Monday, June 20, 2016

Capítulo II - Definición de Iniciación - Iniciación HUmana y Solar - Alice A. Bailey

INICIACIÓN HUMANA Y SOLAR

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul
(Alice A. Bailey)


CAPITULO II

DEFINICIÓN DE LA INICIACIÓN


El tema de la iniciación se está generalizando cada vez más entre el público. No pasarán muchos siglos sin que se restauren los antiguos misterios y la iglesia posea un grupo interno; en la iglesia del futuro, cuyo núcleo interno se está formando, la primera iniciación será exotérica, vale decir, que la primera iniciación constituirá antes de mucho tiempo, la ceremonia más sagrada de la iglesia y será celebrada en forma exotérica, por ser uno de los misterios revelados en determinados períodos, y a ella asistirán quienes estén implicados. También ocupará un lugar similar en el ritual de los masones. En esta ceremonia, quienes estén preparados para la primera iniciación, serán admitidos públicamente en la Logia por uno de sus miembros, autorizado para ello por el gran Hierofante Mismo.


Definición de cuatro palabras.
Al hablar de la iniciación, la sabiduría, el conocimiento o el sendero de probación, ¿qué queremos significar? Empleamos las palabras con mucha ligereza sin considerar el significado involucrado. Tomemos, por ejemplo, la primera de las palabras mencionadas. Muchas son las definiciones y explicaciones respecto a su alcance, a los pasos preliminares al trabajo que debe realizarse entre iniciaciones y a sus resultados y efectos. Una cosa es evidente para el estudiante más superficial, y es que la magnitud del tema es tal que, a fin de dilucidarlo adecuadamente, habría que escribir desde el punto de vista de un iniciado. En caso contrario, todo cuanto se diga podrá ser razonable, lógico, interesante, sugestivo, pero no concluyente.
La palabra iniciación, deriva de dos palabras latinas: In en, Ire ir; por lo tanto, es la iniciación de un comienzo o la entrada en algo. En el caso que estamos estudiando significa, en su más amplio sentido, la entrada en la vida espiritual o en una nueva etapa de esa vida. Es el primer paso y los subsiguientes en el sendero de santidad. Por lo tanto, quien recibió la primera iniciación dio literalmente el primer paso en el reino espiritual, saliendo      del reino puramente humano, para entrar en el superhumano. Así como salió del reino animal y entró en el humano, en la individualización, así entra en la vida del espíritu y, por primera vez, tiene el derecho de llamarse "hombre espiritual", en el significado técnico de la palabra. Entra en la quinta etapa, la última, de nuestra actual quíntuple evolución. Después de haber palpado su camino a través del Aula de la Ignorancia, durante muchas épocas, e ingresado en la escuela en el Aula del Aprendizaje, ingresa en la Universidad o Aula de la Sabiduría. Cuando egrese de ella se graduará con el grado de Maestro de Compasión.
Podría ser de beneficio estudiar primero la diferencia o conexión entre Conocimiento, Comprensión y Sabiduría. Aunque en el lenguaje común estos términos parecen sinónimos, son técnicamente diferentes.
Conocimiento es el resultado del Aula del Aprendizaje. Podría decirse que constituye la totalidad de los descubrimientos y experiencias humanos y lo que puede ser reconocido por los cinco sentidos y correlacionado, diagnosticado y definido por el intelecto humano. Es aquello de lo que estamos mentalmente seguros o podemos corroborar por el experimento. Es un compendio de las artes y las ciencias. Concierne a todo lo que trata de la construcción y el desarrollo del aspecto forma de las cosas y, por lo tanto, del aspecto material de la evolución, la materia de los sistemas solares en el planeta, en los tres mundos de la evolución humana y en los cuerpos humanos.
Sabiduría es el resultado del Aula de la Sabiduría. Concierne al desarrollo de la vida dentro de la forma, al progreso del espíritu a través de los vehículos, siempre mutables, y a las expansiones de conciencia que se suceden una vida tras otra. Trata del aspecto vida de la evolución. Debido a que se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es la captación intuitiva de la verdad, independiente de la facultad razonadora; la innata percepción, capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal. Es algo más que eso, constituye la creciente capacidad del Pensador para penetrar cada vez más dentro de la mente del Logos, comprender la verdadera interiorización del gran espectáculo del universo, ver el objetivo y armonizarse progresivamente con la medida superior. Puede ser descrito para nuestro propósito (que consiste en estudiar el Sendero de Santidad y sus diversas etapas), como el conocimiento del "Reino del Dios interno" y la captación del "Reino del Dios externo" en el sistema solar. Quizás podría decirse que es la gradual fusión de los senderos del místico y del ocultista la construcción del templo de la sabiduría sobre los cimientos del conocimiento.
La sabiduría es la ciencia del espíritu, así como el conocimiento es la ciencia de la materia. El conocimiento es separatista y objetivo, mientras que la sabiduría es sintética y subjetiva. El conocimiento separa, la sabiduría une. El conocimiento hace diferencias, mientras que la sabiduría fusiona. Entonces, ¿qué significa comprensión?
Comprensión puede definirse como la facultad del Pensador, en el tiempo, para apropiarse del conocimiento como base de la sabiduría, aquello que permite adaptar las cosas de la forma a la vida del espíritu, recibir destellos de inspiración, provenientes del Aula de la Sabiduría, y vincularlos a los hechos del Aula del Aprendizaje. Quizás la idea podría ser mejor expresada si se dijera que:
La sabiduría concierne a1 yo y el conocimiento al no yo, mientras que la comprensión es el punto de vista del ego o pensador, o la relación entre el yo y el no yo.
En el Aula de la Ignorancia controla la forma y predomina el aspecto material de las cosas. El hombre se centraliza así en la personalidad o yo inferior. En el Aula del Aprendizaje el yo superior o ego lucha por dominar esa forma, hasta que gradualmente alcanza un punto de equilibrio, donde ninguno de los dos controla totalmente al hombre. Luego, el ego controla cada vez más, hasta que en el Aula de la Sabiduría domina en los tres mundos inferiores y, acrecentadamente, la divinidad inherente asume el control.


