Sunday, April 12, 2015

Introducción al Martinismo


Introducción al Martinismo

Papus dijo de la Orden Martinista: "Es una sociedad mística. Como sociedad, el Martinismo es la unión de las fuerzas invisibles evocadas por la búsqueda de la Verdad. La Orden Martinista es un centro activo de difusión iniciática. Su objetivo es propagar rápidamente y de una manera amplía las enseñanzas de lo oculto y las líneas de la tradición occidental y cristiana. La sociedad Martinista tiene como primer principio:

  • Respetar la libertad humana
  • Aceptar en su seno a hombres y mujeres.
  • Ser cristiano.

El Martinista defiende la acción de Cristo..." Las diversas Ordenes Martinistas, que hoy existen, tienen su origen en la Orden de los Elus Cohen y de diversos personajes del pasado y modernos que han jalonado y construido su historia. Así pues, es interesante e importante presentar esta tradición, su origen, su rol, su filosofía, así como lo esencial de sus ritos. No se trata de una obra más dentro de la historia del Martinismo.
La Antigua Orden Martinista, es una corriente dentro de las diversas Ordenes Martinistas que quiere revitalizar el Martinismo del pasado sin dudar del contemporáneo si no se mantiene anclado en tal o cual dogma necesariamente reduccionista. Efectivamente, puede ser para algunos un medio de imponer una visión del cristianismo muy personal, mientras que para otros la dimensión caballeresca o teúrgica será la predominante. La búsqueda de las raíces podrá conducir a la magia de los Elus Cohens, así como a la simplicidad, la sobriedad y la libertad. De este modo, aquél que quiera aproximarse a esta tradición y avanzar hacia sus misterios y ritos, debe adherirse a la sensibilidad que se desea encontrar allí. De centenares de personas que pasan el portal de esta tradición, pocas quedarán después de algunos años. Menos numerosos son aquellos que lograrán penetrar en el corazón, de aquello que se ha venido en llamar el esoterismo cristiano.
En consecuencia, hay detrás de cada cuál una llamada, una fuerza que dirige a cada uno misteriosamente hacia estos portales. Todos aquellos que se han aproximado a esta tradición han sentido este deseo, esta fraternidad que les permitiría profundizar aquello que ellos habían abordado individualmente y, con frecuencia, intelectualmente en los libros.
La perspectiva de un intercambio productivo, la atracción del rito y el valor que aun hoy en día tiene, hace que sean numerosas las personas que se afilian después de haber pasado por diversas órdenes. Más allá de esta aparente diversidad, la experiencia cotidiana demuestra la permanencia de un pensamiento y de un carácter Martinista independientes de las estructuras visibles capaces de hacer germinar en cada uno, aquello que denominamos "la llamada" o "el deseo de la búsqueda". Para la Orden Martinista la fraternidad no es una finalidad, es la consecuencia de su caminar místico.
La tradición Martinista es algo más que un rompecabezas de diferentes corrientes, de las cuáles nos podría faltar un trozo; es la presencia sobre nosotros de un pensamiento, de una egrégora que sintetiza una comunión de espíritu y de símbolos entre diferentes personas. Es partiendo de esta certificación que nosotros hemos podido describir esta corriente occidental evitando extraviarnos en una historia estéril o en una parcialidad reductora. En efecto, existe un objetivo Martinista trascendiendo a los seres que han constituido su historia. Se trata de la defensa y del servicio invisible del esoterismo cristiano.


