bricaud toma en sus manos la dirección de la Iglesia Gnóstica Universal, de la Orden Kabalística de la Rosacruz Gnóstica y de la Orden Martinista y da toda la orientación que siempre había preconizado. El Martinismo, orientado en la forma willermozista y masónica, con exclusión de la Iniciación Mixta y volviendo a las formas tradicionales de la rama de Lyon, se desarrolla en Francia y colonias y en los países extranjeros con un ritmo menor que el Martinismo de Papus, en virtud de la necesidad de reunir solamente masones y de excluir a las mujeres. Publica aún varias obras, entre las cuales citaré. El Misticismo en la Corte de Rusia, La Misa negra Antigua y Moderna, El Maestro Phillipe, El Abate Boulan, Los Iluminados de Avignon.

Desde 1920 hace publicar "Les Annales Initiatiques", pequeño boletín trimestral que sirve de órgano de sus agrupamientos.

En 1929 se casa nuevamente, esta vez, con una dedicada compañera que le acompañará hasta su muerte, acaecida el 21 de febrero de 1934, a la edad de 53 años. Antes de fallecer, había empleado sus últimos años en escribir un resumen de noticias históricas sobre el Martinismo, el Rito de Menfis-Misraím, y había creado el boletín del Rito de M. Misraím. Nombró como sucesor al Ven. Hermano C. Chevillon. Esta es la actividad, muy grande y variadas en su forma, del Ven. Hno. Que dirigió las diversas corrientes europeas que cité con una dedicación y entusiasmo muy notables. Su vía iniciática puede ser resumida en la forma siguiente: hasta 1897, vía religiosa mística y búsqueda de su sentir.
En 1897, su contacto con Osvaldo Wirth lo lleva al estudio profundo del simbolismo. La Cábala, desde 1898, le atrae. En 1899 su correspondencia con el brahmán C. X. K. Robur, del Thibet, le llevan al estudio de las cosas orientales. Desde 1901, la vía gnóstica se arraiga en él de manera definitiva, y será en su aspecto filosófico especialmente, su Sendero Personal más elevado. Se hace cada vez más espiritualista científico, apartándose de los ocultistas de aspecto más psíquico.

Es un místico cristiano de elevada fe y de trabajo. Venerable, que recordamos en cada 21 de febrero, pues, aunque su Rama Martinista no se orientará en el mismo sentido que la de Papus, de la cual tomamos nuestra orientación, todos los que trabajan por el mismo ideal, bajo la misma denominación y mismos auspicios espirituales generales, debe sentirse hermanos.

LOS MARTINISTAS DESCONOCIDOS

Al conmemorar, también el 21 de febrero, a todos los Hermanos Martinistas Desconocidos se hace con eso un acto único en apariencia y tríplice en realidad, como explico a continuación:

Plano Moral y Fraternal Humano. - Rendimos fraternal y respetuoso homenaje a todos aquellos que, habiéndose sacrificado antes que nosotros en el Sendero, bajo los auspicios de nuestra Venerable Orden, nos han dejado: su ejemplo, sus obras y los resultados que son la base de nuestros actuales esfuerzos y la razón profunda de nuestras actuales posibilidades.

Plano Astral y Terrestre. - Al hacer con Sinceridad y Amor esa Ceremonia, ponemos en vibración en toda la Atmósfera Terrestre, las Ideas, las Vidas y los resultados ya obtenidos por dichos Hermanos Desconocidos y re-vitalizamos así lo que llamamos la Corriente Invisible de la Orden, en su parte pretérita "como origen " pero siempre presente como efectos.

Plano Espiritual. - Todos los Martinistas Desconocidos, en un grado cualquiera y por una modalidad que fue para cada uno de ellos la "mejor", por la sencilla razón de que cada uno tomó lo que era posible, llegaron al contacto de la Espiritualidad, por su Ideal y por su afán desinteresado de colaborar con los Grandes Seres, las Grandes Fuerzas o Jerarquías y la Gran Voluntad que anima los Universos. Al conmemorar la "Cadena espiritual de la Orden" constituida por la Parte del Espíritu Universal, que animó y anima a los Martinistas Desconocidos, damos así vida espiritual más intensa a la fórmula misteriosa del Martinismo. "A la Gloria, etc….", que condensa, con su Pantaclo central; todo lo que acabo de exponer… y mucho más.