Aspectos de la Iniciación
La iniciación o el proceso de experimentar la expansión de conciencia es parte del proceso normal del desarrollo evolutivo, considerado en amplia escala y no desde el punto de vista del individuo. Observado desde el ángulo individual, llega a reducirse hasta el instante en que el ente evolucionante comprende que (por su propio esfuerzo y ayudado por el consejo y sugerencia de los Instructores observadores de la raza) ha llegado a una etapa donde adquiere cierto grado de conocimiento subjetivo, desde el punto de vista del plano físico. La experiencia es similar a la del alumno en la escuela, cuando se da cuenta repentinamente que domina la lección y que el tema y el método del proceso le pertenecen a fin de aplicarlos inteligentemente. Estos instantes de captación inteligente siguen a la mónada evolucionante en su largo peregrinaje. Lo que ha sido parcialmente mal interpretado en esta etapa de comprensión, es el hecho de que en los distintos períodos se acentúa la importancia de los variados grados de expansión y la Jerarquía se esfuerza en llevar a la raza a la etapa en que sus entes tengan alguna idea del próximo paso a dar. Cada, iniciación indica el paso del estudiante por el Aula de la Sabiduría hacia un grado superior y además el claro resplandor del fuego interno y la transición de un punto de polarización a otro; implica la comprensión de la creciente unidad con todo lo que vive y la esencial unicidad del yo con todos los yoes; da por resultado un horizonte que se ensancha continuamente hasta incluir la esfera de la creación, o la creciente capacidad de ver y oír en todos los planos. Es poseer una acrecentada conciencia de los planes de Dios para el mundo y la capacidad de desarrollar dichos planes. Es el esfuerzo de la mente abstracta para aprobar un examen. Es figurar en el cuadro de honor de la escuela del Maestro, dentro de la realización de esas almas cuyo karma lo permite y su esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta.
La iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la visión del Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro, existen como uno; la visión de la historia de las razas con el hilo de oro de su genealogía, seguida a través de numerosos tipos; la visión de la dorada esfera que mantiene al unísono las múltiples evoluciones de nuestro sistema: dévica, humana, animal, vegetal, mineral y elemental, a través de las cuales puede verse claramente que la vida palpitante late con ritmo regular; la visión de la forma mental del Logos en el plano arquetípico, visión que se acrecienta de una iniciación a otra hasta abarcar todo el sistema solar.
La iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en ella, arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor del Mundo, a los pies de su Padre en los Cielos, a los pies del triple Logos. La iniciación conduce a la caverna en cuyos muros limitadores se conocen los pares de opuestos y se revela el secreto del bien y del mal. Conduce a la Cruz y al total sacrificio que debe consumarse antes de lograr la perfecta liberación, donde el iniciado se libera de todas las cadenas terrenales y nada lo retiene en los tres mundos. Lleva a través del Aula de la Sabiduría y pone en las manos del hombre, en forma gradual, la clave de toda información cósmica y del sistema. Revela el misterio oculto subyacente en el corazón del sistema solar. Conduce de un estado de conciencia a otro. A medida que entra en cada estado, el horizonte se ensancha, la vista se extiende y la comprensión es más incluyente, hasta que la expansión alcanza el punto en que el yo abarca todos los yoes, incluso todo lo móvil e inmóvil, según una antigua escritura.
La iniciación implica ceremonia. Este aspecto es el que más se ha hecho resaltar en la mente de los hombres, omitiendo algo de su verdadera significación. Primordialmente implica la capacidad de ver, oír y comprender, de sintetizar y correlacionar el conocimiento, aunque no necesariamente el desarrollo de las facultades síquicas, pero entraña la comprensión interna que ve el valor subyacente en la forma y reconoce el propósito de las circunstancias prevalecientes. Es la capacidad de presentir la lección que se ha de aprender en cualquier acontecimiento dado, y esta comprensión y reconocimiento da por resultado, cada hora, cada semana y cada año, un progreso y expansión. Este proceso de gradual expansión resultado del esfuerzo definido y de una ardua vida y correcto pensar del aspirante, y no de algún instructor esotérico que celebra un rito oculto conduce a lo que podría llamarse una crisis.
En esta crisis, donde es necesaria la ayuda de un Maestro, se efectúa un definido acto de iniciación, que (actuando sobre un centro particular) produce resultados en alguno de los cuerpos, e incita a los átomos a alcanzar cierta vibración y permite obtener un nuevo ritmo.
La ceremonia de la iniciación señala un punto de realización, pero no la realización que a menudo se cree sino simplemente la que los Instructores que vigilan a la raza, reconocen como una etapa definida en la evolución alcanzada por el discípulo, la cual proporciona dos cosas:
  1. Una expansión de conciencia, que permite a la personalidad penetrar en la sabiduría lograda por el Ego, y en las iniciaciones superiores, en la conciencia de la Mónada.
  2. Un breve período de iluminación, donde el iniciado ve la parte del sendero que debe hollar y también participa conscientemente en el gran plan evolutivo.
Después de la iniciación, el trabajo que se debe realizar consiste mayormente en convertir esa expansión de conciencia en parte del equipo de la personalidad para ser utilizado en forma práctica, y en dominar esa parte del sendero que aún debe recorrerse.


