Friday, January 17, 2014

Rev. Emmet Fox

Rev. Emmet Fox

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Emmet Fox nació el 30 de julio de 1886 en Irlanda, en una familia de larga tradición católica. Su padre, que fue médico, falleció cuando el pequeño Emmet tenía nueve años de edad.

Algunos afirman que desde temprana edad, Fox manifestó un cierto poder curativo. Según estas versiones, a la edad de seis años, Fox habría curado a su propia madre y, en otra ocasión posterior, a su hermana enferma. Esta capacidad curativa habría sido entendida por Fox no como un don especial suyo, sino como una capacidad que provenía de un poder que toda persona poseía

Durante su adolescencia, Fox empezó a sentir ciertas divergencias con las enseñanzas del catolicismo romano. Se afirma que este fue un proceso gradual, como parte de su búsqueda por investigar el fenómeno de la sanación por medio de la mente y de la oración. A los dieciocho años de edad, empezó a estudiar seriamente, y por cuenta propia, las posibles respuestas a la explicación de este fenómeno. Así, empezó a leer y a estudiar las enseñanzas de movimientos tales como la Metafísica Práctica, la Nueva Psicología y la Ciencia Divina.

Fox fue educado en Inglaterra, en donde llegó a graduarse como Ingeniero Eléctrico, luego de cursar estudios en Stamford Hill, una facultad de la Orden Jesuita cercana a Londres.

Su interés por la filosofía del Nuevo Pensamiento, lo impulsó a tomar contacto con las actividades de este movimiento. Conoció personalmente al juez inglés Thomas Troward, uno de los precursores de esta filosofía. En 1914, Fox asistió a la reunión que organizara en Londres la Alianza Internacional del Nuevo Pensamiento. En 1928 ofreció su primera conferencia sobre el Nuevo Pensamiento, en el Mortimer Hall, en la capital inglesa.

Luego de estas experiencias, viajó hacia los Estados Unidos. Allí, fue ordenado como Ministro de la Ciencia Divina por la Rev. Nona Brooks. En 1931 fue seleccionado para ser el sucesor del Rev. W. John Murray, en la conducción de la Primera Iglesia de la Ciencia Divina de Nueva York, también conocida como Iglesia del Cristo Sanador de Nueva York. De esta manera, el Rev. Emmet Fox dio inicio a un ministerio que duró veinte años y que se hizo inmensamente popular en los Estados Unidos, proyectándose a todo el mundo a través de sus escritos.

Las conferencias y sermones del Rev. Emmet Fox convocaban a grandes multitudes. Más de cinco mil personas acudían a sus conferencias matutinas de los domingos en el Hippodrome Theatre, en el Manhattan Opera House o en el Carnegie Hall. Sus sermones, llenos de sencillas pero profundas reflexiones, nunca duraban más de veinte minutos. Él le hablaba a la gente sobre Dios en términos personales e íntimos, animándolos a descubrir y desarrollar su propio poder creativo y a relacionarse con Dios para la solución de sus problemas cotidianos: "Este poder es la verdadera fuente de todas las cosas que existen. Sólo necesita fluir dentro de tu propio ser y transformarte en salud, en verdadera prosperidad, en inspiración o en cualquier cosa que puedas necesitar. El poder está allí. Está presente en todas partes. No le pertenece a nadie en particular, porque le pertenece a todos. Está siempre aguardando, a todo momento, para que los hombres y mujeres lo convoquen y lo usen, no solamente en las crisis sino en cada problema, aunque sea pequeño, de tu vida diaria".

Con su talento para hablar y escribir con dinamismo y claridad, el Rev. Fox señalaba: "Tarde o temprano tendrás que poner primero a Dios en tu vida, Dios se convertirá en lo único que realmente importa. No necesita ser lo único en tu vida, sino lo primero (...) cuando esto ocurre, tu vida se hace más simple, más rica e infinitamente más provechosa".

Uno de los puntos centrales en las enseñanzas del Rev. Fox era que el Amor y el Perdón son las claves para la transformación personal: "El Amor es, de lejos, lo más importante de todas las cosas. Es la Puerta de Oro del Paraíso. Orar por el entendimiento del amor y meditar diariamente sobre ello (...) es lo que despeja al miedo. Es lo que satisface a la Ley. Cubre a una multitud de pecados. El Amor es absolutamente invencible".

El Rev. Fox señalaba que el perdón era una parte integral de lo que él llamaba el Sendero del Amor: "el cual está abierto a todos, en toda circunstancia y sobre el cual puedes caminar a cualquier momento, en este momento si lo deseas. (...) Este sendero no te llama a trabajar en una onerosa investigación, porque es en tu propia vida diaria, en tus ordinarios acontecimientos diarios, donde se encuentra tu experimentación. No necesita de ninguna referencia de libros, ni de entrenamiento profesional, ni de ningún aparato externo de ninguna clase. Todo lo que se necesita es que empieces a desechar, firmemente, de tu mentalidad a todo pensamiento de condena personal (debes condenar a la acción incorrecta, pero no a quien la comete), a los resentimientos por viejas injurias y a cada cosa que sea contraria a la ley del Amor. No debes permitirte odiar a ninguna persona, ni grupo ni a nadie. Mediante el diario ejercicio de la fe, debes construir la verdadera conciencia del Amor y, entonces, el resto del desarrollo espiritual lo seguirá. El amor te curará. Que el Amor te ilumine".

Las enseñanzas del Rev. Fox ejercieron una gran influencia en la entonces naciente organización de los "Alcohólicos Anónimos" (AA. AA.). La secretaria del Rev. Fox era la madre de un hombre llamado "Al", quien fue uno de los primeros alcohólicos recuperados. "Al" trabajaba muy cercanamente con Bill Wilson, uno de los co-fundadores de AA. AA. Mediante esta conexión, los grupos de AA. AA. empezaron a acudir a las charlas ofrecidas por el Rev. Fox y a leer algunos de sus textos, especialmente el libro "El Sermón de la Montaña", que se convirtió en uno de los libros cuya lectura era recomendada para el proceso de recuperación.

Ciertos conceptos del Rev. Fox, como el de vivir "un día a la vez", el que cada persona es responsable por sus propios pensamientos y la necesidad de librarse de los resentimientos, encajaban perfectamente con la filosofía de recuperación de los AA. AA. El Rev. Fox enfatizaba que una de las reglas más importantes para el crecimiento personal, era el vivir en el presente: "Vive el hoy y no te permitas vivir en el pasado, bajo ningún pretexto. Vivir en el pasado significa pensar en las cosas que ocurrieron, reviviendo los hechos, especialmente si lo haces con sentimiento (...) entrénate a ti mismo para ser un hombre o una mujer que vive un día a la vez. Te sorprenderás al ver cómo las condiciones cambian rápidamente cuando te acercas a este ideal".

El Rev. Emmet Fox escribió varios libros y folletos que alcanzaron fama mundial. Sus obras fueron y aún son muy populares hoy en día. Se calcula que, en todo el mundo, 10 millones de personas han leído alguno de sus escritos. En la actualidad, muchas de sus obras son encontradas no solamente en librerías comunes sino también en librerías religiosas, ya que sus textos son ampliamente leídos por ministros de diversas denominaciones religiosas.

El Rev. Emmet Fox hizo su transición en París, Francia, el 13 de agosto de 1951. Su gran amigo, el Rev. Herman Wolhron, quien con su esposa Blanche estuvieron presentes en el momento de su transición, lo sucedió en la conducción de la Primera Iglesia de la Ciencia Divina de Nueva York.