Saturday, February 14, 2015

Instrucciones a Los Hombres de Deseo


Instrucciones a
Los Hombres de Deseo


Instrucción 10
Louis Claude de Saint Martín


Sumario De Las Instrucciones

  1. Instrucción 01: De la Emanación, De la Creación y de los Números. Instrucción
  2. Instrucción 02: De la Extracción de las Esencias y de la Materia en la Indiferencia.
  3. Instrucción 03: De la Modificación de las Esencias y de las Diversas Propiedades del Triángulo.
  4. Instrucción 04: De la Explosión de las Formas y de la Necesidad del Cuaternario.
  5. Instrucción 05: De las Diferentes Producciones de la Naturaleza y de las Diferentes Formas de este Universo.
  6. Instrucción 06: De la Emanación del Hombre.
  7. Instrucción 07: De la Prevaricación del Hombre.
  8. Instrucción 08: Del Cuerpo del Hombre y de su Pensamiento.
  9. Instrucción 09: De la Reintegración de las Formas.
  10. Instrucción 10: Deseo, Paciencia y Perseverancia.

Instrucción 10
Deseo, Paciencia y Perseverancia



Mis hermanos,
 
El Eterno, todopoderoso Creador, cuya potencia infinita se extiende sobre el universo de los espíritus y de los cuerpos, contiene en su inmensidad una multitud innumerable de seres que Él emana cuando quiere, fuera de su centro. Él da a cada uno de esos seres, leyes, preceptos y mandamientos, que son puntos de unión de esos diferentes seres con esta gran Divinidad. Esa correspondencia de todos los seres con el ser necesario es tan absoluta, que ningún esfuerzo de esos seres puede impedirla; ellos no pueden jamás, aunque se esfuercen, salir del círculo donde fueron colocados, y cada punto que recorren de ese círculo, no dejaría de estar, un solo instante, sin relación con su centro; y, con fuerte razón, el centro no podría jamás cesar de estar en correspondencia, comunicación y relación con el centro de los centros. 

La relación de los centros particulares con el centro universal es el Espíritu Santo; la relación del centro universal con el centro de los centros es el Hijo; y el centro de los centros es el Creador todopoderoso. Dios, el Padre, creó los seres; su Hijo les comunicó la vida, y esta vida es el Espíritu Santo. Podemos ahí ver la demostración por el examen de las tres experiencias físicas que os presentaré para servir de demostración de lo que acabo de decir. 

La unidad, 1, se encuentra en los números 10, 7, 3, 4: ella se encuentra en 10, en 7, en 3 y en 4; lo que prueba que es imposible poder alguna vez desnaturalizar la unidad, por la imposibilidad de encontrar un número donde la unidad no esté, porque ella es la concepción, el sustentáculo y el fin de todos los números; ya que después de haber recorrido una cantidad prodigiosa de números, se terminan por 9, no están completos, por la ausencia de su unidad que los contiene. Como en 10.000: si, en vez de los ceros hubiese 9, ese número estaría incompleto porque demostraría que puede sufrir una adición; mientras que la unidad unida a los ceros muestra siempre la emanación, la base y el complemento de los diferentes números: 1.000.000... Se puede aumentar los ceros hasta el infinito, pero ellos parten todos de la unidad, y están todos contenidos por la unidad; lo que puede verse en los ejemplos siguientes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10. 

La unidad es aquí el principio de esos nueve números, 1; después de él viene el 2, donde está la unidad: 3, donde ella está también; y sucesivamente hasta el 9, donde ella también está contenida. Ahora, el 9 no pudiendo hacer un número completo, llega a 10, que nos muestra la unidad conteniendo todos los números, como la figura de la página anterior. 