Lugar y efecto de la Iniciación.
La ceremonia de la iniciación tiene lugar en los tres súplanos superiores del plano mental y en los tres planos superiores, de acuerdo a la iniciación. Durante las iniciaciones en el plano mental brilla sobre la cabeza del iniciado la estrella de cinco puntas. Esto corresponde a las primeras iniciaciones que se reciben en el vehículo causal. Se ha dicho que las dos primeras iniciaciones se efectúan en el plano astral, pero esta afirmación es inexacta y ha dado origen a una mala interpretación. Ambas se hacen sentir profundamente en los cuerpos físico, astral y mental inferior, afectando su control. Debido a que el efecto principal se siente en estos cuerpos, el iniciado puede interpretar que han tenido lugar en los planos implicados, pues el vívido efecto y el estímulo de las dos primeras iniciaciones se producen principalmente en el cuerpo astral. Pero debe tenerse en cuenta que las iniciaciones mayores tienen lugar en el cuerpo causal o fuera de éste en el plano búdico o en el átmico. En las dos iniciaciones finales que liberan al hombre de los tres mundos, se le permite actuar en el cuerpo vital del Logos y manejar esa fuerza, entonces el iniciado se trasforma en la estrella de cinco puntas, la cual desciende sobre él, se fusiona en él y a él se lo ve en el centro mismo de la estrella. El descenso se realiza por acción del Iniciador que empuña el Cetro de Poder y pone al hombre en contacto, en forma consciente, con el centro en el cuerpo del Logos planetario, del cual es parte. Las dos iniciaciones llamadas sexta y séptima, tienen lugar en los planos búdico y átmico. La estrella de cinco puntas "fulgura desde adentro de sí misma", según dice una frase esotérica, y se trasforma en "la estrella de siete puntas", descendiendo sobre el hombre, y éste penetra en la llama.
Además, las cuatro iniciaciones anteriores a la de adepto, señalan, respectivamente, la adquisición de determinadas proporciones de materia atómica en los cuerpos, por ejemplo, en la primera iniciación, una cuarta parte de materia atómica; en la segunda, una mitad; en la tercera, tres cuartas partes, y así hasta completar. Puesto que el principio búdico es el unificador (o el fusionador de todo), en la quinta iniciación el adepto se desprende de los vehículos inferiores y se afirma en el búdico, desde donde crea su cuerpo de manifestación.
Cada iniciación otorga mayor control sobre los rayos, si esto puede expresarse así, aunque no da la idea exacta. Las palabras a menudo confunden. En la quinta iniciación, cuando el adepto es un Maestro en los tres mundos, controla más o menos (de acuerdo a su línea de desarrollo) los cinco rayos que se manifiestan especialmente en el momento en que recibe la iniciación. En la sexta, si pasa al grado superior, adquiere poder en otro rayo y, en la séptima, ejerce poder en todos los rayos. La sexta iniciación señala el punto de realización del Cristo y pone al rayo sintético del sistema bajo Su control. Debemos tener presente que la iniciación da al iniciado poder en los rayos y no poder sobre los rayos, una diferencia bien marcada. Cada iniciado lógicamente posee uno de los tres rayos mayores como rayo primario o espiritual, y en el rayo de su mónada es donde finalmente adquiere poder. El rayo de amor o rayo sintético del sistema, es el último que se adquiere.
Quienes desencarnan después de la quinta iniciación, o quienes no llegan a ser Maestros en encarnación física, reciben sus siguientes iniciaciones en otra parte del sistema. Todos están, en la Conciencia del Logos. Se ha de tener en cuenta una gran realidad, que las iniciaciones del planeta o las del sistema solar, sólo son preparatorias para ser admitido en la Gran Logia de Sirio. Este simbolismo ha sido bien conservado en la masonería y combinando el método masónico con lo dicho respecto a los pasos en el Sendero de Santidad, obtendremos un cuadro aproximado. Ampliemos su significado:
Las primeras cuatro iniciaciones del sistema solar corresponden a las cuatro "Iniciaciones en el Umbral", previamente a la primera iniciación cósmica. La quinta iniciación corresponde a la primera iniciación cósmica, la de "aprendiz aceptado" en la masonería, que hace de un Maestro, un "aprendiz aceptado" en la Logia de Sirio. La sexta iniciación es análoga al grado segundo de la masonería, mientras que la séptima hace del adepto un Maestro Masón de la Hermandad de Sirio.
Maestro, por lo tanto, es quien ha recibido la séptima iniciación planetaria, la quinta iniciación solar y la primera iniciación cósmica o de Sirio.