RETROSPECTIVA HISTÓRICA DEL Martinismo


De todas las Ordenes Masónica Iluministas que florecieron en Francia, durante el siglo XVIII, ninguna tiene influencia comparable a aquella que entró a la historia con el nombre de Martinismo. El surgimiento de esta Organización coincidió con la llegada de Joachim Martínez Pasqually. Martínez Pasqually, pasó su vida enseñando en las Logias bajo la forma de un rito masónico elevado, un sistema religioso al cual dio el nombre de Elus Cohen o Sacerdotes Elegidos (Cohen en hebreo significa Sacerdote). Solamente aquellos masones de grado de Elus eran admitidos en los Elus Cohen. Martínez viajó, de manera misteriosa, por varias partes de Francia, sobre todo por el sur y sudoeste de ese país. Propagando su doctrina, consiguió adeptos en las Logias de Marsella, Avignon, Montpellier, Narbonne, Foix e Touluse. Finalmente, en 1762 se establece en Bordeaux. En Bourdeaux, Martínez ingresa en la Logia La Francesa, que era la única de las cuatro logias simbólicas activas en la ciudad en aquel tiempo. Martínez se empeñó en revivir el entusiasmo de los masones de Bordeaux asegurando la cooperación de varios de ellos, escribió para la Gran Logia de Francia en 1763: "Instituí un templo en Bourdeaux para la Gloria del Gran Arquitecto, incluyendo las cinco órdenes perfectas que administro bajo la constitución de Charles Stuart, rey de Escocia, Irlanda e Inglaterra, Gran Maestro de todas las logias regulares esparcidas sobre la superficie de la tierra, y que están hoy bajo la protección de George William, rey de Gran Bretaña, y bajo la Gran Logia denominada..." . En 1770 el Rito de los Elus Cohens contaba con templos en Bordeaux, Montpellier, Avignon, Foix, Libourne, La Rochelle, Versailles, Metz y París.
Otro templo estaba presto a abrirse en Lyon, gracias a los esfuerzos del Hermano Willermoz que sería la figura más activa e importante del rito de Martínez. Martínez no dejó un trabajo escrito completo referente a sus enseñanzas, no obstante se encontraron diversas textos incompletos que son parte de sus enseñanzas referidas a un sistema de pensamiento filosófico, esencialmente una Gnosis Cristiana, que se basan principalmente en los principios doctrinales del trabajo llamado, "El Tratado de la Reintegración de los Seres a sus originales virtudes, poderes y cualidades". Este trabajo da una interpretación particular de la Creación, de la Jerarquía de Seres, de la Caída del Hombre y de la manera que tiene el Hombre para recobrar su estado original y restablecer sus privilegios.
Martínez de Pasqually considera que el Hombre está en el exilio en esta existencia terrenal privado de todos sus verdaderos poderes. Por consiguiente, el objetivo principal del hombre debe ser trabajar para ser restaurado a la condición original. Esto puede lograrse siguiendo ciertas técnicas. Martínez de Pascualy afirmaba que en cada ser humano había algo divino adormecido y que era preciso revivir. Según Martínez esta centella divina podría ser inflamada al punto de ser liberados del materialismo. Sobre tales condiciones el hombre es capaz de adquirir poderes, los cuales le permitirán "comunicarse con seres invisibles, llamados por la Iglesia Ángeles y obtener no sólo una santidad personal, sino también la santidad de todos los discípulos de buena voluntad". Transformar al hombre de esta forma sería regenerarlo y reintegrarlo gradualmente a su estado original; sería capacitarlo a alcanzar aquel estado perfecto que cada individuo y sociedad debería buscar. Esta doctrina tuvo un sorprendente suceso en la Gran Logia de Francia, luego comprendió que como resultado de todos los ritos místicos ocurrió una gran adhesión de miembros y se hacía necesario preservar con mucho cuidado y secreto las tareas misteriosas.
Entre los discípulos de Martínez se encontraba el "Filósofo Desconocido", Louis Claude de Saint-Martín. Saint-Martín serbia como teniente en el Regimiento de Foix cuando oyó hablar de Martínez de Pasqually y del Rito de los Elus Cohen. Después de retirarse el ejército, se dirigió a Bordeaux donde fue iniciado en los grados de Cohens por el hermano de Balzac. Saint-Martín era de naturaleza cortes, modelada por una intensa actividad intelectual. A los pocos años se retiró de las prácticas activas de los Elus Cohen., dedicándose únicamente al estudio del misticismo y espiritualismo. Ya en París, se vio obligado formar una especie de grupo, puramente espiritual donde se excluían las ceremonias ritualísticas de Magia.
Hasta la Revolución Francesa, Saint-Martín alternaba entre las orientaciones a sus discípulos y los viajes al exterior donde estableció contacto con Jacob Boheme un "Iluminato" Saint Martín encontró en los escritos de Jacobo Boheme lo que él buscaba, la Vía Interior o Vía Cardíaca. En 1803 muere Saint Martín dejando varios adeptos en diferentes países de Europa. Después de su muerte los discípulos de Saint-Martín esparcieron la doctrina del Filósofo Desconocido en Francia, Alemania, Dinamarca entre otros países. Fue a través de ellos que en 1880 un ocultista parisino, llamado Dr. Gerard Encause (Papus) tomó conocimiento de la doctrina de Saint-Martín y decidió continuar las enseñanzas. Con ese objetivo, fundó en 1884 un Orden Mística que llamó Orden Martinista que conserva la línea tradicional que estableciera el Filósofo Desconocido y que llega a nuestros días.
Orden iniciática y esotérica El Martinismo es hoy en día aquello que se denomina una Orden iniciática y esotérica. Esto significa que las reuniones no son accesibles a aquellos que no han sido iniciados. Sabemos que existen múltiples formas de transmitir los conocimientos: por escrito, oralmente, etc. La iniciación tiene por objetivo transmitir un conocimiento con la ayuda de ritos compuestos de símbolos, de palabras, gestos que despiertan el inconsciente y causan una transformación que el iniciado deberá proseguir. Despertando las emociones, la psique más profunda, la iniciación transforma y transmite realmente un contenido oculto que el iniciado tardará algún tiempo en descubrir. Es una semilla que ha sido sembrada y que germinará si ha sido depositada en una buena tierra y ha sido mantenida durante el suficiente tiempo. Tal transmisión no podría hacerse intelectualmente, porque entonces se dirigiría a una facultad que no corresponde a la dimensión psíquica ligada a lo sagrado. De una forma implícita la iniciación nos dice que el inconsciente, lo imaginario, hacia donde van dirigidos los ritos, no es otra cosa que el sentimiento de sacralidad. Es, entonces, fácil de comprender tales ritos iniciáticos que han existido desde milenios. Fueron utilizados en las diferentes religiones y culturas para transmitir los conocimientos secretos y sagrados. El mundo ha caído y el hombre debe reconciliarse con el creador para poder reintegrarse al plan divino. Importa poco desarrollar los detalles de la doctrina. Es suficiente saber que debemos, con nuestros esfuerzos individuales, redimirnos y reencontrar el camino del Creador.