He aquí la prueba física, matemática, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Sabéis que los números son coeternos. Dios no creó los números; ellos existen desde tiempos inmemoriales en Él y es por medio de ellos que se hicieron todos sus planos de creación de los diferentes seres. Ved, pues, Mis hermanos, que la unidad generadora es la imagen del Padre, 1; la unidad que sigue todos los números 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 es la imagen del Hijo, y porta su número: 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9/44/8. Sabemos a través de todos los sabios del universo que el número 8 es el número de la doble potencia dada al Cristo, así como terminasteis de ver que Él es la vida de todos los seres que subsisten, tanto de los espíritus como de los cuerpos, porque ningún ser puede subsistir sino por uno de los 8 números que acabamos de ver. Igualmente, el complemento de todos los números, que es 10, o (1), nos muestra la imagen física del Espíritu Santo, que contiene todo lo que el Padre creó, todo lo que el Hijo dirigió, y forma de ese modo la unión eterna, inefable e indisoluble de las tres unidades que componen la triple esencia de la Divinidad sin principio ni fin, como podéis observar que la unidad, 1, siendo absoluta y necesaria, ha, sin interrupción, emanado y creado seres, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9; que esos seres siempre han sido dirigidos por su acción directa, su verbo Divino, su Hijo querido 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9/44/88, porque completa por su número todas las acciones de los diferentes seres; y que ellos estaban eternamente contenidos por el Espíritu Santo, 10, o, como la figura anterior, como el fin, el sustentáculo y el conservador de todo ser. 

Esas grandes verdades, cuya demostración está escrita en toda la naturaleza, son los arcobotantes (construcción exterior en forma de medio arco, que sirve para sustentar una bóveda, una pared), que deben sustentar al Hombre de Deseo espiritual Divino bueno en todas sus operaciones espirituales temporales. ¡Infeliz de aquellos que se dejan seducir por los falsos prestigios de los intelectos demoníacos, para recibir delante de los ojos de su alma, que son el pensamiento y la voluntad, el velo abominable que les oculta esas tres santas luces hechas para ser conocidas por todo hombre! Pero, como la luz disipa todas las tinieblas, de la misma forma las tinieblas, en el mismo instante en que el ser menor permite que ellas tengan cuenta de él, disipan en él toda l luz y lo hacen errar como un ciego procurando a ciegas algún objeto que pueda guardarlo contra los peligros que lo cercan; igualmente, el alma ofuscada por el mal uso de su pensamiento procura objetos espirituales que puedan disipar el miedo terrible que el espíritu vengador del crimen produce en ella. Este terror, ese pavor, el estremecimiento que la mayor parte de los hombres experimentan en la oscuridad, constituyen una imagen perfecta del estado de su alma. Ese miedo que ellos tienen de encontrar en las tinieblas algún ser destructor de su cuerpo, debe acompañar al alma de aquel que busca en las tinieblas, por el temor que posee de encontrar algún ser destructor de la pureza del su ser Divino que la conduce a la privación de la luz eterna que es Dios. Si retiramos una gran lámpara de un hombre, que lo ilumina y le hace ver todos los objetos circunvecinos, él continuará en las tinieblas durante el tiempo en que se separe de esa lámpara; su vista perderá, durante toda la separación, la visualización de los diferentes objetos. El sol, por ejemplo, que ilumina los ojos del hombre, le hace ver las diferentes bellezas de la naturaleza; por medio de él ve las diferentes bellezas de las sucesiones de los diferentes cuerpos aparentes; por medio de él, se instruye de los diferentes objetos que pasan sucesivamente delante de sus ojos; y cuanto más visualiza, tanto más será instruido de la naturaleza de los cuerpos cuya luz muestra las dimensiones. 