La Unificación, resultado de la Iniciación.
Debe comprenderse que cada iniciación sucesiva produce la unificación más completa de la personalidad con el ego y, en niveles más elevados, con la mónada. La evolución del espíritu humano es una unificación progresiva. En la unificación del alma con la personalidad yace oculto el misterio de la doctrina cristiana de la Expiación, unificación que tiene lugar en el momento de la individualización, cuando el hombre se trasforma en una entidad consciente y racional, distinta de la de los animales. A medida que prosigue la evolución, ocurren sucesivas unificaciones.
La unificación en todos los niveles   emocional, intuicional, espiritual y divino   consiste en un continuo y consciente funcionamiento. En todos los casos está precedida por la combustión a través del fuego interno y la destrucción, por medio del sacrificio, de todo aquello que separa. El acercamiento a la unidad se produce mediante la destrucción de lo inferior y de todo lo que obstaculiza. Tomemos, por ejemplo, la trama que separa los cuerpos etérico y emocional. Cuando el fuego interno quema esta trama, se produce una continua comunicación entre los cuerpos de la personalidad, y los tres vehículos actúan como uno. Algo semejante ocurre en los niveles superiores, aunque el paralelismo no puede ser detallado. La intuición corresponde a lo emocional y los cuatro niveles superiores del plano mental a lo etérico. En la destrucción del cuerpo causal, al recibir la cuarta iniciación (llama-da, simbólicamente, “la Crucifixión”), tenemos un proceso análogo al de la combustión de la trama, que conduce a la unificación de los cuerpos de la personalidad. La desintegración, que es parte de la iniciación del arhat, conduce a la unidad entre el ego y la mónada, expresándose en la Tríada. Ésta es la perfecta unificación.
Por lo tanto, el propósito del proceso consiste en que el hombre sea conscientemente uno:
Ø Primero: Consigo mismo y con quienes han encarnado con él.
Ø Segundo: Con su Yo superior y con todos los yoes.
Ø Tercero: Con su Espíritu o "Padre en los Cielos", y así con todas las Mónadas.
Ø Cuarto: Con el Logos, los Tres en Uno y el Uno en Tres.
El hombre se convierte en un ser humano consciente por mediación del perpetuo sacrificio de los Señores de la Llama.
El hombre llega a ser un ego consciente, poseyendo la conciencia del yo superior, en la tercera iniciación, por mediación de los Maestros y del Cristo y por Su sacrificio, al encarnar físicamente para ayudar al mundo.
En la quinta iniciación el hombre se une con la mónada por mediación del Señor del Mundo, el Observador Solitario, el Gran Sacrificio.