EL TRABAJO MARTINISTA


Un grupo Martinista se reúne una o dos veces al mes. La Apertura y la Clausura ritual de la reunión son conducidas por el responsable, asistido en ciertos ritos por algunos hermanos o hermanas, cumpliendo funciones simplemente simbólicas. Durante el periodo de trabajo, propiamente dicho, diversas posibilidades son ofrecidas que difieren según las órdenes o grupos. Unos textos propios de la Orden pueden ser leídos y comentados, algunos trabajos hechos por los miembros pueden ser leídos y discutidos en común, con algunos períodos de plegarias y meditaciones, equilibrando así la dimensión teórica y mística propia de esta corriente. Las investigaciones de los miembros, leídas durante los trabajos de grupo, tienen por objetivo permitir un trabajo y una reflexión individual sobre algún motivo simbólico particular o sobre alguna cuestión que es objeto de las preocupaciones de los participantes.
No obstante no creemos que sea suficiente asistir a los rituales de las reuniones Martinistas para avanzar realmente en la vía. El trabajo individual es una necesidad para aquél que no desea depender únicamente del grupo al que pertenece. El Martinismo y la Iglesia Gnóstica Desde los inicios del Martinismo de Papus, la noción de Iglesia oculta e invisible se ha convertido en uno de los aspectos de esta tradición. No se trata de confundir los ritos, la iniciación y la tradición Martinista con aquellos de una Iglesia cualquiera. Pero debemos remarcar que los responsables de las órdenes Martinistas recibían, generalmente, una consagración episcopal válida según varias líneas de sucesión apostólica, como aquella de la Iglesia llamada Gnóstica, fundada por Jules Doinel en 1892.
Ella fue estructurado en gran parte por Jules Doinel y por Johannes Bricaud, que fue el Obispo Prior, al mismo tiempo que responsable de la Orden Martinista de la época. Según un texto de presentación de esta Iglesia, "el gnosticismo es una doctrina filosófica y tradicional, tan antigua como la humanidad; una moral, un culto, que son una religión universal.
Enseñada y practicada en todos los misterios de la antigüedad y en muchas sociedades secretas u ocultas de la Edad Media y de los tiempos modernos, [... ] tiene por objetivo restituir a la humanidad su unidad religiosa primitiva, rechazando los errores religiosos surgidos de las diferentes religiones, y de trabajar por el perfeccionamiento intelectual, moral y social. El gnosticismo no pretende imponerse a las conciencias, ni por la fuerza del poder civil o militar, ni por vanas amenazas de castigos post-mortem, ni por falaces promesas de recompensas futuras. Basado, de una parte, sobre la tradición universal y no solamente sobre la tradición Hebrea de la Biblia y, por otra parte, sobre la filosofía y la ciencia moderna, sus verdades no se presentan como objeto de fe, sino como objetos de demostración, filosófica y científica; no se clama más que a la razón, que es la misma para todos los hombres. Se admite, entonces, la libertad absoluta de conciencia y de examen en cada uno de todos los hombres que son capaces y exige de sus miembros la tolerancia para todos aquellos que no piensan como ellos." Precisamos, para terminar, que si bien este aspecto sacerdotal es muy importante en la vía Martinista, se funda sobre aquello que se ha acostumbrado en llamar la Iglesia invisible, que no debe ser confundida con las estructuras exteriores y temporales.

Fuente: http://eruizf.com/martinismo/martinista01.html

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