Supongamos ahora que ese hombre sea encerrado en un horrendo calabozo que lo priva de la comunicación del astro solar: el miedo disminuye conforme al número de días de su privación. Cuanto más tiempo quede encerrado en las tinieblas, privado de la luz del sol, más su vista se debilita, y más el recuerdo de su visión disminuye; de modo que, si permanece un cierto número de años sin ver la luz del sol, es preciso tener un cuidado especial para reconducirlo a la luz, para evitar que, al transportarlo bruscamente a la vista del sol de medio día, las membranas de sus ojos, poco ejercitadas a los movimientos flexibles que deben tener para estar en comunicación con este astro, y encontrándose en un estado de tensión, de rigidez y de dureza, y recibiendo un gran número de rayos a los cuales no consiguen obedecer, y oponiéndose por su resistencia una nueva fuerza a sus rayos, no disuelven al fin, el propio obstáculo, rompiéndose algunos vasos gruesos del cuerpo y matando la forma de aquel que deseó muy pronto aproximarse al principio de la vida.
La aplicación de lo que acabo de decir a los objetos espirituales es simple y fácil. Tenemos, sobre el asunto, un gran número de ejemplos en la Escritura Santa. 

Cuando Moisés fue a buscar la ley que el Eterno le dio sobre la montaña del Sinaí, fue preciso decir al pueblo que nadie se aproximase al pie de la montaña y que, tanto hombre, como animal, sería fulminado. ¿No es lo mismo que mostrar a Israel, que no tenía la visión suficientemente ejercitada, suficientemente pura y limpia, para poder ver los objetos que estaban en la montaña? ¿No es también mostrar el respeto que debía tener por todos los santos objetos que allí estaban, a los cuales no debía aproximarse sino de lejos y trémulo? 

Es, pues, absolutamente necesario usar de la mayor circunspección, moderación y discreción sobre todos los objetos que la Orden posee y caminar con la mayor consideración en el camino que conduce al fin; porque cada senda que allí conduce tiene espinas, dificultades y obstáculos que es preciso disipar, extirpar, alejar. Ser conducido al camino sin haber evitado esos obstáculos, constituye una dificultad aún mayor para superarlos. 

De ese modo, la prudencia, tan recomendada por el mismo Jesucristo, debe ser el cimiento de nuestros pasos. Un gran número de fuerzas dadas a un general poco experimentado no hacen sino aumentar su derrota. Es necesario, antes de darle un cuerpo grande, que sepa al menos dominar un cuerpo pequeño. Lo mismo ocurre con nuestra alma: es necesario que ella se haya ejercitado por mucho tiempo en los pequeños combates antes de resistir a los grandes; las mayores fuerzas que se le dan aumentan sus combates. Así, es preciso saber moderar el deseo de avanzar, por el miedo de caer. Vimos que el uso de los alimentos, tan necesarios a la vida del cuerpo, utilizados en cantidades muy grandes, y sobre todo en convalecencia, son frecuentemente mortales para aquellos que los emplean. Es, pues, indispensablemente necesario acostumbrar poco a poco su estómago a las carnes antes de hacer grandes refecciones cuya digestión es siempre difícil. Las diferentes pruebas a las que se debe someter a los sujetos para cerciorarnos de su deseo, fidelidad y perseverancia son de ese género. 

Un sujeto tiene hoy un gran deseo y mañana no tiene más, porque cambió de pensamiento. Es, entonces, necesario darle más tiempo antes de admitirlo, para saber si posee un deseo verdadero. Si lo posee, su deseo aumenta en razón de las dificultades, y, si no lo tiene, las dificultades lo aniquilan; lo que siempre es un gran bien: 1º, es un hombre de deseo superficial: si hubiese entrado en la Orden, habría sido un mal sujeto; es, pues, un gran bien que no entre; 2º su deseo es verdadero, el tiempo no hace sino aumentarlo; 3º, los diferentes obstáculos que le son colocados y que superarlos darán un mérito aún mayor, que tienen su recompensa. Deseo, paciencia y perseverancia. Son tres virtudes que ruego al Eterno concedernos a todos y mantenernos para siempre bajo su santa guarda. 

Amén.