El hombre se unifica con el Logos, por medio de Aquel de Quien nada puede decirse.


Friday, June 17, 2016

El Hombre Nuevo 1 - Louis Claude de Saint-Martin



EL HOMBRE NUEVO

Louis Claude de Saint-Martin

1

La verdad no pide nada mejor que hacer una alianza con el hombre; pero quiere que sea solamente con el hombre y sin ninguna mezcla de nada que no sea permanente y eterno, como ella.
Quiere  que este  hombre  se lave  y se regenere  perpetuamente  y por completo en la piscina de fuego y en la sed de la unidad; quiere que haga beber todos los días sus pecados a la tierra, es decir, que le haga beber toda su materia, puesto que ésta es su verdadero pecado; quiere que tenga en todo momento su cuerpo preparado para la muerte y los dolores y su alma dispuesta  para  la  actividad  de  todas  las  virtudes,  su  espíritu  listo  para captar todas las luces y hacer que fructifiquen, para gloria de la fuente de donde  proceden.  Quiere  que él se mire en todo su ser como  un ejército siempre en pie de guerra y preparado para marchar en cuanto se le dé la orden; quiere que haya una resolución y una constancia que no se alteren con nada y que, como al avanzar en su carrera no puede encontrar más que sufrimientos,  pues  el  mal  se  le  va  a  ofrecer  en  todos  sus  pasos,  esta perspectiva no detenga su marcha y tampoco fije su vista únicamente en la meta que le espera al final de la carrera.
Si lo encuentra en estas condiciones, éstas son las promesas que le hace y los favores que le reserva. Como, apenas se abre ante ella el interior del hombre, se ve embargada por un arrebato de alegría, no sólo como la madre más cariñosa con un hijo al que no ve desde hace mucho tiempo, sino como el genio más excelso a la vista de la producción más sublime que, en principio, le parece nueva, extraña a su espíritu y, por así decirlo, borrada de su memoria; pero que le hace unir el amor más vivo a esta profunda admiración, cuando este sublime genio llega a reconocer que esta sublime producción es su obra.
En cuanto la verdad ve que nace así el deseo y la voluntad en el corazón del hombre, se precipita con todos los ardores de su vida divina y de su amor. Es frecuente que sólo le pida que se prive de lo que es nulo y, por este sacrificio negativo, va a colmarlo de realidades. La más importante de estas realidades es que empieza a darle los signos de advertencia y prevención, para que no se encuentre en el caso de tener miedo, como Caín, y decir: los que me reconozcan me matarán. A continuación, imprime en él signos de terror, para que su presencia resulte terrible y haga huir a sus enemigos; finalmente, lo adorna con signos de gloria, para que pueda hacer que brille la majestad de su maestro y reciba por todas partes las honorables recompensas que se merece un fiel servidor.
Así es como tratará a los que hayan confiado en la naturaleza de su ser; a los que no hayan dejado que se apague la mínima chispa; a los que se hayan visto como si fuesen una idea fundamental o un texto del que toda nuestra vida no debería ser más que el desarrollo y el comentario,  de tal forma que todos nuestros momentos deberían servir para explicarlo y dejarlo más claro y no para oscurecerlo, borrarlo y hacer que se olvide, como sucede casi generalmente con nuestra desgraciada posteridad.
Para cooperar en nuestra curación, la verdad tiene un medicamento real, que notamos físicamente en nosotros cuando considera oportuno administrárnoslo.  Este medicamento está compuesto de dos ingredientes, dependiendo de nuestra enfermedad, que es una complicación del bien y del mal que conservamos del que no supo evadirse del deseo de conocer esta ciencia fatal.  Este medicamento es amargo; pero es precisamente su amargura lo que nos cura, porque esta parte amarga, que es la justicia, se une a lo que está viciado en nuestro ser para devolverle la rectificación. Entonces, lo que hay en nosotros de regular y de vivo se une, a su vez, a lo que hay de dulce en el medicamento y se nos devuelve la salud.
Mientras  no se produce en nosotros  esta operación  médica, de nada sirve  que  pensemos  que  estamos  sanos  y  en  buen  estado.  Ni siquiera estamos en condiciones de utilizar alimentos sanos y puros, porque nuestras facultades no están abiertas para recibirlos. No basta para nuestro restablecimiento   con  que  nos  abstengamos   de  alimentos   malsanos   y corruptos, es necesario también que utilicemos este medicamento  amargo que los ministros espirituales de la sabiduría hacen que pase a nosotros, para producir  una sensación  dolorosa  que podríamos  llamar  fiebre  de la penitencia;  pero  que  termina  con  la  dulce  sensación  de  la  vida  y de  la regeneración.
Los que estén en el camino de la regeneración reciben y sienten este medicamento cada vez que el enemigo los tienta o viene a viciar algo dentro de su ser.  Los demás no lo reciben ni lo sienten, porque están en una situación continua de malestar y enfermedad que no deja que se les acerque el medicamento.
Pero este medicamento es tan necesario para nuestro restablecimiento que los que no lo han recibido no pueden comer con provecho para ellos el pan de vida, y no se convierten en el oro puro. Finalmente, debe presionar y trabajaren nuestra alma sin descanso, sin interrupción, lo mismo que el tiempo trabaja continuamente sobre todos los cuerpos de la naturaleza, para llevarlos a la pureza, a la sencillez y a la actividad viva de sus principios constitutivos. De esta manera, se abre en nosotros una fuente viva, que se nutre y se mantiene  por la vida misma, y con ella llegamos a tener una naturaleza  de  alegrías  que  no  pasan  y que  establecen  en  nosotros  para siempre el reino eterno de lo que es.
Es fácil darse cuenta de que este medicamento no debe confundirse con las tribulaciones terrestres, con los males del cuerpo, con las injusticias que podemos recibir de nuestros semejantes y que tienen a nuestra alma angustiada. Todas estas cosas están o bien para castigo del alma o para su prueba; pero no le dan más que una sabiduría temporal. Además, solamente podemos recibir la vida divina mediante preparaciones de su mismo orden, y el medicamento de que hablamos es esta preparación exclusiva. ¡Dichoso el que persevere hasta el fin, en desearlo y ponerlo a beneficio de los demás todas las veces que tenga la felicidad de sentirlo! Notará con esto que el hombre puede tener cosas tan grandes que decir que no necesita ya ser él quien las diga y que debe esperar que le hagan decirlas o escribirlas.
Pues el rocío que Dios hace que baje al hombre  está compuesto  de acciones completamente vivas, completamente formadas, completamente terminadas, como tantos guerreros armados de pies a cabeza o como tantos médicos  poderosos  que  tienen  en  su  mano  la  ambrosía  o  como  tantos ángeles celestiales que irradian por dentro y por fuera santas y puras luces de  vida.  Y  el  hombre,  destinado  a  ser  el  objeto  y  recipiente  de  tantos beneficios, advierte por su inteligencia, en medio de este rocío sagrado, la mano  suprema  del  Dios  resplandeciente  de  gloria  que  quiere  tomarlo  al término de esta incomparable  munificencia,  pues es cierto que la palabra divina no puede venir a nosotros sin crear a la vez todo un mundo.

Dios mío, yo sé muy bien que eres la vida y que yo no soy digno de que te acerques a mí, que no soy más que vergüenza, miseria e iniquidad. Sé muy bien que tienes la palabra viva, pero las espesas tinieblas de mi materia impiden que hagas que se oigan en los oídos de mi alma Haz. sin embargo, que descienda a mí una gran abundancia de esta palabra, para que su peso pueda contrarrestar la masa de la nada en la que se absorbe todo mi ser y que, el día de tu juicio universal este peso y esta abundancia de tu palabra puedan sacarme del abismo y hacer que me remonte hasta tu santa morada Pon  en  las  diversas  regiones  y facultades  que  me  componen  numerosos obreros  hábiles  y  vigilantes  que  desatoren  los  canales  de  todas  sus inmundicias y rompan hasta la roca viva que se opone a la circulación de las aguas  Entonces  entrará  en  mí  la vida  de  tus  fuentes  puras  y activas  y llenará mis ríos hasta los bordes, entonces crearás un mundo de espíritus en mi pensamiento, un mundo de virtudes en mi corazón y un mundo de poder en mi obra, y es el todopoderoso,  el santificador  universal,  el que mantendrá por sí mismo todos estos mundos en mí y quien los alimentara continuamente con sus propias bendiciones.


Saturday, June 11, 2016

La Masonería Inglesa - La Gran Logia Unida de Inglaterra - Robert Gallatín Mackey

La Hermandad para toda la Humanidad

LA MASONERÍA INGLESA
LA GRAN LOGIA UNIDA DE INGLATERRA


Por Robert Gallatín Mackey
De su Enciclopedia de la Masonería

«Intentaremos volcar en esta página, un eficiente resumen de la historia de la Francmasonería en Inglaterra, de acuerdo con lo que se ha escrito hasta no hace mucho tiempo y que se presume es como generalmente se acepta por la nuestra fraternidad.
No sería justo decir que las modernas y con-temporáneas investigaciones pusieran dudas sobre la autenticidad de muchas de las exposiciones: por ejemplo que fi...la leyenda del Príncipe Edwin ha sido dudada; que el esta-blecimiento de la Gran Logia de York a principios del siglo XVIII ha sido negada; o que la existencia de lo que no es sino la Masonería activa antes del año 1717, haya sido refutada.
Estas cuestiones aun constituyen disputa; pero las tareas de los estudiosos Masónicos, por medio de los cuales los registros y constituciones de la antigüedad fueron exhumadas del Museo Británico y Bibliotecas de las Logias, proporcionan eventualmente los elementos que parecen determinar qué es verdad y qué no lo es. Si tomásemos en cuenta a Anderson y Preston, sabríamos que el primer título concedido como cuerpo en Inglaterra a los Masones, lo fue conferido por el Rey Athelstan, en el 926, y a so-licitud de su hermano el Príncipe Edwin. «De conformidad,» dice la leyenda mencionada primero por Anderson, «...el Príncipe Edwin citó a todos los Masones del reino a congregarse ante él en York, el cual concurrió y formó la Logia General, de la cual era Gran Maestro; y habiendo traído consigo todos los escritos y registros existentes, algunos en Griego, algunos en Latín, otros en Francés y en otros idiomas, de sus contenidos formuló la Asamblea, la Constitución y Preceptos de la Logia Inglesa. La Masonería en Inglaterra data de esta asamblea en York; pues por los estatutos decretados allí provienen las Constituciones Masónicas Inglesas; y del lugar de la junta, el ritual de las Logias Inglesas se designó como el «Rito de York Antiguo.»
Cabe mencionar que por un largo período, la Asamblea de York ejercitó el mando de la ju-risdicción Masónica en toda Inglaterra; pero en 1567, los Masones de la parte Sur de la isla eligieron a Sir Thomas Greshato, dedicado al comercio, como su Gran Maestro. Este fue sucedido por el ilustre arquitecto Iñigo Jones. Por entonces, existieron dos Grandes Maestros en Inglaterra que asumían títulos distintos; el Gran Maestro del Norte se llamaba Gran Maestro de toda Inglaterra, mientras que el que presidía en el Sur se llamaba Gran Maestro de Inglaterra.
A comienzos del siglo XVIII, la Masonería en el Sur de Inglaterra cayó en decadencia. Los disturbios de la revolución que colocó a Guillermo III en el trono, y la efervescencia política que con posterioridad agitó los dos partidos del estado[1], infligieron una herida fatal a la sociedad pacífica, cosa que impedía su éxito.
Sir Christopher Wren, Gran Maestro durante el reinado de la Reina Ana, anciana y enferma, se tornó inactivo. Las asambleas generales de la Gran Logia, cesaron de verificarse desde entonces. En el año 1715, existían en Inglaterra solamente cuatro Logias en el Sur, todas activas y en la ciudad de Londres. Estas cuatro Logias, ansiosas de revivir la prosperidad de la Orden, decidieron unirse ellas misma bajo la dirección del Gran Maestro Sir Christopher Wren, quien poco después falleciera.
No teniendo, hasta ese momento a quien nombrar en su lugar, se resolvió «...reunirse en la Taberna del Manzano, nombrando para presidir al Maestro Masón más antiguo, (siendo Maestro de la Logia.) Se constituyeron formando la Gran Logia, pro tempore, en debida forma, reviviendo desde ese momento la comunicación trimestral de los oficiales de las Logias, (llamada la Gran Logia) resolvieron continuar la asamblea anual y el festín, y entonces eligieron Gran Maestro de entre ellos mismos, mientras tanto no tenían el honor de disfrutar lecciones de un noble hermano como su superior.»
Sucedió que el día de San Juan Bautista del 1717, se llevó a cabo la Asamblea Anual y el Festín, y el Sr. Antonio Sayer se propuso debidamente y fue elegido Gran Maestro. La Gran Logia adoptó, entre sus reglamentos, el siguiente: «...que el privilegio de reunirse como Masones, el cual había sido hasta entonces ilimitado, debía revestirse de cierta autoridad ante las Logias o asambleas de Masones convocadas en ciertos lugares; y que cada Logia convocada en lo sucesivo, excepto las cuatro Logias antiguas que existían entonces, debían ser legalmente autorizadas para obrar con el poder del Gran Maestro, en cuyo tiempo, concebían a ciertos individuos por petición, con el consentimiento y aprobación de la Gran Logia en comunicación, y que, sin dicho poder, ninguna Logia en lo sucesivo debía considerarse como regular o constitucional.»
En cumplimiento de lo cual a las cuatro Logias antiguas les fueron reservados particularmente, los privilegios que habían poseído siempre bajo la organización antigua. Además, se decretó que «...ninguna ley, regla, o reglamento, que se expidiese desde ese momento o pasase ante la Logia, podría privarlos de tales privilegios, o usurpar cualquiera señal que se hubiese establecido en esa época como reglamentaria del gobierno Masónico.» Las Grandes Logias de York y de Londres conservaron una relación amistosa, e inter-cambio mutuo de reconocimiento, hasta que este último cuerpo, en 1725, concedió poder de constitución a algunos Masones que habían separándose de la primera.
Este acto anti-Masónico fue reprobado severamente por la Gran Logia de York, y produjo la primera interrupción de la armonía que por largo tiempo había subsistido entre ellos. Además de esto, algunos años más tarde, su-cedió otro acto injustificable de intromisión.
En 1735, el Conde de Crawford, Gran Maestro de Inglaterra, constituyó dos Logias dentro de la jurisdicción de la Gran Logia de York, y con-cedió, sin su consentimiento, diputaciones para Lancashire, Durham y Northumberland. «Esta circunstancia,» dice Preston, (lllust. p. 184) «Dejó a la Gran Logia de York altamente re-sentida, observó desde entonces los procedimientos de los hermanos en el Sur con ojo desconfiado. Toda relación amistosa cesó, y dichos Masones, desde ese momento, consideraron sus intereses distintos de los Masones que se encontraban bajo la Gran Logia de Londres.»
Tres años después, en 1738, varios hermanos descontentos con la conducta de la Gran Logia de Inglaterra, se desunieron de ella, y celebraron sin autorización ninguna asamblea, con el propósito de la iniciación. Aprovechándose de la desavenencia entre las Grandes Logias de York y las de Londres, asumieron el carácter de Masones de York. Y al determinar la Gran Logia la ejecución estricta de sus leyes contra tales disidentes, no obstante esto, se separaron de su jurisdicción, y asumieron el apelativo de «Masones Antiguos de York.» Anunciaron que las señales antiguas sólo ellos las conservaban; y, declararon que las Logias regulares habían adoptado nuevos planes, y sancionado innovaciones, designándolas con el nombre de «Masones Modernos.»
En 1739, establecieron una nueva Gran Logia en Londres, bajo el nombre de «Gran Logia de los Masones Antiguos de York,» y perseveran-do en las medidas que habían adoptado, celebraron comunicaciones y establecieron fies-tas anuales. Pronto fueron reconocidos por los Masones de Escocia e Irlanda, fueron estimulados y protegidos por muchos de la nobleza. Las dos grandes Logias continuaron existiendo, y obrando en oposición una de otra, ex-tendieron sus planes y cismas en otros países, especialmente en América, hasta el año 1813, cuando, bajo la Gran Dominación del Duque de Sussex, fueron unidas bajo el título de Gran Logia Unida de Inglaterra.
Tal es la historia de la Francmasonería en Inglaterra sin interrupción, como la creían todos los Masones y escritores Masónicos durante más de siglo y medio. Las investigaciones recientes han hecho surgir grandes dudas sobre su exactitud. Hasta el año 1717, los detalles son tradicionales, o sostenidos únicamente por manuscritos cuya autenticidad aún no ha sido probada satisfactoriamente.
Mucha de la historia es incierta; algo de ella, especialmente al referirse a York, se estima apócrifo por Hughan y otros escritores laboriosos. Sin embargo como tradición hereditaria de la Orden, no puede desecharse del todo sin cometer una injusticia; pero sí debía de aceptarse con muchas reservas, hasta que las investigaciones profundas de los anticuarios Masónicos, que prosiguen activamente en Inglaterra sus labores actuales, deben conducirnos hacia una terminación satisfactoria.
Las investigaciones de este asunto importan-te debían de conducirse con imparcial criterio, y con ardiente deseo de encontrar la verdad, y no sostener una teoría.
«La leyenda» puede no ser verdad; pero si ha sido aceptada durante largo tiempo y venera-da como una verdad, no debería ser rehusada hasta que exista evidencia incontestable de su falsedad.
En censuras de esta naturaleza, deberíamos recordar la advertencia de un metafísico eminente que dice «la mano que no puede construir una choza, puede destruir un palacio.»
Pues hasta hoy, las investigaciones de estos interrogatorios acerca de la historia primitiva de la Francmasonería Inglesa, de las cuales el Hermano Hughan, o Cronwell puede con justicia considerarse como el jefe supremo (sic), han sido conducidas generalmente, con la sinceridad más limpia y el conocimiento más laborioso.



Robert Gallatín Mackey, 33º




[1] Observamos con mucha atención que Robert Gallatín Mackey ignora en ese párrafo a Oliverio Cromwell y la República Inglesa.